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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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¿Puedo alternar caminar y correr?

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En muchas ocasiones empezar a correr es todo un dilema. ¿Tenemos que empezar a correr cuando apenas estamos seguros de aguantar dos minutos seguidos sin escupir el corazón?

Por eso en los planes más tradicionales, en aquellas guías que inundaron los Estados Unidos en los años setenta, se introducía el caminar como una herramienta de ayuda. De descanso y de ayuda, siendo más exactos.

Y es que correr es sencillo pero una persona sin apenas forma física debe tomarse las cosas con tranquilidad. Caminar unos minutos de manera alterna con el incipiente trote cumple dos funciones, para que nos entendamos.

Por un lado baja la intensidad del trabajo cardiaco. Las famosas pulsaciones bajan del nivel «alerta submarino nuclear con fuga en los reactores» a «desactivar alertas, era solo un calentón».

Por otro, no paramos sino que aprovechamos para seguir trabajando a intensidad baja o moderada. No vamos a desgranar lo sano que es caminar, porque hay mucho escrito. Cuando estamos trotando de manera intensa no sólo es la velocidad de latido de nuestro corazón sino también la intensidad con que bombea. Eso que nuestros mayores de cuarenta se miden constantemente: la presión arterial. Pues bien, al detenernos después de un trote intenso la tensión se desajusta y desciende. Si paramos, corremos el riesgo de un desajuste con cierto peligro. Si seguimos caminando la diferencia entre alto y bajo es menor y, por tanto, más conveniente para nuestro organismo.

 

A otro nivel ¿debo alternar la carrera con caminata?

Tu caso no es este. Ya eres un runner experimentado. ¿Qué sacar de esto? Vamos a dejar de lado las recuperaciones puntuales entre ejercicio máximo. Cuando un corredor está entrenando con mucha intensidad, haciendo intervalos a toda pastilla, lo frecuente es detenerse para recuperar esas casi doscientas pulsaciones. Pero hay otros muchos casos donde no solamente se debe introducir la caminata sino que nos hará más fuertes.

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En la carrera por el campo, hasta hace quince o veinte años, todo se subía corriendo. Por muchas cuestas que tuviera el campo, caminar era detenerse: fracasar.

Pero el desarrollo de las carreras de ultradistancia y la montaña más dura nos ha mostrado que es preciso caminar. Es más. Hay que entrenar la caminata. O eso, o te arrancarán las pegatinas en mitad de tu crisis de corredor y maldecirás a esos tipos que se escapan cuesta arriba, ¡andando!

 

¿Un ejemplo para mí, que soy un principiante?

Hay un lote para los que queréis arrancar. Una especie de guía para el «día cero».

Como calentamiento, camina a ritmo vivo durante 5 minutos (que te dé la sensación de que a ese ritmo te iría mejor trotando).
Trota 30 segundos, camina a ritmo vivo 90 segundos (minuto y medio).
Ahora repite esa secuencia cuatro veces más.
Para enfriar el cuerpo, camina a ritmo vivo otros 5 minutos.

¿Ha sido mortal? ¿Lo puedes afrontar? Si has podido con ello, la rutina te debería llevar a aumentar esos bloques de trotar y caminar por tramos de medio minuto. No tienes ninguna prisa. Debes -además- incidir en ejercicios generales de fortalecimiento y estiramiento.

Con estas premisas tan asequibles, quién se va a resistir.

Parejas de hoy día: (ella) runner + (el) no/runner

Rosa Asensio es una fantástica compañera de blogueo. Rosa mantiene en la publicación Grazia la bitácora Tú también puedes, donde anima a otro racimo de lectores a este sano ejercicio de calzarse unas zapatillas. Antes podía decirse que éramos compañeros de correr pero ella corre y yo, de momento, me arrastro. Pero también escribe y me propuso esta acción conjunta.

Así que hoy, Tú También Puedes y Spanjaard, juntos. Esperamos que os divierta.

