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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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«Pues deje usted de correr»

-«Doctor, me duele la rodilla izquierda al correr se me queda como encasquillada y el dolor es fuerte».
-«A ver (palpando)… Tiene ud. las rotulas para fuera. le voy a recomendar una cinta para poner debajo a ver si le alivia y si no pues deja ud. de correr y ya está».

Es un caso típico de alguien que comienza. Y el experto médico nos dice que no corramos. ¿Quién lleva la razón?

Animados por la moda o por bajar peso o por lo que sea, empezamos a correr. Que es beneficioso. Pero que no nos reporta más que sinsabores porque nuestra forma física quizá sea mala, o porque es buena pero la estamos estirando demasiado. En general, me importa más tranquilizar a los que empezáis. Los runners expertos muchas veces necesitamos una paliza bien dada. O medio año parados a ver si se nos quita la tontería cuasi-profesional.

Entended que sí. Estamos aprendiendo a correr. Las posturas que mantenemos en el ordenador o en el sofá son diferentes. Y los dolores (que pueden ser muy intensos y quitarnos la vida) son ajustes en la mecánica de lo que hacemos.

¿Culpa nuestra?

No sabemos correr porque no nos han enseñado. Correr -dicen- que es algo natural pero nuestras años de hábitos han sido fatales.

Que nadie se sienta mal. Los brazos tienen que ir relajados, en un ángulo más abierto que los famosos 90º. El trote debe ser suave. El calentamiento concienzudo y, la vigilancia de las molestias, constante.

En esos primeros momentos estamos acostumbrando a las articulaciones de las piernas y a los músculos, pero también al tren superior. Siempre recomiendo ejercicios de técnica de carrera. Los típicos de skipping, talones al culo, etcétera

Y, sobre todo, paciencia. Entended que los médicos tienen que atender a los enfermos de verdad. Sabed que un corredor experimentado desconfiará de todo médico que le diga que no corra. Buscará el que le dé la solución que desea oír: que podrá seguir corriendo mientras hace esto y esto otro.

Somos así. Riámonos de nuestra etiología.

Me comería un bisonte

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-«Con patatas y seis flanes»

Es la enternecedora frase con la que se quita la ropa y encamina sus pasos a la ducha. El corredor muy probablemente venga de correr durante bastantes kilómetros.

-«Y dos bandejas de lasaña y una ración de oreja»

¿Es normal ese hambre sin control?

¿Tantas calorías se han gastado en ese maratón?

El gasto energético es un multiplicación de tiempo y kilómetros por calorías consumidas. Calor y agua son los resultados de las ecuaciones químicas de nuestro cuerpo. En las referencias habituales se habla de que un corredor, puesto en condiciones de calor y kilometraje largo, podría estar perdiendo hasta tres litros de agua y sales diluidas. Es el límite de lo razonable, puesto en términos de un experto. Quizá un litro sería ya demasiado si estás dando tus primeros pasos. Por eso es tan importante la hidratación.

Pero eso debería conducir a ter más sed. Este corredor hace dos o tres días que dejó de tener sed y ahora está canino.

-«Y una fuente de papas con mojo y medio cochinillo»

Después de un largo esfuerzo, entrenamiento o competición, es evidente que el cuerpo está recuperando. Uno de los síntomas que asustan a propios y extraños es que, subidos en una báscula, al terminar esa larga carrera, ¡pesamos uno kilo menos que dos días antes! Y en plena ingesta de todo.

Pero es que, al terminar ese ultra trail donde la teoría marca que hemos consumido hasta 8.000 kcal, ¡pesamos un kilo más que en la salida! ¿Dónde está el problema?

-«Y una tarta de cinco pisos»

Va de sesos.

Hay varias explicaciones a estas variaciones aparentemente tan raras. Quizá os puedan servir y os veáis reflejados en alguno de estos puntos.

