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Por qué tienes que dejar de decir “me haces sentir” 

¿Qué diferencia hay entre decir “esto me hace sentir” y decir, “cuando esto ocurre, me siento…”? Pues toda. Son dos universos totalmente distintos, que a menudo trabajo en mi práctica de coaching.

Cuando dices “esto me hace sentir” estás dando poder a algo externo sobre ti. Al hacerlo, este algo toma el poder – aunque no lo ha pedido – y lo ejerce en tu contra. Sí es una ilusión pero las ilusiones son reales, cuando…te las crees. Y hablar con frases como “fulanito me hace sentir” es dar vida a una falsedad, que al creértela modela tu experiencia.

La cultura popular está plagada de estas fórmulas para nada inocuas y es así como sin querer empezamos a usarlas. Por ejemplo el Like a virgin de Madonna – una ya tiene una edad 😉 – cuenta con varios “Me has hecho sentir que no tengo nada que esconder” – pero también Raw Alejandro con su «Me gusta tu olor, de tu piel el color y cómo me haces sentir», en Todo de ti. En series y en películas esta fórmula también está por doquier.

¿Pero… cómo funciona? Bien pues como he dicho, primero das el poder a algo que ocurre: pierdes las llaves, o comes demasiado o vas a un sitio al que no quieres ir…o a alguien: a tu pareja, a tu compañero de trabajo, a tus hijos… por hacer o dejar de hacer algo: no recoger el cuarto, hablar demasiado, no llamarte, trabajar en exceso…Por ejemplo:

  • “Me haces sentir triste al trabajar tantas horas.”
  • “Trabajar en este proyecto me hace sentir desmotivado.”
  • “Cuando me hablas así me haces sentir que no valgo nada.”

De forma inconsciente, cada vez que dices “tu me haces sentir” o “esto me hace sentir” te haces la víctima. Te estás diciendo y estás diciendo al mundo: “mirad, pobre de mi, ¿quién soy yo para mercer esto?…si yo no he hecho nada». Luego esperas que el mundo o los otros te resarzan y tu ego sonríe satisfecho pues tiene una razón para existir.

Persona detrás de cortina

(Ben White, UNSPLASH)

En cambio cuando dices “Cuando esto ocurre, me siento…” todo es distinto. Al principio puede ser que te sigas haciendo la víctima como en el caso anterior. Pero con la práctica tu experiencia se transforma. Esto es así porque el lenguaje modela la consciencia y la consciencia modela el lenguaje. Empiezas entonces a ver el vínculo entre cuando algo ocurre y tu forma de reaccionar a ello, pero no das el poder a nadie. De pronto te das cuenta que no tienes porque sentirte como te sientes. Puedes fijar tu atención en otra cosa y transformar como te sientes. También puedes expresar tus deseos de forma impecable, sin necesidad de culpar al otro.

Sustituir el “lo que tu haces me haces sentir…” por “cuando esto ocurre, me siento…” es un gesto minúsculo pero poderoso. Ponlo en práctica y empezarás a asumir responsabilidad sobre tu vida emocional, descubriendo que la forma en cómo te sientes, depende única y exclusivamente de ti.

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Cristóbal Colón y por qué consolidarte en el trabajo es clave para ser feliz

“Soy Cristóbal Colón, vengo del manicomio con catorce enfermos mentales y queremos montar una empresa” No, no es un chiste, es un caso real que se estudia desde hace años, en las principales escuelas de negocios. Cristóbal Colón es psicólogo y cofundador de La Fageda, la empresa que fabrica y vende 100 millones de deliciosos yogures al año. Cuando uno asiste a una conferencia de Cristóbal Colón es fácil dejarse cautivar por la sabiduría, pragmatismo y audacia del orador. Una de las conceptualizaciones más interesantes es su perspectiva sobre el trabajo: “El trabajo podría ser una herramienta fundamental de rehabilitación para personas con discapacidad psíquica”. Más allá de la capacidad rehabilitadora del trabajo, según constato cada día en mi práctica de coaching, el trabajo es una dimensión que no solamente nos mantiene cuerdos, sino como demuestran estudios de desarrollo adulto es una de las claves para llegar a la madurez en plena forma, junto con la capacidad de intimidad y el sentido de identidad.

