Entradas etiquetadas como ‘propósito’

Cómo afrontar el nuevo curso en 4 pasos

Termina el verano y empieza un nuevo curso. Como en cualquier transición vital, tenemos la oportunidad de revisar nuestras prioridades y realinearnos con lo que nos da sentido. Las transiciones se caracterizan porque algo muere y algo nuevo emerge. Para atravesar cualquier transición con gracia te invito a considerar lo siguiente:

1- BENDECIR Y SOLTAR

El verano ha sido lo que ha sido. Algunas cosas han ido bien, otras desastrosamente, algunas sin hacerse notar. Una forma pasar página con gracia consiste en bendecir. Bendecir se trata de mirar con apreciación todo lo que ha sido, aceptándolo, dándolo por bueno, incluidos errores, meteduras de pata y confusiones. Sin bendecir no es posible soltar, ya que la crítica y la negatividad nos mantienen atados al pasado.

2- NO SABER

Si algo caracteriza las transiciones es el no saber. La vida siempre es diferente y aunque pisemos terreno conocido el paso de un periodo a otro se caracteriza por la incertidumbre. En esta fase puede que nos sintamos desorientados, sin estar muy seguros de hacia donde ir, ni cómo actuar. Esta desorientación, lejos de ser un impedimento, es una invitación a abrirse y a escuchar, parafraseando a Parker Palmer, lo que la vida quiere de ti.

(PEXELS)

3- ESCUCHA DESDE LA APERTURA

Como en todo, hay mil formas de escuchar. Puedes escuchar desde la razón que todo lo sabe y que proyecta sus juicios aprisionando al futuro. Puedes escuchar desde el cinismo, cerrando tu corazón a cualquier información que provenga de este canal. Puedes escuchar desde el miedo, centrándote en todo aquello que no quieres que ocurra. Ninguno de estos modos de escuchar te convienen, pues están condenados a repetir patrones del pasado.

La escucha a la que te invito necesita quietud interior para – usando el marco de Teoría U – abrir la mente, el corazón y la voluntad. Esta apertura es la que te permite escuchar a tu yo superior, a la vida o a Dios – según tu referente no egoico o trascendental.

4- TOMA NOTA Y CÉNTRATE EN EL PRÓXIMO PASO

Una vez empiecen a llegar respuestas, toma nota. Considera lo inmediato, las orientaciones a medio plazo y el propósito del curso. Entonces, céntrate en lo inmediato. Nuestra vida se teje en el día a día. Si te ocupas del día, te estarás ocupando de tu vida entera y el futuro tomará cargo de sí mismo.

 

Te puede interesar:

Encuéntrame en FacebookTwitter.

¿La ecoansiedad te domina? 4 aspectos a examinar

La playa en la que veraneo ha retrocedido unos diez metros en dos años. Tal vez no sea casualidad. Está siendo un verano de inundaciones en Zaragoza, tornados en la República Checa, de un posible paro del AMOC y un largo e inquietante etcétera. Motivos para sentir ansiedad frente a los cambios planetarios tenemos de sobra. ¿La cuestión es hasta que punto te domina esta emoción? Mientras que en un artículo anterior te daba pautas para gestionarla, en éste te invito a crecer a través de la consciencia.

Si te domina la ecoansiedad puede que seas presa de sesgos de percepción, creencias debilitantes o simplemente ignorancia. En este artículo voy a examinar a cuatro dimensiones comunes: estar desconectado de tu origen, creer que te mereces ser feliz, no haber confrontado a los tres terribles y no tener un propósito más grande que tú. Cada uno de estos aspectos mina tu fortaleza mental aumentando las posibilidades de que el miedo, en este caso la ecoansiedad te ataque fatalmente.

ESTAR DESCONECTADO DE TU ORIGEN

Tu origen es el de los homínidos que sobrevivieron la última glaciación, es el de la estirpe que se sobrepuso a esclavitudes y tiranías. Tal vez tus ancestros resistieron a la Inquisición, quizás salieron con vida de campos de concentración. Seguramente llevas sangre de supervivientes de una guerra fratricida. Provienes de la línea de vida que ha triunfado a pesar de todo, éste y no otro es tu verdadero origen.