Cuando sudamos durante muchas horas se pierde una enorme cantidad de sales. La pérdida (hiponatrenia) durante, un ejemplo, la Madrid-Segovia o la Hiru Haundiak/Tres Grandes, hace que repongamos agua en cantidades industriales. Al llegar al déficit de sodio en las células comienza a entrar agua por las membranas que la recubren. Tanto de modo intracelular como extracelular, se produce una retención de líquidos. Si hemos trotado y caminado durante 18 horas, notaremos cierta hinchazón. Y ganaremos peso.

El límite son dos o tres litros, a partir de los cuales se manifiesta una patología seria. Pero ‘pesamos más’.

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El responsable de que todo eso se esté llevando a cabo es el cerebro. Y está acostumbrado a operar de mil maneras. Durante el ejercicio físico de larga duración puede atender las señales de fatiga, analizarlas y descartarlas. Tanto que puede hasta ser inducido a ignorarlas (así funciona la cafeína, por ejemplo, con el sistema nervioso central). En cualquier caso la función del cerebro es mantenerse alerta. Como hemos visto antes, para evitar la peligrosa pérdida de sodio y potasio, que puede venir por tres mecanismos biológicos independientes.

Y es muy posible que esas alertas hayan saltado. El corredor que ahora se comería unas brochetas de rinoceronte ha estado dos, tres, cinco y -por qué no- hasta doce horas caminando y corriendo. Y las temperaturas le han marcado otra alerta. Si la hidratación y la pérdida de sales ha sido muy grande, las lucecitas rojas habrán saltado como chispas.

¿Y si el cerebro se puso en «modo supervivencia» pidiendo que comiéramos de todo y gastáramos menos durante la carrera? Podría ser una explicación del aumento de peso. Extraña, sobre todo, porque los estudios se hartan de demostrar que un maratón o un ironman te hace perder unos dos kilos.

Al finalizar, ¿se «fiaría» el cerebro de nuestro amigo de que sí, que todo ha terminado? ¿Deja pasar unas horas hasta que sus niveles se relajan? ¿Es en ese momento en que ya deberíamos parar de comer como limas?

Todas estas preguntas se abren al fascinante mundo del funcionamiento del cerebro. Sin ir más lejos, recientemente se ha desvelado (Matsui et al, J Physiol 590.3 (2012) pp 607–616) cómo, al igual que los depósitos de glucógeno -la gasolina- de los músculos, después de un ejercicio prolongado, las fuentes de energía para las neuronas (astrocitos) podrían recargarse para acometer un esfuerzo similar. Dicho de otro modo, igual que un corredor entrena a los músculos para llenarse o supercompensar con más glucógeno después de un largo entrenamiento, podría ser que el cerebro usara los mismos mecanismos de supercompensación que los cuádriceps o los gemelos.

Al menos, con ratas, funciona.

-«Y un yogur de beber. De los grandes»

Al menos, con las ratas.

II Carrera y Caminata por la Diabetes

El domingo 17 de Noviembre se celebra una nueva marea azul. De nuevo, corredores por el centro de Madrid. 

Sabiendo que esto puede ocasionar ardores a algún lector (discurrir en coche por el centro de Madrid es así de útil), detallamos las razones: Y es que la II Carrera y Caminata por la Diabetes ya está en marcha y desde hoy, 20 de septiembre, puedes inscribirte.

La caminata+carrera ha previsto para este año duplicar el número de participantes. De los posibles 1.500 dorsales de la edición pasada, se amplía a 3.000. Los organizadores son la Fundación para la Diabetes y Asociación de Diabéticos de Madrid.

Convocan a corredores, familias y amigos para echar una mano en la segunda edición de esta prueba, a disputar en el Parque Juan Carlos I. Así pues, si eres un corredor o caminante con ganas de aportar algo el próximo día 17 de Noviembre, puedes acercarte a los siguientes puntos de venta de dorsales.

También puede usted dirigirse a estos puntos informativos si le estamos llenando constantemente el centro de actividades al aire libre no deseadas (no deseadas en su caso).

Inscripciones:

Online en http://www.mueveteporladiabetes.org/

  • También existe un

Dorsal 0 y un Dorsal Solidario al que puedes también dirigir tu participación. La información necesaria la encuentras en la web, Facebook y Twitter de la prueba.

 

Messi lesionado ¿y tú?

