La industria del cine también está desquiciada con el tema de la piratería. Si no, no se entienden acciones como ésta. Siguiendo la frase ‘a grandes males, grandes remedios’ en Reino Unido han decidido contraatacar a aquellos que graban películas en las salas con una idea cuanto menos curiosa.

Si hace poco tiempo conocíamos que se había creado un dispositivo capaz de localizar una cámara digital en una sala de cine y proceder a anular la grabación deteriorando la imagen, en Reino Unido confían mucho más en lo que pueda ver el ojo humano.

Las distribuidoras van a crear la figura del ‘investigador de cine’. El súperdetector, un ex oficial de policía, va a enseñar a los trabajadores de los cines cómo localizar a los que graban durante la proyección y cómo detenerles.

Lo que todavía no han dicho es si van a tomar medidas similares para luchar contra actitudes como la de Paul Sherman, el crítico de cine que vendía copias de las películas que las distribuidoras le mandaban para evaluar. ¿Querrán enviarle un súperdetector a su casa cada vez que le hagan llegar una película para asegurarse de que no la piratea?

Al final, las salas de cine acabarán siendo como las aduanas en los aeropuertos. Al terminar la película, el súperdetector aprendiz de Robocop acabará diciendo a los espectadores «gracias por su colaboración».