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Conversaciones difíciles: estar de acuerdo en no estar de acuerdo

En dos programas de coaching de esta semana ha emergido el tema de las conversaciones difíciles. En el caso de Marga, la necesidad de una conversación con la pareja sobre su propia visión y deseos a medio plazo, distintos de los del otro. En el caso de Daniel, directivo en una ONG internacional, necesita desarrollar su capacidad de afrontar conversaciones difíciles para mejorar su liderazgo. Pero un momento, ¿Qué es una conversación difícil?

El grado de dificultad de cualquier conversación está en relación a nuestra habilidad. Sin embargo, es posible generalizar que algunas conversaciones se hacen cuesta arriba: tener que dar una mala noticia, despedir a alguien del trabajo, compartir emociones negativas, comunicar información que alterará la relación con el otro, discutir con la pareja sobre los fundamentos de la relación, etcétera.

(CANVA)

Más allá de nuestra habilidad conversacional, una conversación es difícil cuando algo valioso para nosotros está en riesgo. Por eso, antes de afrontar una conversación de este tipo es importante preguntarse: ¿Qué está en riesgo? Considerar si es la misma relación, un proyecto profesional, la confianza en la otra persona…

Otra pregunta fundamental es: ¿Cuál es mi intención con esta conversación? Es decir, ¿qué es lo que quiero conseguir? A menudo operamos bajo la creencia inconsciente de conseguir llegar a un acuerdo. Cuando esto es así para la mayoría de las conversaciones es muy probable que estemos operando de forma socializada, es decir que nuestro ego necesite la aprobación de los otros, especialmente de las personas cercanas, lo que limita nuestra habilidad conversacional.

Por esta razón, examinar esta creencia y suspenderla es un poderoso primer paso para aprender a comunicarnos de forma explícita. Mientras que la necesidad de acuerdo añade presión innecesaria en la conversación, soltar la intención de llegar a un acuerdo, nos permite enfocarnos en el proceso. Para enfocarte en el proceso te animo a hacerlo con una orientación y pasos concretos que te comparto en mi próximo post.

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¿Cómo gestionar tu propia negatividad?

Según la espiritualidad celta1 cuando nacemos, además de nacer nuestro cuerpo y alma, también nace con ellos otra presencia: nuestra muerte. Esta presencia está con nosotros toda la vida y se muestra en los momentos en los que nos dejamos dominar por la negatividad.

Como constato cada día en mis programas de coaching, la negatividad aprovecha los momentos de mayor vulnerabilidad para mostrarse. Como coach no tengo una varita mágica para transformar la negatividad en sus múltiples formas: miedo, victimismo, enojo, agresión, crítica, remordimiento, preocupación…de las personas a quienes acompaño. Sin embargo, cuento con efectivas prácticas para desactivarla. Hoy te comparto cuatro pautas de base budista:

1-TOMAR CONSCIENCIA

Una práctica esencial consiste en tomar consciencia de que estamos presos de un estado negativo dominado por el pesimismo, pensamientos críticos, quejas, etcétera. Aunque parece evidente, en un gran número de casos no nos damos cuenta de lo que nos pasa. Estamos tan acostumbrados a hacernos la víctima, quejarnos, enfadarnos o lo que sea que nos domine, que nuestro cuerpo y mente son adictos a ese estado emocional y a la consciencia se le escapa.

2-ARREPENTIRSE

La negatividad nos daña, nos quita energía y nos enfoca en cosas improductivas como la culpabilidad cuando nos flagelamos a nosotros mismos por nuestros errores o en el deseo de venganza. Arrepentirse significa darnos cuenta del daño que nos estamos haciendo a nosotros mismos cuando nos dejamos llevar por la negatividad.

(Ben Hershey, UNSPLASH)

3-COMPASIÓN HACIA QUIENES HEMOS DAÑADO

La negatividad se cuela por cualquier rendija y cuando estamos presos de ella se manifiesta en una salida de tono, en una falta de respeto, en una actitud agresiva o de cualquier otra forma. Sentir compasión hacia los otros por el daño que les hemos hecho nos permite ampliar la consciencia sobre los efectos de la negatividad.

4-INTENCIÓN

Tomar la intención de no volver a caer en las redes de la negatividad consiste en decirse a uno mismo: “Magda, no volverás a caer en la queja y el victimismo”. Para afianzar cualquier intención aconsejo realizar un pequeño ritual o gesto que la refuerce como por ejemplo: escribirlo en tu diario, hacer un dibujo, encomendarse a la vida, a Dios o a una figura significativa para uno o cualquier otra forma creativa.