El astro argentino está con diversos dolores y contusiones. Pero ¿alguien ha sacado en la prensa tu particular calvario?

Podríamos decir que cien de cada ciento un corredores se ha lesionado en algún momento. ¿Tendinitis? ¿Problemas con el calzado que te han derivado en un parón que no deseas? Sea una fascitis, una incómoda inflamación del periostio de la tibia o una sobrecarga en las articulaciones de la rodilla, empleas horas en rastrear causas y soluciones.

Llega un momento en que te ríes cuando aparecen las noticias desgarradoras de un deportista profesional. Tal ha tenido que parar durante cinco partidos por un desgarro en el aductor. ¡Cinco partidos! ¡Pero si lo miman durante toda la temporada! Tú llevas jorobado desde el origen de los tiempos.

Ese pibe de veinticuatro años va a parar cinco partidos. Tu sordo dolor lleva sin dejarte correr medio año y te está afectando hasta la vida privada. Lo tuyo sí es calamitoso, piensas. Y mañana tendrás -dicen que con suerte- que volver a bajar las escaleras con esa punzada en el menisco o volver del trabajo conduciendo con el interior del sóleo ardiendo; ese, con el que embragas y que no terminas de recuperar porque estás con el camión de reparto durante once horas. Pisar, pisar y pisar.

Desahógate aquí. ¿Quién dice que las consecuencias de tu lesión no son importantes?

Como aficionado a correr ¿crees en un atletismo asediado por el doping?

Domingo tarde. El primer viaje viene de USA. Tyson Gay ha dado positivo en un control. El tipo que más rápido corría al norte del Pecos.

Jamaica aprovecha para anunciar otra bomba. Los caribeños, en cuyos campeonatos nacionales compitieron más de dos docenas de héroes olímpicos, anuncian que sus dos flechas del año han tomado substancias prohibidas.

Todavía resuenan los nombres de ciclistas cazados en la última temporada. Más rocambolesco ha sido el caso de la cadena de distribución de drogas  deportivas en Guadalajara en la que caían implicados atletas españoles.

En plena época de retos superados, ciclistas que escalan puertos como cabras desbocadas y que miden en kilovatios sus galopadas, tenistas que se recuperan milagrosamente de una semana a otra, los futbolistas mejor pagados del planeta que cuentan con un salvoconducto misterioso que les impide tocar el tema… ¿queda espacio para que todavía creas en el deporte de élite?

Hace dos décadas veíamos en casa una final de Juegos olímpicos de atletismo. Me levanté al baño en plena final de velocidad. Al volver miré al sofá y dos practicantes de atletismo durante décadas coincidían en que les había dejado fríos. El tercero en fanatismo, el que ha machacado los pasillos de saltos, las calles de la pista de atletismo -yo- chequeó su pulso. Flojo. Estable. Nada de adrenalina y eso que los cronómetros habían saltado por los aires. Reyes destronados, canadienses que escupían en la estética vencedora estadounidense, Carl Lewis, Ben Johnson, Christie, nombres de lo imposible.

 

Correr así, metido en esos cuerpos, era una solución mágica al esfuerzo humano. Y las soluciones mágicas son un engaño. Siendo un concepto sobre el que todos estamos de acuerdo, las tenemos a la puerta de casa. En las estanterías de nuestra tienda deportiva favorita. Podemos comprar creatina, proteínas, podemos comprar a escondidas anabolizantes o usar anti inflamatorios para enmascarar lesiones y dolencias. Pero el esfuerzo de cada uno tiene un límite.

Y es que el doping te lleva a poder entrenar más al límite. Nadie sube más rápido una cuesta o esprinta más rápido por inyectarse hormona de crecimiento. Pero la combinación de porquería química hace que el dolor llegue más tarde. Hace que el cansancio venga dos repeticiones intensas más tarde.

Ganar tiempo en el entrenamiento de los campeones es un concepto de amplia aplicación. También se gana tiempo mientras los especialistas trabajan en el laboratorio para una substancia que camufla la trampa. Cuando surge una noticia capturando a un tramposo, se gana tiempo mientras las noticias aplastan la actualidad y se deja de hablar del caso. Tiempo para que los abogados negocien con las federaciones implicadas. El tiempo no es ya únicamente luchar contra las horas, minutos y segundos. El tiempo es la gran trampa del siglo veintiuno.

