Entradas etiquetadas como ‘indagación apreciativa’

¿Estás dando o tomando? Transforma tu actitud a través de la apreciación

En un taller de coaching grupal en el que participé hace años, nos pusieron a todos los participantes en círculo y nuestra labor consistía en decir en voz alta por turnos, si cada persona del círculo estaba dando o tomando, según la propia experiencia. Al final del mismo cada uno tenía un recuento sobre la percepción que tenían de él, y si su balanza se inclinaba más hacia el dar o el tomar.

El dar o tomar en cualquier espacio grupal se articula con nuestra actitud. ¿Y qué es nuestra actitud? Pues la actitud la componen nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y lo que decimos. Cuerpo, mente y habla. Según la calidad de estos y su carga energética, estaremos dando o tomando.

Después de un encuentro con alguien, a uno siempre le queda cierto sabor de boca. O mejor dicho, cierto sabor del ser. Hay encuentros en los que uno se siente desvalijado internamente. En otros, uno se siente libre, animado, mejor. Y entre los dos, existe toda una gama de colores. Aunque a menudo no seamos conscientes de ello, la influencia que tenemos los unos en los otros es tremenda.

CUIDAR LA ACTITUD

Si quieres convertirte en una persona que suma y aporta a los demás, puedes empezar por cuidar tu actitud responsabilizándote de tu cuerpo, mente y habla. Cuidar tu actitud corporal no significa que tengas que controlar tu cuerpo o tus gestos, sino más bien tiene que ver con mantener a tu templo limpio, relativamente cuidado y sobretodo receptivo. Si estás a gusto en tu casa interior, se transmitirá hacia fuera.

Tomar responsabilidad de nuestra mente significa poner atención a nuestra forma de pensar. ¿Qué pensamientos albergas? ¿Cuál es su efecto en ti? ¿Cómo te relacionas con ellos? ¿Su carga es positiva, negativa o neutra?  En la medida en que puedas relacionarte con tus pensamientos de forma desapegada, mayor será tu espacio interior lo que facilitará tus interacciones.

El poder de las palabras es enorme. Cuidar la propia habla, es decir aquello que decimos y cómo lo decimos es fundamental, pues las palabras pueden dar, pueden robar, pueden condenar, pueden liberar.

Dos personas conversando

(Etienne Boulang, UNSPLASH)

CULTIVAR LA APRECIACIÓN

En mi trabajo de coach y consultora de organizaciones uno de los enfoques que más disfruto es el de la Indagación Apreciativa de David Cooperrider, llevado a nuestro país por Míriam Subirana entre otras personas. Consiste en preguntarse por las fortalezas de la organización, aquello que hace realmente bien, sus oportunidades y aspiraciones, y sostener conversaciones alrededor de estas cuestiones. Las preguntas se centran en descubrir aquello que da vida, y asume que existe un núcleo positivo en toda organización y persona.

A nivel personal, cultivar la apreciación se logra empezando por uno mismo, preguntándote por aquello que te esfuerzas en hacer bien, por aquello que estás logrando, por lo que te inspira y lo que anhelas. Cultivar la apreciación nada tiene que ver con recuperar, como quién consulta un archivo viejo o mira una foto aquello que ya sabes de ti o de otros, sino todo lo contrario, es un proceso vivo a realizar momento a momento.

Para poner en marcha la apreciación hacia otra persona pregúntate: ¿Qué me aporta esta persona que nadie más lo hace? ¿Cómo es diferente mi vida gracias a ella? ¿Qué valoro de ella? ¿Qué me aporta su presencia?

Apreciar significa descubrir el núcleo positivo de otra persona. Apreciar magnifica lo bueno, transformando en el proceso tu actitud y lo que se deriva de ella. Es decir, prácticamente todo.

 

Sígueme en FacebookInstagram y Twitter.

 

Te puede interesar:

¿Quieres terminar el año de forma consciente? Cuatro prácticas para conseguirlo

El final de año es un momento propicio para tomar consciencia sobre el propio camino. A menudo en mi práctica de coaching me encuentro – generalizando por supuesto – con dos tipos de personas. Personas que raramente miran atrás, es decir que no tienen una actitud auto-reflexiva hacia su pasado, creen que lo pasado es pasado y no vale la pena pararse en él. Y por otro lado, personas que cargan amargamente con su pasado, lo rumían, lo analizan y se resisten a soltarlo.

Tan dañino es sobreanalizar el pasado, com el riesgo de quedarnos anclados en él como la bíblica Edith convertida en estatua de sal al girarse a contemplar la destrucción de Sodoma y Gomorra. Como inútil es no mirar nunca atrás, evitando asumir lo ocurrido y por ello abocándonos a repetir los mismos errores.

El ejercicio que te propongo sigue el camino del medio, es decir te invita a reflexionar sobre lo ocurrido, para después soltarlo, pasando página. Para realizarlo escribe donde quieras las respuestas a estas cuatro preguntas:

  • ¿Qué quieres celebrar?
  • ¿A quién estás agradecido?
  • ¿De qué debes perdonarte?
  • ¿A quién debes perdonar?

(Fauzan Ardhi, UNSPLASH)

CELEBRAR

Celebrar es fundamental. Nuestra percepción, por motivos de supervivencia está sesgada hacia lo negativo, hacia lo que no funciona. Fijarse en lo bueno, en lo positivo, en lo que hemos logrado es entrenar la mirada apreciativa, que nos conecta con la aceptación y la gratitud hacia las propias circunstancias y capacidades. La mirada apreciativa genera confianza en uno mismo y en la vida, una actitud fundamental.

AGRADECER

Sea lo que fuere que ha ocurrido durante tu año, algo es seguro: está plagado de personas y circunstancias que han contribuido a que las cosas sean geniales, funcionen o al menos a minimizar un desastre. Da las gracias. Tal vez sea el gesto más potente que realices en tu vida.

PERDONARTE

Estar vivo significa errar, meter la pata. De poco sirve autoflagelarse indefinidamente cuando hemos hecho daño o errado, no importa el tamaño de lo ocurrido. Perdonarse es una acción indispensable para amarse. Y el amor hacia uno mismo está en la base de todo desarrollo personal y especialmente de la relación con los demás. Cuanto más compasivo seas contigo mismo, más lo serás con los demás.

PERDONAR

Las ofensas pesan y cuando te empeñas en cargarlas a tus espaldas, conviertes a tu mundo en un lugar hostil. Perdonar a las personas que te han ofendido o hecho daño es vaciar la mochila psicológica de uno de los mayores pesos que puedes cargar.

Perdonar es tener la intención de perdonar. Perdonar es poner la otra mejilla en el sentido de no buscar venganza. Perdonar es abrir el corazón para seguir sintiendo y llenarse de vida. En cambio no perdonar es morir cada día un poco.

Una vez anotadas las reflexiones a las cuatro preguntas, puedes trasladarlas a la acción directa o a la acción simbólica, a través de un gesto que encarne tu intención. Si el ejercicio te costó, no te angusties. Cada acto al que te invito es un tipo de práctica que puedes entrenar. Cuanto más practiques el perdón, más fácil te será perdonar. Y lo mismo con agradecer, y celebrar.

Una vez realizado el ejercicio, olvídate de él. No hay nada más que hacer, salvo entrar al año nuevo ligero de equipaje y receptivo. Listo para la nueva gran aventura de tu vida.

Te puede interesar:

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.