Archivo de mayo, 2021

5 pautas + 1 para convertir la muerte en tu aliada

Hace un par de noches, mi hija me contaba impresionada al acostarla sobre una erupción del Etna, en la que torrentes de lava se habían llevado a cientos de personas: “Sabes mamá, había un perro que caminaba por allí y se quedó tieso. Igual que el tendero y las personas que paseaban por la calle… ¿Cómo puede ser?” me decía con los ojos como platos y la voz llena de asombro, mientras imitaba a las personas en el momento del baño mortal. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Bueno, ya es suficiente le dije. Balbuceé algo como “la vida es así”. Ahora, al relatarlo, me doy cuenta de mi nada sutil prisa por dejar el «temilla» y pasar a las canciones y a los mimos.

En la promoción del libro Tu vida épica, al hablar con los medios, me encuentro inconscientemente pasando de puntillas por la primera regla de Tu vida épica: el hecho de que somos mortales. Y aunque en el libro le dedico un capítulo entero, sé que la muerte no vende. Más allá de las calaveras que puntualmente se ponen de moda, nuestra cultura la rechaza y pocos quieren escuchar sobre ella. Y sin embargo, aquí estoy yo con este artículo.

EL REGALO DE LA MUERTE

A menudo trágica e injusta, la muerte se nos antoja incómoda. Pero sobretodo es natural. La muerte no es lo contrario a la vida, es la otra cara de nacer. Con el gesto de nacer, llegamos, con el de morir, nos vamos. Por esto, considerar la propia muerte es fundamental, como insisten distintas tradiciones espirituales. Lo es porque saber que nuestro tiempo es limitado nos ayuda a ordenar prioridades, a discernir lo importante y a enfocarnos en lo que tiene sentido para nosotros.

Rosa mustia

(Sharon Mccutcheon, UNSPLASH)

5+1 PAUTAS PARA CONVERTIR LA MUERTE EN TU ALIADA

Como casi todas las enseñanzas, ser conscientes de la muerte no es algo que podamos hacer una vez y pasar a otra cosa. Hay que recordarlo, es decir, llevarlo al corazón de uno, periódicamente, de forma consciente. Te comparto algunas pautas para hacerlo:

  • Cuando te levantes por la mañana, pregúntate: ¿Qué voy a hacer hoy, y cómo voy a hacerlo, sabiendo que mi vida no está garantizada?
  • Al final del día, antes de irte a dormir pregúntate: ¿Si me fuera a morir esta noche, habría aprovechado bien mi día? No te lo preguntes desde el punto de vista hedonista – pasártelo bien – sino considera si has aprovechado y honrado tu vida. Toma nota de las respuestas y si el día siguiente te levantas, aplica las lecciones de la noche anterior.
  • Cuando muera un familiar o persona cercana, date permiso para sentir el impacto. Deja que te llegue la pérdida con toda su magnitud, marcándote para siempre con sus aprendizajes.
  • Cada vez que te encuentres con alguien, considera que tal vez sea la última vez que le veas. Hazlo también con tus personas cercanas. Date cuenta de cómo cambia la naturaleza de la interacción, con esta verdad en ti.
  • Cuando te sientas apegado a algo: a una relación, a una persona, a un objeto o posesión…date cuenta de que no podrás llevártelos cuando te mueras. Deja que esta consciencia te ayude a abrir la mano, la mente, y el corazón deshaciendo con este gesto el apego.
  • Deja que las noticias te acerquen a la muerte. Las noticias están repletas de ella. En lugar de insensibilizarte, pensando “es solamente una muerte más”, considera las muertes ajenas con cuidado y date cuenta de qué forma tu podrías ser uno de ellos. Sin duda lo serás en un día cercano y, muy probablemente, no salgas en las noticias.

Un momento en el que intimé con la muerte fue durante un retiro espiritual. Consistía en recitar sin parar una versión de la siguiente letanía: “No voy a resistir envejecer, ni enfermarme. Cuando muera, perderé todas mis relaciones y posesiones.”, frente a un compañero con el que nos íbamos turnando. Después de nadar en esa música durante sesenta minutos nos dijeron ”ahora, salid afuera y experimentad el mundo”. Para mi sorpresa, al tocar aquella verdad cruda y pesada me sentí libre, ligera y extáticamente viva. Porque llevar la muerte a la conciencia no nos hunde, sino que nos despierta a la realidad. Y es entonces cuando podemos llamar a la muerte nuestra aliada.

