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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Entradas etiquetadas como ‘equipamiento corredor’

Consultorio para el corredor: envíanos tus dudas

Vayamos con lo práctico. Día de dudas para novatos, experimentados o mentes inquietas.

¿Patinas con la alimentación en las largas distancias? ¿Dudas sobre cómo está afectando correr a tu sueño? ¿Zapatillas «que sí pero que no»? ¿Es bonito el maratón de París? ¿Quién dices que fue Peter Snell?…

Durante veinticuatro horas, intentaremos darte pistas sobre todas las preguntas que te asalten. Entrenamiento, sensaciones, material o pistas para tomarse unas vacaciones y encontrar «esa carrera».

Envíanos tu duda.

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Un día sin GPS para tu deporte favorito

¿Cómo sería un día sin tu GPS? No me refiero a usar en el coche (es un debate tan cerrado que no pienso participar), sino al deportivo.

¿Aceptarías una especie de «día mundial sin GPS»?

Huelga decir que es una exageración sin sentido. Por supuesto sabríamos montar en BTT o correr por el campo sin él. Pero quiero reflexionar un momento sobre ello.

Y es que corredores, bikers y caminantes, en general, son los tres segmentos en los que la furia del sistema de posicionamiento geográfico  ha calado más hondo. Las marcas lo saben y nuestros conocidos han desarrollado no solamente el posicionamiento sino la cantidad de aplicaciones derivadas al análisis del rendimiento (recomiendo repaso de link adjunto, del blog imprescindible de Ser13gio). Y es que velocidades (medias, máximas), desnivel y tiempo calculado neto son las tres o cuatro patas del ejercicio de larga duración.

Confieso que no uso GPS. Debo ser de los doce o trece que no lo hacen. No es tanto que me cueste presupuestar equis euros al año para posicionamiento, sino que realmente me manejo con otras herramientas.

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El 80% de los días salgo a correr por rutas de una distancia evidentemente corta, abarcable por un entrenamiento normal. No me perdería  por mucho opio que hubiera desayunado. Sé que mi ritmo está entre los 9 y los 12km/h. La experiencia me dice aproximadamente la distancia que cubro en un entrenamiento de una hora o dos. Añadamos que me da un poco igual haber hecho un kilómetro más o menos. Y, si quiero medirlo con exactitud, tengo la horrible capacidad de memorizar por dónde he ido y lo paso manualmente a aplicaciones como Wikiloc.

¿Seríais capaces de correr un día simplemente intuyendo la ruta y el resultado del entrenamiento? Guiarse apenas por el reloj y la orientación por el campo es una posibilidad.

Una maldad; corroborádmelo, por favor.

Curiosamente, he visto que los deportistas outdoor que más usan GPS suelen ser los más duros, con más capacidad de aguantar horas y quienes… no se perderían. O, de perderse, tendrían fondo suficiente y conocimiento del terreno como para reorientarse y regresar en menos de media hora al trazado original.

Si estamos ante un extremo de pasión por el dato, de la obsesión por la exactitud de nuestra variable deportiva, será bueno saberlo.

Si el 80% corréis sin que os preocupe esto, también deberíamos saberlo.

Running: ¿fenómeno de interés general?

¿Es el simple y mero hecho de salir a correr un asunto global? La búsqueda del término ‘running’ en google nos arroja la engañosa cifra de 2.280 millones de resultados (es una acción verbal) pero las curiosidades de los algoritmos de búsqueda nos sitúan en este rango:

Runner 304.000.000
marathon 313.000.000 (maratón 42.000.000)

¿Es esto un medidor de impacto global? Hay que empezar a considerar que la presencia en la Red sí determina de cierto modo que ‘algo existe’.

Para los corredores habituales correr es un fenómeno universal. Los runners somos unos propagandistas activos. A diario se crean cientos de blogs temáticos o personales en los que lo más fácil es volcar los entrenamientos y las sensaciones. Somos (como dice mi madre, vamos a meternos todos) un sonido constante y visibles de modo más claro que, quizá, aficionados al ajedrez o practicantes de karate.

