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Desconectarse de las redes sociales: si Spiderman puede, tú también

El actor británico Tom Holland, protagonista de la última entrega de Spider-Man: no way home, anunciaba hace poco en un clip de Instagram que se tomaba una pausa en relación a las redes sociales porque le parecía que Instagram y Twitter eran sobre-estimulantes y abrumadoras. Decía que cuando leía cosas sobre él se quedaba enganchado y caía en una espiral, y que en última instancia, era perjudicial para su salud mental.

 

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Mi presencia en las redes sociales es baja y por trabajo. Solo publico cuando tengo algo que decir. Sin embargo, hace un par de años al publicar el libro Tu vida épica, personas expertas en marketing me aconsejaron de aumentar mi presencia en las redes. Lo hice y al poco tiempo, sentí como la oscura mano de internet asía mi sentido de identidad pidiéndome más contenidos, mientras entraba en la carrera sin tregua de competir por la atención.

Las redes sociales hacen lo que su buen nombre las define: nos enredan. Enredarse está bien, vivir es un gran lío y participar es obligatorio. Sin embargo, con las redes sociales existe una línea roja que debemos tener en mente por nuestro bien. Es el momento en el que dejamos de controlar nuestra exposición a las redes para ser ellas las que nos controlan. Esto es fundamental, pues como admiten sin demasiada vergüenza una buena pandilla de ejecutivos de las redes sociales en el documental El dilema de las redes, las redes fueron creadas para generar dependencia y adicción. Al igual que cualquier droga, inciden en circuito hormonal de la dopamina, haciendo que nuestro cuerpo pida más y más.

Desde que descubrí mi dependencia de las redes, como efecto secundario de la promoción del libro, decidí desengancharme paulatinamente, hasta que este verano me quité el par de redes que me quedaban en el móvil. ¿Qué pasó? Pues nada. Y nada es fenomenal. Porque ahora en mi vida tengo más “nada” es decir más tiempo libre para dedicarlo a lo que yo decido, sea a mis personas queridas, a mis intereses o a cualquier otra cosa.

Pero más allá de la adicción que generan las redes sociales, tan o más importante es la forma en cómo afectan a nuestro sentido de identidad, una de las claves para ser felices. Nuestro sentido de identidad se construye en parte por lo que las personas de nuestro entorno reflejan de nosotros. Es justamente ahí cuando las redes tienen mayor potencial de hacernos daño: generan un entorno descarnado, en su mayor parte poblado por personas que no tienen ni idea de quienes somos, pero que sin embargo tienen el poder de opinar sobre nosotros, juzgarnos, aplaudirnos, criticarnos, asediarnos, ignorarnos… Cuando esto ocurre, tu grado de solidez interior es clave para neutralizar el impacto recibido. Sin embargo, nadie está a salvo, pues todos tenemos un mal día, ni que decir del mayor riesgo que tienen niños y adolescentes, por el mero hecho de estar justamente formando su sentido de identidad.

Por todo ello, si sientes que tu relación con las redes deja que desear, no lo dudes, desconéctate de ellas por un tiempo y observa lo que pasa. Si hasta Spiderman, el actor Tom Holland con más de sesenta y siete millones de seguidores en Instagram, y una presión colosal del establishment para alimentar a su audiencia y vender a través de las redes, ha podido darse una tregua, tú también vas a poder.

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El guantazo de Will Smith, lo políticamente correcto y el trabajo interior

Esta madrugada en plena ceremonia de los Oscars, Will Smith dio un guantazo al humorista Chris Rock después de que éste bromeara sobre el pelo de su mujer Jada Pinkett Smith.

Jada, actriz, madre, mujer polifacética y líder del show Red Table Talk en el que trata todo tipo de temas sensibles, sufre una enfermedad autoinmune que le hace perder el cabello, como ha reconocido públicamente en varias ocasiones. En este sentido, la broma estaba fuera de lugar. ¿Realmente? ¿Pueden estar algunas bromas o chistes fuera de lugar?