APRECIACIÓN Y GRATITUD

En paralelo al proceso anterior, la apreciación y la gratitud son prácticas fundamentales para transmutar la negatividad en vitalidad. Para el escritor, también de raíces celtas, David Whyte la gratitud consiste en: “comprender que muchos millones de cosas se unen, se mezclan y respiran juntas, para que nosotros podamos tomar una respiración más, que el regalo fundamental de estar vivo y haber encarnado como un ser humano vivo y participativo es el privilegio de milagrosamente formar parte de algo, en lugar de nada. Aunque ese algo sea temporalmente dolor o desesperanza, habitamos un mundo vivo, con caras de verdad, voces de verdad, risas, el color azul, el verde de los campos, la frescura de un viento frío, o el tono rojizo de un paisaje invernal2

Cuanto más practiques las pautas citadas, más del lado de tu alma vas a estar y menos del lado de tu muerte.

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(1) Anam Cara: el libro de la sabiduría celta, John O’Donohue.

(2) Consolations, David Whyte. Mi traducción.

Por qué llevar un diario puede (r)evolucionar tu vida. Tres pasos para empezar uno este verano

Una de las cosas que me gusta hacer cuando llega el calor y decae la actividad frenética es releer mis últimos diarios. Sí, escribo a diario en mi diario. Escribo flujo de conciencia, es decir cojo un boli y dejo que las letras, palabras y frases viajen de mi cuerpo al papel, intentando que la mente intervenga lo mínimo y sin intentar escribir nada en particular, ni tampoco nada que sea bueno, inteligente, nuevo… Es un espacio de libertad absoluta, en el que doy rienda suelta a todo lo que pasa en mi interior. Transcurren meses, y luego releo lo escrito. Un ritual sencillo pero poderoso. Si quieres descubrir porqué llevar un diario puede (r)evolucionar tu vida, no dejes de leer.

CONOCERTE

Llevar un diario sirve para conocerte mejor. Porque aunque estés acostumbrado a ti mismo, tu complejidad es tan inmensa, que necesitas artilugios para poder empezar a acercarte a ella. La escritura en papel es un soporte fenomenal. Me encanta escribir lo que he soñado la noche anterior, sin necesidad de interpretar el sueño, como quien observa una flor de otro mundo, en este caso del planeta subconsciente. Al volcar lo que ocurre en el momento, se plasma mi diálogo interior, es decir lo que me digo a mi misma y cómo lo digo. También mis neuras y formas automáticas de interpretar el mundo. Lo revolucionario del proceso es que al plasmarlo en una hoja y releerlo, pasas de estar sujeto a ello a verlo como un objeto. Por ejemplo, si te das cuenta que te hablas con dureza, la próxima vez que esto ocurra, vas a darte cuenta de ello y tras observarlo varias veces serás capaz de hablarte de forma más amable.

Plasmar el mundo interior en un papel de forma periódica también te acerca a tu intuición. Durante la relectura de mis diarios, invariablemente encuentro cosas que intuía y que después se manifestaron, lo que refuerza la confianza en mi misma.

CAPTAR INSPIRACIONES

Puesto que mi trabajo tiene un fuerte componente de creatividad, sobre todo en cuanto a escritura se refiere pero también a nivel de cursos, talleres, etcétera el diario es un registro de aquello que me llama y me inspira. No sé porque algo me inspira o me llama, tampoco necesito saberlo. Simplemente aceptarlo. Recibir a tus inspiraciones o anhelos en las páginas de un diario es como crear un mapa del tesoro. El tesoro son tus sueños, pequeños o grandes que necesitan ser escuchados y aceptados, para tomar forma y luego manifestarse.

(Kelly Sikkema, UNSPLASH)

MANTENER EL FOCO

Llevar un diario te puede ayudar a enfocarte, sobretodo si lo escribes antes de empezar tu día. ¿Cómo? Pues muy sencillo, a través del poder de las intenciones. Una intención es algo que quieres que ocurra. Al declarar una intención por escrito, estás alineando tu energía consciente e inconsciente con el mundo del que formas parte y te orienta a pensar y actuar hacia un sentido concreto. Cualquier cosa se puede poner en forma de intención. Puedes tener la intención de realizar x tareas, puedes tener la intención de mantener un estado de ánimo alegre, puedes tener la intención de ayudar a los demás. La prueba del algodón de una buena intención es que sea buena para ti y también para los demás.

MAYOR AUTOCOMPASIÓN

Como humanos, siempre llevamos más carga psicológica de la que creemos llevar. Por esta razón explorar lo que has escrito redunda en una mayor comprensión de la situación real que atraviesas, de tus circunstancias y momento personal. Esto facilita que tengas una mayor compasión hacia ti mismo y te anima a tratarte como un buen amigo.