En realidad, ¿somos tantos los que salimos a correr?

En los lejanísimos EEUU hay casi dos millones de personas que en 2012 corrieron un medio maratón. Se estima que catorce millones de personas participaron en una carrera popular en el país en 2011. Las estadísticas de la Federación Holandesa de atletismo (KNAU) dan cuatro millones de corredores en un país de dieciséis millones de habitantes. Uno de cada cuatro holandeses sale a correr de manera ocasional o habitual. Volviendo a las búsquedas en google.

Esta es la situación frente a otros grandes deportes.

Judo 56.000.000
Gymnastics 78.000.000 (Gimnasia 57.000.000)
Tennis 710.000.000 (Tenis 139.000.000)
Basketball 713.000.000 (Baloncesto 64.000.0000)
Football 1.910.000.000 (Fútbol 479.000.000)

Estadísticamente o, al menos, en visibilidad, no está tan mal parado. Y es que prácticamente todos hemos tenido que correr en algún momento. En la educación física de la escuela, en juegos, detrás de un medio de transporte público o estirando las piernas después de un banquete (esto yo lo he visto). Correr es la base de muchos deportes. También es cierto que correr no es tan complejo. Uno se calza unas zapatillas más o menos adecuadas, un pantalón y sale a correr.

La siguiente cuestión es si somos tan importantes como para que se considere el correr y los deportes relacionados con el atletismo (en sus variedades de estadio, ruta o campo) como un hecho de interés suficientemente extendido. Lo que se denomina «interés general».

Las cifras de audiencia o las tiradas de prensa especializada son mínimas. Incluso el muy global baloncesto, con fenómenos sociales planetarios como las estrellas NBA, selecciones nacionales, sufre unas audiencias casi marginales y una incomprensión grande fuera de segmentos sociales determinados. Es cierto que los deportes tienen una franja de edad crítica y muchos se asocian casi a grupos sociales.

Muchos habremos oído «el golf y el tenis son de pijos» o «el baloncesto es para nenas», «el fútbol es para hombres» o similares tópicos, mitad estúpidos mitad anclados en el discurso. «Correr es de cobardes» aparte, ¿crees que correr está tan extendido?

post data: En el supuesto que esto le importe a alguien.

Foto: Commons Wikimedia

¿Tienes preguntas sobre el mundo del corredor? Envíalas

Durante todo el fin de semana puedes lanzar tus preguntas, desde las más básicas a las más descabelladas. Lo que en ningún otro medio te contestarían aquí será convenientemente baqueteado.

Desde hoy viernes hasta el Domingo a las 24.00h (CET) este viejo gruñón está a tu disposición. Más de 30 años corriendo y 83 maratones y ultras corridos a tu servicio como experiencia, con novatos, familiares, pataliebres, en la carretera o en el monte. No sabré mucho de la teoría científica del entrenamiento pero… de correr creo que ya tengo una opinión formada.

Si tienes chispa puedes hasta trollear.

Contestaré por orden cronológico de los comentarios que se vayan dejando. Feliz fin de semana y, let the show begin!

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Entonces ¿tiro ya la ropa de invierno al cajón?

¡Graniza! ¡Pero sale el sol! Pero nos calamos… pero ¡ya pega con fuerza!

Qué país. Vivimos llenos de peros.

Estimados compañeros del mundo del correr. ¿Mandamos a paseo ya la ropa de invierno o la dejamos todavía a mano?

Las mallas largas y los diversos manguitos, perneras de compresión, guantes, gorros y buffs (badanas) han estado acompañándonos durante semanas y uno empieza a estar algo agobiado cuando pasa media hora de correteo.

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¿Es tiempo de mandarlas al cajón?

En la Europa mediterránea las temperaturas mínimas se resisten a recuperar desde los niveles de las heladas. El interior de las tierras altas, las montañas, todavía conserva madrugadas excelentes para embozarnos.

