No todos los días se puede asistir a una presentación de la importancia de Wii, pero siempre es interesante tener la posibilidad de probar un juego tiempo antes de que salga a la venta. Hoy he ido a la presentación de B-Boy, un juego para PSP y PS2 que verá la luz en septiembre y que mezcla diferentes elementos.

Me gustan los juegos que utilizan la música como reclamo, ya que fusionan dos de mis grandes aficiones. B-Boy tiene buena pinta por esto y porque también introduce una parte de “lucha”, otro de mis géneros favoritos.

En España la cultura hip-hop no ha calado con la misma fuerza que lo ha hecho en otros países europeos, como Francia. Por ello, no ha habido muchos videojuegos con esta temática en nuestro país, aún contando con la experiencia de Atari con Getting, y yo tenía mis dudas sobre el éxito de un juego de este tipo. No obstante, en esta ocasión, la jugabilidad de este título lo acerca más a un juego de lucha.

Para dominar este simulador de break-dance hay que intentar seguir el ritmo de la música, pero también ejecutar los combos y movimientos necesarios para lograr conseguir más puntos que el oponente. Es decir, en lugar de pegar leches a diestro y siniestro, hay que realizar proezas de baile utilizando la dirección, los botones y los gatillos con cierta habilidad.

El objetivo es ser un buen B-Boy, o sea, tener una actitud ante la vida mediante la cual se saca lo malo que uno lleva dentro a través del baile -tengo mucho que practicar, por tanto-. Hay que saber bailar con ritmo, utilizar movimientos limpios y provocar al rival.

Por lo que pude ver, jugar a B-Boy no es demasiado complicado. Sin embargo, hacerlo bien requiere cierto nivel de práctica. Me ha gustado la opción para crear un jugador propio desde cero, eligiendo el sexo y otras características del personaje. Por lo demás, es lo ya conocido: empezar compitiendo en batallas callejeras e intentar avanzar hasta el campeonato mundial. Aunque los gráficos que he visto no son los mejores, los personajes se mueven con naturalidad, algo que considero imprescindible para un juego que se centra en las habilidades físicas de los personajes. Quizás estos gráficos mejoren cuando el título vea la luz en septiembre.

El juego no es la revolución del año, pero sí tiene buena pinta, y convencerá sobre todo a los incondicionales de este género musical. Por el momento, yo tengo que practicar con el “dissing”.