Archivo de febrero, 2022

¿De dónde sacas tus valores? Fuentes que te elevan y cómo ponerlos en práctica: valores cristianos

Este post continúa el post anterior ¿Tus valores te guían o te complican la vida? Después de hacer inventario de tus valores, te pregunto: ¿De dónde sacas tus valores?

Los valores los sacamos de tres fuentes principales: de nuestra familia, los grupos e instituciones que nos han formado (escuelas, organizaciones, amigos…) y de la cultura general (televisión, internet, redes sociales, libros…).

Examinar a tus fuentes de valores es una práctica sana, pues de no hacerlo podrías estar conformando tu vida de acorde a lo que la sociedad espera de ti. ¿Según quién es bueno tener muchos likes en Facebook? ¿Es más importante que ser un buen hijo o buena madre? ¿Qué tiene más valor, el trabajo bien hecho o el reconocimiento social?

La modernidad líquida nos ha vaciado de valores tradicionales, para llenarnos de narcisismo, superficialidad, infantilismo y placer cortoplacista entre otras perlas. Pero los valores tradicionales siguen ahí, como ríos perennes, listos para saciarte cuando quieras beber de sus puras aguas. Su existencia es una buena noticia si quieres hacer algo que merezca la pena con tu fugaz vida.

Las 4 virtudes cardinales

(M.Barceló)

VALORES CRISTIANOS

Ya, no te gusta la Iglesia… y además te aburre ir a misa. ¡Pues no hace falta que vayas! O sí. Para acercarte a los valores cristianos también puedes leer, unirte a un grupo de reflexión, puedes orar. Tomemos por ejemplo las cuatro virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.

PRUDENCIA

La prudencia tiene que ver con tomar una actitud reflexiva antes de actuar. Tus acciones tienen consecuencias y la prudencia te invita a considerarlas antes de actuar. Este valor es el antídoto a la impulsividad y la ignorancia.

No estás encarnando este valor cuando por ejemplo: dices lo primero que se te pasa por la cabeza, tomas una decisión de forma atolondrada, asumes que los otros piensan igual que tu, eres impaciente con quienes te rodean.

JUSTICIA

La justicia va de respeto a los otros y a la verdad. Respetar al otro como ser de igual valor que tú. Respetar sus derechos y cualidades. La justicia es el antídoto a la malicia intencionada o inconsciente.

No estás encarnando este valor cuando por ejemplo: practicas el deporte de criticar al prójimo, chismorreas sobre otros sin importarte que sea verdad, manipulas situaciones para tu propio beneficio, mientes.

FORTALEZA

La fortaleza es el antídoto a la debilidad. ¿Quién no quiere ser fuerte? La fuerza en sí misma no es virtud a no ser que que la emplees frente a una situación difícil. A nivel de actitud se trata del esfuerzo justo y tiene una dimensión de actuar para lo que se quiere lograr, y otra de resistir frente al miedo y la desesperanza. Se puede entender como una forma de resiliencia.

No estás encarnando este valor cuando por ejemplo: te haces la víctima por cualquier circunstancia, arrollas con todo creyéndote superman, te quejas constantemente, vives entre algodones sin retos que te hagan crecer, te vienes abajo a la primera de turno, debilitas al prójimo con discursos pesimistas.

TEMPLANZA

La templanza va de moderación, sobriedad y continencia. La templanza tiene que ver con ser humilde, no creerse el centro del mundo y tener una actitud responsable respecto a las propias pulsiones sexuales, placeres y en relación con el mundo material.

No estás encarnando este valor cuando por ejemplo: despilfarras dinero sin control, actúas con tacañería, eres demasiado rígido y estricto, vives en un caos un completo, practicas una sexualidad irresponsable.

CÓMO PONERLOS EN PRÁCTICA

El trabajo de valores no tiene porqué ser moralista, lo suyo es que nos inspire. Ponlo en práctica y verás el impacto en tu vida. Por esta razón, respecto a los valores anteriores te propongo el siguiente ejercicio:

  1. Pregúntate ¿hasta qué punto cultivas este valor en tu día a día?
  2. Selecciona el valor que esté menos presente en tu forma de ser y hacer.
  3. Cultívalo:
  • Al empezar el día TOMA LA INTENCIÓN de cultivar ese valor durante la jornada. Cuando encuentres oportunidades para ejercitarlo, ¡hazlo!
  • Plantea el valor como TEMA DE CONVERSACIÓN con personas cercanas. Comparte lo que estás aprendiendo de este valor y pregúntales por la forma en cómo lo entienden y lo aplican o no en su vida.
  • PROFUNDIZA sobre este valor, seleccionando fuentes – libros, conferencias, charlas…- de personas con autoridad en la materia.

La próxima semana sigo con el tema.

Te puede interesar:

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.