El tiempo que dedicamos a hacer deporte es limitado. ¿Llegará un momento en que apartemos la mirada de los grandes campeonatos y las escalofriantes marcas?

¿Seremos practicantes que vuelven la cara a la élite?

Y me resulta intrigante pensar en los cimientos del circo. Si las marcas no dan la espalda a la trampa ¿qué venderán?

Correr y las ‘operaciones biquini’

Llega el verano. Atropelladamente, con prisa. Y las prisas, como se dice, no son buenas nada más que para los ladrones y los toreros malos. Para adelgazar no hay nada peor que tener prisa. Pero salir a correr las semanas inmediatamente antes de las vacaciones playeras es muy utilizado. Por que llega la operación biquini. (o bikini, que la RAE admite ambas)

¿Hacemos bien? Hombre, empezar a  correr siempre es sano. Teniendo en cuenta dos o tres principios básicos ayudará a que nos sintamos mejor. También, que es a lo que vamos, a perder algún kilo de los que nos sobra. O sea, que sí. Corredores pata negra, asumidlo: se nos unirá un contingente temporal con el único objeto de perder una talla.

No es mi culpa. Estoy rodeado de estímulos para que lo haga.

Claro. Adelgazar es un mercado. Muchos lo llaman ‘periodismo-salud’. En las últimas meses ha sido más que evidente que ha aparecido una buena batería de artículos sobre el running en medios poco habituales. En las portadas de salud o generales de diarios han aparecido artículos hablando sobre cuan de moda está. El Huff dice esto de «la droga saludable», habla de los beneficios del correr y diversos testimonios aparecen contando lo que al fin y a la postre mueve a muchos: dedicar un rato a la semana, dos o tres o seis, a correr unos kilómetros. El País titulaba lo de ‘correr está de moda y es saludable‘, y como una alegre oleada en pantalón corto se escurrían los sesos en ABC con mini-vídeos.

Y la primavera multiplica las noticias porque los corredores ocasionales aparecen como las setas. Es fácil, barato y rápido de cogerle el truco, sí, pero durante Mayo y Junio la cosa va de perder esos kilos.

Incluso en las revistas especializadas hay un mensaje subyacente: correr… te ayudará a perder unos gramos. En las redes sociales se reproducen los mensajes en pos de esos gramos. Sólo en los últimos tres días, a todo color y con imágenes a todo color…

 

 

Vale. Que no me ciegue por los cantos de sirena. Pero ¿qué consejos sigo, entonces?

¿Me animo a este hobby y de paso pierdo unos gramos sudando o mejor me encierro en una sauna o en un atasco en la M40?

1. Abrigarte más no te hará perder más peso. Estás en la antesala del verano. Colócate dos capas más o un chubasquero y sudarás más. Perderás más sales. Bordearás la línea del colapso por hipertermia y la sanidad, recuérdalo, la pagamos entre todos. Pero la combustión de grasas se logra trotando más días durante más minutos.

2. Si eres constante el premio estará más cerca. O sea, correr no es un remedio inmediato. Ten en cuenta que el cuerpo no reacciona hasta pasadas unas cuantas sesiones. Cuando eres capaz de correr más de media hora seguida se desencadenan más mecanismos metabólicos. Digamos que el cuerpo ‘sabe quemar calorías’ pero necesita que se lo recordemos, especialmente después de una vida sedentaria. Recuerda que acabas de empezar a correr como remedio a tus excesos.

3. Tendrás más sed. Bebe agua para calmar la sed. Es natural, has comenzado un ejercicio en plena primavera. No la mitigues con ‘la cervecita’ o con ‘el zumito’. Recuerda que quieres perder calorías, usándolas. No las repongas alegremente. Corres el riesgo de ingerir más de las que has quemado. Un zumo o una bebida azucarada y con gas está plagado de azúcares añadidos que significan calorías directas. Más aún con los siropes de jarabe de maíz que se usan actualmente en muchas bebidas.

