Archivo de agosto, 2021

El alcalde de Madrid me ofende

Como almeriense de nacimiento y madrileño de adopción, me siento profundamente ofendido por una acción miserable del alcalde madrileño del PP, señor Almeida. Si no lo digo, reviento.

Cambian a un barco que salva por otro que mata.

Ha cambiado el nombre de la Calle del Barco Sinaia (que salvó la vida de miles de refugiados españoles, los afganos de 1937) por el de Calle del  Crucero Baleares (de terrorífica memoria por sus crímenes contra la Humanidad).

Cartel de la Desbandá o Huida de ancianos, mujeres y niños de Málaga a Almería.

No me lo invento. Me lo contó mi madre que vio llegar a Almería a miles y miles de malagueños que huían por la costa de la masacre fascista.

Huyendo de la represión del «carnicero de Málaga» por la costa.

El «Crucero Baleares», que masacró, asesinó, a multitud de civiles (entre 3.000 y 5.000 ancianos, mujeres y niños) en la terrorífica «Desbandá» o “Huida” entre Málaga y Almería en 1937 es homenajeado ahora por el alcalde Almeida con una calle en Madrid. Si no lo veo, no lo creo.

Bombas sobre civiles dormidos

Mientras aviones de Hitler y Mussolini bombardeaban a los civiles, los cañones de aquel Crucero Baleares (¡maldito sea!) los masacraban desde el mar. Una matanza, de proporciones bíblicas, menos conocida que las de Guernica o Badajoz, pero no menos cruel.

Abuela con sus nietos.

Cargando con lo que podían…

Mujeres y niños, en su mayoría.

Una cara que expresa el terror y el dolor

Un alto en el camino

Empujando los carros

Cojeando

¿Qué les pasa a los militantes y líderes del PP (no todos, no siempre) con los crímenes del franquismo?

¿Por qué no los condenan de una vez, sin complejos de VOX, y se hacen, por fin, respetables demócratas y europeos?

No lo entiendo.

Afortunadamente, el alcalde de Almería (también del PP) aún no dedicado una calle de mi ciudad natal al acorazado nazi Admiral Scheer y sus cuatro destructores que la bombardearon por venganza tras una derrota naval.

Acorazado nazi Admiral Scheer

Bombardeo nazi contra Almería

Mis padres nunca olvidaron aquel bombardeo del 31 de mayo de 1937 contra la población civil almeriense. Tampoco lo olvidó el gran poeta Pablo Neruda, autor de este poema:

Un plato para el obispo

“Un plato para el obispo, un plato triturado y amargo,

un plato con restos de hierro, con cenizas, con lágrimas,

un plato sumergido, con sollozos y paredes caídas,

un plato para el obispo, un plato de sangre de Almería.

Un plato para el banquero,

un plato con mejillas de niños del Sur feliz,

un plato con detonaciones, con aguas locas y ruinas y espanto,

un plato con ejes partidos y cabezas pisadas,

un plato negro, un plato de sangre de Almería.

Cada mañana, cada mañana turbia de vuestra vida

lo tendréis humeante y ardiente en vuestra mesa:

lo apartaréis un poco con vuestras suaves manos

para no verlo, para no digerirlo tantas veces:

lo apartaréis un poco entre el pan y las uvas,

a este plato de sangre silenciosa que estará allí cada mañana,

cada mañana.

Un plato para el Coronel y la esposa del Coronel,

en una fiesta de la guarnición, en cada fiesta,

sobre los juramentos y los escupos,

con la luz de vino de la madrugada

para que lo veáis temblando y frío sobre el mundo.

Sí, un plato para todos vosotros, ricos de aquí y de allá,

embajadores, ministros, comensales atroces,

señoras de confortable té y asiento:

un plato destrozado, desbordado, sucio de sangre pobre,

para cada mañana, para cada semana, para siempre jamás,

un plato de sangre de Almería, ante vosotros, siempre”.

Pablo Picasso pinto el Guernica. Pablo Neruda escribió el poema dedicado a Almería. El tercer gran Pablo (Pablo Casals) dirigió la Novena Sinfonía de Beethoven, mientras caían las bombas sobre Barcelona.

Perdonar, siempre. Olvidar, nunca, señor alcalde.

 

Kabul, hoy. Almería, hace 9 siglos. ¡Qué horror!

¿Qué pensarían mis paisanos almerienses del siglo XII, si vieran lo que está ocurriendo hoy en Afganistán? Presos del pánico, de la noche a la mañana, cambiaron sus ropas cristianas o almorávides, por oscuras chilabas y cubrieron de yeso las imágenes doradas de sus iglesias, mezquitas y sinagogas.

Imágenes de televisión que no pude captar a tiempo.

Las imágenes terroríficas de Kabul, la capital ocupada ayer por integristas musulmanes auto denominados “talibanes” (seminaristas del Corán) me perturban. Me rompen el corazón. Sobre todo, por lo que se avecina para niñas y mujeres que han vivido con cierta libertad durante los últimos 20 años. También por quienes apoyaron la relajación de costumbres arcaicas, la apertura y tolerancia religiosas o la interpretación menos estricta de las normas primitivas, casi bíblicas, del Islam.

Mujeres afganas cubiertas totalmente por el burka.

La víspera de la entrada de los fanáticos integristas islámicos, muchos carteles publicitarios callejeros fueron repintados o destruidos si en ellos aparecían mujeres con ropa “occidental”, sin cubrir su rostro con pañuelos o burkas. El pánico se apoderó de la capital. Por miedo a recibir castigos crueles de los talibanes, las niñas y mujeres quedaron recluidas en sus casas.

Mitin en Kabul, en defensa de los derechos de la mujer, antes de la legada de los talibanes.

Los afganos más desesperados y/o asustados corrieron al aeropuerto para escapar de las temidas represalias de los nuevos gobernantes puritanos y reaccionarios.

Caos en el aeropuerto de Kabul para escapar de los talibanes

Algunos se colgaron de los aviones y perdieron la vida a caer al vacío en pleno vuelo.

Estos hechos me recuerdan a otros parecidos ocurridos hace nueve siglos en Almería, la tierra donde nací. Huyendo de una matanza previsible, los vencidos morían al caer de las almenas de la Alcazaba. En 1157, Almería fue “invadida” o “reconquistada” (según se mire) por los integristas musulmanes auto denominados “almohades”. Asaltaron las murallas del emir Jayrán y tomaron la Alcazaba. Como hizo ayer el ya ex presidente afgano, el rey Alfonso VII dio por perdida mi ciudad, huyó de Almería y murió ese mismo año cruzando Sierra Morena. Le acompañaba en su huida el conde Ponce de Cabrera, príncipe de Zamora y ex príncipe de Almería.

Alcazaba de Almería

Aquellos «talibanes» del Magreb se enfrentaron a los cristianos (que gobernaban Almería desde hacia 10 años) y a los musulmanes almorávides (que habían gobernado Al Andalus después de las taifas surgidas al caer el Califato), a quienes consideraban corruptos por la relajación de sus costumbres y su alejamiento del cumplimiento estricto de las normas de Mahoma.

El fanatismo de la fe se impuso a la fuerza de la razón .. y de la ciencia. Los almohades persiguieron y condenaron al destierro a los dos hombres más sabios del mundo en el siglo XII: el musulmán Averroes y el judío Maimónides. Ambos, maestro y discípulo, vivieron bajo el mismo techo en la casa almeriense de éste último, extramuros de la Medina Al Mariyyat.

Articulo publicado en La Voz de Almería sobre Averroes y Maimónides

Los almerienses sabían lo que les esperaba si no aplicaban rápidamente “Al taquiyya” (el arte del disimulo, permitido por algunos ulemas de Oriente). Encontré un texto muy significativo, escrito, publicado y recitado en Sevilla el 5 de septiembre de 1145, coincidiendo con el inicio del periodo integrista almohade. Dice así:

“Cuando anunciaron la entrada de los almohades en la ciudad, para la oración del viernes, los alfaquíes y los jeques mandaron blanquear los adornos de la mezquita y del minrab, poner paneles sobre los relieves y el dorado del mintab y cubrirlos con yeso y lechadas de cal”.

No solo se decretó el encierro de las mujeres, no acompañadas por pariente varón. Quienes más sufrieron los rigores del fundamentalismo islámico fueron los hombres y mujeres homosexuales, condenados, según el “Reglamento Sevillano”, al destierro si no a penas más crueles:

“No se les dejará que circulen entre los musulmanes ni que anden por las fiestas porque son fornicadores malditos de Dios y de todo el mundo”.

 ¿Qué diría hoy Borges? La historia de Almería se repite en Kabul.

¡Qué horror!

 

 

¡Que no son «rojos», mi coronel, que son «coloraos»!

Los restos, afortunadamente menguantes, de la España negra se empeñan en asomar otra vez su patita de mil maneras. Ahora le ha llegado el turno a un pobre coronel, Javier Ángel Soriano, ignorante de la historia de Almería. El Ayuntamiento del PP, que mira de reojo a VOX, le ha encargado el discurso de homenaje a los Coloraos, los Mártires de la Libertad, del próximo 24 de agosto. El coronel Soriano, en declaraciones al diario Ideal, ha tachado a estos mártires de «aventureros, insensatos, osados e imprudentes».

El pingurucho de «Los Coloraos» que mandó demoler el dictador Francisco Franco antes de visitar Almería.

Digo «pobre» porque estoy casi seguro de que el coronel Soriano aceptó este encargo, tan glorioso para los amantes de la libertad, sin haber hecho los mínimos deberes de información, examen de conciencia y contrición a los que obliga su graduación militar y su compromiso con los valores de nuestra Constitución, aún vigente.

Orden de demolición del monumento a los Coloraos. ¡Qué miedo! Me pone los pelos de punta.

Claro que ya nos avisó el gran Goethe: «No hay nada más terrible que una ignorancia activa». Búsquelo en Google, mi coronel, y luego dimita del encargo, del que usted no es digno, a menos que se retracte, y devuelva la patata caliente a los políticos del PP que embadurnan la historia liberal de nuestra provincia y confunden a los «rojos» con los «coloraos». Eso mismo fue lo que hizo el general golpista Francisco Franco antes de visitar Almería.

Menos mal que hay plumas sensatas, más moderadas y sabias que la mía, que han salido al paso de las ofensas a nuestra memoria liberal y democrática. Una de ellas es la de Juanfra Colomina. Este investigador ha publicado un excelente artículo en el diario Ideal («El coronel no tiene quien le escriba») cuya lectura recomiendo. Lo copio y pego a continuación.

Publicado en el diario Ideal.

¡Bravo, Juanfra! Y gracias.

Para los amigos del Bicentenario de Los Coloraos, y también para ilustrar al coronel Soriano, copio y pego el texto y la música de Mariana Pineda, otra mártir de la libertad a quien cita Colomina.

Marianita salió de su casa y al encuentro llegó un militar
que le dice por Dios Marianita que hay peligro vuélvase usted atrás.
Marianita se metió en su cuarto Y allá sola se puso a pensar
Si Pedrosa me viera bordando la bandera de la libertad.
ay Pedrosa cómo me has mentido ay Pedrosa no fuiste leal
que el registro que en mi casa ha habido varias pruebas le dará al fiscal.
Marianita al juzgado te llaman y te llaman para declarar
si confiesas lo que te reclaman aún la vida te pueden salvar
a sus hijas llevan a la sala por ver si algo pueden conseguir
y contesta Mariana muy firme no confieso prefiero morir.
A Mariana llevan al cadalso mucha gente llorando allí va
y sus hijas por detrás decían vuelve a casa querida mamá
oh qué día tan triste en Granada que a las piedras les hizo llorar
al ver que condenan a Mariana al cadalso por ser liberal.

Canción de Mariana Pineda de Joaquín Díaz.

Y para el ínclito Megino, otro que tal baila, que se atrevió a prohibir La Marsellesa en el homenaje a Los Coloraos, lo que le quitó un puñado de votos ilustrados, dejo aquí un recuerdo.

Publicado en La Voz de Almería.

 

Una basurilla menos en mi armario… y en mi corazón

¡Qué liberación! Ya terminé la limpieza del armario del sótano. Hacía años que no abría sus puertas. Mis hijos Erik y Andrea me obligaron … y ayudaron a llevar mi ropa antigua al punto limpio. Del bolsillo del traje de lujo que me compró TVE para las entrevistas preelectorales de 1996 rescaté estas dos tarjetas.

Tarjetas de RTVE/New York y de 20 minutos rescatadas del traje que compré a TVE tras mi despido.

Por muy poco, Aznar venció a Felipe González en aquellas elecciones de 1996. En cuanto el nuevo presidente tomó el control del Gobierno (y de RTVE) me despidió inmediatamente como corresponsal de la tele en Nueva York. Se ve que no le gustaron mis preguntas preelectorales. Denuncié a TVE por despido ilegal, gané el juicio y, con la indemnización que fijó el juez, yo me hice con aquel traje casi nuevo a mitad de precio. Era la costumbre. Menudo chollo.

Pese a la mala calidad de la foto, durante mi entrevista con Felipe Gonzáles en 1996, se puede apreciar mi traje recién estrenado para aquellas entrevistas preelectorales.

Me sirvió durante años para 20 minutos, empresa que fundamos en el mismo sótano donde hoy escribo… y gracias también a la «beca Aznar» por despido improcedente de TVE.  Era un traje de calidad. Ojalá le sirva a alguien que lo recupere del punto limpio de Boadilla del Monte. Tiene su historia. Pese a los malos recuerdos, me dio pena perderlo.

Entrevista con Aznar en vísperas de las elecciones de 1993, que perdió. En ese año, utilicé un traje usado. En la de 1996, estrené el traje nuevo de lujo, pero no encuentro la foto con Aznar. Solo encontré la de Felipe.

La verdad es que, desde que me jubilé en 20 minutos, no he vuelo a ponerme traje ni corbata. Una basurrilla menos en mi armario,… y también en mi corazón.