¿Tus valores te guían o te complican la vida? Cómo trabajar tu integridad personal

Sigo en la reflexión iniciada con el Cuadrado mágico de tus propósitos con los valores personales. Los valores son destilaciones conceptuales de comportamientos. El problema con los valores es que a menudo los valores que creemos que tenemos y los valores que encarnamos de palabra y obra, no están alineados. Y esto, da lugar a un conflicto, a una tensión interna, instalándonos en la falsedad: estamos engañando a los otros, al mundo y, lo más grave, a nosotros mismos.

Te propongo examinar tus valores para aumentar tu integridad personal. Es decir, alinear lo que crees/piensas, con tus palabras y acciones. Si te preguntas por qué tendrías que hacerlo te lo respondo llanamente.

VIVIR CON INTEGRIDAD te permite saber quien eres, hacer lo que viniste hacer y en palabras del referente en valores Rafael Bisquerra1es el único camino hacia la verdadera felicidad – en contraste con los sucedáneos baratos de satisfacción cortoplacista que tanto abundan.

VIVIR SIN INTEGRIDAD o lo que es lo mismo, sin valores o con valores equivocados significa cavarse un camino de sufrimiento adicional al que ya de por si conlleva estar vivo. El sufrimiento que acarrea la inconsciencia, la mentira y la maldad.

Timón

(Maximilian Weisbecker, UNSPLASH)

El primer paso hacia la integridad personal es examinar los valores que rompes. Por ejemplo:

PRÁCTICA

A modo de ejercicio, te recomiendo un examen de valores usando el cuadro anterior que puedas completar con tus valores y detectar las seguras brechas. Una vez lo hagas, deja que esta conciencia te acompañe en tu día a día. Obsérvate en el instante en el que apuñalas el valor. Siente la sensación física y la emoción asociadas. ¿Notas la división interna? No hagas nada más. Si permaneces alerta y atento, en la próxima ocasión, el mero darte cuenta abrirá un camino de acción más alineado con tus valores.

En el próximo post: ¿Qué valores son fundamentales y cómo ponerlos en práctica?

Te puede interesar:

 

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.

 

(1) De la conversación en el programa de l’Ofici de Viure sobre ¿Cuáles son tus valores? Grabado el pasado 15 de febrero.

Por qué necesitas decantar la balanza hacia el ser

Hoy conversaba con una amiga a quién le han ocurrido un conjunto de despropósitos mayores uno detrás de otro, y todo en medio del covid. Hasta hace nada, la encantadora Veronica – le voy a llamar – solía ser una súper mujer, trabajando a tope y llegando a todas partes con gracia, tesón y a menudo… a punto del burnout. Ahora en las antípodas de su ritmo habitual, me decía, “después de todo lo ocurrido quiero contentarme con lo que tengo. No pienso en el mañana, me fijo en el día a día. Me alimentan las pequeñas alegrías cotidianas. Ir a comprar, preparar la cena, conversar como ahora estamos haciendo”. Le dije que mi impresión era que más allá de su situación, la crisis del covid había inclinado la balanza personal y colectiva hacia el ser. A lo que me leyó dos citas del monje vietnamita Thich Nhat Hanh, fallecido el mes pasado:

“Hacemos tanto, corremos tan rápido, la situación es difícil y mucha gente dice: ‘No te quedes ahí sentado, haz algo’. Pero hacer más cosas puede empeorar la situación. Así que deberías decir: «No hagas nada más, siéntate ahí». Siéntate ahí, detente, sé tú mismo primero y comienza desde allí”.

Flores

(Magda Barceló)

Jose a quién acompaño a través del coaching, estuvo a punto de morir dos veces. Su talante es directo, alegre y perspicaz. Tiene la inconfundible presencia desnuda del que estuvo a punto de irse y no lo hizo, transformando por completo su personalidad después de ello. “Le he visto las orejas al lobo y esto lo cambia todo”, me decía.

La enfermedad – la conozco bien – nos obliga a hacer cambios de carácter que no podríamos hacer de otro modo. Si la dejamos, suaviza las afiladas aristas de nuestros egos. También lo consiguen la tragedia y todo lo que nos rompe y que preferiríamos evitar. Lo indeseable te acerca brutalmente a lo extraordinario de simplemente ser. ¡Es tan jodidamente efectivo el mecanismo!

“Tenemos la tendencia a pensar en términos de hacer y no en términos de ser. Creemos que cuando no estamos haciendo nada, estamos perdiendo nuestro tiempo. Pero eso no es cierto. Nuestro tiempo es primero de todo para que nosotros seamos. ¿Para ser qué? Para estar vivo, para ser pacífico, para ser alegre, para ser amoroso. Y esto es lo que el mundo necesita más. Todos tenemos que entrenarnos a nosotros mismos en nuestra forma de ser, y ese es el terreno para toda acción. Nuestra calidad de ser determina nuestra calidad de hacer.”

Gracias por tanta sabiduría Thay, tu legado resuena en nosotros.

Y tú, ¿De qué forma te vas a entrenar en el ser? ¿Cómo vas a simplificar tu vida para hacerlo? ¿Qué vas a abrazar? ¿Qué superficialidad vas a soltar?

Te puede interesar:

·      No es la muerte, es el miedo. ¿Cómo segar el miedo a morir?

