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Contribuir al conocimiento

La Wikipedia es una enciclopedia online colaborativa que se escribe gracias al conocimiento de miles de personas que deciden contribuir con ella de forma voluntaria. En la actualidad, la Wikipedia tiene ediciones activas en 137 idiomas, y la versión en español ocupa el noveno lugar en número de artículos, superada por idiomas como el portugués, el italiano y el polaco.

No parece lógico que un idioma tan extendido mundialmente como el español se encuentre en esta posición. Este hecho tampoco encaja con que sea la segunda Wikipedia más visitada tras la versión en inglés. De estos datos se desprende una idea clara: nos gusta que nos expliquen las cosas, pero no somos dados a arremangarnos para compartir con los demás nuestros conocimientos.

Algunos apuntan a la poca experiencia en Internet como causa de este desfase, pero las voces más críticas insisten en que España es un país en el que regalar conocimiento no es una costumbre extendida. Si a ello sumamos que los artículos que los usuarios incluyen en ella no están sujetos a copyright, algunos ponen reparos a escribir sobre temas que conocen sin recibir retribución. También cabe una tercera opción: la de que en la Wikipedia en español no se utilizan bots para la creación automática de artículos. Por ello es importante observar el número de artículos en relación a su tamaño en gigabytes.

Pese a este desfase entre hispanohablantes y número de artículos, el futuro de la Wikipedia en castellano se plantea halagüeño, ya que en menos de un año se ha duplicado su contenido. El elemento clave para que funcione es sentirse orgulloso de compartir la propia cultura.

14 comentarios

  1. Dice ser David malaguita

    Si no he entendido mal el artículo es el idioma español el que ocupa el noveno puesto en el rankin de publicación de artículos, lo cual implicaría no solo a España como país supuestamente cicatero a la hora de compartir conocimientos sino a todo el ámbito lingüístico hispanoamericano. ¿Por qué es esto, porque somos perezosos, indolentes, nuestros conocimientos son limitados, o por una timidez y complejos patológicos? A lo mejor como dice Salvatierra es porque no le vemos «rentabilidad», aunque yo tengo mis dudas de que esa sae la razón.Saludos.

    06 junio 2007 | 15:54

  2. Dice ser Ctrl_Z

    Es la Wikipedia en Español, no de España, eso para empezar, que latinoamerica aporta el 60% de las ediciones a wikipedia»algunos ponen reparos a escribir sobre temas que conocen sin recibir retribución»Hay wikipedistas que reciben premios por parte de la comunidad, como medallas y puestos de bibliotecarios.

    06 junio 2007 | 16:02

  3. Dice ser a

    Vamos, que es wikipedia en español no de España, ya vayan entendiéndolo.

    06 junio 2007 | 16:07

  4. Dice ser Edmenb

    «…algunos ponen reparos a escribir sobre temas que conocen sin recibir retribución»Me parece irrelevante, cada Wikipedista regala o dona su tiempo con mucho cariño, tambien se pierde tiempo muy valioso en reparar los daños que «algunos» usuarios crean al estropear los artículos, sin contar con aquellos que solo se dedican a colocar boberias.A mi parecer esto parece una critica constructiva, ya que a mi me lleva a colaborar con mas ahinco en la Wiki, y me pregunto ¿con cuantos artículos y con cuanto conocimiento ha colaborado el critico de tal noticia?