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Parejas de hoy día: (ella) runner + (el) no/runner

 

ELLA: RUNNER

Hoy, por fin, le he convencido!!! He conseguido sacarlo de la cama a una hora prudencial. No muy temprano que me lo cargo. Y he conseguido que se desperece en menos de 1h, desayune, se vista y esté, más o menos listo.

Cuando se ha levantado de la cama, más o menos sabía que lo tenía ganado. Y yo como una niña pequeña casi dando saltos de alegría. Hay que ver lo tonta que es a veces una. Se levanta y se encierra en el baño. Cierra la puerta. Echa el
pestillo y ahí me digo “Ay madre!” Prefiero no pensarlo y me dirijo a la cocina a preparar un mini-desayuno.

Me lo ha prometido. No me puede fallar. Ha dicho que sale conmigo a correr.

Enciendo la cafetera, saco la leche de soja, el azúcar y coloco un par de rebanadas de centeno en la tostadora. La verdad es que bastante ha cambiado ya por mi. Hace un par de años se hubiera metido un par de huevos fritos con bacon y choricillos.

Me acerco a la puerta y hago como que arrimo la oreja. Nada. ¡Ay dios! Que se ha vuelto a la cama.

No lo pienso. Me lo prometió. Preparo las tazas de café con pelín de leche. Saco las tostadas y unto
mermelada de fresa. Yo con una barrita voy lista. Ya está. Y pensando en acercarme ya a echarle la bronca por ser tan miserable de prometerme algo que no iba a hacer levanto la vista y le veo.

Y aunque la imagen es tan tremendamente surrealista, la ilusión y lo que me doy cuenta le quiero me hacen evitar estallar en carcajadas. Al menos durante unos milisegundos. Luego ya no puedo. Pantalones de algodón que no cubren ni la rodilla, Camiseta de White Label que le debieron regalar en alguna noche de fiesta loca con sus colegas, muñequera (¿ein?, vamos a correr no a jugar al tenis), calcetines blancos con las clásicas rayitas roja-azul navy hasta media
pantorrilla que no disimulan para nada esa pelambrera que no consigo se depile, y una cinta en el pelo no sé si emulando a Marta Domínguez o al mismísimo Forrest Gump…..

Escena pantagruélica!!!
– Are you ready, baby?” tiene la cara de soltarme

Estallo en carcajadas mientras se ríe y comienza a dar vueltas por la cocina imitando ejercicios que cree haber visto no sé bien donde como de calentamiento. Correr no sé si correremos pero, reírnos, un rato seguro!

ÉL: ¿RUNNER?

Dios. Ya está despierta y ha salido de la cama pegando un salto. Tantas veces postergando lo de acompañarla pero hoy no me libro. Huele a café. Eso está bien. Sin un café probablemente no consiga ni colocarme las zapatillas.

Espera. Las zapatillas. Ah, ya. Las tengo guardadas en el armario de la entrada. Si tuviera una App le enchufaría a las suelas un aerodeslizador. Vamos allá porque esto hay que solucionarlo rápido. ¡Me cago en…! ¡Qué dolor me ha dado en el cuello! He dormido en mala postura y no puedo correr en este estado. Solucionemos primero ‘first comes first’. Pensaré un momento mientras disfruto en el trono.

¿Cuánto llevo dentro del baño? Creo que me he quedado dormido. Verás qué estreno. Se estaba tan a gusto… Y es que yo no soy persona aunque me tome dos cafés con sal a primera hora. Leí el otro día que los que salen a correr de madrugada se activan antes. Ella sabrá. No sé si es recomendable vivir tan activado. Es algo que no nos preguntamos cuando empezamos a vivir juntos y quizá ahora sea tarde para plantearlo. Bueno, no perderé más el tiempo en planteamientos filosóficos porque le he oído mover la cucharilla del café durante demasiado tiempo. Justo ese par de segundos extra en los que me muestra su impaciencia.

Total, qué más da. Me pondré… mira. Una camiseta debajo del montón de las toallas. Arreando. Con esto y los pantalones con los que me acosté anoche. ¿Me coloco gorra? ¿Los runners llevan gorra? Debería asomar a verles un día. Así aplaudiría un rato a mi chica y conseguiría puntos-pareja. Coño, qué frío está el suelo. Los calcetines no me los quito ni para atrás.

