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Por qué llevar un diario puede (r)evolucionar tu vida. Tres pasos para empezar uno este verano

Una de las cosas que me gusta hacer cuando llega el calor y decae la actividad frenética es releer mis últimos diarios. Sí, escribo a diario en mi diario. Escribo flujo de conciencia, es decir cojo un boli y dejo que las letras, palabras y frases viajen de mi cuerpo al papel, intentando que la mente intervenga lo mínimo y sin intentar escribir nada en particular, ni tampoco nada que sea bueno, inteligente, nuevo… Es un espacio de libertad absoluta, en el que doy rienda suelta a todo lo que pasa en mi interior. Transcurren meses, y luego releo lo escrito. Un ritual sencillo pero poderoso. Si quieres descubrir porqué llevar un diario puede (r)evolucionar tu vida, no dejes de leer.

CONOCERTE

Llevar un diario sirve para conocerte mejor. Porque aunque estés acostumbrado a ti mismo, tu complejidad es tan inmensa, que necesitas artilugios para poder empezar a acercarte a ella. La escritura en papel es un soporte fenomenal. Me encanta escribir lo que he soñado la noche anterior, sin necesidad de interpretar el sueño, como quien observa una flor de otro mundo, en este caso del planeta subconsciente. Al volcar lo que ocurre en el momento, se plasma mi diálogo interior, es decir lo que me digo a mi misma y cómo lo digo. También mis neuras y formas automáticas de interpretar el mundo. Lo revolucionario del proceso es que al plasmarlo en una hoja y releerlo, pasas de estar sujeto a ello a verlo como un objeto. Por ejemplo, si te das cuenta que te hablas con dureza, la próxima vez que esto ocurra, vas a darte cuenta de ello y tras observarlo varias veces serás capaz de hablarte de forma más amable.

Plasmar el mundo interior en un papel de forma periódica también te acerca a tu intuición. Durante la relectura de mis diarios, invariablemente encuentro cosas que intuía y que después se manifestaron, lo que refuerza la confianza en mi misma.

CAPTAR INSPIRACIONES

Puesto que mi trabajo tiene un fuerte componente de creatividad, sobre todo en cuanto a escritura se refiere pero también a nivel de cursos, talleres, etcétera el diario es un registro de aquello que me llama y me inspira. No sé porque algo me inspira o me llama, tampoco necesito saberlo. Simplemente aceptarlo. Recibir a tus inspiraciones o anhelos en las páginas de un diario es como crear un mapa del tesoro. El tesoro son tus sueños, pequeños o grandes que necesitan ser escuchados y aceptados, para tomar forma y luego manifestarse.

(Kelly Sikkema, UNSPLASH)

MANTENER EL FOCO

Llevar un diario te puede ayudar a enfocarte, sobretodo si lo escribes antes de empezar tu día. ¿Cómo? Pues muy sencillo, a través del poder de las intenciones. Una intención es algo que quieres que ocurra. Al declarar una intención por escrito, estás alineando tu energía consciente e inconsciente con el mundo del que formas parte y te orienta a pensar y actuar hacia un sentido concreto. Cualquier cosa se puede poner en forma de intención. Puedes tener la intención de realizar x tareas, puedes tener la intención de mantener un estado de ánimo alegre, puedes tener la intención de ayudar a los demás. La prueba del algodón de una buena intención es que sea buena para ti y también para los demás.

MAYOR AUTOCOMPASIÓN

Como humanos, siempre llevamos más carga psicológica de la que creemos llevar. Por esta razón explorar lo que has escrito redunda en una mayor comprensión de la situación real que atraviesas, de tus circunstancias y momento personal. Esto facilita que tengas una mayor compasión hacia ti mismo y te anima a tratarte como un buen amigo.

