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Navidad es hacer algo más para alguien

En una comida de trabajo navideña se comentaba la pérdida generalizada de valores. Los valores se pierden con la ausencia de práctica religiosa, espiritual o de otro tipo que los encarne a nivel comunitario. La Navidad es una ocasión para ahondar en los valores propios a través de la tradición cristiana. En el artículo anterior exploraba la generosidad, la sencillez y la gratitud. En este artículo sigo con la solidaridad, la paz y la confianza.

SOLIDARIDAD

La solidaridad es la capacidad de adherirse a una causa común, más allá de aquello que nos atañe directamente a nosotros o a nuestro clan familiar y de amigos. En la Navidad fueron solidarios los Reyes Magos, iniciando un largo viaje desde sus lejanas tierras y también los pastores. De modo que la solidaridad la encarnan tanto personas ricas como pobres. Es fácil decirse, yo aquí no puedo aportar nada. Sin embargo, la solidaridad nos hace ver que cuando somos capaces de ponernos en el sitio del otro y empatizar con su situación, nuestra presencia y apoyo moral marcan la diferencia.

(Gareth Harper, UNSPLASH)

PAZ

Jesús nace en medio de paz, trae paz, es un símbolo de paz. La paz de la que derivan todas las paces y que está en nuestras manos es la paz interior. La paz interior puede ser alterada por muchos factores. El budismo apunta a cinco frenos a la paz mental: deseo sensual, ira, pereza, inquietud y duda. Cada uno de estos frenos dinamita nuestra paz interior con sus destructivas consecuencias. Familiarizarnos con los frenos que más nos dominan es una forma de practicar la paz interior y llevarla a nuestro entorno.

CONFIANZA

En la Navidad, en el momento de mayor oscuridad llega la luz. La confianza es la convicción profunda que no importa lo que nos llegue en la vida, tenemos los recursos para recibirlo y gestionarlo para bien. La confianza consiste en aceptar lo que hay sabiendo que en cualquier caso es pasajero y que, aunque a veces cueste verlo, la vida está de nuestro lado.

La confianza no es algo que se tiene o no, sino que es una práctica a renovar. Una forma de hacerlo es construir una visión positiva de nuestras vidas, y traerla a la consciencia una y otra vez. Es la práctica de la oración.

Para Charles M. Schulz, el dibujante estadounidense, la “Navidad es hacer algo más para alguien.”. La práctica de la generosidad, la sencillez, la gratitud, la solidaridad, la paz y la confianza nos pone en camino para lograrlo.

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El regalo que el miedo esconde

Una vez un hombre caminaba de noche por un sendero. De pronto vio una serpiente enroscada y decidió dar media vuelta. A la mañana siguiente, al volver al mismo camino descubrió que en realidad la serpiente no era tal, sino una cuerda enroscada. Esta parábola de la filosofía Vedanta ilustra cuán errada puede ser nuestra percepción y en consecuencia nuestras acciones.

Esta semana ha sido una semana de miedos grandes, en relación a temas personales y colectivos. El miedo me contrae y me hace respirar de forma superficial. El transcurrir del momento cobra matices de película de suspense, mientras a mi alrededor se arman desesperadas tramas.

Aunque hace unos años, dando por reales mis interpretaciones, habría pasado a la acción de inmediato, en esta ocasión pude enfocarme en la historia que contaban mis miedos. Respirar hondo, no hacer nada aparte de descansar en la incertidumbre, y pedir lo contrario a la historia del miedo a través de la oración.

(Michael Dziedzic, UNSPLASH)

Mientras que el miedo susurraba todo aquello que no quería que pasara, es decir una visión terrible, era precisamente esa visión la que me informaba de lo que realmente quería. Aquello que nos da miedo que ocurra si le damos la vuelta, nos informa de aquello que deseamos, de nuestros sueños.

Es entonces cuando miedo, visión y oración se encuentran. El miedo informa de lo que tiene valor, la visión es la realidad positiva al otro lado de la proyectada por el miedo y la oración consiste en centrarse en esa visión, una y otra vez, generando así las condiciones para darle vida.