Hala, corriendo a todo trapo.

– Hey, ¿dónde está el café? Digo el azúcar. ¿Has cambiado todo de sitio?

Lo cambia, lo mueve, no encuentro nada. Estoy un poco harto de estos deportistas y su dinamismo. Por más prisa que me doy buscando el azúcar, más se ríe ella. Ah, aquí está el azucarero.
Sonreiré. Ella se lo merece. Dios, haz que esta tortura sea corta.

Presidentes y primeros ministros a la carrera

Ayer era Mariano Rajoy. Antes lo fue Jose María Aznar. Entre medias, Jose Luis Rodriguez Zapatero. Todos los presidentes españoles posteriores al boom del correr le dan a la zapatilla en mayor o menos medida. Aquí los tienes. Presidentes y primeros ministros al trote. Nosotros no tenemos Primer Ministro. Lo sé. Dad tiempo al tiempo.

Para sonreir, para llorar o para correr (como aquellas breves que tenía una revista del papel couché).

 

¿Es cómodo para sus agendas? ¿Movidos, como decía Bernardino Lombao en entrevista ayer a un diario madrileño, a abandonar ‘otras mariconadas’? ¿Imitan a otros grandes como Bush Jr o Cameron?

Sea por la razón que sea, lo cierto es que los años ochenta  fueron todavía mal momento para introducir la zapatilla en el Palacio de la Moncloa. Las primeras carreras populares pillaban tarde, quizá, a una generación de políticos surgida de ‘otro Spanish way of Life’.

Nuestros compañeros de trabajo, representantes políticos y presidente del gobierno todavía vivían en esa cultura del Ducados y de los ceniceros presentes en todas las mesas. Testigo es la mítica foto que hizo Marisa Flórez a los dos presidentes de la España moderna.

¿Hemos ganado en este particular, con políticos deportistas? ¿Hemos ganado en algo?


Cuando el humor mira a nuestro deporte

No me he podido resistir. Es quizá el mejor monólogo en español que hay circulando ahora mismo.

El humorista leonés Leo Harlem hacía una parodia de todos nosotros. Deportistas más o menos vocacionales o a quienes la sociedad o la medicina nos recomienda «correr un poquito». Nunca está de más mirar hacia atrás y comprobar qué reacciones suscitó nuestro repentino y apasionado comienzo.

Esa gran frase:

– Mañana me voy a levantar a correr.
– Sí, a correr las cortinas…

Con todos vosotros, así nos ve el humor.

Cuenta tu experiencia corredora más estrambótica

Agosto es un mes con montones de horas de luz. Pero en invierno se han escuchado historias terribles. Los corredores han afrontado sombras, luces, hasta -casi- avistamientos UFO.

¿Nos cuentas tu extraña experiencia mientras saliste a correr?

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Mi «ese día» está relacionado con la guerra.

Afortunadamente no vivo en un país con un conflicto armado declarado. Solamente exiwsten los fines de semana con crucial ‘derby’ futbolístico. Ni los debates políticos son guerra ni de guerrilla.

Pero una madrugada transitábamos los del grupo de las seis de la mañana. Esa heladora matinal de Enero tocaba variar el recorrido que habitualmente movíamos entre parques y avenidas del periurbano de Madrid. Desolados, como siempre, no presentan problemas de atropello.

Uno bajo cero. Variamos a la puerta del polideportivo. Los dos antonios y servidor vuestro. Rodaje o trote lleno de charla, apenas hubo que mencionar la luna llena como iluminación suficiente. Nos atrevimos a adentrarnos unos metros en las anchas pistas de tierra de la Dehesa Boyal. Barrera de entrada, las encinas dejan apenas un pasillo de claridad al que nuestros ojos se acostumbran con cierta rapidez.

Diez segundos más, las retinas pueden enfocar con comodidad a la blanca arena, claramente delimitada por lo negro, por la hierba casi quemada por el hielo. Y, de repente, una sombra.