 

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Libérate de tener que “convertirte en alguien”

Una de las cosas que lleva a las personas a mi consulta de coaching es el sufrimiento. Una fuente común de sufrimiento es el deseo de “convertirse en alguien”, de cierto reconocimiento social. A ello, le atribuyen la capacidad de hacerles felices.

No hay nada malo en querer destacar, centrarse en un tema, profesión o especialidad y convertirse en un experto en la materia. A veces, cuando esto se logra, uno consigue cierta visibilidad social. En muchas ocasiones no es así.

De modo que si quieres ser un fotógrafo magnífico, adelante: fórmate, trabaja, aprende. Pero no lo hagas para conseguir reconocimiento social. Lo mismo si quieres destacar como enfermero, panadera, periodista o en cualquier otro trabajo.

Mientras que querer ser bueno en algo es legítimo, se convierte en problemático, cuando lo que nos mueve es obtener reconocimiento social.

ERROR DE ENFOQUE

Para mostrar este error de enfoque tomemos un ejemplo, digamos que tienes hambre. Pero en lugar de comer, decides hacerte una foto con comida esperando a que te sacie. Pero la foto no sacia tu hambre. Y sin embargo, muchas personas insisten en que para saciar su hambre necesitan hacerse la foto (reconocimiento social) en lugar de comer (encontrar sentido en el mismo hacer).

Mujer tumbada

(Kinga Cichewicz, UNSPLASH)

CAER EN LA DISPERSIÓN

Una dinámica común que comparten las personas que se mueven por el reconocimiento externo es el de diluirse en mil empeños para ver si así alguno de ellos triunfa. Y esto es precisamente, lo que les lleva a no destacar en ninguno.

ENCUENTRA TU CENTRO

Si lo que has leído encaja en tu situación, te animo a considerar lo siguiente:

  • Suelta el foco en lo externo y empieza a mirar dentro de ti: ¿Qué te da sentido? ¿Qué es aquello que te llena?
  • Concentra tus esfuerzos como los rayos de un láser. Fulmina a tus frentes abiertos, quedándote con uno, máximo dos.
  • Descubre el sentido en la acción en si misma, más allá de cualquier resultado.
  • Disfruta del ser – despojado de cualquier anhelo de reconocimiento social- mientras haces, mientras eres.

En lo profundo, sabes bien que no tienes que esforzarte para convertirte en nadie, porque ya lo eres: un ser humano completo. Tal vez, ni tan siquiera tengas que ser bueno. Más bien lo único que debas hacer sea respirar y dejar que el animal suave de tu cuerpo, ame lo que ama.(1)

(1) Del poema Wild Geese de Mary Oliver.

 

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Cuando el sexo lo es todo: activa tu deseo con estas tres pautas

El sexo no es tan importante. ¿De veras? Durante mi adolescencia, recuerdo una conversación sobre sexualidad con mi madre en la que me decía algo como, «bueno el sexo realmente no es tan importante. A veces es más gozoso una caricia o una muestra de ternura que el sexo en sí». La escuché tomando nota, diciéndome que vale pero que lo averiguaría por mi misma.

En Occidente, se mezclan una visión de la sexualidad que convierte los cuerpos en objetos y la práctica sexual en un mero deporte, con un poso de menosprecio por el cuerpo y lo sexual de raíces religiosas. En cambio en otras concepciones como la del Budismo o del Taoísmo el sexo se considera una dimensión sagrada que nos conecta profundamente a la vida, y a la que acercarse con respeto y devoción.

En mi acompañamiento de coach integral, la sexualidad es una dimensión más a explorar y a menudo a trabajar. Las personas que están desconectadas de su sexualidad, están desconectadas de su deseo: no saben lo que quieren y por tanto no pueden crearlo.

Recientemente acompañaba a través del coaching a una persona preocupada por cómo se había deteriorado su relación de pareja. Me explicaba como los encuentros sexuales se habían, sin quererlo, caído de la agenda. «Bueno, yo me voy a dormir más tarde, mi pareja más pronto y mira, no nos encontramos», me decía. Ninguno de los dos se responsabilizaba del estado de las cosas.