A los pocos días descubrí que uno de mis miedos no era una serpiente, sino una cuerda enroscada. Mi cuerpo se deshinchó como un balón. Me sentí un poco ridícula por el agudo sesgo de mis percepciones y también agradecida por el regalo que esconde el miedo: una visión a cultivar.

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Cómo afrontar el nuevo curso en 4 pasos

Termina el verano y empieza un nuevo curso. Como en cualquier transición vital, tenemos la oportunidad de revisar nuestras prioridades y realinearnos con lo que nos da sentido. Las transiciones se caracterizan porque algo muere y algo nuevo emerge. Para atravesar cualquier transición con gracia te invito a considerar lo siguiente:

1- BENDECIR Y SOLTAR

El verano ha sido lo que ha sido. Algunas cosas han ido bien, otras desastrosamente, algunas sin hacerse notar. Una forma pasar página con gracia consiste en bendecir. Bendecir se trata de mirar con apreciación todo lo que ha sido, aceptándolo, dándolo por bueno, incluidos errores, meteduras de pata y confusiones. Sin bendecir no es posible soltar, ya que la crítica y la negatividad nos mantienen atados al pasado.

2- NO SABER

Si algo caracteriza las transiciones es el no saber. La vida siempre es diferente y aunque pisemos terreno conocido el paso de un periodo a otro se caracteriza por la incertidumbre. En esta fase puede que nos sintamos desorientados, sin estar muy seguros de hacia donde ir, ni cómo actuar. Esta desorientación, lejos de ser un impedimento, es una invitación a abrirse y a escuchar, parafraseando a Parker Palmer, lo que la vida quiere de ti.

(PEXELS)

3- ESCUCHA DESDE LA APERTURA

Como en todo, hay mil formas de escuchar. Puedes escuchar desde la razón que todo lo sabe y que proyecta sus juicios aprisionando al futuro. Puedes escuchar desde el cinismo, cerrando tu corazón a cualquier información que provenga de este canal. Puedes escuchar desde el miedo, centrándote en todo aquello que no quieres que ocurra. Ninguno de estos modos de escuchar te convienen, pues están condenados a repetir patrones del pasado.

La escucha a la que te invito necesita quietud interior para – usando el marco de Teoría U – abrir la mente, el corazón y la voluntad. Esta apertura es la que te permite escuchar a tu yo superior, a la vida o a Dios – según tu referente no egoico o trascendental.

4- TOMA NOTA Y CÉNTRATE EN EL PRÓXIMO PASO

Una vez empiecen a llegar respuestas, toma nota. Considera lo inmediato, las orientaciones a medio plazo y el propósito del curso. Entonces, céntrate en lo inmediato. Nuestra vida se teje en el día a día. Si te ocupas del día, te estarás ocupando de tu vida entera y el futuro tomará cargo de sí mismo.

 

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Por qué al lidiar con tus sueños, la pregunta ¿me compensa? está fuera de lugar

Hoy en una sesión de coaching a Maya, pintora y diseñadora gráfica a principios de la treintena, comentábamos su visión de vida. Este ejercicio empieza por una meditación guiada en sesión, en la que la persona viaja con la imaginación a su futuro a pocos años vista. Después plasma lo visto en una hoja a través de imágenes o dibujos.

Saber visionar y sostener una visión propia es fundamental, porque como decía Walt Disney, “si lo puedes soñar, lo puedes crear”. Y también, si no lo puedes soñar, difícilmente lo crearás o vendrá a ti, como constato desde hace años en mi práctica de coaching. Esto es así porque aquello en lo que nos enfocamos modela nuestra percepción y determina aquello que recibe nuestra atención – la poderosa mecha que cataliza el futuro.

Maya podía imaginar una nueva residencia delicadamente decorada. Podía imaginar una profesión floreciente. Podía imaginar su arte conmoviendo a miles de personas. No obstante, aunque afirmaba quererlo, no lograba verse con hijos y una pareja.