    06 junio 2007 | 17:09

  5. Dice ser MariaDLV

    De la transmisión del conocimiento que se ocupen los especialistas en la materia; si cualquier monigote se toma por un entendido,mejor que se abstenga de engordar la wikipedia.Acompaño un interesante artículo de Javier Ordoñez, profesor de ciencia de la AUM de Madrid.El español y la cienciaEl español es una lengua usada por cuatrocientos millones de personas que parecen no querer hablar de ciencia. Esa afirmación es uno de los tópicos mejor instalados en el imaginario de nuestro idioma y para apuntalarla se suele señalar que los científicos de habla española no publican sus mejores resultados en español sino que lo hacen en inglés, la nueva lengua franca. De esta manera se está eligiendo el caso del científico innovador, aquel que se sitúa en la punta de lanza de una disciplina, para tomarlo como arquetipo a partir del cual debemos entender todo el resto del ordenamiento del idioma español en relación con la ciencia y la técnica.Desde este punto de vista, la situación del español no parece muy diferente a la de otros idiomas ya que los científicos cuya lengua materna es el francés, el italiano o el alemán también procuran publicar los resultados de sus trabajos en inglés. No obstante, ya de entrada se pueden encontrar algunas diferencias entre estos idiomas y el español. En primer lugar, sus diferentes procesos históricos como generadores de ciencia y en segundo lugar, su peso relativo en el desarrollo de lenguajes científicos. Además, entre los hablantes de lenguas con raigambre científica se aprecia desde hace tiempo una preocupación por analizar la relación de sus respectivas lenguas con la ciencia y se preguntan si cabe la defensa de sus idiomas o si sólo queda aceptar la posición de hegemonía del inglés. Resultado de este interés por el problema se han llevado a cabo reuniones de científicos y lingüistas europeos para analizar y estudiar la presencia de sus leguas maternas en la ciencia. El encuentro de esta índole que quizá ha tenido una mayor difusión es el que tuvo lugar en el centro Alexander Koyrée en París en 1994 bajo el título «Sciences et langues en Europe»1, aunque en la década de los noventa se produjeron muchos otros para abordar ese mismo problema. La presencia de los representantes del español en la mayor parte de estos encuentros ha sido muy escasa.SubirSi se leen, tanto los capítulos del libro citado, como diversos artículos de revista que recogen otras intervenciones, se verá que los autores representantes de las lenguas que han perdido influencia en la ciencia abordan dos tipos de problemas. En primer lugar, los que plantean la necesidad de reflexionar sobre cómo se hizo en el pasado para adquirir dicha influencia. Y ello, a través del análisis de los trabajos realizados durante los periodos de formación de las teorías científicas que llevaron a personajes como Arago a proclamar que la química era una ciencia francesa o por medio del estudio de las creencias, nunca confesadas explícitamente pero siempre esgrimidas en las discusiones entre científicos, como la de que la matemática era una ciencia germana. En segundo lugar, los problemas que se refieren a la búsqueda de modos de recuperar sus lenguas para el presente. A este respecto, el debate se centra no sólo en la discusión sobre qué procedimiento técnico debe utilizarse, sino sobre cuál es el papel que han de tener las ciencias en el contexto de la cultura, entendiendo que la ciencia es una forma de cultura como lo son el arte o la literatura.Aunque los que hablamos y escribimos en español nos hemos incorporado tarde a estas reflexiones y a estos debates, hay que decir que sí existe un interés por hablar del problema. Ya hace dos años tuvo lugar una reunión organizada por la Fundación de los Duques de Soria en Valladolid para tratar el tema de las relaciones entre el español y la ciencia. Ésta fue una reunión monográfica donde se abordaron problemas de carácter diferente y se puso de manifiesto la gran cantidad de cuestiones que subyacen debajo del enunciado general.Cuestiones que es necesario abordar para poder enfrentar ese enunciado general y cuyo análisis queda habitualmente entorpecido por algunos prejuicios. En primer lugar, por la incomodidad de reconocer que apenas se ha escrito en español literatura científica original debido a que, durante los siglos de la construcción de las ciencias, las comunidades científicas de los países hispanohablantes eran pequeñas y poco influyentes. Los hablantes del español eran receptores natos de esos productos y en ningún caso emisores. En segundo lugar, que los integrantes de esas comunidades buscaban expresarse en otros idiomas para obtener reconocimiento de sus colegas de «fuera». El español era un idioma de «dentro», y no era apto para entrar en comunicación en una comunidad tan internacionalizada como la científica. Curiosamente, esta consideración del español como lenguaje doméstico se acentuó en la segunda década del siglo XX, precisamente cuando la comunidad científica que hablaba español se hacía más fuerte e influyente, es decir, cuando sus científicos comenzaban a recibir un reconocimiento en sus propios países y, correspondientemente, en el exterior. Por lo tanto, conviene señalar, evitando el prejuicio del «reproche a posteriori», que los