Anteayer salí a correr por la llanura del sur de Madrid. Una zona que en Abril y Mayo ya obliga a beber y que proyecta el calor vertical sobre la cabeza del deportista. Me resistí a correr a las diez de la mañana lleno de ropa así que corrí en pantalón corto, manga corta y, mientras me vestía al lado del coche, ¡tuve que echar mano de unos guantes de algodón!

El páramo me recibía con temperaturas cercanas al punto de congelación del agua. El seis de Abril, tomad nota, de dos mil trece.

Todos conocen de la capacidad de los climas continentales de ignorar las primaveras y otoños templados. Llegará un domingo a media mañana y el centro de la Península Ibérica se desperezará y se sacudirá el viento fresco. Ese día os pillará por sorpresa y os acordaréis de lo bien que se corre abrigado.

Pero ahora toca quejarse con una sonrisa y mantener el tipo. Aunque el calendario te lo niegue, prueba a combinar ropa de primavera y gorro y guantes. Un día llegarán las temperaturas que te obliguen a descubrirte.

Ese día hablaremos de la hidratación.

Mea culpa, por si sirviese de algo

El pasado jueves asistíamos a una charla sobre material de ese que te puede salvar la vida. Y más atrás de la fila ocho, algunos asistentes bromeábamos. Porque somos un poco el veterano que ha pasado por cien batallas y tiene los testículos pelados. Y somos varones y pasamos de los cuarenta.

O sea. Grupo de riesgo.

El ponente, experto en carreras muy largas y muy duras, nos reiteraba lo importante que sería la seguridad para las carreras ultratrail de este verano en la sierra de Madrid. Y que no escatimáramos en proteger partes por donde el cuerpo pierde calor.

¿Sabíais que un 40% del calor corporal se larga por las extremidades y cabeza?

Unas manos con guantes o un gorro pueden hacer que el equilibrio del cuerpo en pleno ejercicio se mantenga de una manera más eficiente.

Pues bien. Llega el domingo y, como no era alta montaña ni ultra trail ni había dorsal por medio, y sí una excelente panda de amigos recogiendo kilos de alimentos a cambio de kilómetros corridos, metí la pata hasta las últimas costuras.

Por gilipuertas y por sobrado.

Marzo de 2013. Madrid. 08.02am. Un viento constante resecaba la piel. El frío objetivo marcaba unos 6ºC pero el subjetivo (el famoso windchill efect) lo bajaba un par de grados más. A ratos sol y a ratos nubes. Tal que de estas pintas.

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Brazos, manos, una camiseta normal, pantalón corto, y … el pelo recién cortado el sábado. Veinticuatro horas antes estaba desprotegiendo el cartón. Setenta y dos horas antes, sonriendo altanero con las recomendaciones a novatos. Claro. Yo es que ya he corrido ochenta y tantos maratones y ultra trails.

Pues pasadas dos tranquilas horas de correteo seguía sin subir la temperatura ni amainar el viento. En dos paradas técnicas breves empecé a buscar un chaleco de abrigo con el que hice la tercera hora. Pero ya iba encogido. Y en diez minutos más el viento había llevado camino de la Alameda de Osuna todo el vapor de agua que recubría mi piel. Había perdido calor y agua del cuerpo por no cubrirme la cabeza.

En media hora tenía que alternar trote con algunos ascensos caminando.

En mitad de Marzo me estaba deshidratando. Y el resto de los kilómetros hasta el 42 no fueron muy agradables, con amenazas constantes de calambres.

¿Qué quiere decir esto? Que no hay que bajar nunca la guardia. Aunque se rompa la magia de esa improvisación que nos ha hecho famosos a los iberos, no hay que salir a la ligera a hacer deporte de larga duración. O, si se puede tener un mínimo a mano, que a menos de veinte minutos de donde nos encontramos haya (a) civilización donde guarecernos, (b) nuestro coche con ropa y alimento o (c) qué menos que cobertura 100%.

Ni los más veteranos nos libraremos de pasar un mal rato o de no disfrutar de este deporte.

