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No te tomes tan en serio porque… no existes

Una de las enseñanzas fundamentales de Buda es que no existe un yo separado. Se denomina la doctrina del no-yo. Cuando Buda promulgó esta comprensión del ser humano hace más de dos mil años, sacudió los cimientos de las creencias del momento. Ahora, en plena cultura narcisista y egocéntrica esta verdad se me presenta como algo provocadoramente radical pero sobretodo necesario e inspirador.

El hecho que no exista un yo, no significa que no existas. Negar la existencia del yo – es decir del ego – no significa que lo que exista sea nada. El budismo no es una espiritualidad nihilista. De lo que Buda se dio cuenta es que suponer que existimos como ente separado y continuo en el tiempo es la fuente de sufrimiento por excelencia de los seres humanos.

Mujer con círculo blanco

(Caroline, UNSPLASH)

¿Si no existes tú, qué es lo que existe?

Existe un sustrato básico del que todo emerge. Una sopa cósmica de potencial de la que nacen estados, formas, energías, fuerzas. Existen distintos estados egoicos que generan acciones y reacciones. Existes tú, un puñado de células que quieren vivir.

A una parte de ti le entra pánico, cuando se da cuenta del sustrato básico sobre el que no tiene control. El miedo nace de no querer ver la verdadera naturaleza de las cosas. El miedo contrae y separa, y así nace tu ego. Y con él la primera dualidad: todo lo que no eres tú. A partir de ahí, tu ego expande sus tentáculos en una madeja abominable, modela lo que percibes, cómo lo percibes, sesga tu consciencia y condiciona tus actos en una rueda sin fin.

Chögyam Trungpa Rinpoche lo asemeja a estar conduciendo un coche a gran velocidad. Lo estás conduciendo y todo va bien, pero de pronto, te acecha el pensamiento de que has estado yendo demasiado rápido sin darte cuenta. Te entra pánico, le das al freno bruscamente y probablemente tienes un accidente1. El ego es la tensión y todo lo que genera después, preocupaciones, racionalizaciones, acciones, interpretaciones. Y el accidente son todos los problemas en los que nos mete.

Más allá del lenguaje

El lenguaje insiste en separarnos los unos de los otros y por esa razón no nos ayuda a experimentar la verdadera naturaleza de las cosas. Thich Nhat Hanh2 lo describe exquisitamente cuando afirma que somos aquello que hacemos en cada momento. Tu eres el viaje y el viajero. Eres el coche y la carretera. Eres la avería y la puesta de sol.

Sí, la vida va a gran velocidad, pero no necesitas controlarla. Tal vez ya te hayas percatado de que intentarlo es una mala idea, por mucho que tu ego se empeñe. Te invito entonces a darte permiso para ser cada una de tus experiencias, sin apegarte a ninguna, ni tomarte demasiado en serio, pues al fin y al cabo…no existes 😉

 

(1) Del libro Glimpses of Abhidharma

(2) Del libro The sun. My heart

 

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¿Dudas (mucho)? Luego no existes. 3 pautas para superar la duda permanente

En mi práctica de coaching, una situación que acompaño a menudo son momentos de encrucijada existencial. Consiste en plantearse grandes cuestiones y posibles cambios radicales: dónde vivir, en qué profesión enfocarse, tener o no tener hijos…Muchas personas llegan a mi consumidas por sus dudas. Mientras les dan más y más vueltas a ellas, su vida les pasa de largo.

DUDAR NO ES UN PROBLEMA….

Existen dudas y dudas. No es lo mismo dudar sobre qué pan vas a comprar hoy – cada día hay más variedades y más apetitosas, que dudar sobre si quieres compartir el resto de tus días con esta persona, si deseas hacerte el tratamiento de quimioterapia que te recomienda el médico, o si vas a cambiar de trabajo.

Ante varias opciones, la duda sana nos invita a sopesar cada una, valorarlas y decidir.

Pies frente a dos flechas

(Marlon Trottmann, PEXELS)

…HASTA QUE LA DUDA SE INSTALA

Dudar no es un problema en si mismo. En cambio, sí lo es instalarse en el estado mental de la duda. El maestro budista Chögyam Trungpa describía este tipo de duda cuando “no confiamos en ninguna alternativa y no queremos consejo y ni solución de ningún tipo”. Si este es tu caso, te animo a desarmar a tus tendencias dubitativas considerando lo siguiente.

¿QUÉ HACER SI LA DUDA SE APODERÓ DE TI?

1- DESARROLLA UN SENTIDO DE AUTORIDAD PROPIO

A menudo la duda nos consume cuando nos sentimos divididos entre lo que queremos realmente y lo que otros esperan que hagamos. Por ello te pregunto: ¿De donde derivas tu sentido de lo que es correcto o cierto? ¿De tus padres, de la ciencia, de expertos, de lo que los otros piensan? Date cuenta que estas fuentes de verdad u autoridad están fuera de ti. ¿Qué significaría decidir (y vivir) desde tu verdad? Cuando nos comprometemos con lo que nos da sentido, a menudo decepcionamos a otros. Entonces, las personas de tu alrededor no entienden tus razones, porque son las tuyas. Hazte consciente de ello y la decisión a tomar emergerá fulminando cualquier duda.

2- ESCUCHA A TUS MAESTROS

Deseo que en tu vida tengas a alguien a quien consideres más sabio que tú. Alguien que sea fuente de orientación y cuyas palabras y consejos te ayuden en la espesa jungla que a menudo es vivir. Si no es así, búscalo ya. Y si ya lo tienes, escúchale. Toma sus consejos y deja que hagan mella en tu interior. Si a pesar de ello no logras más claridad y la duda persiste, sigue los consejos de tu mentor y actúa.

3-  SUSTITUYE DUDAS POR PREGUNTAS

Hay cuestiones sobre las que dudamos, que simplemente no estamos preparados para responder. Cuando este es el caso, te recomiendo a soltar la duda y quedarte con la pregunta. Las preguntas abren espacios de cielo existencial en los que desplegar nuestras alas, mientras las respuestas se configuran. Parafraseando a Rilke, ama las preguntas ahora. Y tal vez en un futuro no muy lejano, de forma gradual y sin darte cuenta, tu vida será una respuesta a las mismas.

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