científicos fueron conscientes de su abandono del español como resultado de una estrategia para obtener una razonable visibilidad internacional.SubirUna vez dicho esto, podemos entender que existe una comunidad de problemas entre todas las lenguas desplazadas por el inglés, aunque no por cualquier inglés. A este respecto, resulta muy útil señalar de antemano que la lengua franca que usa la ciencia, ese inglés científico, no es una lengua que estrictamente hablando use ninguna comunidad estándar de hablantes. El inglés científico está alejado del inglés que se habla en Inglaterra o en América, por más que esté más cercano a la lengua de esos países que a la de cualquier otro. Es una lengua intermedia, simplificada y muy técnica que únicamente «hablan» los científicos cuando están con otros científicos y comentan sus trabajos más pioneros.Eso significa que hay mucho espacio de maniobra al margen de ese uso de ese inglés para hablar de ciencia. Es decir, el resto de las lenguas deben y pueden recuperar las ciencias para su cultura. Pero habría que tener en cuenta que esta situación de subordinación de las diferentes lenguas con respecto al inglés podría reproducirse en el seno de las comunidades de habla española. Por eso no conviene identificar lengua y Estado. Así, no sólo el español es la lengua de muchos Estados sino que con mucha frecuencia es una de las varias lenguas de cada uno de esos Estados, por más que habitualmente sea la mayoritaria, la hegemónica y, por lo tanto, la que se enfrenta con el omnipresente inglés. Si nuestra lengua llega a comprender la naturaleza de su relación cultural con esa lengua colonizadora, el inglés, el español podrá aplicar lo que aprenda en los contextos más pequeños, donde afloran otras lenguas que coexisten con él. Como se puede ver, es un problema que afecta a la forma de entender nuestra diferencia cultural.El español, ese sujeto que representa a quienes lo hablamos, tiene que trabajar para poder hablar de ciencia y técnica con propiedad. Un primer esfuerzo encaminado a ampliar el diccionario español con los nuevos términos científicos permitiría la incorporación de las novedades de una manera articulada, si se concibe la elaboración del diccionario como una empresa lingüística completa. La contribución de Fernando Pardo muestra los problemas con que se enfrenta quien trata la innovación terminológica. Los términos, por muy específicos que sean, no son entidades aisladas sino que están conectadas, o deben estarlo, con el resto del lenguaje. La ciencia se desarrolla a gran velocidad y requiere que la incorporación de los términos nuevos se verifique con una rapidez suficiente. Pero esta necesidad de incorporar la novedad también se da en la tecnología, en concreto en el ámbito de las patentes y las marcas, donde la «descripción» de los ingenios y de su funcionamiento exige la suficiente precisión como para poder acotar jurídicamente los derechos a la propiedad que se derivan de las inscripciones en la oficina de patentes. En este ámbito se reproduce la tensión entre la presencia de un idioma dominante, como el inglés, y el español.SubirPero los problemas de la incorporación de la ciencia al español no se agotan en la elaboración de diccionarios o de repertorios de términos que nos permitan hablar con una razonable propiedad de asuntos técnicos muy especializados. En realidad los problemas comienzan en ese contexto y en ningún caso se agotan en él porque la ciencia no es sólo un conjunto de teorías, prácticas y aplicaciones, sino que también y sobre todo es una de las formas de cultura que ha desarrollado la sociedad contemporánea. Concretamente, la sociedad que se gestó después de la Revolución Francesa. No se trata de entrar en disquisiciones de historiador acerca de nuestra filiación, si somos descendientes del Barroco o del Romanticismo. Pero la historia puede servirnos para entender el presente y, definitivamente, nuestro presente está determinado por la ciencia y la tecnología en eso que llamamos de forma bastante imprecisa «sociedad del conocimiento». La ciencia y la tecnología son una parte esencial de nuestra cultura contemporánea que influye radicalmente en nuestra sociedad.La ciencia siempre trascendió los límites de las comunidades científicas, pero en nuestro XXI ese desbordamiento se ha convertido en una norma. La ciencia, sus resultados, la tecnología y sus aplicaciones influyen en nuestra forma de ver el mundo, de valorarlo, de valorarnos a nosotros mismos y de entender las relaciones con nuestros semejantes. Debemos aprender a hablar de la ciencia y a discutir sobre ella y con ella; debemos aprender a soñar la ciencia para que no nos produzca pesadillas. Existen pocas dudas acerca de que la importancia cultural, política y social de la ciencia seguirá aumentando en las próximas décadas. Unos considerarán que este hecho es una manifestación de progreso, otros lo tomarán como una forma de vasallaje sino ya de esclavitud. Por todo ello necesitamos incluirla en el tejido de nuestro lenguaje. La ciencia aumentará su importancia cultural y las lenguas que puedan expresarla serán las que mantengan su importancia cultural relativa. El español, como cualquier otra lengua culta con un gran número de usuarios, puede ser un vehículo para hablar de la ciencia, para educarse en ella, para