I wanna be Chema Martínez

No tengo especial parecido con el gran maratoniano. Me queda la ropa de calle algo más ceñida que a él y, si pusiéramos frente a frente a su maravillosa esposa y la mía, acordarían entre ambas que tengo mejor percha. Ellas son así, amores.

Pero tampoco quiero ser como él por eso. Están los chavales del 800, los saltadores de longitud, los mozos del balonmano y los seres de otra galaxia que juegan en la NBA. Si nos pusiéramos estupendos a ellos sí les queda bien la ropa mientras que, nosotros, bueno. Vamos llenando tela.

«I wanna be Chema Martínez» es más un quejido al mundo.

Braceo últimamente más, como si me hubiera fijado en las múltiples retransmisiones deportivas y estuviese quitando el aire de mi lado, como Chema. Como cuando agarra el viento con los puños y aprieta los dientes. Supongo que Chema y yo pertenecemos a los que cumplimos años (le saco unos meses, tampoco en eso le envidio) y pretendemos asirnos a cada hora de queda de nuestra juventud.

El bueno de nuestro maratoniano también se pierde las caras de esa gente que se acuesta pronto y a las seis de la mañana está abriendo  puertas de autobuses, barriendo calles o acudiendo a trabajar embutidos en bufandas, gorros, manos en los bolsillos. Querer ser como Chemita no tiene que ver con a qué hora se puede correr cuando se puede. Él es un profesional de esto de 9 a 9, y yo también, de lo mío, de 9 a 9.

No es que añore ser de los que entrenan a la luz del sol por enfáticos bosques, o tienen a su disposición todos los medios médicos para la recuperación del entrenamiento. Si somos realistas, y sé que él lo es, ambos estamos en el lado bueno del planeta. Tenemos techo, motivos de satisfacción, evitamos las guerras y ahondamos en la paz, tenemos para dar de comer a nuestra gente.

No es eso. Ni que haya editado un libro en el que desgrana sus pensamientos sobre el correr (No Pienses, Corre, del que habrá que hacer una profunda recensión tras la que, quizá, discutamos de verdad).

Aunque tengamos algún Nicolás común por medio y veamos cómo van creciendo y dan batalla y muchas veces no escogen nuestro camino. Tampoco es que quiera ser Chema por la repercusión mediática o por que levanta sonrisas a su paso.

Empiezo a descartar tantas facetas que podría preguntarse uno si tenemos algo en común. Mi aspiración.

La cosa es enrevesada pero es así:

Me gustaría que las medias de compresión me quedasen como a él.

Foto: Facebook Chema Martínez

 

El desgaste en tu zapatilla. Cuando ceden los los materiales

Ayer quedaron varias dudas en el aire. Me gustaría mostraros unas fotos sobre la detección clara de unas zapatillas de running que han llegado casi al extremo.

¿Quiere decir esto que ya no valen para nada? ¿Nos destrozarán los tendones de las rodillas y los discos intervertebrales?

¿Las tiro a la basura?

Según la teoría de la podología, sí. Según las indicaciones de las marcas, también.

Poniendo las cosas en perspectiva, estas son unas zapatillas eminentemente cómodas que uso quizá una vez a la semana desde hace medio año o más. Así van aguantando, con lo que postpongo su jubilación. De todos modos, no las he limitado a paseos cortos sino que, por su comodidad, son ideales para los días en que algún huesecillo o uña o maldición hebrea asoma por la superficie del pie. Ampolla, uñero o simplemente unos calcetines demasiado gruesos me requieren una zapatilla que esté absolutamente moldeada.

Los problemas.

La amortiguación ha cedido evidentemente. Ved las grietas en la media suela. Ayer decíamos que la EvA pierde elasticidad con los impactos. Quizá pasen de 1300km estas viejas Wave. Ok. Pues no las uso si voy a correr más de 60 minutos por asfalto.