Hace poco acudí a un show de un mago que me encanta: Mag Lari. Es un espectáculo para todos los públicos. Los niños lo disfrutan y los mayores también porque está lleno de guiños para todas las edades. Canciones de Mocedades, de David el Gnomo…Cuando llega el turno de sacar a alguien de la audiencia, el mago-cómico acentúa su deje homosexual y tira una flor tras otra los hombres del público, del tipo: “Ven aquí bombón. Pero que monada,… ¿quién te quiere a ti bebé?” “Anda que te has buscado a un buen bombero” – le decía a la pareja del voluntario. “¿Sales en los calendarios cariño? Le preguntaba con una mirada lasciva.” El público se partía de risa. Entonces me vino un flash. ¿Cómo sería si hiciese lo mismo con mujeres? Al rollo, “Que buena que estás,…con este escote podrías salir en un calendario”…Me di cuenta de que sería políticamente incorrecto. Absolutamente. Estaría acabado. Se lo comerían vivo.

Darme cuenta de ello me entristeció. Lo hizo, a pesar de que como mujer de cierta edad, he vivido en mi propia piel todo tipo de micro y no tan micro agresiones por el hecho de serlo. Creo que lo he llevado bastante bien, sin embargo, negar el impacto de las mismas, es engañarse. Todo lo que hacemos tiene un impacto y las palabras de Chris Rock en Will Smith no fueron una excepción. Nuestras acciones son lo único que poseemos y somos responsables de su impacto, seamos conscientes de ello o no.

Sin embargo, el humor es una forma de arte y como tal no puede estar restringido por lo políticamente correcto. El arte es subversivo por definición y tiene que ser recibido de esta forma. Si los y las humoristas no pueden hablar de todo, entonces estamos perdidos. Entonces nos acercamos peligrosamente a los regímenes totalitarios caracterizados por la censura y la falta de libertades, como la libertad de expresión.

Volviendo al caso de Will Smith y Chris Rock, la ceremonia de los Oscars era un momento artístico. Chris Rock estaba desplegando su show ante la audiencia y el mundo. El público estaba compuesto también por artistas y actores del mismo sector acostumbrados al mundo de la ilusión. Sí, el chiste tal vez podía ser mal interpretado, pero si un humorista en un teatro de una democracia occidental no puede rozar la línea y bromear sobre el peinado de una actriz sin que nadie tiemble, apaga y vámonos.

Pero no pudo ser. Will se levantó y le pegó un guantazo. “He’s just smacked the shit out of me” dijo el cómico.  La deportividad en cómo Chris encajó el golpe fue espectacular y también cómica.  El cómico encajó bien la bofetada de Will porque la broma que hizo sobre Jada no era personal. No iba contra Jada, ni contra Will. Lo único que pretendía era hacer reír a la audiencia. Que Will no la recibiera de esa forma es un síntoma del trabajo interior que tiene pendiente. Porqué aquello que nos altera haciéndonos perder nuestro autocontrol pone de relieve facetas de nosotros que necesitan  atención. En el caso de Will tal vez sea su extremada identificación con un rol de protector, como relató en su discurso de aceptación del Óscar durante la misma noche. Cuando Will se sobre identifica con este rol pensando que tiene que defender a todos, está errando sobre su verdadera naturaleza. El mundo no es una secuela de Independence Day, el chiste no era personal y en cualquier caso Jada es una mujer inteligente, fuerte y totalmente capaz de defenderse a ella misma.

Y en cuanto a ti, querido lector, cuando te ocurra algo mínimamente parecido a lo de Will Smith, pregúntate: ¿Qué forma de entender el mundo y a ti mismo te están haciendo reaccionar de ese modo? ¿En qué medida estás equivocado y de qué forma puedes expandir estas visiones limitadas?

 

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