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¿Quieres mejorar tu autoestima? Empieza por el cuerpo

Una de las dimensiones clave cuando empiezo un programa de coaching es esclarecer cuál es la relación que tiene la persona consigo misma. Muchas personas a quienes acompaño no se gustan, no se perdonan y algunas se odian… Si tú estás entre ellas, Houston tenemos un problema de base. Ya puedes hacer cursos, talleres, terapia y demás, que si no das la vuelta a la relación más importante de tu vida, es decir a la que tienes contigo mismo, no hay progreso posible.

Amarse a uno mismo no es ser hedonista ni narcisista. Es sencillamente convertirse en responsable pleno de tu propia encarnación. Es tomarte en serio y honrar el pedazo del todo que se ha manifestado en tu forma.

Recuerdo una bronca monumental con mi pareja después de una cena con unos amigos durante un verano que pasé en Berlin. En plena pelea, bajé del coche dando un portazo y me fui a caminar por las calles desiertas. Al llegar a casa me di cuenta que no llevaba llaves y él no había regresado aún, así que mi cabreo y yo tuvimos que esperarle en el portal.

Es común achacar los problemas de autoestima de los occidentales a nuestra herencia cristiana. Como cristianos, creyentes o no, ya nacemos con culpa. Jesús asumiendo todos nuestros pecados se sacrificó para la humanidad y esto nos convierte en culpables, en deudores. En una lectura opuesta, es precisamente Dios quien nos absuelve y perdona de todo. Siempre. En cualquier caso el problema de la autoestima no es un problema de orientación espiritual o religiosa. Ni tan siquiera de inconsciente colectivo, aunque seguro influye. La raíz de una baja autoestima o mejor dicho de una mala relación con uno mismo tiene tres orígenes: el cuerpo, la mente y las relaciones.

(Jackson David, UNSPLASH)

Al día siguiente seguíamos enfadados. Me fui a dar una vuelta y mis piernas me llevaron a un parque. Sentía un gran rechazo hacia mi misma, rabia y culpa. Sin poder más, me tumbé en la hierba. Entonces de pronto sentí una energía que emanaba de la tierra. Mientras esta fuerza me sostenía, también neutralizaba mis remordimientos, mi culpa y mi rueda de hámster mental. Era amorosa y compasiva, no le importaba que hubieses sacado las cosas de madre, ni que fuese orgullosa y testaruda. Todo esto lo sentía mi cuerpo, mientras poco a poco me recomponía.

En la base de la autoestima está la conexión con tu cuerpo. Si estás desconectado de tu propio cuerpo – tu conexión con el todo y tu inteligencia intuitiva –  la mente toma el poder y es bien sabido que la mente es un buen siervo pero un mal amo.

Volví a casa y pude hacer las paces con mi pareja, porque ya las había hecho conmigo misma. Sin aceptar su propuesta de comer juntos, cogí la bici y me fui a uno de los mejores shawarmas del barrio de Kreuzberg. Tenía algo importante a celebrar: una nueva relación de amor incondicional conmigo misma. Y no se me ocurrió mejor forma de hacerlo que nutriendo a mi cuerpo con deliciosa comida.

Para desarrollar una buena relación contigo mismo es imprescindible empezar por el cuerpo. Pero tu cuerpo no es solamente tu cuerpo. También es el cuerpo de la tierra, el cuerpo del universo. Sin embargo para “saber” esto, tu cuerpo tiene que estar abierto y receptivo. Existen mil caminos hacia el cuerpo y también mil barreras. Entre las barreras están el ego, los traumas, el stress, la sobredosis digital, el ruido, la ausencia de espacio y tiempo…Y entre los caminos están una organización del tiempo y el espacio que faciliten hacer cosas que te gusten y te den placer, el descanso,  prácticas conscientes de ejercicio físico, alimentación, meditación, journaling o cualquier práctica realizada con consciencia, el silencio, el contacto físico, el contacto con la naturaleza por nombrar algunas.

Una buena autoestima tiene tres ejes: cuerpo, mente y relaciones. Te invito a empezar por tu cuerpo, no va a fallar.

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Escucha la historia que tu cuerpo te quiere contar. Cómo integrar tu sombra a través del él

La mirada. La postura. La forma de hablar o callar. Nuestro cuerpo revela aquello de lo que nos avergonzamos, aquello que nos hizo daño, aquello que queremos olvidar. Sólo observando, una persona con la mirada entrenada podría describir lo que nos ha pasado en la vida. El cuerpo muestra a los otros, mientras calla para nosotros, aspectos que expulsamos de nuestra consciencia: nuestra sombra.

En artículos anteriores he explorado distintas facetas de sombra humana: el problema de creernos que somos lo que queremos ser; cómo detectar la sombra psicológica; pautas para un primer nivel de integración; una pauta para procesar la culpa y la vergüenza y cómo detectar tu sombra dorada. Siguiendo con este tema, hoy exploro su relación con el cuerpo y formas de integrarla desde esta dimensión.

EL VÍNCULO ENTRE SOMBRA Y CUERPO

Cuando nacemos las emociones atraviesan nuestro cuerpo de forma total, y con ellas su energía. A medida que crecemos, nuestra personalidad se modela conforme nos negamos a recibir ciertas experiencias. El rechazo toma forma de rasgos de personalidad y de un cuerpo determinado.

La experiencia rechazada, se deposita en nuestro cuerpo en forma de sombra a través de tensión. Por esta razón el repositorio por excelencia del inconsciente es el cuerpo.

Cuello y parte de tórax

(Ramez E. Nassif, UNSPLASH)

PROCESO BIDIRECCIONAL

Sin embargo este proceso no es unidireccional. En la medida en que la experiencia modela el cuerpo (y la psique), también a través del cuerpo podemos remodelar la psique y abrirnos a aspectos de nuestra experiencia que antes rechazábamos.

Cuando las personas a las que acompaño a través del coaching empiezan a ejercitar su cuerpo por primera vez o de formas diferentes a cómo venían haciéndolo hasta el momento, su experiencia de estar vivos cambia, a menudo radicalmente.

EJERCICIO TRANSFORMADOR

Para María ceramista, empezar a hacer yoga supuso un cambio de tono emocional y mayor facilidad para recibir todo tipo de emociones. Para Luis las salidas de varias horas en su bici de montaña empezaron a fortalecerle a medida que soltaba algunos quilos físicos y psicológicos, de la pesada mochila de su pasado.

El ejercicio es un portal para integrar aspectos de tu sombra, a la vez que flexibilizas la estructura de tu cuerpo: postura, tejidos, articulaciones… Su práctica te ayudará a percibir cada vez más la realidad tal como es, en lugar de hacerlo a través de engañosos filtros, por muy encarnados que estén. 

SINTONIZAR CON TIERRA DE NADIE

Practicar el ejercicio adecuado es un primer paso para empezar a habitar tu cuerpo y sus territorios más desalmados. Con el avanzar de este proceso podrás empezar a sintonizar con la historia de esas tierras de nadie. En el próximo post, te comparto una metodología para hacerlo y así despertar ésas células, que cual exasperadas prisioneras, ansían ser liberadas y incluidas en el seno de tu encarnación.

 

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