El desgaste del talón indica que los pronadores pisamos habitualmente con el exterior del talón. Ese centímetro está ya machacado. O sea, el talón tocará unas milésimas de segundo después que si fuera nueva. Otra razón para no usarlas en terreno uniforme. Pero pueden valer para un trote por monte o cuestas, o para unos cambios de ritmo, en los que la pisada es diferente (solemos intercambiar la ‘entrada del pie’ según velocidad y desnivel).

La suela en sí está machacada, aunque no demasiado. Esto se nota si nos toca pasar por encima de piedras sueltas, que se nos clavarán en el pie produciendo dolores y maldiciones varias.

Después de verlas muchos reconoceréis la sintomatología de vuestras viejas zapatillas. Como todo en la vida, la muerte drástica de un par de calzado deportivo es demasiado radical. Tanto usarlas para todo, como jubilarlas de repente, es una medida que no comparto.

Comprad evaluando y ahorrad para tener dos pares que puedan ser usados de manera alternativa. Recordad lo de la tabla de necesidades que os proponía ayer.

Qué tener en cuenta a la hora de escoger calzado de correr

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Tenemos que manejarnos dentro del desgobierno general de los mil mundos entrecruzados. Para estos asuntos particulares del equipamiento para el corredor las opciones suelen ser o tirar de millonadas o la paciente selección o el consejo sabio de un vendedor/conocido/revista especializada.

Luego está internet. Estamos. Donde todos podemos opinar y mostrar nuestro conocimiento. Cuanto más farragoso lo pongamos, más oscuridad arrojaremos a los que se acercan por primera vez a este asunto.

¿Qué zapatillas debería comprar? o, en la versión más compleja de la cuestión ¿Qué zapatillas debería comprar, que casaran con el presupuesto de compras de la familia, me solucionaran los dolores de rodilla y hagan juego con mi recién depilada pierna?

En este momento es cuando yo debería borrar este post pero, por razones corporativas (que viene de ‘cuerpo’, vamos, que me lo pide el cuerpo), contestaré. ¿Dónde acudimos? Hay análisis en revistas de running, comparativas en blogs de runners de gran experiencia, hay vendedores con suficiente corrido y visto como para que todos tengan un punto de razón. Las marcas tienen tiendas virtuales, catálogos virtuales, todo está a la vista de casi todos. Pero no daré guías sobre qué hacer o qué marcas me han ido mejor o peor. Por razones obvias:

(1) Mi cuerpo es mío y bastante mal hecho está como para extrapolar vuestra situación

(2) Aun habiendo probado muchas marcas, no sería justo para las demás. Ni esto es un blog comercial.

Sería más útil hablar de las tiendas o marcas que con cierta periodicidad, cada vez más, organizan pruebas de material. Me lo guardo para otro post por su utilidad.

Por tanto centrémonos en cómo encontrar a nuestro protagonista: LA ZAPATILLA. Para no complicarlo demasiado, bajo la premisa de que no existe la zapatilla ideal, siempre divido el tema en tres patas.

NECESIDADES. Qué le voy a exigir a la zapatilla. ¿Correré por el campo por terreno ondulado y buen firme? ¿Mi territorio es el gym y las cintas o las elípticas? ¿Piso el 80% de las veces sobre asfalto seco? ¿Barros impíos? ¿Correré rápido o estoy empezando? Si somos un poco ordenados tendremos un esquema realista y muy claro. Cuando tengas una pequeña lista hecha a mano o en alguna App pásate al …

PRESUPUESTO. Siento ser tan poco romántico y poner en juego los cartílagos a cambio de sufragar un hobby o tomar parte en el debate del comercio minorista, las cadenas de distribución, o los regalos de Reyes. Es fundamental saber qué nos ofrecen dentro de una misma gama, y prepararnos para conocer cuanto nos va a durar lo invertido. La obsolescencia programada no solamente sirve para la electrónica. Una zapatilla está hecha para durar x km, te hartarás de leer sobre ello. Evalúa si por un presupuesto puedes tener dos pares diferentes. Tu inversión es mejor y el machaque de articulaciones será más moderado. Quizá la calma y la comodidad de una zapatilla, por encima de la agresividad del diseño o la moda, puedan hacerte durar más años corriendo.