CONSOLIDARSE ES LA CUESTIÓN

Según estudios de desarrollo adulto, es tan importante trabajar, como consolidarse en el trabajo. Consolidarse, tiene que ver con mantener un hilo conductor coherente en relación al trabajo durante la mayor parte de la vida adulta. Para consolidarse en el trabajo hacen falta , según Vaillant1, cuatro requisitos: comprometerse, contentarse, compensación y competencia. Vamos a verlos:

(Oppo find x5, UNSPLASH)

COMPROMETERSE

Cuando doy charlas sobre propósito personal, una pregunta frecuente es cómo estar seguro que uno ha dado con la actividad que responde a su propósito, como si dar con el propósito se tratase de descubrir el Santo Grial. Aunque aquello en lo que trabajamos es relevante, lo es más el cómo trabajamos y nuestro grado de compromiso con el mismo.

En la vida tienes que elegir, mojarte, también en el trabajo. Lo contrario es dudar todo el tiempo y cambiar a menudo de trabajo rompiendo el hilo conductor entre un trabajo y otro. Para comprometerse en el trabajo es necesario sacrificar alternativas posibles y dar el cien por cien de uno mismo allí donde estés.

CONTENTARSE

Todos los trabajos tienen periodos más difíciles, otros más monótonos, algunos enriquecedores. Contentarse consiste en aceptar los altos y bajos de cualquier trabajo y esforzarse en lo que uno hace como si de ello dependiese la salvación de la humanidad porque créeme, de ello depende parafraseando a Joan Maragall2.

COMPENSACIÓN

La compensación por trabajar tiene muchas formas. La compensación económica es relevante pero no la más importante, como demuestra el trabajo de voluntariado. El trabajo nos da una rutina que ordena nuestra vida. El trabajo enriquece nuestro sentido de identidad a través de una profesión y/o por pertenecer a una organización con un fin más allá de nosotros mismos. Y fundamental, trabajar nos entreteje en una matriz de relaciones significativas con otras personas.

COMPETENCIA

Ser competente tiene que ver con un buen desempeño en el trabajo. Significa aprender «el cómo» desempeñar cierto trabajo y esforzarse en la mejora constante. Da igual que seas conductor de autobús, comercial, o músico, es la práctica la que hace la excelencia. La práctica sostenida nos permite conocer en profundidad una organización, una profesión, un sector, un cliente. Y esa profundidad tiene valor. Es esa profundidad la que te permite consolidarte en tu trabajo, y más adelante ser generativo, es decir, “guiar de forma altruista a las generaciones venideras”3.

Cristóbal Colón y las personas que trabajan en La Fageda lo tienen claro: su trabajo es mucho mucho más que un trabajo. Si eres del género humano, no te engañes, estás en el mismo club. Por esta razón, consolidarte en el trabajo no es solamente la solución a muchos de tus males, sino también una de las claves para ser feliz.

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(1) “Aging Well” (2002) de George E. Vaillant

(2) Poema «Elogio del vivir»

(3) “Outliving the Self: Generativity and the Interpretation of Lives” (1984), John Kotre

 

¿Empiezas una relación íntima estable? Asúmelo, discutir es vuestra tarea fundamental

En el universo no existen dos planetas de igual masa, diámetro y composición. Los planetas están en movimiento entre sí y es la tensión  gravitacional lo que los mantiene en órbita. Los humanos, como cuerpos terrestres – y cósmicos- que somos, también funcionamos de una guisa similar. Cuando entramos en relación, la distinta naturaleza y estadio evolutivo de cada uno determinan la forma y el tipo de la dinámica de la relación.

Pablo, a quien acompaño a través del coaching, me comentaba en sesión: “desde que empezamos a salir hace dos años me dejado llevar bastante por Luis – su pareja-, pero ahora con la paternidad a la vista, siento que no puedo seguir así y que tengo que empezar a expresar más mis deseos y necesidades. El problema es que cuando lo hago, Luis se enfada” me decía contrariado.