Según mi experiencia de coach, y como expresaba Rilke1 el futuro ha de entrar en nosotros mucho antes de que suceda. Cuando esto no es posible, existe un bloqueo. Cuando le pregunté a Maya porqué no podía imaginarse con pareja e hijos me dijo, “bueno lo de la pareja,… es un fastidio ponerme a buscar, paso de Tinder… Y pensándolo bien, aunque no me veo como madre soltera, no sé si me compensa todo el esfuerzo de tener pareja.” ¡Bingo! Dimos con el bloqueo: No sabía si le compensaba tener pareja.

Pantalla con números

(Tyler Easton, UNSPLASH)

¿De dónde había salido aquella pregunta? De ella, claro, y también de la cultura en la que nadamos. Esa que afirma que todo, absolutamente todo tiene que compensarnos. Vivimos en una sociedad materialista y economicista. Parece que nada tiene valor por sí mismo a no ser que nos rinda. Tal vez por eso nos pasamos más tiempo negociando con la realidad que viviendo. Pues bien, hay cosas que simplemente no rinden. ¿Cuánto rinde tener hijos? ¿Lo medirás en función de las notas que saquen? ¿Cuánto rinde tener una pareja? ¿Lo medirás en función de cuánto sexo tengas? ¿Cuánto rinde ser honesto y tener la conciencia tranquila? ¿Lo medirás según lo bien que duermas por las noches? ¿Cuánto rinde cultivar una amistad?

Para algunas cosas, aunque ahora no consigo dar con ninguna, la pregunta ¿me compensa? tendrá sentido. Para muchas otras, y en concreto para tus sueños, olvídate de ella. Plantéate en su lugar: ¿Lo quiero de verdad? ¿Es bueno para mi y para el mundo? ¿Estoy dispuesto a comprometerme con ello? Si con tu vida, eres capaz de responder “sí” a estas tres preguntas, darás un paso gigante hacia tus sueños.

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(1) Cartas a un joven poeta. Rainer Maria Rilke

Tu jefe te pide ser más proactivo: ¿buena idea o chorrada de turno?


 

«¿Eres reactivo o proactivo? Este es el tema del programa de radio del Ofici de Viure – un referente en temas de crecimiento personal en Cataluña –en el que participé hace un par de días. En el post anterior exploré la reactividad. Hoy sigo explorando la segunda mitad de la ecuación: la proactividad.

Imaginemos que tu jefe te pide que seas más proactivo y no tienes ni idea de por donde empezar. La proactividad se define como la capacidad de anticiparse a las circunstancias, tener iniciativa y orientarse al cambio.

HACIA DÓNDE

Mientras que la reactividad se enfoca más en lo que no quieres, la proactividad se centra en aquello que quieres. La proactividad se anticipa al futuro de la única forma posible: creándolo.

Para poder ser proactivo, lo fundamental es saber hacia donde vas. En qué te enfocas. En el caso de tu jefe, entender cuál es el objetivo común: ¿se trata conseguir más clientes, abrir un nuevo mercado, mejorar la calidad o entregar los pedidos con menos tiempo?

En mi práctica de coaching constato una y otra vez lo común que es para los humanos no saber lo que queremos. No saber lo que se quiere es la receta perfecta para no tener foco, y perderte en la desgana, desapego, depresión,…o simplemente cuando vengan mal dadas.

PRACTICAR EL DESEAR

Tal vez te hayas frustrado muchas veces, en lo personal o en lo profesional. Si este es tu caso, dejar de querer, dejar de desear no es nunca la respuesta. Cuando tomas esta actitud es como si te encontraras el genio de la lámpara cada día y no supieras que deseo pedirle y portanto acabas desperdiciando la ocasión.

En cambio cuando sabes lo que quieres, puedes empezar preparar el terreno para que suceda. Tal vez quieras un montón de cosas, y no sabes cómo ordenar las prioridades.