Dos sombras, cuatro, seis. Y puntos rojos.

El frenazo, ahora que lo pienso (y nos hemos reído de ello muchas veces ya), podría haber puesto alguna de esas sombras en situación de alarma. Y una sombra alarmada podría ser un incidente. Gordo. Aquellas sombras eran soldados de los cercanos acuartelamientos de Madrid-El Goloso. Estaban haciendo ejercicios nocturnos y se habían metido encinar adelante hasta el mismo borde de la ciudad.

¿Y si nos da por gritar o asustarnos más? ¿Estaban avisados aquellos militares de qué hacer si alguien gritaba o si un civil se cruzaba como un conejo?

Imaginad la adrenalina, cómo corría de regreso a las heladoras calles del barrio.

Corredor, al diván: ¿qué piensan los demás de tu afición?

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¿Están contentos con que corras? ¿Les da lo mismo mientras respetes la parcela de los demás? ¿Te animan a que corras tus carreras y entrenamientos?

¡Cómo no! Correr es sano. Se lo recuerdas constantemente. Espera, quizá seas un gran e impetuoso propagandista del mas saludable de los hobbies (como decía el escritor peruano Mario Vargas Llosa). Ser entusiasta es una cosa pero no tener otro tema de conversación es otra.

Vamos a hacer un sencillo ejercicio.

¿Torturas a los demás con tus batallitas?
¿Eres de los que comienza una conversación en un bar de copas tocando el tema de los tiempos de tus series?
¿No comprenden por qué sales a tomar algo con unas zapatillas inmaculadas y no con ropa de calle?

Si has dudado en alguna de las tres opciones, seguramente tengas que pedir hora. No sabemos si existen terapeutas para corredores impenitentes. Pero, de haberlos, deberían pensar en franquiciar sus consultas. El éxito está asegurado.

Y es que, ¿notas que pasamos con frecuencia de la afición a la obsesión?

El mundo del runner es lógicamente apasionante. La misma existencia de este blog lo demuestra. En lugar de preguntar a tu compañero sobre su coche nuevo,

Me contó mi entonces novia sobre un par de grandes corredores populares que disfrutaban de una efervescencia juvenil sin igual. No era que estuviesen detrás de ellas como machos en celo. Más bien, a la segunda cerveza (lo siento, los jóvenes de los años ochenta no éramos nada sin el consumo de estas cosas) o, incluso a la primera, ya estaban contando sobre aquella carrera de diez kilómetros o si «hacían los miles a tres quince».

No tengo que dudar de ella. Si mi esposa todavía recuerda lo de los miles a tres quince, uno, dice la verdad y, dos, salía con tipos que corrían que se las pelaban.

¿Te ves en las mismas?

Quizá no seas consciente pero podría ser que tu facebook contiene más fotos de carreras que de otros aspectos de la vida. También es posible que en el escritorio de tu oficina haya post-its con fechas de carreras o tiempos de entrenamientos y no tantas fotos de tus hijos.

Pregunta a tu alrededor.

Mejor, siéntate en este diván. Quizá podamos comprenderte mejor.

Tras Vitoria, la Carrera de la Mujer hace parada en Gijón

El calor envía el calendario de las pruebas organizadas por Sport Life al norte de la península. Y lo hace con un éxito tras otro. Después de unas habituales cifras como las diez mil mujeres inscritas en Valencia o las veintitrés mil de Madrid, el movimiento de la mujer en marcha se desplazó a Vitoria. Allí cuatro mil mujeres desafiaron a la lluvia y se plantaron en meta. Se convertía así en la prueba de atletismo popular más multitudinario de la ciudad, muy por delante de los eventos habituales.