(8machine, UNSPLASH)

CREER QUE TE MERECES SER FELIZ

Vivimos en una sociedad hedonista, en la que el discurso de los derechos nos ha convencido de que merecemos ser felices. Si has comprado esta historia es muy probable que te sientas víctima de la vida. Las víctimas son débiles, sus desgracias se acumulan y no están en contacto con su verdadero poder.

NO HABER CONFRONTADO A LOS TRES TERRIBLES

Si no has confrontado a los tres terribles: la maldad, la muerte y la tiranía, vives como un niño que ha declinado crecer. Aunque no lo sepas, eres Peter Pan y este personaje si bien está equipado para vivir en el país del nunca jamás, se pierde por completo en la vida real.

NO TENER UN PROPÓSITO MÁS GRANDE QUE TÚ

Si no tienes un propósito ambicioso, algo en lo que centrarte, darlo todo y hacerlo tu prioridad número uno, lo más probable es que estés confundido. Esta confusión emerge de querer hacer muchas cosas, sin centrarte en ninguna de veras. Cuando caes en esta trampa tu energía se diluye y tu mente se debilita.

En cambio, si te fijas un propósito retador, contactarás con la verdadera fuerza que hay en ti, aquella que encontró Viktor Frankl y otros supervivientes de los campos de exterminio. Tener un propósito fortalecerá tu mente y con ello sortear la ecoansiedad será coser y cantar.

Te puede interesar:

Encuéntrame en Facebook y Twitter.

Cada día es tiempo de elecciones

Apenas nos hemos recuperado de unas elecciones que nos lanzan otras. Con ellas la maquinaria informativa se revoluciona, corren ríos de opiniones, se difunden infinitos actos de propaganda y una miríada de acciones destinadas a captar votos en un sentido u otro hasta desembocar en el señalado día, el 23-J. Sin embargo, cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, cada semana, cada mes es tiempo de elecciones en en el ayuntamiento de tu casa, en la república interdependiente de tu ser. Lo es porque siempre estamos eligiendo, incluso cuando no elegimos.

Prepararse para votar a representantes públicos exige informarse, crearse una opinión propia sobre la gestión de gobierno de cada partido, sus programas electorales y buscar afinidad con los propios valores y visión. De la misma guisa, prepararse para elegir la vida que uno quiere vivir hace necesario considerar cómo hemos vivido hasta el momento.

Una vida sin examinar no merece ser vivida decía Sócrates, según Platón hace más de 2400 años. Por esta misma razón, la abstención de voto en la propia vida no es recomendable, pues nos llevará al final de la vida con el reproche más común de los moribundos – según B. Ware – : haber vivido según las expectativas de los otros, sean estos tus familiares, la sociedad o cualquier otra persona o ente. Una trampa de la mente que constato a menudo en mi práctica de coaching es decirte a ti mismo que no tienes tanto por elegir. Mas si piensas esto, te estás engañando pues siempre existe margen de maniobra para elegir por pequeño que sea: ¿Eliges perseguir tus sueños o hacer como si no los vieras? ¿Eliges el tipo de relaciones que deseas cultivar o te dejas llevar? ¿Eliges tener una buena relación con tus hijos o te resignas a las dinámicas existentes?

Manos y urna

(Arnaud Jaegers, UNSPLASH)

Lo bueno de las elecciones propias es que no tienes que estudiarte el programa, ni seguir la actualidad con atención, sino simplemente conectar con aquello que te da vida. Te comparto algunos casos reales:

  • Lorena decidió abrirse empezar a aceptar invitaciones de sus círculos sociales que hasta ahora había declinado por estar excesivamente centrada en su trabajo lo que la había llevado al borde del burnout.
  • Jesús, padre de cuatro hijos decidió por real decreto que las comidas en casa se harían en silencio. Esto transformó el habitual jaleo de la hora de la comida en un espacio de consciencia y apreciación por los alimentos que compartían.
  • Juan eligió dejar de fumar, se apuntó a un grupo de apoyo y empezó a hacer deporte, dando un giro positivo a su vitalidad y salud.
  • Luisa decidió tomarse cada cierto tiempo un fin de semana sin su familia para estar con ella misma.
  • Esteban se apuntó a una plataforma para la defensa del delta cercano a su localidad, sumando esfuerzos para proteger el valioso ecosistema amenazado por fuerzas mercantilistas.