·      La responsabilidad radical es la solución: ponla en práctica con cinco pautas

 

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.

Libérate de tus creencias limitantes en cinco fases y expande tu potencial

En este post sigo desgranando las dimensiones clave para hacer realidad los propósitos de nuevo año, iniciado con el Cuadrado mágico de tus propósitos.

Si al hacerte la pregunta de ¿Tus creencias te debilitan o hacen más fuerte? respondiste con lo primero, estás en el lugar adecuado. Hoy te comparto una poderosa metodología1 para fulminar tus creencias limitantes.

El momento de trabajar con tus creencias es cuando aflore el sufrimiento. Sufrimiento de ti contigo mismo, por como te hablas, por como gestionas tus propósitos o el sufrimiento que emerge de estar en relación con otros seres. Si eres de la especie sapiens, no te faltaran oportunidades para ponerlo en práctica. Voy a tomar como ejemplo la creencia de Julia de quien fui coach durante uno de mis programas de seis meses. Julia en pleno cambio de profesión creía que no podía al mismo tiempo desarrollar una nueva profesión y ejercer bien de madre de su hijo de dos años.

En este punto, te invito a tomar una creencia tuya que te genere dolor o bloqueo (Por ejemplo: no tengo tiempo suficiente, me falta fuerza de voluntad, no soy lo bastante inteligente, no cuento con los recursos necesarios, ahora no es momento de hacerlo, soy demasiado viejo, me falta experiencia…) y a transitar el proceso conmigo. Vamos allá:

Fase 1: Detecta la creencia

DETECTA LA RAZÓN

Busca el porqué de tu creencia. ¿Qué información está bajo la misma? No importa que te parezca un poco reiterativo.

Para Julia esto significaba: No me es posible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre de mi hijo porque es incompatible.

SIMPLIFICA

En este paso quitamos lo personal, dejando la creencia desnuda como si fuese una verdad inapelable:

No me es posible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre de mi hijo porque es incompatible = No es posible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre porque es incompatible.

CONTEMPLA

En este momento observa lo que ocurre en ti. En el caso de Julia, al generalizar su creencia y tomar un poco de distancia de su particular situación algo dentro de ella se relajó.

Fase 2: Cuestiona la creencia

PREGÚNTATE: ¿ES VERDAD?

Y responde. Cuando le hice la pregunta a Julia ella respondió:

“Bueno, depende” confesaba Julia con media sonrisa. “Hay mujeres que lo consiguen hacer y otras que no.”

PREGÚNTATE: ¿PUEDES ESTAR TOTALMENTE SEGURO DE QUE ES VERDAD?

Vuelve a responder.

“No, no puedo estar absolutamente segura que no sea posible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre sea incompatible. Para nada.” explicaba Julia.

Fase 3: Impacto de la creencia

PREGÚNTATE: ¿CÓMO REACCIONAS? ¿CUÁL ES EL IMPACTO DE LA CREENCIA EN TI?

Cuando Julia se creía este pensamiento, se sentía triste y sin fuerzas para tomar iniciativas en relación a su nueva profesión. Sentía que la maternidad era un peso demasiado grande.

PREGÚNTATE: ¿QUIÉN SERÍAS TÚ SIN ESTA CREENCIA?

Sin este pensamiento, Julia afirmaba que se sentiría más libre y capaz para tomar acción hacia su nueva profesión. También se sentiría más empoderada de cara a plantear y reorganizar la logística familiar con su pareja.

Fase 4: Deconstruye la creencia

DA LA VUELTA AL PENSAMIENTO CON INVERSIONES

Las inversiones son combinaciones de palabras que dan la vuelta al sentido de la misma. Al escribirlas deja que te lleguen los distintos significados sin sobre analizarlos. El resultado es que topamos con algunas frases que son tan o más verdad que la primera. Estas son algunas de las inversiones que afloraron con Julia:

  • Es compatible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre
  • Es bueno para mi hijo que desarrolle una nueva profesión
  • Seré mejor madre con mi nueva profesión
  • No es compatible ser buena madre sino desarrollo una nueva profesión
  • Ser buena o mala madre no depende de mi profesión
  • Seré mala madre con nueva profesión o sin ella

Fase 5: Libérate

RECIBE LA NUEVA CONCIENCIA

En este punto no tienes que hacer nada. Simplemente observa y recibe la nueva conciencia, en la que la creencia inicial se ha aflojado mental y físicamente o tal vez evaporado del todo. En el caso de Julia, el pensamiento se transformó en información y la emoción se disipó. Bajo este nuevo prisma Julia encontró la serenidad y claridad necesarias para actuar desde su centro. Y así ocurre cada vez que uso este método en mis sesiones de coaching. Por esta razón… ¡te animo a probarlo! Hazlo descargándote esta plantilla y si quieres me lo cuentas 😉

 

Te puede interesar:

 

Encuéntrame en FacebookInstagram y Twitter.

 

(1) Adaptado de la metodología The work de Byron Katie