Y es que esto se ha convertido en la marca de identidad de las series ‘Carrera de la Mujer’. Salvo los masivos eventos en Madrid o Valencia, ciudades acostumbradas a acoger pruebas de igual calado, Vitoria o Gijón se ponen a la cabeza con este formato. La Carrera de la Mujer de Gijón se disputa hoy en la ciudad de la bahía de San Lorenzo y de Cimadevilla sobre un céntrico recorrido por El Molinón, Doctor Fleming y el complejo deportivo Las Mestas con seis mil dorsales vendidos desde hace días. Este es el recorrido, para que bajes a partir de las 10h a animar y nada te pille de sorpresa.

 

En la edición de 2012 la corredora de Tineo Verónica Pérez (en la foto) se llevó el gato al agua por delante de la ya deslumbrante cifra de cinco mil corredoras. Gijón fue una de las pioneras en el circuito de carreras citado, siendo hoy la novena edición que se corre de este circuito patrocinado por Central Lechera Asturiana y Seguros DKV.

¿Tienes todavía alguna excusa preparada para no participar?

La web de la carrera te las desmonta.
Foto: CarreraDeLaMujer.com

Correr y las ‘operaciones biquini’

Llega el verano. Atropelladamente, con prisa. Y las prisas, como se dice, no son buenas nada más que para los ladrones y los toreros malos. Para adelgazar no hay nada peor que tener prisa. Pero salir a correr las semanas inmediatamente antes de las vacaciones playeras es muy utilizado. Por que llega la operación biquini. (o bikini, que la RAE admite ambas)

¿Hacemos bien? Hombre, empezar a  correr siempre es sano. Teniendo en cuenta dos o tres principios básicos ayudará a que nos sintamos mejor. También, que es a lo que vamos, a perder algún kilo de los que nos sobra. O sea, que sí. Corredores pata negra, asumidlo: se nos unirá un contingente temporal con el único objeto de perder una talla.

No es mi culpa. Estoy rodeado de estímulos para que lo haga.

Claro. Adelgazar es un mercado. Muchos lo llaman ‘periodismo-salud’. En las últimas meses ha sido más que evidente que ha aparecido una buena batería de artículos sobre el running en medios poco habituales. En las portadas de salud o generales de diarios han aparecido artículos hablando sobre cuan de moda está. El Huff dice esto de «la droga saludable», habla de los beneficios del correr y diversos testimonios aparecen contando lo que al fin y a la postre mueve a muchos: dedicar un rato a la semana, dos o tres o seis, a correr unos kilómetros. El País titulaba lo de ‘correr está de moda y es saludable‘, y como una alegre oleada en pantalón corto se escurrían los sesos en ABC con mini-vídeos.

Y la primavera multiplica las noticias porque los corredores ocasionales aparecen como las setas. Es fácil, barato y rápido de cogerle el truco, sí, pero durante Mayo y Junio la cosa va de perder esos kilos.

Incluso en las revistas especializadas hay un mensaje subyacente: correr… te ayudará a perder unos gramos. En las redes sociales se reproducen los mensajes en pos de esos gramos. Sólo en los últimos tres días, a todo color y con imágenes a todo color…

 

 

Vale. Que no me ciegue por los cantos de sirena. Pero ¿qué consejos sigo, entonces?

¿Me animo a este hobby y de paso pierdo unos gramos sudando o mejor me encierro en una sauna o en un atasco en la M40?

1. Abrigarte más no te hará perder más peso. Estás en la antesala del verano. Colócate dos capas más o un chubasquero y sudarás más. Perderás más sales. Bordearás la línea del colapso por hipertermia y la sanidad, recuérdalo, la pagamos entre todos. Pero la combustión de grasas se logra trotando más días durante más minutos.

2. Si eres constante el premio estará más cerca. O sea, correr no es un remedio inmediato. Ten en cuenta que el cuerpo no reacciona hasta pasadas unas cuantas sesiones. Cuando eres capaz de correr más de media hora seguida se desencadenan más mecanismos metabólicos. Digamos que el cuerpo ‘sabe quemar calorías’ pero necesita que se lo recordemos, especialmente después de una vida sedentaria. Recuerda que acabas de empezar a correr como remedio a tus excesos.

