Ayer pasé la tarde con don Ginés García Beltrán, obispo de mi pueblo (Villanueva de la Cañada) y también de Getafe, Móstoles, Alcorcón, Boadilla, etc. Mi paisano Don Ginés es el jefe de sexta diócesis más poblada de España (1,7 millones), después de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao. O sea: la del inmenso Sur de Madrid, con catedral en Getafe.
Hacía tiempo que no paseaba yo por la espléndida Calle Madrid. La Expo de pintura de mi chica, por haber obtenido el premio Ciudad de Getafe en el Salón de Otoño del Retiro de la AEPE, me ha brindado esta oportunidad. También la de presumir por haber hecho una buena boda hace más de medio siglo.
Tras dejar la corresponsalía del New York Times en España, Ana Westley se dedicó a escribir con pinceles y yo, a presumir de ella. Esta nota sobre su Expo es una prueba irrefutable de lo que digo. Ayer me enteré de que don Ginés ha sido también párroco de Mojacar (Almería) mi otro pueblo donde pasé buena parte de mi infancia y adolescencia.
Desde mi casa en La Rumina, más de una vez subí hasta su parroquia en burro. Y a cargar mis cuatro cántaros de agua en la fuente árabe de Mojacar.
Dos óleos de Ana Westley llamaron la atención de nuestro obispo: «Mar de Plástico» de Níjar (Almería) y Calipso, en su playa favorita de Terreros (Almería).
Mi nieto Leo se portó muy bien, aunque acabó rendido en medio de la sala.
Nos despedimos del obispo frente al óleo «Pandemia», que ha marcado nuestra vida en año y medio: un banco no frecuentado por nadie, durante el largo confinamiento, junto nuestra casa de Villanueva de la Cañada (Madrid), una de sus parroquias.
Nuestro hijo Erik y nuestro paisano Antonio Cantón, junto al óleo premiado («Marea Baja»), no faltaron a la cita en Ramón y Cajal, 22 (Getafe).