LA EMOCIÓN COMO GUÍA

Imáginate que consigues aquello que quieres. ¿Cómo te sientes? ¿Te hará contento conseguirlo? ¿Será bueno para la organización, tus compañeros, los clientes, la sociedad en general? Deja que tus emociones te guíen, ellas son el marcador de si lo que quieres tiene energía, o no, y te ayudarán a ordenar prioridades de forma orgánica.

SIMPLICIDAD

¿Qué te gustaría crear y qué iniciativas puedes tomar al respecto? Puede ser algo tan sencillo como me gustaría ver la cocina de la oficina más ordenada, pues empiezo por ordenarla. O bien, me gustaría pasar más tiempo de calidad con mi pareja, pues empiezo por organizar un fin de semana para los dos sin niños. O veo una oportunidad en mi trabajo…qué puñeta, pues voy a ponerle horas extras para probarla.

El mundo esta lleno de problemas. La proactividad, entendida como la capacidad de alinar tu energía con la de la sociedad es una de las claves para resolverlos.

Quien sabe, puede que incluso tu jefe tenga razón 😉

 

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¿Estás atrapado en patrones del pasado? Viajar al futuro puede ser la solución

CUANDO EL PASADO NOS LASTRA

Después de meses de terapia, Pablo entiende de qué forma el miedo al compromiso con otra persona le está complicando la vida. El origen viene de su padre, cuya primera mujer le fue infiel, y quien a su vez lo heredó de su abuelo cuya mujer le abandonó por otro mientras él estaba en el frente. Laura no consigue confiar en ella misma en su rol como directiva, y esto le afecta a su desarrollo profesional. En terapia toma conciencia de que sus padres eran muy críticos con ella y según ellos, nunca hacía nada suficientemente bien. En ambos casos, aunque Pablo y Laura conocen el origen de sus comportamientos, por mucho que lo intenten, no consiguen actuar de forma distinta.

Como Laura y Pablo, hay personas que llegan a mi consulta de coaching después de mucha terapia. Conocen todas sus heridas y han conseguido sanar algunas, pero  a pesar de ello, no consiguen avanzar. Repiten una y otra vez la misma jugada perdedora en el tablero de la vida.

LA PRESENCIA NO ES SUFICIENTE

Uno de los fundamentos de mi práctica de coaching consiste en trabajar la presencia. Llevar a la persona al momento presente, donde todas las dinámicas y patrones se revelan y, poco a poco, van surgiendo alternativas. Sin embargo, en algunos casos, este enfoque no es suficiente. Entonces es necesario pasar a otras prácticas, como la que te comparto hoy: viajar al futuro.

Máquina de escribir

(Markus Winkler, UNSPLASH)

FUTURO AMIGO

Viajar al futuro es una práctica frecuente en atletas de élite y profesionales artísticos. Consiste en la visualización de un escenario futuro deseado con todo tipo de detalles. Casi todo lo que he visualizado en el futuro se ha manifestado. Cuando uso este método con mis clientes, en una mayoría de veces funciona de forma rotunda. Las personas cambian de trabajo, encuentran pareja, trascienden una identidad que les amargaba, cambian de amistades, empiezan a vivir su potencial.

¿QUÉ TE DA EL FUTURO?

El futuro te da el estado emocional de lograr aquello que quieres. Este estado contiene una vibración de tal potencia que cuando logras mantenerla en el presente, atrae a todo tipo de manifestaciones. El futuro también te da claridad. Despeja dudas y divagaciones, entregándote sin complejos a aquello que quieres y eres. Muchas veces el futuro nos devuelve la ilusión. La ilusión de saber que – SIEMPRE – tenemos otra oportunidad. Que podemos salir de nuestro estado de ánimo derrotista, pesimista y anclado en un difícil pasado, para encarnar una vida plena. Porque parafraseando a Rilke en sus célebres Cartas a un joven poeta, has de dar a luz a tus imágenes, ellas son el futuro que quiere nacer. El futuro ha de entrar en ti mucho antes de que acontezca.

 

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