En definitiva, tú tienes la capacidad legislativa – es decir la facultad de regular la materia de tu vida –  sobre lo que piensas, lo que sientes, tu propósito en la vida, las acciones que llevas a cabo, cómo las llevas a cabo, el tipo de relaciones que cultivas, como inviertes tus recursos de tiempo, dinero y en qué espacios te mueves. La buena noticia es que tienes las elecciones ganadas, porque escucha bien, por si no te habías dado cuenta…¡ya eres el presidente de tu vida! ¡Tú y nadie más! Y si lo haces fatal no pasa nada. No solamente no te van a echar, sino que puedes volver a presentarte. Ganarás seguro y con la práctica cada vez se te dará mejor.

Te puede interesar:

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.

Intimar con el final para no forzarlo

Al grupo de poesía del que formo parte, a menudo nos solicitan actuaciones variopintas. La última fue el encargo de una performance sobre el suicidio.

El suicidio en España sigue una preocupante tendencia al alza durante los últimos cuarenta años: 4003 personas se quitaron la vida en 2021, comparadas con las 1652 de 1980. En este periodo, la tasa de suicidio se ha casi doblado, estando los adolescentes entre los grupos de más en riesgo. Estos datos alarmantes convierten al suicidio en un problema de salud pública al que hacer frente desde múltiples ámbitos, en nuestro caso, desde el arte y la cultura.

Hace un par de días nos reunimos para terminar de dar forma al acto. Aunque ninguno de nosotros tenía un familiar o amigo directo que se hubiese suicidado, todos habíamos experimentado la muerte por suicidio de personas cercanas. Compartimos la forma en como el suicidio es el fin del sufrimiento para quien lo realiza y muy a menudo un calvario para los que siguen vivos, pues sus ondas de pena reverberan a lo largo y ancho de generaciones.

(Paola Chaaya, UNSPLASH)

La muerte de un poeta por suicidio que más me impactó fue la de Patricia Heras, que conocí por la prensa y por el documental Ciutat Morta, sobre los escalofriantes hechos del caso 4F. Mas el suicidio no es un fenómeno raro entre poetas, como muestran las vidas de Alejandra Pizarnik, Marina Tsvetàieva, Serguéi Yesenin, Silvia Plath entre muchas otras.

La carta del suicidio se esconde en el laberinto físico-mental de una persona para quien la muerte se conceptualiza como una salida, una escapatoria, un punto final al sufrimiento insoportable de la vida. Esta visión cohabita con otra visión dominante en la sociedad que teme a la muerte y la evita todo lo que puede. Son dos extremos que se tocan: no la quiero ni ver, o me escapo a través suyo. Pero existen otras formas de relacionarse con la muerte. Una que esbocé en mi post anterior procede de la tradición celta y contempla la muerte como una presencia clave a la que conocer de cerca. Hacerse amigo de la muerte es necesario para justamente poder vivir la propia vida con plenitud y sin forzar el inevitable final. El poema – bendición Para la muerte de John O’Donohue desarrolla bellamente esta idea:

 

Desde el momento en que naciste,

tu muerte ha caminado a tu lado.

Aunque raramente muestra su cara,

todavía sientes su tacto vacío

cuando el miedo invade tu vida,

o aquello que amas se pierde

o te lastimas por dentro.

 

Más cuando el destino te lleva

hacia estos espacios de pobreza,

y tu corazón se mantiene generoso

hasta que alguna puerta se abre a la luz,

estás serenamente haciéndote amigo de tu muerte;

de forma que no tendrás que temer

cuando llegue tu momento de dar media vuelta y partir.

 

Que la presencia silenciosa de tu muerte

lleve atención a tu vida,

te despierte a cuán escaso es tu tiempo

y a la urgencia de hacerte libre

así como a la llamada de tu destino.

 

Que tomes posesión de ti mismo

y decidas con cuidado

cómo puedes vivir ahora

la vida que amarías

contemplar

desde tu lecho de muerte.

 

¿Cómo te relacionas con tu muerte? ¿Es para ti una amiga, una enemiga o algo que no quieres ni pensar? ¿Cómo puedes vivir ahora la vida que amarías contemplar desde tu lecho de muerte?