4. Aprovecha las horas más frescas del día. Evita el calor. Sí. Quieres el calor para sudar, pero por ahí no van los tiros. El mismo calor excesivo te echará atrás o te mandará a Urgencias. Si quieres que correr sea efectivo, hazlo en condiciones más favorables. Justo antes o después de desayunar, con el cuerpo aún fresco, estarás más preparado para el ejercicio. La diferencia de temperatura con la parte central del día puede ser de hasta veinte grados.

5. Como resumen, recuerda abonarte a la paciencia y afrontar de manera optimista este nuevo hábito. Esto tiene pocos secretos y sí muchas maneras de darse de morros con el fracaso.

No es zen. Es que te voy contando lo que llevo visto en más de treinta años corriendo.

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Detenerse en una carrera ¿Qué hacer cuando no puedes más?

Estamos acostumbrados a oir «Una retirada a tiempo ahorra tiempo» y aforismos parecidos.

¿Qué ocurre cuando la prueba es más dura de lo que teníamos pensado?

¿Parar en mitad de una carrera? ¿Y si nos retiramos o dejamos a medias un entrenamiento?

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Seguramente te has visto superado en alguna ocasión. Los factores son sencillos aunque el origen pueda ser variable. A veces la meteorología te castiga más de lo debido, y el calor o un viento implacable hacen que terminar el recorrido o tu prueba sea una tortura.

No es infrecuente que nos veamos superados por el perfil del recorrido. La propia irresponsabilidad (poniéndolo todo en términos muy relativos) nos lleva a fastidiarla con el ritmo de carrera. Vamos, lo que toda la vida se ha llamado «salir corriendo demasiado rápido y que nos fundan las cuestas». Primero está la decisión de caminar en mitad de la prueba. En contados momentos, viendo «las orejas al lobo», está la posibilidad de una eventual retirada.

La pregunta es ¿cómo sentirse ante una decisión así?

Estoy harto de recomendar sensatez a mis conocidos o gente que me pregunta sobre ello. En principio, caminar como pausa durante una carrera no tiene que ser ni indigno ni signo de una derrota deportiva. Este fin de semana ha tocado corroborarlo en varios frentes. Mi amigo Jorge ha tenido problemas estomacales en el maratón de Zegama y ha optado por no seguir sufriendo en ascensos y descensos con el organismo totalmente vacío. Primero parar, calmarnos para ver si la cosa mejora, luego abandonar. Yo he parado después de medio maratón en el Anochecer 42+1 de S.S. Reyes notando que algunas de las microrroturas musculares en mis cuádriceps (las famosas agujetas) podían derivar en roturas.

En ambos casos, tanto Jorge como yo (espero) hemos tirado de experiencia previa. Él conoce sus problemas de asimilación de alimentos durante las larguísimas distancias. Yo sé que mi tiempo de recuperación es aproximadamente una semana y media, más, probablemente, derivado de haber corrido durante siete horas el sábado pasado. En estos casos, apliquemos la máxima siguiente: «esto es un hobby».

Sí, un apasionante y tremendamente atractivo hobby que nos llena de adrenalina, nos saca de la rutina diaria, que nos lleva a conocer sitios apasionantes. Correr es fabuloso. Entonces ¿por qué arriesgar con nuestro organismo y lesionarnos o dañarnos, y que no podamos disfrutar del correr durante décadas?

¿Has pasado por un trance similar? ¿Qué significa para ti la retirada en una carrera?

El corredor que descubrió que su pareja «ya no»

Erase una vez un cuarentón o una treinterañera que corrían. Y lo habían incorporado ya a sus hábitos. Esa persona que muchos conocemos. Quizá nosotros mismos. Nuestro peor enemigo.

El corredor vino un día de un entrenamiento especialmente motivador. O del gimnasio de una sesión de cardio. O llegó a casa de participar en los festivos 8km del Buenos Días Run Series. En cualquiera de los tres escenarios había charlado de manera animada. La generación de endorfinas y la circulación de la sangre habían elevado las emociones. Chicas jóvenes y deportistas o chicos sin tripa y sonrientes que se interesaban por la evolución de los entrenamientos de nuestra hipotética corredora.