CÓMO EMPEZAR UN DIARIO PERSONAL

En mis programas de coaching llevar un diario personal es un requisito fundamental e indispensable. Allí van a parar las reflexiones fruto de las preguntas que planteo y todo el crecimiento y evolución de la persona a medida que el programa avanza. Y escucha bien: siempre da buenos resultados. Por todo ello, si este verano te animas a llevar un diario personal, estos son los pasos a seguir:

  1. COMPRA UNA LIBRETA. Una cualquiera, si es de las baratas mejor. No vas a escribir tu primera novela en ella y aunque lo fueras a hacer, la calidad de la misma te tiene que transmitir que TODO va a ser bienvenido en ella.
  2. ESCRIBE, ESCRIBE Y ESCRIBE. Cada día, durante un período de tiempo establecido. Empieza por cinco minutos, alárgalo a quince, y después de varias semanas, no te limites y déjate guiar por lo que el momento requiera.
  3. RELEE LO ESCRITO. A los quince días de relee lo que has escrito con bolígrafo de rojo en mano. Observa lo que lees como si fuera otra persona la que escribió estas líneas. ¿Qué le dirías? Inicia un breve diálogo con él o ella a medida que sus palabras te llegan.
  4. TIRA LA LIBRETA. Después de releer la libreta según el punto anterior, tírala. Sí, sí, tírala. Es parte de completar el círculo y ritualizar la naturaleza transitoria de tu estado y de todo.

Si empiezas la práctica de llevar un diario vas a (r)evolucionar quieras o no. Espero que también lo disfrutes 😉

Mi hijo es diferente y lo llevo fatal

EL HIJO QUE ME GUSTARÍA VERSUS EL HIJO REAL

En el curso preparatorio a la adopción de mi hija, recuerdo el testimonio la madre de un niño adoptivo que decía, he tenido que soltar mi idea del hijo que yo quería, para poder recibir plenamente al hijo que me ha sido dado. Con la crianza y en conversación con otros padres y madres, he constatado que esta tarea no es exclusiva de padres adoptivos.

Los humanos tenemos ideas preconcebidas de casi todo. Y los hijos no son una excepción. Llamémosle agenda inconsciente, expectativas, suposiciones o asunciones. Cuando éstas chocan con la realidad del ser humano que ha encarnado en el seno de nuestra familia, se origina el sufrimiento.

…¿Y SI EL PROBLEMA ERES TÚ?

En una sesión sobre maternidad y espiritualidad de un retiro budista en el que participé, la madre de una mujer con síndrome de down, compartió que su hija trabajaba, vivía en pareja y hacía de modelo cuando se lo pedían. Mi hija es feliz y no tiene ningún problema, decía, soy yo quién lo tiene. Se daba cuenta de que había llegado el momento de dejar de preocuparse por su hija. Como padres es fácil caer en la trampa de problematizar a nuestros hijos por qué son diferentes. Olvidando que el mayor problema no lo tienen ellos, sino nosotros.

Niño inclinado

(Jordan Whitt, UNSPLASH)

TU SUFRIMIENTO ES REAL

Sea el que sea el grado de diferencia de tu hijo por TDH, altas capacidades, autismo, discapacidades, etcétera, como padres es natural sufrir, preocuparnos. Esta preocupación es sana en la medida en que nos empuja a movilizarnos para acompañar a nuestros hijos y encontrar así recursos y espacios que les ayuden. Sin embargo, como madres y padres debemos aprender a neutralizar al sufrimiento innecesario que emerge de pensamientos del tipo: Mi hijo es diferente. Todos los demás son normales y no tienen problemas. ¿Por qué mi hijo no puede ser como ellos? Cada vez que pienses así, cuestiónalo como la mayor milonga que te has contado. ¿De verdad que crees que los otros niños no son de algún modo diferentes? ¿Crees que alguien en esta vida está cien por cien libre de problemas (de salud, psicológicos, relacionales,…)?

SEGUIR ADELANTE

La experta en autocompasión y madre de un niño con autismo Kristin Neff, explica que hacer las paces con los momentos de sufrimiento de la crianza es el primer paso para superarlos. Neff te invita a no mirar hacia otro lado cuando te amarga algo que le pasa a tu hijo. Puedes buscar el espacio para sentir y aceptar este sufrimiento. Puedes tomar la determinación de ser amable contigo misma. Y ahora llega el momento clave: reconoces que el sufrimiento es el pan de cada día de la humanidad, sorteas el victimismo y te encuentran las fuerzas que necesitas para seguir adelante.

 

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