INTIMIDAD

Entablar una relación íntima – de pareja o de amistad – solo es posible cuando hemos desarrollado una identidad mínimamente autónoma, es decir, saber quién soy, mis valores y lo que quiero. Con la intimidad, al reconocernos como un ser diferente, nos abrimos a otra persona. En este abrirnos pueden suceder dos cosas contrapuestas. La primera es que uno de los dos, afloje su identidad para fundirse en el otro, lo que resulta, por muchos motivos, un grave error. La segunda opción y la deseable, es que el sentido de identidad de ambos se expanda y transforme para incluir a la relación.

Hombre y mujer discutiéndose

(Afif Kusuma, UNSPLASH)

DISCUTIR PARA CRECER

¿Pero cómo ocurre esta expansión de identidad? Pues a través de la confrontación y la tensión. Cada persona es un planeta con una particular forma de funcionar o cultura familiar. Para expandir el propio sentido de identidad es necesario confrontar y explorar conjuntamente la cultura familiar de cada uno para crear una que funcione para la relación.

Al comentario de Pablo en referencia al enfado de Luis le dije “Me parece normal que se enfade. Discutiros es vuestra tarea principal ahora que la relación se ha vuelto estable. Pelear sin dejar de amaros”. Cuando hablo de discutir, me refiero al proceso de crear la propia cultura de pareja/familia a través de conversaciones. Este proceso, que en parejas que funcionan está siempre vivo, no es un proceso fácil, ni relajado, pero es imprescindible para que la relación funcione y sus miembros florezcan en ella.

CUIDADO CON EL CORTOCIRCUITO

El problema de la necesidad de discutir para generar una nueva cultura familiar es que nos pilla desprevenidos. Nadie nos avisa que esta va a ser una de nuestras tareas al entrar en una relación comprometida y que está bien que así sea. Por esta razón, cuando surgen las peleas, y sube la tensión en relación, nos atacan todo tipo de pensamientos del estilo: “esto no a funcionar”, “si fuese el amor de mi vida no sería tan difícil”, “otra vez una pelea…vamos de mal en peor”…que pueden cortocircuitar el proceso.

Cuando te encuentres en esta situación, te animo a soltar cualquiera de los pensamientos anteriores y en su lugar tomar la perspectiva: “estamos frente a una oportunidad de crecimiento mutuo, que sentará las bases para todo lo que vendrá. Voy a hacerlo lo mejor que pueda.” Porque así es. Encarar las diferencias y tensiones cuando es el momento es como tener a la relación en el gimnasio haciendo pesas: la intimidad se os dará cada vez mejor. Además, contar con una relación sólida y auténtica es de las cosas que más sentido dan a la vida y un ingrediente básico para llegar a la madurez de forma generativa.

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Sentido de identidad: una de las tres encrucijadas clave para ser feliz

Cuando de niño le preguntaban a John Lennon qué quería ser de mayor, contestaba “feliz”. Entiendo la felicidad como plenitud vital siempre en transformación. Pero como demuestran estudios de desarrollo humano, la plenitud vital no se obtiene buscándola directamente, sino enfocándonos en dimensiones que de forma indirecta conducen a ella, con su particular sabor en cada etapa vital.

En mi artículo anterior exploraba dos formas contrapuestas de llegar a madurez y más allá: siendo generativo, es decir “invirtiendo los propios esfuerzos en formas de vida y trabajo que sobrevivirán a uno”. O bien estancado, con una vida pequeña, limitada y motivación casi nula. El camino que lleva a uno u otro destino, está marcado por tres encrucijadas clave: sentido de identidad, intimidad, consolidación del trabajo.

SENTIDO DE IDENTIDAD

El sentido de identidad es la respuesta a la pregunta: ¿Quién eres? ¿Qué valores, preferencias políticas, gustos musicales y pasiones encarnas? El sentido de identidad es importante porque nos permite relacionarnos con el otro y con el mundo sin fundirnos en él. Como yo sé quien soy, me puedo compartir y me puedo acercar a ti sin miedo y con curiosidad.

Como constato cada día en mi práctica de coaching el desarrollo adulto no es lineal y cuenta con múltiples barreras. Tener un carácter excesivamente complaciente, empezar a vivir en pareja de muy joven, vivir con los padres demasiados años y otras circunstancias nos pueden llevar a cometer dos de los errores más comunes que impiden el sentido de identidad propio. El primero es adoptar el plan de vida que tus padres han diseñado por ti, el que te ha vendido la sociedad, o el que ha marcado tu pareja. El segundo error es adoptar el sentido de identidad de tus padres o pareja, es decir sus valores, gustos, preferencias políticas, hábitos…sin cuestionarlos.