EL PUNTO DE PARTIDA. Nosotros. No busquemos en la zapatilla algo que no podemos aportar nosotros. ¿Ligereza? ¿Quién es ligero hoy día? ¿Control de pronación? ¿Amortiguación? ¿Tenemos bien chequeado el punto de partida de nuestro peso, de las articulaciones? Cuando surja un problema después de seis meses corriendo, no echéis la culpa a las zapatillas. Quizá empezábamos de un punto sub-cero y creíamos que estábamos en cero-a-uno. El estudio de pisada del que se habla en muchos sitios es muy útil como complemento. Personalmente, creo que nuestra pisada será más o menos buena. Si es muy-poco-buena los problemas en articulaciones aparecerán de todos modos. A lo mejor correr maratones no es lo mejor (pero sí correr moderadamente por superficies variadas, montaña) y no es un problema de la zapatilla. Hasta los primeros años de este milenio veía y leía preocupados debates sobre pronaciones y supinaciones. Ahora veo miles de corredores ocasionales con otros problemas biomecánicos (peso, estatura XXL, mecánica de braceo rara, inclinación del torso) y empiezo a cuestionarme si la pisada por sí misma es un factor.

Con un buen esquema te encontrarás unas opciones óptimas. Pregunta por esos modelos o por equivalentes. Ahí es donde los expertos sabrán donde dirigirte.

También (además de los expertos en pisada, muchas veces asociados a una tienda o un podólogo) expertos en eficiencia postural. O, simplemente, coge a un profano y que te vea trotar. Un obvio «es que corres como echado para delante» o «¿por qué encoges los hombros hacia detrás?» determinan otras cuestiones que deberás aprender a corregir o a vivir con ellas. Por eso, la zapatilla… yo le daría un 50% de influencia en nuestro disfrute del correr. El resto, a repartir en moderación/entrenamiento, educación postural, terreno sobre el que se pise, psicología del deporte o el «con qué objetivo estoy corriendo».

Sí, la sensatez. Y no la venden en tiendas especializadas.

Es una calamidad pero la sensatez nos fastidia siempre los caprichos. Sin sensatez sería más fácil materializar algunos de nuestros sueños. Sí. Todo eso es cierto. Este es un hobby al que llegamos tarde (la media de edad de comenzar a correr debe estar rondando los 30), con media vida resuelta y tiene una prensa muy rígida: «te hará sentir bien».

A ver. Es fácil que hagamos las cosas mal y nos dejemos de sentir bien corriendo. Por eso buscar siempre una segunda o una tercera opinión. La mía es que casi todas las marcas tienen un calzado para cada tipo genérico de corredor. Encontraremos pocos fiascos. Ya sabéis, sois libres.

Pero. Los malditos peros.

Si bien la tecnología del calzado deportivo es muy alta, su durabilidad es media, tirando a baja. Un motor de coche dura 250.000km y unas zapatillas ¿100 sesiones de 8km? Su márketing diez veces mejor que el servicio de información real para el corredor.

Como último truco, imagina que estás comprando un chaquetón para todo un invierno. Suele ser una buena equivalencia.

¿Cómo vestíamos para hacer deporte hace veinte años?

Hace no demasiado encontré este reportaje de la televisión galesa. Venía a cuento de una prueba a la que se lanzaron una banda de amigos españoles y que se llama Dragon’s Back Race. Es una prueba que se celebra en Gales, Reino Unido y que te lleva a lo más escarpado de las montañas. Es de 1992.

¡Cómo han cambiado nuestros cacharritos! La lycra y los colores táctel, los pelos en las piernas y las cintas al pelo han dado paso a la ropa técnica, los tonos negro y gris para casi todo, medias de compresión o mochilas dignas de las expediciones lunares.

Los corredores no. Seguimos teniendo la misma pinta de arrieros. Esto nos lleva a la pregunta de si es el correr un deporte con poco glam.

No es nostalgia. Es que me ha dado por mirar las fotos más recientes de las pruebas similares a esta del oeste británico y ