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Las palabras de Beyoncé

Queen Bey, la cantautora, productora, actriz, directora, diseñadora y empresaria afroamericana nacida en Houston, batió anoche el récord de grammys ganando un total de 32 gramófonos.

Al inicio de su discurso, claramente conmovida, dijo: Muchas gracias, estoy intentando no ser demasiado emocional, estoy intentando simplemente recibir…esta noche.

Beyoncé recibió mucho anoche. Recibió apreciación, recibió reconocimiento, recibió amor y recibió varios premios. Y en este sentido sus palabras tenían todo el sentido, ella intentaba recibir la noche, casi nada.

Beyoncé en la gala de anoche se esforzaba en recibir, por que al contrario de lo que pueda parecer recibir no es fácil. Lo constato cada en mi práctica de coaching, en mi misma, y en las personas que me rodean. No, nos cuesta conseguir, no nos cuesta luchar, no nos cuesta esforzarnos, no nos cuesta dar…Lo que más nos cuesta de todo es RECIBIR.

Mientras escribo estas líneas una amiga alemana viene a visitarnos este mediodía. Lo supe ayer noche, y mi primera reacción fue, oh vaya, es un poco complicado. Luego me relajé y pude abrirme al regalo de tenerla con nosotros el rato que sea, después del covid, después de años de no vernos, después de haber compartido mucho y dejado de hacerlo sin saber porqué.

Al igual que hoy la vida me regala esta visita, la vida cada día nos regala miles de cosas. Nos regala vitalidad para levantarnos, nos regala un techo, una sonrisa, una presencia, una inspiración, una oportunidad por pequeña que sea. Nos regala un aprendizaje. Nos regala un nuevo coraje. Nos regala un viejo amigo. La vida nos regala constantemente, la cuestión es: ¿somos capaces de recibir todo lo que la vida nos da en cada instante?

Lo contrario de recibir es la queja. Es fijarse en lo que falta, en el vaso medio vacío, en el defecto del otro, en todo lo que no me gusta en mi vida, en los errores del pasado o los temores del futuro. El no recibir se cocina en la mente crítica y se manifiesta con el cuerpo cerrado. En cambio el recibir nace en el corazón, se entrega con el gesto abierto y la mente callada.

Cuanto más recibas lo que gratuitamente se te da, más aumentará tu capacidad de recibir. Y lo contrario cuanto más te cierres con el resentimiento, la queja y la negatividad menos vas a recibir: Porque al que tiene (al que recibe), se le dará más, pero al que no tiene (al que no recibe), aun lo que tiene se le quitará. (Marcos 4:25).

Hoy te pregunto: ¿Como vas a recibir lo que la vida te da en este instante, en esta hora, en este día?

 

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Déjame atravesar la vida sin documentos. Oda al no apego

Hoy he perdido mis documentos. No sé si los extravié o me los levantaron. En cualquier caso el resultado es el mismo. Sin DNI, carnet de conducir, tarjeta de crédito,… me siento como desnuda,…o más bien desvalida. También inquieta. Pediré copias y ya, me digo. Sin embargo, mi interior se estremece por esta pérdida. Vamos Magda, no hay para tanto me digo. Esto no es nada, comparado con lo que vas a perder en la vida. Esto no es nada comparado con que vas a perder la vida.

Solo se puede perder aquello que poseemos. Y si lo vamos a perder de todas formas, significa que en realidad nunca lo poseímos. Fue una mera ilusión. Y sin embargo, allí está el apego. Esa maldita contracción a aferrarnos a personas, a cosas, a lugares. El apego con su cuerpo contraído, culo apretado e insensato miedo.

Árbol

(Khamkeo Vilaysin, UNSPLASH)

Déjame atravesar el viento sin documentos cantaba Andrés Calamaro. ¿Cómo sería atravesar la vida sin documentos? Con la mano abierta y confiada, en un gesto en el que dar y recibir se besan. Porque todo lo que no se da se pierde1 pero todo lo que no se recibe también. Cuando no queremos perder nada, estamos ciegos a aquello que la vida constantemente nos regala.

En post-meditación, sé un niño de ilusión reza el aforismo budista que me visita hoy. Es decir, si las cosas van bien, no te alegres demasiado, si las cosas van mal no te hundas demasiado. Ser un niño de ilusión significa dejar que el placer y el sufrimiento se encuentren como pasajeros en la estación de tren. Tú les observas sin dejar que ni el uno ni el otro te arrastren por el barranco del drama o del éxtasis. Porque atención: ambos son una ilusión.

Mientras termino de escribir estas líneas, me llaman del súper: han encontrado la cartera. Se me cayó al suelo durante la compra de anoche. Aunque suspiro aliviada y lo agradezco de corazón, no doy brincos de alegría.

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(1) Rabindranath Tagore