 

Te puede interesar:

 

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.

¿Te preguntas qué hay más allá de Netflix? Te estás haciendo la pregunta correcta

Regreso de unos días en los Pirineos llenos de senderismo, lectura y tiempo en familia. En siete días hemos visto una película juntos. El último día queríamos premiar a mi hija con otra peli, pero me dijo, lo siento mamá prefiero irme a jugar, la vemos otro día ¿vale? Sus palabras me hicieron recordar a las de mi abuela cuando al independizarme decidí no tener tele. Ella me dijo, bien hija, tu no necesitas tele porque estás viviendo la vida de verdad, la tele es un sucedáneo. Mi hija tampoco necesitaba el sucedáneo.

A menudo me siento tentada a ver contenidos audiovisuales antes de acostarme aunque solo sea por compartir en familia. Luego recuerdo sus efectos: tensión física, preocupación o simplemente activación mental. La mayoría de veces logro conectar con lo que me va bien antes de acostarme: mantenerme en una actitud relajada, ligeramente reflexiva, leer un poco o meditar.

Pantalla de tele

(Mollie Sivaram, UNSPLASH)

En la vida de cada persona existen dos sentidos fundamentales. El sentido externo, de relaciones, acción, trabajo, ocio…Y el sentido externo de silencio, soledad, introversión, reflexión. Ambas dimensiones necesitan ser cultivadas y equilibradas. El problema de nuestra cultura es el desmesurado énfasis en el exterior. La parte exterior es necesaria, pero cuando no deja espacio a la parte interior nos convertimos en alienígenas en nuestra propia piel. Estando todo el rato en los otros, en lo de afuera, en la evasión, desconectamos de nuestro ser, lo que cuando no tiene consecuencias devastadoras (como problemas de salud mental, etc.) , en el mejor de los casos redunda en felicidad superflua. La felicidad superflua es como el fast-food. Te llena pero no te alimenta.

En cambio, cuando equilibramos nuestra vida con tiempo de calma, silencio e introspección ganamos sentido existencial. El sentido existencial es como la comida de la abuela: te alimenta, te fortalece y te ayuda a evolucionar.

Más allá de Netflix -o de cualquier pantalla – no está otra plataforma. Más allá de Netflix está el silencio, la soledad, la introspección. Más allá de Netflix estás tú.

Te puede interesar:

Sígueme en FacebookInstagram y Twitter.

Ana Obregón y el egoísmo de los genes

Ana Obregón ha explicado que no, que ella no es la madre de la niña, que es la abuela. La niña ha sido concebida en un vientre de alquiler, usando el óvulo de otra mujer y el semen de Aless, el difunto hijo de Ana. Este hecho invita a pensar que tal vez el trastoque de la socialité no sea tan grande, al menos sabe que no tiene edad para ser madre. Sin embargo, la cuestión de qué pasará con la niña cuando ella no esté, que tanto debate generó cuando se pensaba que era ella la madre, sigue en plena vigencia.

El caso de Obregón no es banal porque las personas famosas tienen una doble responsabilidad. La primera responsabilidad es con su vida, como el resto de la humanidad. La segunda, porque su mayor exposición a los medios de comunicación, las convierte en modelos sociales que muchas personas imitan.

Ana Obregón

(Ana Obregón, REDACCIÓN)

Tener hijos o no tenerlos es una cuestión fundamental para cualquier ser humano y, sin duda, responder a ella le cambia a uno la vida para siempre, en un sentido u otro. Con el acceso a la contracepción y el acceso masivo de las mujeres a la educación la fertilidad ha decrecido de forma dramática. Las mujeres tenemos menos hijos y los tenemos más tarde. En este contexto, cuando las dificultades aparecen, los tratamientos de fertilidad ayudan en algunos casos a hacer realidad el deseo de procrear. Los tratamientos también dan respuesta a la expansión de los modelos familiares, familias monoparentales o entre personas del mismo sexo que también desean procrear. Siento una gran compasión por personas que quieren tener hijos, por el motivo que sea les cuesta y se esfuerzan por tenerlos, pues también estuve en esta situación.