3. Tendrás más sed. Bebe agua para calmar la sed. Es natural, has comenzado un ejercicio en plena primavera. No la mitigues con ‘la cervecita’ o con ‘el zumito’. Recuerda que quieres perder calorías, usándolas. No las repongas alegremente. Corres el riesgo de ingerir más de las que has quemado. Un zumo o una bebida azucarada y con gas está plagado de azúcares añadidos que significan calorías directas. Más aún con los siropes de jarabe de maíz que se usan actualmente en muchas bebidas.

4. Aprovecha las horas más frescas del día. Evita el calor. Sí. Quieres el calor para sudar, pero por ahí no van los tiros. El mismo calor excesivo te echará atrás o te mandará a Urgencias. Si quieres que correr sea efectivo, hazlo en condiciones más favorables. Justo antes o después de desayunar, con el cuerpo aún fresco, estarás más preparado para el ejercicio. La diferencia de temperatura con la parte central del día puede ser de hasta veinte grados.

5. Como resumen, recuerda abonarte a la paciencia y afrontar de manera optimista este nuevo hábito. Esto tiene pocos secretos y sí muchas maneras de darse de morros con el fracaso.

No es zen. Es que te voy contando lo que llevo visto en más de treinta años corriendo.

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Consultorio para el corredor: envíanos tus dudas

Vayamos con lo práctico. Día de dudas para novatos, experimentados o mentes inquietas.

¿Patinas con la alimentación en las largas distancias? ¿Dudas sobre cómo está afectando correr a tu sueño? ¿Zapatillas «que sí pero que no»? ¿Es bonito el maratón de París? ¿Quién dices que fue Peter Snell?…

Durante veinticuatro horas, intentaremos darte pistas sobre todas las preguntas que te asalten. Entrenamiento, sensaciones, material o pistas para tomarse unas vacaciones y encontrar «esa carrera».

Envíanos tu duda.

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¿Qué es «ser un paquete»?

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En el deporte es frecuente que las denominaciones abarquen categorías estandarizadas. El lenguaje cotidiano las moldea, las selecciona y muchas veces amplía. Ser un globero, paquete, jaimito, son muchas de las injerencias del cachondeo de los practicantes en el deporte popular. Con más o menos saña, o siendo más o menos cariñosos.

En este caso, ¿cuántas veces has oído eso de este tío es un paquete?

La RAE se ha quedado anclada en otras acepciones (siempre ha llevado unos ritmos muy particulares). No incorpora la valía o destrezas deportivas en su definición de paquete. Pero está más que asentado en el deporte cotidiano.

Si no tienes mucha resistencia, si en las salidas de tu grupo a correr te quedas irremediablemente, o si luces con poco esmero alguna prenda del vestuario, probablemente te hayas ganado el apelativo simpático de paquete.

Pero, en realidad…

Un bulto trasero, un desarreglado impenitente, no. Ninguna persona que se lanza a correr merece tener colgado el sambenito por muy mal que lo haga. La moda es una convención y los usos desaliñados del entrenamiento son hechos fácilmente corregibles. La superioridad entre clases de deportistas es una situación temporal, recordádselo al subelite o al crack que hace chistes sobre vuestra barriguita o sobre lo torpes que sois ajustando la correa del pulsómetro. Quién sabe en qué situación os veréis en unos años.

Más aún. ¿Podría ser una actitud ante el deporte recreativo?

¿Por qué no? Tomarse el deporte de manera desenfadada es un modo de afrontar las cosas. Es un hobby. Como citan los amigos de un foro de atletismo popular, abanderados de «ser un paquete», es una cuestión de perspectivas.

Que no estamos dotados para correr deprisa, trotamos sin apuros. Que no contamos con un físico longilíneo ni levantamos los talones hasta los glúteos al correr, no nos preocupemos por el físico. Que, para qué engañarnos, estamos aquí para vivir la vida, no nos privemos de una cerveza y unas raciones después de nuestro entrenamiento.

Y es que me ha llegado, al fin, la edición recopiladora de las bromas de ese grupo amigos y uno encuentra joyas como esta: los paquetes somos unos campeones porque, al menos, lo intentamos.