Abrió la puerta y le saludó su compañero, su esposa, su novio o la madre de sus hijos. Y le vino a la cabeza el comparar con esas otras personas que dejó en la zona de meta o de recogida de las bolsas de la carrera. El corredor huyó mentalmente hacia la próxima vez que se vería rodeado de esas nuevas y deportivas amistades.

¿Conoces casos similares?

Haz memoria de las conversaciones que han salido mientras corríais. Su anterior pareja no era tan deportista. Quizá fumaba. Estaba pasado de peso o prefería recordarle que el/ella tendría que quedarse con los niños o que las tardes estaban para comprar o para pasear.

La historia de las nuevas amistades es vieja como la humanidad misma. Correr (en general, el deporte) es un hábito incorporado recientemente a la sociedad. Pero es algo que se ha buscado un hueco en el ocio de la vida en las ciudades occidentales, grandes o chicas. La ruptura de las parejas también está enraizado y, si vemos a nuestro protagonista, el corredor, dos años más tarde, ha buscado un nuevo rumbo en su vida.

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Y ¿de qué depende todo esto?

Es fundamental entender que muchísimas parejas se forman anteriormente al momento en que descubres el running. Las estadísticas de participación en pruebas de calle nos  colocan ahí a los que rondamos los treinta-y-cuarenta. En EEUU en 2000 el 44% de los que terminaron un maratón tenían más de cuarenta. En medio maratón, la prueba que más ha crecido en el planeta en partipación (más de un millón de norteamericanos al año) la edad media de las mujeres participantes está sobre los 38 años. En el medio maratón de Torremolinos de este año la edad media de hombres y mujeres fue, respectivamente, 39 y 41 años.

Y el espectro ya no solo corre por batir el reloj sino porque correr es cool, ayuda a sentirse bien y a perder peso. Unos parámetros nuestro corredor no tenía que preocuparse con veinte años, cuando conoció a su pareja.

El tiempo, que todo lo revuelve. Y llegan las preguntas, con o sin malicia.

¿Descubres que lo que más te gusta es correr? ¿Piensas en cuánto tiempo has perdido sentado en el sofá o paseando por centros comerciales?

Como siempre, depende de las prioridades en las que sitúas el correr. Nuestra corredora descubre que correr es ahora lo más importante y que ya pueden colocar por medio la instalación de los armarios de Ikea. Nuestro protagonista organiza once fines de semana al año con las carreras y medios maratones a los que no piensa renunciar, amén de los planes de entrenamiento de tres, cuatro o cinco sesiones semanales, se pongan en casa como se pongan. ¿Y es esto culpa del otro?

Es una de esas preguntas que nuestro hipotético personaje se hará. ¿En qué medida tiene el otro la culpa de que hayas descubierto el running y toda esa estupenda gente? Bueno, depende si sales a correr para huir del tedio o de las discusiones en tu pareja, o si es un entretenimiento que colocas en tu parcela vital.

¿La solución es cambiar de pareja? ¿Llegará nuestro personaje a ese extremo? Yo conozco bastantes casos. Conozco asimismo casos en los que el miedo a afrontarlo o la crisis económica les hace vivir encerrados en una pareja que no quieren. Vidas paralelas dentro y fuera del grupo de entrenamientos también he visto unas cuantas en estos treinta años largos en el planeta running.

Siempre es lícito buscar la mejora de las cosas pero, insisto, ¿en qué lugar colocas en la lista de prioridades a tu mundo del corredor?

Si estás tan absolutamente apasionado por esa chica con la que entrenas, o con ese grupo que sale a correr L, X o V (como los taxis), si querrías viajar y correr maratones y no tener que combinar esa Feria del Corredor y el Pasta Party con entretener a tu familia, si tu trendline en twitter está lleno de #run y yermo de #family, quizá no estés hecho para vivir en pareja.