contar su historia, para difundir sus teorías, sus prácticas y sus aplicaciones en la sociedad, para discutir sobre sus peligros y sus beneficios o para usarla en los escenarios de ficción tanto en el cine como en la literatura.Hoy, la tesis según la cual la ciencia no debe cuidar el lenguaje expresivo está puesta entre paréntesis. La idea de que la ciencia no es nada más que un uso del lenguaje apofántico puede defenderse, con muchas dudas, sólo en el ámbito de las comunidades científicas muy cerradas o en los momentos de reconstrucción de teorías científicas. Y sólo con muchas dudas, repito. Porque, tanto lo que se denomina construcción científica, como el trabajo cotidiano de los científicos, necesita ingredientes lingüísticos, usos retóricos y elaboración de estrategias persuasivas de un gran refinamiento. Quien las desconozca o las omita estará condenado a no entender nada de cómo funciona la ciencia, de cómo se aceptan las ideas científicas y de cómo se crea su lenguaje. En realidad, para entender el proceso de asentamiento de la ciencia contemporánea, es necesario hacerlo en función de dos polos diferentes: El primero, el de los emisores de conocimiento, el segundo, el de los receptores. Habitualmente, la ciencia ha sido contada como el resultado de la actividad de los emisores, de los productores de conocimiento, de los integrantes de las comunidades científicas y con demasiada frecuencia se ha olvidado la función de los receptores, de los públicos, de los que reciben o soportan la actividad científica. El espacio que media entre ambos está determinado por esta estructura ciencia/público que no es simple. Cada uno de los miembros de una comunidad científica es público de las actividades de las restantes. El público es así una colectividad estructurada y compuesta no sólo de «legos» sino de personas informadas en otras especialidades. La cultura científica se articula por medio de lenguajes que pueden tener su origen en las comunidades más especializadas, esas que se comunican entre sí en inglés, pero después éstos se desbordan en lenguajes intermedios que pretenden llenar el espacio que media entre la ciencia y sus públicos. Tres ejemplos referidos a tres ámbitos muy representativos pueden mostrar la importancia de esos lenguajes y la relevancia de su acción retórica.SubirEl primero se refiere a la educación, donde las ciencias y las técnicas ocupan un lugar principal. En este caso la transmisión del conocimiento, la formación de las primeras nociones en las diferentes ciencias debe estar asociada con un buen uso del español. Es imprescindible cuidar este primer español científico y presentarlo a los alumnos de todos los grados educativos, desde la primaria a la universidad, con el rigor y la flexibilidad adecuada para que quienes reciban la educación entiendan que dentro del proceso de aprendizaje científico existe un desarrollo del lenguaje.El segundo versa sobre el problema de la divulgación científica. La manera en que se difunden los resultados de la ciencia y de la tecnología puede distorsionar el lenguaje o enriquecerlo. La divulgación de la ciencia es un trabajo arriesgado que requiere no sólo apuestas personales y aisladas, sino institucionales y empresariales. Me gustaría citar como muestra el caso de la colección de libros de divulgación Ciencia para todos que impulsa la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica, libros escritos por científicos de habla española. Hace unos años, esta editorial institucional se propuso el reto de poner a prueba la comunidad científica mexicana ofreciéndole la posibilidad de escribir en «formato de divulgación» sobre sus diferentes especialidades. A sus miembros no se les proponía simplemente traducir, sino nada menos que crear lenguaje. Las dificultades para llevar a cabo el proyecto han sido grandes, la primera convencer a los miembros de la comunidad científica de la importancia del reto. La segunda, insistir en la necesidad de crear lenguaje. No me extiendo más pero este es un ejemplo muy interesante para la reflexión de todos los que están preocupados por las relaciones entre ciencia y español.En tercer lugar, me gustaría mencionar la importancia de la ficción, de la denostada ficción, para la difusión del lenguaje científico. No hay que cortar las posibles alianzas entre la ciencia y todas las restantes formas de narrativa. Al contrario, es necesario reforzarlas. La novela, la poesía, el teatro construyen mundos de subjetividad donde caben escenarios llenos de elementos del mundo que describe la ciencia. Exploran problemas insertos en el entramado de la ciencia y la tecnología que no siempre aparecen como figurantes. Lo mismo puede decirse de los relatos cinematográficos que logran un gran impacto en la sociedad porque pueden llegar a ser consumidos masivamente por sus miembros. En su seno se crean y se difunden arquetipos de científicos, se analizan las relaciones entre las ciencias y los problemas sociales de cada época. Sin duda la ficción constituye un tercer escenario donde se plantean las relaciones entre ciencia y lenguaje, en este caso entre ciencia y español.Apasionantes y complejas cuestiones sobre las que se hablará en este panel y sobre las que sin duda seguiremos hablando si en verdad somos conscientes de toda la tarea que resta por hacer.

