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¿Por qué la queja justificada a raíz de lo que «es normal» te hace daño?

Hace poco facilité varios talleres online sobre Diversidad e Inclusión para un grupo empresarial europeo. El taller era una combinación de nociones, casos prácticos, diálogo y reflexiones, a través del cual expandir la comprensión de lo que es ser humano y aprender a relacionarse desde ese lugar en el trabajo.

Que las personas que habitamos este planeta somos diversas es una realidad. Todos somos diferentes. En los últimos años hemos pasado a esforzarnos para encajar en las organizaciones en las que trabajamos a que las organizaciones – generalizando por supuesto – se esfuercen para dar la bienvenida a nuestra diversidad. ¿Por qué? Pues por muchos motivos. Porque los trabajadores están más motivados, para retener el talento, para generar una mejor experiencia del consumidor y un largo etcétera.  En uno de estos talleres, un participante levantó la mano virtual para comentar el anuncio de Guiness que nunca deja indiferente. Dijo: “este clip me hace pensar que lo normal ha muerto”. Se creó un silencio y me dije que ya había hecho mi trabajo.

Lo normal ha muerto. Ya no estamos obligados a vestir igual, ni a ser heterosexuales, ni a estar delgados. El cliente no siempre tiene la razón. Callar cuando alguien hace un chiste sexista u homófobo es opcional. La crianza de los hijos es negociable. La discapacidad no es una verdad incómoda. El racismo y el clasismo son retados cada día. Y el maltrato de la mujer ha dejado de ser un factor cultural para ser un delito. ¿Existe una noticia mejor? Tendríamos que estar todos en la calle celebrándolo a gritos.

(Samuel Regan, UNSPLASH)

“Lo normal” es una prisión, que ya ha asfixiado a demasiadas almas. Pero además “lo normal” es una trampa psicológica con un señuelo llamado “queja justificada”. La queja justificada nace cada vez que miras a tu vida y la comparas con lo normal. Y a cualquier desviación de “la norma” te sientes legitimado a quejarte. Por ejemplo:

  • “¿Pero cómo puede ser que no me haya presentado a su pareja siendo yo su amiga? Todos sabemos que lo normal sería…”
  • “Lo normal es que la mayoría de personas sean heterosexuales, si mi hija es lesbiana pues me siento con derecho a la queja”
  • “Lo normal es que tu esposa te dedique atención, lo raro es que se pase cada tarde hablando con sus hermanas y pasando de mi, su marido. ¡Claro que estoy ofendido!””

Da igual que las quejas se verbalicen on no. Si albergas en ti la queja en relación a algo que es “lo normal” estás abriendo las puertas a un pensamiento que infunde en ti un estado de ánimo destructivo: te hunde en la miseria o te cabrea sin remedio, con todos los matices de por medio. Y en ambos casos, te dejas convertir en una pobre y desvalida víctima – que por supuesto no eres.

Como siempre la elección está en tus manos. Caer en la maldita trampa de lo normal y su estúpida amiga “queja justificada” o simplemente recibir una realidad inesperada y preguntarte: ¿Cómo puedes aceptar lo que es, incluido el dolor que sientes, sin albergar ningún pensamiento, ni justificación? ¿Cómo puedes transformar la queja en un deseo que no obligue al otro a ser de un modo diferente? ¿Qué diablos puedes hacer (que no sea quejarte)?

Toma nota porque si que lo normal haya muerto es una buena noticia, la queja justificada no y ya sabes por qué. Cada momento que pasas con ella te mata un poco.

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¿Quieres hacer algo para la resolución del conflicto en Ucrania? Ama a Vladimir Putin

La situación en Ucrania se está poniendo al límite. Después de hablar con el líder ruso, Macron dice que “lo peor está por llegar”. Leo que las tropas rusas han tomado Zaporiya, la mayor central nuclear de Europa. Aumenta mi ansiedad. Siento la presión de la situación sobre la vida en el planeta. Me siento pequeña e impotente pero no me quedo ahí, pues sé que cada uno de nosotros importa y que nuestros actos marcan la diferencia. En situaciones terribles como la actual, siempre me admira de qué forma emerge lo mejor de nosotros. Las personas nos activamos, queremos ayudar, queremos ser parte de la solución.

Podemos hacer y debemos hacer. Mandar dinero, ropa, víveres. Y también podemos hacer a través de nuestros pensamientos, de nuestro estado mental. El conflicto se ha polarizado. Ucrania son los buenos y Rusia los malos. Pero es bien sabido, que la polarización no ayuda a resolver un conflicto y que la realidad es infinitamente más compleja que una película de vaqueros.

Si tú y yo estamos en conflicto y tú crees que soy el demonio entonces vas a querer destruirme, deshacerte de mi. Así ha sido con las exterminaciones en masa a lo largo de la historia. En cambio, para hacer posible la paz es necesario humanizar al rival. Verlo de igual valía que a uno mismo. Ser capaces de ponerse en su lugar y, por muchos defectos que tenga y por muy erradas que hayan sido sus acciones, percibirlo como persona que siente, que sufre, que aspira.

Vladimir Putin

(EFE)

En este conflicto hay un malo de la película: Vladimir Putin. Me cuesta tan poco sentir rechazo hacia él. Este rechazo, una energía invisible pero real como todas las emociones, no contribuye a nada sino más bien lo contrario. Las personas más odiadas son las más peligrosas, porque saberse odiado empuja a hacer el mal. Así que te invito a realizar un sencillo ejercicio:

  1. PIENSA EN ALGUIEN A QUIEN AMAS  y conecta con el espacio de tu corazón. Lleva tu mano a la zona del corazón y siente el amor que emana de él. Imagina a la persona que amas en miniatura dentro de tu corazón. Quédate en este espacio durante unos segundos respirando. Luego deja que la imagen se evapore.
  2. Sigue conectado con el espacio de tu corazón y PIENSA EN ALGUIEN CONOCIDO, una persona neutral. Lleva a su imagen en miniatura al espacio de tu corazón. Deja que reciba la calidez que emana del mismo. Respira ahí durante unos segundos, no tengas prisa. Deja ahora que la imagen de esta persona se evapore.
  3. Conecta ahora con ALGUIEN A QUIEN DETESTES o con quien tengas un conflicto. Lleva su imagen en miniatura al espacio de tu corazón. Recibe la incomodidad de hacerlo e intenta relajarte. Deja que la persona reciba el amor que emana de tu corazón. Respira con calma y relájate durante unos instantes. Deja que la imagen de esta persona se evapore.
  4. Ahora piensa en VLADIMIR PUTIN. Lleva su imagen en miniatura a tu corazón. Si aparece, recibe la incomodidad que sientas al hacerlo. Inúndalo con amor. Respira y descansa ahí todo lo que puedas. Luego deja que la imagen se evapore.

 

Personalmente, este es el acto periódico con el que me comprometo mientras dure este conflicto. Te animo a hacerlo tú también. Por supuesto que también puedes hacerlo con cualquiera de tus enemigos. Tal vez sea lo más poderoso que hagas jamás.

 

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PS: 1000 gracias a los lectores que me habéis echo propuestas a raíz de mi post Querido lector, no sé cómo hacer para llegarte…¿me echas una mano? Están siendo muy valiosas e inspiradoras. Para los que queráis hacer más sugerencias, podéis seguir haciéndolas a pie de artículo.  Adelante, sigo escuchando 😉