Un peldaño interesante, intermedio, es hacer deporte en pareja. La búsqueda de google de «deporte en pareja» arroja veintidós millones de resultados. Así pues, hay información de sobra. Todo vendrá dado por la disposición de la pareja y también de lo que entiendas por deporte. Si aceptarás salir a pedalear o caminar en pareja o si «eso no es lo mismo que correr» o «yo no voy a dejar de correr porque correr me hace sentir vivo». Una gama intermedia infinita.

Eso es. Como persona que ha ido creando el entramado de este personaje hipotético (o no tanto) estoy obligado a advertirte.

Todo estará relacionado con la perspectiva con la que afrontes cualquier hobby. En este caso hablamos de correr. Bien. Corre. Corre y deja vivir.

Hey, corredor, estás flaco, ¿estás enfermo?

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Te lo dirán.

Seas un corredor habitual o un novato que, de repente, pierde peso a ojos vista.

– «Oye, estás muy delgado. ¿Te pasa algo?»

No te asustes si la pérdida no es brusca o dramática. Del mismo modo te digo que no seas borrico y te embarques en una autosatisfacción tipo:

– «Fíjate qué tipo. Pues me han dicho que mi peso ideal todavía está en XX»

Y es que no estamos acostumbrados a ello. Durante los últimos treinta años el tamaño medio de los seres de países desarrollados ha ganado «en calado». Las tallas, los hábitos, las dietas sedentarias, tener comida sin que sea un problema monetario. Hay un excelente post en el blog del Nutricionista sobre cómo afectó el paso de la crisis alimentaria por la sociedad cubana. En las sociedades que superan la crisis económica se olvida aquello del «menos plato y más zapato». Resume perfectamente qué quiero decir (echadle un vistazo).

¿Es normal que te digan eso?

Es normal que perdamos peso y es normal que la gente se asuste. Quizá disimulen muy bien y, bajo esa cara de susto, viva una envidia subyacente. Creo que hablo por todos los corredores habituales. No nos queda bien la mitad de la ropa por holgada. No rellenamos los hombros de las chaquetas ni los cuello de las camisas. Ni las copas de los sujetadores.

Por supuesto si eres novato/a correr es un magnífico y veloz método para perder peso. Con el peso se va el volumen.

¿Es malo que te lo digan?

Es malo que sea el único objetivo. No es tanto lo que te digan o cómo te vean sino cómo lo asumas. Por fortuna o por error en las culturas mediterráneas se asociaba comer bien y mucho (y que luzca) a la salud. Si tu madre o abuela todavía te intentan estofar como un pavo es normal. Ellas vivieron épocas de carestía. Además las celebraciones en el entorno cultural ibérico están asociadas a comer, banquetes y similares.

Pero si tus seres cercanos de menos de cuarenta años insisten algo hay que no encaja. O ellos o tu pérdida de peso. Permanece alerta.

¿Es el objetivo cuando comienzas a correr?

Perder peso sí es un de los objetivos. Que una apariencia delgada nos dé una medición de salud, considero que no. Correr lo tomamos como ejercicio saludable. Lo de perder peso y redondeces es una consecuencia saludable. Además no hay una medida estándar. Verás que a igualdad de años corridos unos han adelgazado más o más rápido que otros. No te compares con tu compañero de oficina por mucho que hayáis empezado a correr juntos. No hagas de correr una apuesta porque tu amiga o tú podéis tener metabolismos diferentes.

¿Es el objetivo cuando llevas tiempo corriendo?

Creo que no. Para mí no. Es más. Lo considero un problema psicológico.

Oiréis de corredores experimentados que hay una búsqueda constante de mejorar frente al reloj, a la distancia o, al menos, mantenerse a lo largo del tiempo. El esfuerzo de mirar de reojo a tu agenda y confrontarla con los entrenamientos es una cosa. Estar chequeando cada parcela de tu vida para ver si encaja con ‘el plan’ es un síntoma muy serio. Es rondar la percepción errónea del propio cuerpo. Se llama vigorexia.

¿Qué pensais de todo esto? ¿No es tan fiero el león como lo pintan? ¿Siempre viene bien ‘verse más fino’?