Pies en la cama

(Womanizer WOW tech, UNSPLASH)

CUANDO EL SEXO CAE DE LA AGENDA

Aunque común en muchas parejas – yo caigo en él de forma periódica – olvidar la práctica sexual es un error garrafal. Las relaciones sexuales no son algo que ocurren y ya, como en las películas. Son algo a cultivar. A nutrir. A explorar. Una dimensión de la pareja en constante evolución y que la mantiene en contacto íntimo más allá de los encuentros en si. Aunque en la pareja, el sexo no lo es todo, sin él, la pareja no prospera.

TRES PAUTAS PARA ACTIVAR TU DESEO

Por ello te doy tres pautas para activar tu deseo sexual y compartirlo con tu pareja como la más sublime de las invitaciones:

  • Conecta con tu deseo e intención. Siéntelo en tu cuerpo. Expándelo a todas tus células a través de la respiración. Lleva el deseo en tu piel como la mejor ropa.
  • Quítale a tu mente las llaves de tu sexualidad y dáselas a tu cuerpo. Deja que él sea tu embajador y hable por ti. Goza de los gestos, las caricias, las miradas…son el camino que, sabio, tu cuerpo está trazando.
  • Recibe aquello que viene a ti. Es tan importante desear, como darnos permiso para recibir aquello deseado. Tu deseo ha generado una respuesta en tu pareja que ahora viene a ti. Recíbela abierto: sin juicios ni comparaciones.

El deseo sexual no es deseo sin más. Es la misma fuerza del universo del que formamos parte, pulsando a través nuestro. Por ello, honrar esta fuerza dándole el lugar en que se merece en nuestro día a día es honrar la vida.

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¿Por qué amar a tu soledad es clave para una buena relación de pareja?

CUANDO EVITAS LA SOLEDAD

Delta nunca había vivido sola. Pasó de estar con su madre a vivir con su pareja. De algún modo, ellos habían decidido por ella: cuándo casarse, lo que le convenía, lo que no…Ahora, en sus treinta y pocos, un malestar enorme la sumía en su día a día. Se sentía mal con muchos aspectos de su vida, y especialmente con su pareja que la amaba muchísimo.

Miguel y Luisa empezaron a salir después de la universidad. Pasaron de vivir en la residencia a vivir juntos. Llevaban ya varios años y los dos no veían claro si querían seguir juntos. Se sentían fusionados pero cansados el uno del otro. No se imaginaban la vida sin el otro pero tampoco con él.

Muchos de los problemas que tenemos como adultos ocurren por no ser amigos de nuestra soledad. Tal vez seas tú una de las muchas personas que temen a su soledad. La rehúyen como si se tratara de un monstruo abominable. Lo hacen llenándose la agenda de actividades y ocupando sus minutos para que no quede nada de espacio para sentirla. Hoy día, con tantos estímulos a nuestro alcance, ignorar la soledad es casi inevitable.

Sin embargo, no te lo aconsejo. Porque si rehúyes tu soledad, te rehúyes a ti mismo. Y distanciarse de uno mismo nunca funciona.

TAPAR LA SOLEDAD CON LA PAREJA

Hay dos formas fundamentales de entrar en una relación de pareja. O dos formas de amar. Desde la dependencia o desde la abundancia.

Amar desde la abundancia, significa amar al otro habiendo desarrollado amor por uno mismo. Según Erich Fromm esté es un requisito indispensable para el amor maduro y duradero. En mi experiencia, la soledad es el portal al amor a uno mismo.

Al amar desde la dependencia, buscamos en el otro algo que nos falta. Necesitamos que el otro nos complete porque – creemos que – nosotros no somos suficientemente buenos. O mejor dicho, necesitamos que el otro nos ame porque nosotros no nos podemos amar del todo, del mismo modo que tampoco sabemos estar en solos.

Silueta de hombre

(Benjamin Davies, UNSPLASH)

TU SOLEDAD, UNA ALIADA PARA LA RELACIÓN DE PAREJA

Por contradictorio que parezca, aprender a estar solos, es el mejor antídoto para aprender el difícil y delicado arte de amar. Lo es porque nos conecta con nosotros mismos, nos enseña a conocernos y a disfrutar de nuestra propia compañía. Cuando esto ocurre, entramos en la relación sin perdernos en ella. Hemos desarrollado la capacidad de abrirnos a otra persona sumando, listos para apreciar, celebrar y tolerar todo lo que sucede en este complejo proceso.

 

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