    06 junio 2007 | 17:20

  6. Dice ser La Chirvi

    Iba a decir algo de la Wikipedia, chocho, pero se me ha olvidáo después de pasarme un rato pulsando la flecha de pá abajo por el post anterior. Cuando me acuerde, vuelvo.

    06 junio 2007 | 20:35

  7. Dice ser Jaime

    Muchas otras wikipedias de otros países (polaca, portuguesa) están hinchadas a base de bots. La española rehusa usar bots, o sea que todo lo que tiene es gracias a gente que ha donado su tiempo. Yo considero que no está nada mal, y cada vez crece más rápido.

    07 junio 2007 | 4:05

  8. Dice ser Acido

    Si la Wikipedia en castellano es la segunda mas visitada del mundo, ¿no será porque su calidad tambien está a esa altura?. Nos estamos contagiando de la mania yanki de medirlo todo por el tamaño, el mas grande, el mas gordo,… Pero, al final, es la calidad lo que cuenta.

    07 junio 2007 | 4:06

  9. Dice ser Gaeddal

    Querer medir una Wikipedia en función de su número de artículos es tan riguroso como pretender decir qué equipo ganará la liga tomando como base el aforo de su estadio.

    07 junio 2007 | 12:11

  10. Dice ser Netito777

    Es totalmente cierto, wikipedia en español no es de España… latinoamérica está incluida… la situación es que las cosas del «otro lado del charco» son caso aparte… nosotros no tenemos el acceso total a internet, digamos que somos gente privilegiada los que podemos editar con tranquilidad desde nuestra casa… el contexto europeo es distinto… no creo que España tenga recelo de dar su conocimiento… no lo creo