A nivel colectivo y político se facilita que uno pueda tener hijos con sus propios genes, lo que favorece a la industria de la reproducción asistida: en España en 2020, treinta mil bebés nacieron de reproducción asistida. Una de las consecuencias de ello son los miles de embriones congelados – en España en concreto sesenta mil – esperando a ser descongelados. Por otro lado, abortar es relativamente fácil y poco cuestionado, lo que explica su elevada tasa en España: noventa mil mujeres realizaron un aborto en 2021. En el caso de embriones congelados estos seres tienen su vida en el limbo. En el caso del aborto, la posibilidad de vivir por parte del ser concebido fue negada. Por otro lado, adoptar  – y lo sé por experiencia – es un proceso difícil, costoso y lleno de incertidumbre. Frente a todo eso, no hay que ser un genio para darse cuenta de que como sociedad, algo se nos está escapando. El caso de Ana Obregón y otros tantos casos anónimos nos invitan a considerar la cuestión de procrear y la generación de vida en toda su complejidad. Nos instan a considerar la vida en mayúsculas y a tratarla con la reverencia que se merece, algo, que a mi entender, no estamos logrando.

Te puede interesar:

Sígueme en FacebookInstagram y Twitter.

¿Te cuestan ciertos eventos sociales? 5 claves para navegarlos con arte

Ayer en el Laboratorio del ser, un espacio relacional que facilito semanalmente, surgió el tema de la pesadez o el incordio mayúsculo de algunos compromisos sociales.

Independientemente de nuestro grado de fluidez social, existen actos y actos. Y algunos actos son un tostón. ¿Es eso verdad? ¿Existen actos que son objetivamente un tostón? Mi argumento es que no. No existen actos que sean objetivamente aburridos. Cuando nos enfocamos en el acto diciéndonos que es un tostón y no en nuestra capacidad de actuar, estamos relegando la responsabilidad sobre nuestra vida a los guiones sociales preestablecidos y eso se llama echar pelotas fuera. Eso se llama hacerse la víctima. Aunque los guiones sociales y normas culturales tengan mucha fuerza, siempre, absolutamente siempre tenemos margen de maniobra para ser fieles a nosotros mismos.

(Antenna, UNSPLASH)

Existen miles de ejemplos en los que las personas hacen uso de este margen de maniobra en las más adversas circunstancias.

Un caso extremo es el del grupo de intelectuales que se estaban a punto de morir en el gulag, un atroz campo de trabajo soviético, según la crónica de Aleksandr Solzhenitsyn en El archipiélago gulag. En lugar de lamentarse o caer en el sentimentalismo, lo que decidieron hacer fue darse clases de su especialidad por turnos, mientras sus vidas se iban apagando.

Otro caso parecido es el de los músicos del Titanic. Mientras el transatlántico se estaba hundiendo, en lugar de caer presos del pánico, decidieron seguir tocando para calmar a los pasajeros. No cesaron de tocar hasta que el barco les sumergió mar adentro.

Testimonios como estos en circunstancias límite, ponen de relieve el siempre existente margen de maniobra en nuestra vida. Frente a ellos, navegar con gracia un evento social indeseable debería ser pan comido. Si todavía no lo ves claro, te dejo unas pautas que te ayuden a ello:

  1. CONSIDERA NO IR. Esta opción puede parecer cobarde, pero no tiene porque serlo. Para dilucidar si un no es la mejor opción, plantéate las razones por las que no quieres ir. Luego imagina las consecuencias a corto, medio y largo plazo. Si te sientes en paz con ello, adelante, excúsate del encuentro. Si después de valorar lo anterior, decides ir, te animo a seguir leyendo.
  2. OLVÍDATE DE QUE “TIENES QUE PASÁRTELO BIEN”. Esta idea no está fundamentada. En la vida hay momentos en los que uno se lo pasa bien y otros en los que no. Creer que te mereces ser feliz o disfrutar es un problema. Si vas a los encuentros sociales con la presión de pasártelo bien, esta jugará en tu contra, pues sin querer, estarás pendiente de esta infundada expectativa.
  3. MANTENTE CONECTADO CONTIGO MISMO. A menudo, los eventos sociales nos diezman cuando nos dejamos llevar por el guión social de lo que se supone que debemos hacer. El antídoto consiste en mantenerte en todo momento conectado contigo mismo, respondiendo internamente a estas preguntas: ¿Cómo me siento? ¿Qué necesito? ¿Qué me apetece? ¿Qué opciones tengo en este momento? Se trata de mantenerte conectado a tu estado interior, para que de este modo puedas actuar en consecuencia, en la medida de lo posible.
  4. SIGUE TU CURIOSIDAD. La curiosidad es uno de los motores de la vida. ¿Quién te genera curiosidad? ¿Qué te genera curiosidad de la persona de al lado? ¿Qué te gustaría conocer? Tira del hilo de la curiosidad y entrarás en el terreno de la presencia.
  5. MUÉSTRATE. En mi consulta de coaching he constatado que cuando pensamos en ser auténticos tendemos a irnos a los extremos: O sigo las normas sociales al pie de la letra o les mando a todos al carajo. Este enfoque no ayuda. El crecimiento pasa por seguir el camino del medio, sosteniendo la tensión de ser auténticos y respetar en lo posible los códigos sociales. En la tensión está el crecimiento personal. Y en la tensión, también está la transformación social, porque al tensar las normas sociales, también las transformamos.

Como tantas cosas en la vida, aplicar estas pautas no es algo que se hace una vez y ya. La recomendación es convertirlas en una práctica. Con ella serás cada vez más auténtico y fiel a ti mismo. Participar así en la vida es extraordinario.

Sígueme en FacebookInstagram y Twitter.

Te puede interesar:

¿Atrapado entre el arrepentimiento y el remordimiento? Quédate con el primero

En cierto momento de su programa de coaching, Miguel tomó conciencia de cómo su extrema vehemencia y cabezonería habían creado un gran sufrimiento a su alrededor. En ese momento, poniéndose las manos en la cabeza se preguntó: ¿Cómo he podido ser así durante tanto tiempo? ¿Por qué he sido tan mala persona y he hecho tanto daño? Miguel había caído presa del remordimiento.

En mis programas de coaching, a medida que la persona va descubriendo su estructura de interpretación, es decir su actitud, forma de entender y actuar en la vida, es común que nazcan entremezclados, el arrepentimiento y el remordimiento.

REMORDIMIENTO

Remordimiento proviene del latín “remordere” que significa volver a morder y del sufijo “miento”, que indica efecto o acto. Cuando albergamos remordimientos en nuestra consciencia, estamos psicológicamente mordiéndonos de nuevo, fustigándonos por algo que hicimos o dejamos de hacer. En este sentido, el remordimiento se caracteriza por varias dimensiones:

  • Nos instala en el error o equivocación del pasado en el que no podemos hacer nada, desconectándonos del momento presente
  • Genera un sentimiento de culpa y vergüenza en el que nos sentimos malos y no merecedores de la vida
  • Encierra la mente en un bucle de negatividad

Un remordimiento patológico es el que nos instala en él, hundiéndonos en sus lodosas aguas. En cambio, un remordimiento sano es un remordimiento momentáneo que deja paso al arrepentimiento.

(Julia Taubitz, UNSPLASH)

ARREPENTIMIENTO

El verbo arrepentirse significa etimológicamente acercarse de nuevo a algo que nos dio pena. El arrepentimiento consciente consiste entonces en acercarse a nuestros errores para no volver a repetirlos.  El arrepentimiento se caracteriza por:

  • Nos facilita el fijarnos en el error del pasado, para determinarnos a no repetirlo
  • Nos permite aceptar el pasado, a modo de a lo hecho pecho
  • Nos pone en contacto con nuestra naturaleza imperfecta y con aquello que necesitamos aprender

Hay un dicho en los sutras budistas que dice “Una vez el carnicero abandona el cuchillo de matar, inmediatamente se convierte en un Buda”. En su radicalidad, este dicho enfatiza la importancia del arrepentimiento en la medida en la que nos permite habitar el presente, integrando las lecciones de nuestros errores, para no volver a repertirlos. Uno puede obrar mal y no arrepentirse con lo que sigue obrando mal toda su vida. En cambio, si uno obra mal y se arrepiente, puede incorporar lo aprendido en el momento presente, abandonando así el cuchillo.

El Evangelio (Juan 1:5-10) postula la misma idea de diferente forma “ Si decimos que no pecamos, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros;  pero si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad.  Si decimos que nunca hemos pecado es como decir que Dios es un mentiroso y eso indica que no hemos aceptado realmente su enseñanza.” En este sentido confesar no se trata de simplemente contar nuestras faltas, sino tomar consciencia plena de ellas, arrepintiéndonos. Es entonces cuando podemos empezar de nuevo, limpios de toda maldad.

A nivel práctico te recomiendo que te arrepientas en lugar de sentir remordimientos. Arrepentirse tiene que ver con asumir los propios defectos y errores, y hacer todo lo posible para no cometerlos de nuevo. Si lo logras, ya te estás corrigiendo, y eso amigo mío, es en sí mismo un gran paso.

Te puede interesar:

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.

Resucitar

Julia sale de su espacio en el que trabaja de ilustradora freelance, para encontrarse con David, un amigo que hace tiempo que no ve. Se conocen desde que eran niños y reconectaron hace unos cinco años a raíz de un curso de desarrollo personal en el que coincidieron. Antes de salir, mira el whatsapp del móvil para ponerlo en modo avión y ve un mensaje de Inés que dice: madre ha muerto. Oh, responde Julia, Inés ha muerto? En su cabeza imagina que es la hija de Inés que está mandando mensajes a todos los contactos de su madre. Julia no lo puede creer. Inés, con quién colaboró en varios proyectos y por quien tiene un gran aprecio ha muerto… con tan solo cincuenta y pocos. ¿Cómo puede ser? Manda un mensaje de condolencia a la hija de Inés al otro lado del móvil y rompe a llorar.

Es hora de salir, sino quiere llegar tarde al encuentro. Por mucho que se esfuerza no logra concebir la muerte de Inés. Alguien tan vital, se dice… sabía que tenía algún problema de hígado pero nada tan importante. En el trayecto a pie va parándose por las esquinas para secar las lágrimas que salen a borbotones. Las calles parecen el decorado absurdo de una película en la que el director ha perdido el hilo. Sus pies la llevan a la cafetería de una tienda a kombucha y fermentados. Ahí está David, quien nada más verla se pone en pie y le pregunta con una sonrisa-¿Como estás? A lo que ella responde, -Estoy en shock. -¿Y eso? – Inés ha muerto, responde Julia -¿Cómo, qué dices, Inés, nuestra Inés? pregunta David – Sí, responde Julia compungida.

(Anemone123, PIXABAY)

David también conocía a Inés, habían colaborado en multitud de proyectos. Pasan la hora siguiente rememorando la vida de Inés, lo que aportó a sus vidas, sus dotes únicas de innovar, su capacidad de enrolar a personas en proyectos nuevos, su estado de ánimo siempre receptivo, su tono alegre. Sin duda, nuestro país es más pobre hoy sin Inés, sentencia David. La emoción ha cargado el encuentro en el que las vidas de ambos y sus mundanales vaivenes han quedado en un segundo lugar, frente a la inesperada pérdida. En el abrazo que se dan antes de irse es como si en cierta forma, también se despidieran de Inés.

Ya de camino a casa, Julia enciende de nuevo el móvil. El whatsapp dice, soy Inés, es mi madre quien ha muerto. Julia aprieta el botón de llamar, contesta Inés. – Oh, vaya Inés, siento lo de tu madre, por tus palabras creí que eras tú quien había muerto, el corazón de Julia se expande aliviado. – Me alegro que no fuera así, no te imaginas como he llorado…

Intercambian algunas palabras más y se despiden.  Julia respira aliviada a la vez que mira alrededor como preguntándose de quién ha sido esa broma de mal gusto. A los días de la experiencia, y como respuesta a ella a Julia le llegan varias preguntas: ¿Y si en realidad amara más a las personas de lo que ella cree? ¿Cómo sería dejar que el amor fluyera sin obstáculos? ¿Y si lo ocurrido fuera una invitación a expresar amor en cada encuentro, en cada momento, puesto que no sabemos cuánto tiempo nos queda?

 

Te puede interesar:

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.

Un antídoto frente a lo irreversible

En la película Irreversible, Monica Bellucci representa junto a su entonces pareja Vincent Cassel, a una joven pareja enamorada. Ella está embarazada, aunque todavía no se le nota. Salen de fiesta y ella decide volver sola, a lo que es brutalmente violada. Lo que más me impactó de la película fue el ir y venir del director, del futuro al pasado y otra vez al futuro. Su punto: la irreversibilidad de lo que nos ocurre.

Hace un par de días que a raíz de un accidente familiar, reflexiono sobre la irreversibilidad de la vida. Es fácil tener la sensación que la vida es un camino lineal que podemos recorrer hacia adelante, y si se nos olvida algo podemos volver atrás. Sin embargo, casi todo lo que nos ocurre en la vida o lo que hacemos, tanto lo bueno, como lo difícil es irreversible. Te detectan un cáncer y te tienen que extirpar un pecho para salvarte. Tu cuerpo ya no volverá a ser como antes. Estalla la guerra en tu país, como ocurre en Ucrania, pierdes tu trabajo, tu casa, tus posesiones y te ves forzado a empezar de nuevo como refugiado en otro país. Pasarán años antes de que puedas volver y cuando lo hagas nada será igual. Tu pareja te ha sido infiel lo que es irreversible. Puedes decidir obsesionarte en lo injusto que es, o seguir con la vida, dejándole o perdonándole. A raíz de cualquier shock es fácil quedarse anclado en lo ocurrido, en el pasado. Y mientras nos quedamos allí, en lo que  nos pasó, la vida nos pasa…de largo.

Si pudiera volver atrás y cambiar esto o aquello. Pero no, no podemos. En el espejismo del tiempo, la vida solo va hacia adelante. Y cuando un golpe muy grande nos enroca en «lo que pasó», respirarlo, integrarlo y volver a fluir con el río de la vida es lo más sabio que podemos hacer. Para saber si estás enrocado es muy fácil: tu mente está dando vueltas a lo que pasó, porque pasó, como pudiste haberlo evitado, o cualquier versión de esto,  mientras que parte de tu cuerpo está bloqueado. Para volver al río de la vida es preciso relajar el cuerpo para soltar el trauma, y dejar de pensar en aquello, llevando la atención al momento presente. Hacerlo no una vez, sino las que haga falta siempre con amabilidad, como nos recuerda el mindfulness.

La irreversibilidad de la vida se me antoja como un escritor chiflado que nos tatúa a fuego lo que nos va ocurriendo, en nuestros cuerpos y en nuestras mentes. No podemos elegir el dibujo de los tatuajes pero podemos elegir el significado que les damos y la forma en cómo los llevamos. Pongamos por caso lo ocurrido a la víctima de la presunta agresión sexual de Dani Alves. En caso de ser verdad la agresión, la joven no va a poder cambiar lo ocurrido. Su cuerpo y su mente pueden sanar y curarse pese a la agresión pero no la olvidarán. Sin embargo, haciendo valer la verdad frente a lo ocurrido, con ánimo de que se haga justicia y rechazando la indemnización de la defensa para comprar su silencio, la joven ha tomado valientemente su inalienable poder. Al hacerlo se ha convertido en un agente de cambio, inspirando así a otras personas que han sido agredidas.

La irreversibilidad de la vida como un escritor chiflado que nos tatúa lo que ocurre en el cuerpo y la mente (Kristian Angelo, UNSPLASH)

Pero no solo lo malo nos puede atrapar cual telaraña maldita. También lo bueno. En mis programas de coaching a menudo acompaño a personas que se han quedado ancladas en la época dorada de un puesto de trabajo, una relación sentimental o cualquier otro momento vital que ya no existe. Y la trampa es la misma. Nos dejamos secuestrar inconscientemente por lo bueno que nos pasó como excusa para no estar presentes a lo que somos, a lo que sentimos, a lo que nos llama, a lo que ocurre ahora.

El antídoto de nuevo es soltar. Bendecir y soltar. Aceptar y soltar. Curarse lo suficiente y soltar. Plantándonos así en el fuego del momento presente, en el que a pesar del dolor, las injusticias o las bendiciones recibidas, como escribía Martí y Pol, todo está por hacer y todo es posible.

Te puede interesar:

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.