(Noah Silliman, UNSPLASH)

Lo fascinante del desarrollo adulto es que si queremos, y encontramos una buena guía, podemos recuperar hasta cierto punto, el eslabón perdido de nuestra evolución. En el caso del sentido de identidad, ¿Cómo se puede conseguir? Pues con la distancia. La separación es crucial porque nos permite distinguir lo que somos del resto. Cuando hablo de separación hablo de separación sostenida del sustento económico, residencial, ideológico y social de tu familia de origen. Si todavía vives con tus padres, puedes (y tienes) que independizarte para saber quién eres. Aunque pierdas en nivel de vida, esto no es nada comparado con lo que vas a perder si no lo haces: tu propio sentido de identidad, la fuerza de tu unicidad.

Si tu identidad está fundida a la de tu pareja, una práctica para remediarlo es preguntándote a menudo, ella piensa así, pero ¿Cuál es mi opinión, deseo o preferencia? En situaciones de convivencia como la anterior, tomar distancia física ayuda. Cambiar de habitación o irse a dar un paseo para literalmente aclarar las ideas propias. Otra práctica que recomiendo a las personas que acompaño que están desarrollando su sentido de identidad y su pareja tiene una personalidad arrolladora es practicar el acercarse al otro y expresar la forma distinta que uno tiene de percibir o de comprender cierto asunto. Al hacerlo vamos desarrollando el músculo de sentirnos cómodos en la diferencia.

El proceso de generar un sentido de identidad propio no es cómodo, ni divertido. Tampoco tiene porque ser terrible. Sin embargo requiere un esfuerzo. En cualquier caso es imprescindible para crecer y evolucionar como personas y dar con la felicidad a la que aludía Lennon: la plenitud vital que tú, como cualquier otro ser, también anhelas.

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Por qué llevar un diario puede (r)evolucionar tu vida. Tres pasos para empezar uno este verano

Una de las cosas que me gusta hacer cuando llega el calor y decae la actividad frenética es releer mis últimos diarios. Sí, escribo a diario en mi diario. Escribo flujo de conciencia, es decir cojo un boli y dejo que las letras, palabras y frases viajen de mi cuerpo al papel, intentando que la mente intervenga lo mínimo y sin intentar escribir nada en particular, ni tampoco nada que sea bueno, inteligente, nuevo… Es un espacio de libertad absoluta, en el que doy rienda suelta a todo lo que pasa en mi interior. Transcurren meses, y luego releo lo escrito. Un ritual sencillo pero poderoso. Si quieres descubrir porqué llevar un diario puede (r)evolucionar tu vida, no dejes de leer.

CONOCERTE

Llevar un diario sirve para conocerte mejor. Porque aunque estés acostumbrado a ti mismo, tu complejidad es tan inmensa, que necesitas artilugios para poder empezar a acercarte a ella. La escritura en papel es un soporte fenomenal. Me encanta escribir lo que he soñado la noche anterior, sin necesidad de interpretar el sueño, como quien observa una flor de otro mundo, en este caso del planeta subconsciente. Al volcar lo que ocurre en el momento, se plasma mi diálogo interior, es decir lo que me digo a mi misma y cómo lo digo. También mis neuras y formas automáticas de interpretar el mundo. Lo revolucionario del proceso es que al plasmarlo en una hoja y releerlo, pasas de estar sujeto a ello a verlo como un objeto. Por ejemplo, si te das cuenta que te hablas con dureza, la próxima vez que esto ocurra, vas a darte cuenta de ello y tras observarlo varias veces serás capaz de hablarte de forma más amable.

Plasmar el mundo interior en un papel de forma periódica también te acerca a tu intuición. Durante la relectura de mis diarios, invariablemente encuentro cosas que intuía y que después se manifestaron, lo que refuerza la confianza en mi misma.

CAPTAR INSPIRACIONES

Puesto que mi trabajo tiene un fuerte componente de creatividad, sobre todo en cuanto a escritura se refiere pero también a nivel de cursos, talleres, etcétera el diario es un registro de aquello que me llama y me inspira. No sé porque algo me inspira o me llama, tampoco necesito saberlo. Simplemente aceptarlo. Recibir a tus inspiraciones o anhelos en las páginas de un diario es como crear un mapa del tesoro. El tesoro son tus sueños, pequeños o grandes que necesitan ser escuchados y aceptados, para tomar forma y luego manifestarse.

