Por primera vez en 1792, una mujer llamada Mary Wollstonecraft escribió un texto reclamando los derechos de las mujeres. Ese fue el principio de la lucha feminista por la igualdad. “No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres», dijo Woollstonecraft, “sino sobre si mismas”.
Más de doscientos años después, a pesar de la evidente evolución social, no sólo tecnológica sino de hábitos y costumbres, permitimos la confusión/difamación sobre el significado real del feminismo, remitiéndome a la RAE: «Ideología que define que las mujeres deben tener los mismos derechos de los hombres”. No siendo por tanto una lucha única de la mujer sino de la sociedad igualitaria, se construyen una imagen equivocada del movimiento, de la lucha y de las peticiones.
Esta semana salgo a la calle para preguntar por qué hay que ser feminista y las respuestas me confirman que la labor, aunque algunos insistan en que todo está hecho, es necesaria y el activismo, más que nunca, debe ser plural.
Seguimos comparando el machismo con el feminismo y, a las pruebas del propio vídeo me remito donde sólo una persona me rectificó, sabia y certeramente. Existe también la timidez, incluso el paso para atrás de reconocer el feminismo, como si fuera una etiqueta ( y creo poco en las etiquetas) peyorativa.
La historia es un claro ejemplo de discriminación y el presente, revela que la desigualdad persiste aunque se vaya acortando. Por el llamado dream gap infantil, por la igualdad de oportunidades, por la erradicación de estereotipos sexistas, por el homenaje a nuestras pasadas invisibles hay por lo que hay que seguir expresándose en clave feminista. Porque como dijo otra grande, Virginia Woolf, durante siglos anónimo ha sido a menudo nombre de mujer. Y no puede haber retroceso ni concesión de faltas sexistas todavía consentidas.
¿Por qué cuesta tanto enraizar el feminismo como un bien común? Clara Campoamor y otras muchas declararon hace un tiempo que «el nivel de civilización al que han llegado diversas sociedades humanas está en proporción a la independencia que gozan las mujeres». No son pocos los que ya creen que una sociedad igualitaria es mucho más rica, pero el reequilibrio de la balanza se vive como una pérdida de poder, de protagonismo o de alteración de las fuerzas; como si lo femenino se fuera a convertir en lo que ha sido lo masculino. Desvirtuamos por miedo, por desconocimiento y por dejadez en saber aquello que nos conviene a todos, a uno mismo, más allá de lo que nos cuenten.
¿Y tú? ¿Eres feminista?
Porque está de moda. Cuando el cien por cien de las mujeres sea feminista podreis hablar de feminismo ¿o aun no os habéis enterado de que feministas son las 4 de siempre? tienen menos adeptos que los testigos de jehová!
25 octubre 2019 | 9:54 am