    07 junio 2007 | 18:08

  11. Dice ser AGITADOR PERIFÉRICO

    El español no es una lengua de cultura ni una lengua rentable,así de sencillo.Tiene trescientos millones de hablantes (de cuatrocientos nada,rehaced las cuentas porque en el estado español sois treinta millones,no cuarenta:los demás también existimos),como el árabe,pero…¿hay que ser más claros para quitaros los complejos de superioridad?El número no lo es todo,vamos a dejarlo ahí.En esa lengua tan superior a las demás,tan superior que es un regalo que te prohiban la tuya para imponerte la de Franco y las sevillanas,te miras la wikipedia,o su porción de internet en general,y es de unindigencia intelectual bochornosa.Y no precisamente porque los demás hagan trampas.Por no salirnos de la Wikipedia:la española no se puede usar.Pocos artículos,poco fiables,sensación generalizada de que los redactores no conocen el tema y ni siquiera son capaces de escribir correctamente,discusiones de parvulario…Al final,la cultura española es lo que se hace en Madrid y Buenos Aires.Que no es para echar cohetes.Y el resto,un páramo lleno de muertos de hambre.No es de extrañar que cualquier país pequeño europeo os gane en estas cosas.Como Portugal,Polonia,o naturalmente,Catalunya.No podríais mediros con Catalunya si fuera un estado independiente.Y fantaseais,como vuestros primos árabes,con viejas glorias imperiales y con mediros con los americanos.Si es que sois la ostia,al final acaba haciendo gracia.Meteos vuestro puñetero idioma donde os quepa.Como para civilizar a nadie estais vosotros.¨Lo peor de todo es estar colonizados por unos gilipollas¨.

    09 junio 2007 | 8:09

  12. Dice ser Pepona

    Los criterios de edición de la Wikipedia son demasiado restrictivos: consideran plagio (en una enciclopedia que se dice a sí misma no ser fuente primaria y que en su misma constitución es de autoría colectiva, anónima e internacional) el resumen, la mejora de un texto o cualquier forma de intertextualidad y sus métodos de gobierno no son democráticos; por ejemplo, los autodenominados bibliotecarios tienen un cargo vitalicio -nunca un bibliotecario ha sido expulsado ni ha sido culpable de nada- y cualquier discusión contra ellos es juzgada por ellos mismos, ya que no utilizan comités paritarios entre meros redactores y bibliotecarios, fuera de que la mayoría usa nicks de piratas para poder mangonear lo que quieran sin derecho a responsabilidad. La mitad del tiempo se gasta dando explicaciones a los ignorantes y cualquier nimiedad o precedente para hacerlo mal sienta cátedra si es respaldado por uno de esos monarcas vitalicios y alérgicos a la crítica. Han sido expulsados numerosos colaboradores de la Wikipedia que no comparten los restrictivos criterios aludidos ni la falta de democracia, y además no existe ningún procedimiento para que estos colaboradores sigan colaborando o sean reintegrados a la redacción, como digo, no democrática de la Wikipedia. La Wikipedia, sin embargo, es útil -algunas cosas sólo pueden encontrarse ahí-, pero solamente por sus valores pedagógicos y cuando contraviene algunos de los absurdos principios que la inspiran.

    09 junio 2007 | 10:56

  13. Dice ser Gaeddal

    Nota: En Wikipedia, como en muchos otros lugares de Internet, hay un grave problema con los troles. Esta gente se divierte con las discusiones acaloradas, y con los debates crispantes, mientras que los wikipedistas se divierten redactando artículos. Los dos post anteriores son flameadas de trol, a las que no se debe contestar (no dar de comer al trol).El primero, el que dice que hay pocos artículos porque el idioma español es de moros y segundones, es un caso de libro. El segundo es más sutil, y usa usa el viejo «calumnia que algo queda». Hay que huir de los que denuncian el autoritarismo y la censura de Wikipedia, y no aportan ni un sólo caso concreto, y menos aún las correspondientes pruebas.

    18 julio 2007 | 17:15

  14. Dice ser Spain

    Debemos promocionar el español x todo el mundo para que sea un idioma internacional como el ingles.vaaaaaaaaaaaamos gente!!!!

    12 octubre 2007 | 1:53

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