(Kelly Sikkema, UNSPLASH)

MANTENER EL FOCO

Llevar un diario te puede ayudar a enfocarte, sobretodo si lo escribes antes de empezar tu día. ¿Cómo? Pues muy sencillo, a través del poder de las intenciones. Una intención es algo que quieres que ocurra. Al declarar una intención por escrito, estás alineando tu energía consciente e inconsciente con el mundo del que formas parte y te orienta a pensar y actuar hacia un sentido concreto. Cualquier cosa se puede poner en forma de intención. Puedes tener la intención de realizar x tareas, puedes tener la intención de mantener un estado de ánimo alegre, puedes tener la intención de ayudar a los demás. La prueba del algodón de una buena intención es que sea buena para ti y también para los demás.

MAYOR AUTOCOMPASIÓN

Como humanos, siempre llevamos más carga psicológica de la que creemos llevar. Por esta razón explorar lo que has escrito redunda en una mayor comprensión de la situación real que atraviesas, de tus circunstancias y momento personal. Esto facilita que tengas una mayor compasión hacia ti mismo y te anima a tratarte como un buen amigo.

CÓMO EMPEZAR UN DIARIO PERSONAL

En mis programas de coaching llevar un diario personal es un requisito fundamental e indispensable. Allí van a parar las reflexiones fruto de las preguntas que planteo y todo el crecimiento y evolución de la persona a medida que el programa avanza. Y escucha bien: siempre da buenos resultados. Por todo ello, si este verano te animas a llevar un diario personal, estos son los pasos a seguir:

  1. COMPRA UNA LIBRETA. Una cualquiera, si es de las baratas mejor. No vas a escribir tu primera novela en ella y aunque lo fueras a hacer, la calidad de la misma te tiene que transmitir que TODO va a ser bienvenido en ella.
  2. ESCRIBE, ESCRIBE Y ESCRIBE. Cada día, durante un período de tiempo establecido. Empieza por cinco minutos, alárgalo a quince, y después de varias semanas, no te limites y déjate guiar por lo que el momento requiera.
  3. RELEE LO ESCRITO. A los quince días de relee lo que has escrito con bolígrafo de rojo en mano. Observa lo que lees como si fuera otra persona la que escribió estas líneas. ¿Qué le dirías? Inicia un breve diálogo con él o ella a medida que sus palabras te llegan.
  4. TIRA LA LIBRETA. Después de releer la libreta según el punto anterior, tírala. Sí, sí, tírala. Es parte de completar el círculo y ritualizar la naturaleza transitoria de tu estado y de todo.

Si empiezas la práctica de llevar un diario vas a (r)evolucionar quieras o no. Espero que también lo disfrutes 😉

¿Por qué tus traumas son una buena noticia? 5 pautas para gestionar el trauma

Este post es una continuación del post anterior.

¿TRAUMAS PEQUEÑOS O GRANDES?

Cuando pensamos en trauma, nos vienen a la cabeza abusos verbales, físicos o sexuales flagrantes. Sin embargo, en el mismo continuo, están otros tipos de impactos, que con ojos de adulto pueden parecer benignos, neutros o incluso ridículos. Que tu madre te dijera de niño que si no comías rápido te quedarías sin comida. Cuando con seis años te diste cuenta que las personas que más amabas te hablaban como si fueses idiota. La visita al dentista en la que se les olvidó la anestesia y tu aguantaste pensando que el dolor era normal. En la mayoría de casos, la intención de los adultos no era hacerte daño. Sin embargo, esto no te libró del trauma.

Osito

(Trym Nilsen, UNSPLASH)

TRAUMAS DE ADULTO

Y de adultos continuamos a recibir. Cuando al apenas haber nacido vuestro hijo, a tu pareja le dio un ictus y casi la palma. Cuando te echaron del trabajo, despertándote de la ilusión de que tu profesión iba viento en popa. Cuando después de ocho meses, la vida que llevabas en tu vientre no consiguió ver la luz. Cuando la persona con la que querías formar una familia te dejó sin más… La vida va de cambio permanente lo que nos garantiza un buen suministro shocks hasta el final. Por esta razón es fundamental saber identificarlos y gestionarlos.