CÓMO EMPEZAR UN DIARIO PERSONAL

En mis programas de coaching llevar un diario personal es un requisito fundamental e indispensable. Allí van a parar las reflexiones fruto de las preguntas que planteo y todo el crecimiento y evolución de la persona a medida que el programa avanza. Y escucha bien: siempre da buenos resultados. Por todo ello, si este verano te animas a llevar un diario personal, estos son los pasos a seguir:

  1. COMPRA UNA LIBRETA. Una cualquiera, si es de las baratas mejor. No vas a escribir tu primera novela en ella y aunque lo fueras a hacer, la calidad de la misma te tiene que transmitir que TODO va a ser bienvenido en ella.
  2. ESCRIBE, ESCRIBE Y ESCRIBE. Cada día, durante un período de tiempo establecido. Empieza por cinco minutos, alárgalo a quince, y después de varias semanas, no te limites y déjate guiar por lo que el momento requiera.
  3. RELEE LO ESCRITO. A los quince días de relee lo que has escrito con bolígrafo de rojo en mano. Observa lo que lees como si fuera otra persona la que escribió estas líneas. ¿Qué le dirías? Inicia un breve diálogo con él o ella a medida que sus palabras te llegan.
  4. TIRA LA LIBRETA. Después de releer la libreta según el punto anterior, tírala. Sí, sí, tírala. Es parte de completar el círculo y ritualizar la naturaleza transitoria de tu estado y de todo.

Si empiezas la práctica de llevar un diario vas a (r)evolucionar quieras o no. Espero que también lo disfrutes 😉

Por qué ordenar y deshacerse de cosas es una batalla ganada

Aunque diría que soy más bien ordenada, no soy una maniática del orden. Sin embargo, una vez cada no sé cuando me entra una fiebre particular: la fiebre del orden. Este año llegó hace una semana. Con los primeros calores, veía mi armario repleto de ropa que ya no me servía, que no me ponía o que simplemente ya no iba conmigo.

No empecé de golpe y porrazo, sino que me fui preparando. Sentía crecer dentro de mi el impulso de deshacerme de cosas, ropa, zapatos y abrigos…que habían invadido mi armario a traición desde el inicio del covid y antes también. Mientras saboreaba como la energía crecía, me llegaban inspiraciones sobre la cuestión como el título del clásico de Marie Kondo: La magia del orden, o las palabras del párroco del barrio “todo lo que nos sobra es pecado”… Creé un título para el episodio que se se avecinaba: “EL GRAN DESPRENDIMIENTO” y dramática lo escribí en mayúsculas en la pizarra de casa. Sentía acercarse el momento de la verdad, hasta que un sábado por la mañana, mientras los otros estaban por ahí haciendo sus cosas, supe que había llegado. Sin dudarlo, sacrifiqué dos horas de bici de montaña por la hazaña a la que me me estaba a punto de enfrentar.

Como valiente jinete, me acerqué con determinación al escenario de la batalla. Reuní un ejército de bolsas y entré en el fragor de la lucha. Vestidos que todavía me sentaban fenomenal, mallas muy cómodas pero harapientas, ropas sedosas, lencería casi nueva…Con cada golpe, las bolsas se iban llenando como monstruos de gula insaciable mientras la maquinaria de guerra seguía imparable y yo me sentía como una vikinga probando la sangre del enemigo. Una vez quedó claro de quién era el campo de batalla, me acerqué al mismo y zafé algunas prendas que sagaces se habían arrinconado invisibles en el armario. Las entregué a las bolsas que esperaban como fieles soldados del mejor batallón. Actué sin piedad. Solté la chaqueta estilo Channel que tanto me gustaba. Me deshice de la chaqueta plumón con muchos años aunque parecía ser del futuro por estar en perfecto estado. Dije adiós a unas preciosas botas altas de piel que apenas me puse este invierno. Solté y solté hasta que me di cuenta que era la hora de comer y… no lo podía creer, ¡había terminado!

Entonces sin invitarla, llegó la paz. Los armarios se llenaron de espacio. Las prendas que pasaron la prueba tomaron su sitio como los huéspedes más honorables. Las estanterías se vaciaron como templos del pasado y… ¡tres cajones permanecieron vacíos como santuarios de un sastre!

Así te sentirás después de ganar la batalla del orden (Miguel Bruna, UNSPLASH)

Después de la lucha volví a nacer. Soy otra persona. ¡Peso menos! Y cuando me acerco a mis armarios siento una calma profunda. Tengo lo esencial. Lo encuentro todo. Es fácil decidir. La simplicidad reina.