¿Dices tú cosas como ‘qué bien te veo cabrón; estás flaco‘?

¿Hacer deporte en ayunas? ¡Ni se os ocurra!

Querido Spanjaard, Corro en ayunas ¿Qué tomo para salir a hacer 11 kms a las 5 a …? (os evito el ritmo que mencionaba para no herir susceptibilidades o localizar al interfecto o interfecta)

No. Por favor, no corráis sin nada en el estómago. 

Preguntas así me llegan y tengo que aguantarme. Soy como Elena Francis pero en flaco y treinta años más tarde. Tengo que contener mi ira como si fuera un Samuel L. Jackson del correr y no descargar sobre el contertulio una ristra de reproches.

Tomé aire y tomé un sorbo de un vaso de agua. El coaching deja la boca seca.

Las patatas al ajillo también.

Pues bien. Con el objeto de evitar la pérdida de una amistad, pensé profundamente. Se me ocurrió lanzarle de vuelta la siguiente propuesta: Imagina que tienes que preparar el desayuno a tu hija antes de pasar 8h en el cole. Y que además se le exigiese a la pobre, con sus seis años, un rendimiento intelectual sostenido. ¿Qué le darías?

Un adulto quizá piense lo de «Yo le daría colacao con galletas, ¡lo mismo que tomo yo!»

¿A que no apostarías el día de una carrera al doble o nada a lo marrón del cacao soluble? ¿Te jugarías una posible lesión corriendo con unas sandalias de dedo? Pues lo mismo.

Un padre o una madre (sin distingos) que haya parado a pensar un momento no añadirá nada a un desayuno que no interrumpa el crecimiento; el azúcar añadido de las chuches o de los cereales produce adicción y obesidad, el café cortado de bar o las combinaciones de tu estupenda nespresso deberían estar prohibidos para los niños.

¿Qué nos queda?

Medio vaso de leche, galletas de las más sencillas, medio platano o un yogur con frutas, una tostada con algo de queso suave… Existen mil recomendaciones para tu primera sesión que te servirán de mil amores. Hasta los famosos huevos de codorniz con sal de Maldon para los niños (y no tan niños)

Los compañeros de Runner’s World editaron recientemente seis soluciones para los que tenemos más o menos tiempo. No cometas el error de pensar en que, si el cuerpo se pone a correr sin nada en el estómago, la pérdida de grasas o cosas así serán inmediatas y más aceleradas. En principio sí, pero las consecuencias parecen ser menos amables y se pierde fibra muscular, por ejemplo. Sí. El estómago, para ayudar cubrir la demanda de energía, empezará a romper el tejido muscular.

Muchos corredores están liados con las cargas y descargas de hidratos. Son los trucos de los días previos a los grandes maratones. De acuerdo. Los depósitos de glocógeno tendrán guardado lo que hayas comido y cenado el día anterior. Si puedes tolerar una digestión pesada, estupendo. Una cena rica en hidratos te dejará listo pero…

¡Cuidado con las opciones-gañán!

No hagas cenas y comidas tremendas y luego largos periodos sin comer. Desde una cena a la siguiente comida pueden pasar demasiadas horas. Podría contar mi primera pájara por haber hecho una merienda-cena veraniega y luego salir a hacer 20km con un café. Pero sería cruel e innecesario.

Quizá las copiosas combinaciones de leche y zumo no sean lo mejor. Evita cruzar alimentos incompatibles. Si somos realistas, vamos a salir a correr un rato. No vamos a cavar seiscientas hectáreas de surcos a mano. O a ordeñar mil cabras.

Si vas a recorrer una gran distancia como preparación para un maratón o un ultra, elimina totalmente de tu cerebro la idea de no ingerir nada. Estamos hablando de un entrenamiento matinal de duración normal.

Precisamente el caso contrario es más que frecuente. Tipos que están toda la mañana embaulando alimentos porque estarán en marcha cuatro, seis o diez horas. Deberíais ver la capacidad de hacer desaparecer comida que se ve en el mundo del trail.

Dicho lo cual, ¿qué has desayunado hoy alrededor de tu primera sesión runner?