¿CÓMO SÉ QUE TENGO TRAUMA?

La prueba del algodón del trauma sin sanar es que se queda en tu cuerpo en forma de sensación y crea un patrón reactivo en tu conducta para evitar que el trauma se repita. Sin embargo, este patrón no tiene éxito – las situaciones problemáticas se repiten una y otra vez-, causándote niveles cada vez mayores de sufrimiento.

PAUTAS BÁSICAS PARA INTEGRAR UN TRAUMA

En mi práctica de coaching a menudo emergen traumas de las personas a las que acompaño. De esta experiencia y de lidiar con mis propios traumas, te comparto unas pautas básicas para orientarte cuando te topes con ellos:

  1. Siente lo que no pudiste sentir plenamente cuando todo ocurrió. Enfócate en las sensaciones de tu cuerpo.
  2. A través de la respiración y visualización, hazte más grande que la experiencia. Sostén lo que te pasó a nivel de sensación y emoción. Evita racionalizar, poner etiquetas o interpretar.
  3. Expresa todo lo que necesites usando tu creatividad (de forma verbal, por escrito, a través de la pintura….), sin implicar a otros.
  4. Date varios días para estar en diálogo con esta tierna parte de ti mismo – como si fuera un niño desvalido – hasta sentir que la sensación se ha calmado.
  5. Si sientes que el trauma te supera busca a un terapeuta que te acompañe en el proceso.

LA BENDICIÓN DEL TRAUMA

Afrontar e integrar un trauma te abre a la vida. Descongela aquellas partes de ti que estaban demasiado asustadas para ser. Cuando estas se despiertan, te conviertes más en ti mismo y tu conexión con el todo es más fuerte. De modo que, si el trauma llama a tu puerta, déjalo entrar y recuerda darle las gracias por devolverte con él, parte de tu humanidad.

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¿Por qué tus traumas son una buena noticia? Cómo gestionar el trauma de vivir

EL TRAUMA DE VIVIR

Desde que nacemos, empezamos a recibir hostias de todo tipo. En algunos casos, cuando esto ocurre, sentimos plenamente el impacto y luego seguimos adelante. Sin embargo en muchos otros, cuando llega el golpe físico o psicológico, no contamos con la capacidad necesaria para sentirlo del todo. Entonces lo almacenamos en nuestro cuerpo, en nuestro inconsciente, en forma de trauma. Aquella experiencia se queda latente en nosotros, pendiente de ser vivida. El trauma nos modela, conforma nuestra personalidad y cuando llega cierto momento, nos resulta insoportable.

VIVIR CON TRAUMAS

Nuestros traumas psicológicos y espirituales hacen que una parte de nuestro ser no esté. El trauma es energía bloqueada en nuestro cuerpo-mente y esto se traslada a todas las facetas de nuestra vida, restándonos presencia y vitalidad.

Los traumas son pesadas mochilas que llevamos sin darnos cuenta. No nos pesan porque hace mucho que las cargamos, y pensamos que es normal vivir con ellos a cuestas. Hasta que un día, se hacen visibles y nosotros nos preguntamos, ¿Cómo he podido aguantar tanto tiempo así?

Ojos

(Luis Galvez, UNSPLASH)

CUANDO EL TRAUMA LLAMA A TU PUERTA

De repente, un día te das cuenta de que al estar en presencia de un grupo, sientes terror en todo tu ser. Emerge entonces el trauma del bullying cuando tenías once años, que creías superado. Entrar en contacto con un trauma pasado es como volver al momento en el que todo ocurrió. Te sientes igual que te sentías cuando con siete años, te dijeron que tu madre había muerto.

BUENA SEÑAL

Por desgarradores que sean, los traumas solamente llaman a la puerta de la consciencia cuando contamos con suficiente espacio psicológico y vital para afrontarlos. Cuando emergen significa que estamos listos para recibir e integrar estas experiencias. Estamos listos para evolucionar.

En el post de la próxima semana seguiré ahondando en el tema del trauma y te daré unas pautas básicas para gestionarlo.

 

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