Definitivamente el orden está infravalorado. Parece que las personas ordenadas tengan que ser aburridas o anorgásmicas y en cambio las desordenadas, las más sexis del mundo. Una amiga se enorgullecía de tener en su casa bragas sucias desperdigadas por todas partes, y le encantaba contarlo con su peculiar picardía mientras yo la miraba boquiabierta y casi compraba su moto. Pero no la compré. Porque sé bien que el orden externo es un reflejo de nuestro estado interior. Por esta razón, ordenar y desprenderse de lo que uno no necesita es una práctica que propongo a menudo en mis programas de coaching, cuando no nace de forma espontánea que es lo habitual. Jordan B.Peterson con su retadora oratoria  – en sus videos y en la regla número ocho de su último libro – nos anima a ponernos manos a la obra con este argumento aplastante: si no eres capaz de mantener tu cuarto en orden, ¿cómo puedes pretender que tu vida funcione, que tu familia prospere, progresar en tu profesión, gestionar una empresa con éxito,…o todo un país?

Así que no lo pienses más. Lánzate a la batalla de ordenar y soltar. Saldrás vencedor. Seguro.

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El triple filtro que no usaron Johnny Deep ni Amber Heard y sin el que no puedes vivir

El juicio por difamación entre Johnny Deep y Amber Heard lleva unos días en los titulares exponiendo una relación que tristemente perdió las formas.

¿CÓMO PERDEMOS LAS FORMAS?

Lo que caracteriza al ex binomio Deep-Heard es que son guapos y famosos, sin embargo, igual o más imperfectos que el resto de mortales, al menos en lo que a relaciones se refiere. Lo que nos lleva a perder las formas y nos conduce a la degeneración de una relación se compone de múltiples factores: sentido de identidad, personalidad, creencias, hábitos de comunicación, relaciones previas…De todo ello, hoy me centro en la comunicación, es decir aquello que decimos y cómo lo decimos.

Amber Heard y Johnny Depp, durante el juicio por difamación que enfrenta al exmatrimonio, en la corte de en Fairfax (Virginia, EE UU). / Evelyn Hockstein (EFE)

LOS TRES FILTROS

Una persona a quien acompañé mediante el coaching se veía a menudo en apuros por su mordacidad, es decir su capacidad de lanzar comentarios hirientes en cualquier momento y hacia cualquier persona. Para familiarizarse con este rasgo de carácter, le propuse considerar los tres filtros o las tres puertas antes de expresar su comentario mordaz:

  1. ¿ES VERDAD? El primer filtro plantea la pregunta: ¿Estoy seguro de que lo que voy a decir es verdad? ¡La de veces que decimos algo sin estar seguros de su veracidad! Simplemente nos pasa por la cabeza, tiene pinta de interesante, y zas el pensamiento como guiado por una gravedad cuántica nos pesa y emerge de nuestra inconsciente boca. O bien lo escuchamos en boca de alguien y lo tomamos como verdadero. Usar este filtro, significa callar como una estatua si tenemos la más mínima duda de que lo que vamos a decir sea verdad.
  2. ¿ES ÚTIL Y BENEFICIOSO? El segundo filtro te invita a preguntarte: ¿Es útil y beneficioso para la persona que lo escucha? Este filtro nos invita a considerar nuestras intenciones versus el impacto de nuestra acción. Puedo tener muy buenas intenciones diciéndole a una amiga que tiene sobrepeso y que le convendría hacer dieta – pensando que la ayudará – sin embargo, este comentario la puede hundir si atraviesa un momento difícil y está de un humor bajo. Usar este filtro significa anticipar la utilidad de lo que vamos a decir para la persona que lo reciba, y en caso de ser nula, no soltar prenda.
  3. ¿ES EL MOMENTO ADECUADO? Y la tercera consiste en preguntarte: ¿Es el momento adecuado? Este filtro nos invita a recordar que formamos parte de sistemas con sus propias dinámicas, ritmos y culturas, configurando la receptividad de sus miembros. Usar este filtro tiene que ver con respirar el “tengo que decirlo o me muero”, dándote cuenta de que no te vas a morir, y que si tienes paciencia, emergerá un momento en el que tal vez sea propicio decirlo.

Te animo a probar los tres filtros. Con tu pareja, con tus amigos, en el bar con una desconocida, en el ascensor con tu vecino. Ponerlos en práctica nos permite hacernos conscientes del fenomenal poder de la palabra, nos facilita el respeto hacia el otro y la posibilidad -real- de amarlo. Y no, que no se lo pregunten a Deep-Heard, aunque nunca es tarde para ellos ni para ninguno de nosotros. Todavía estamos a tiempo de usar los tres filtros en este momento. Y en el siguiente. Y en el que vendrá.

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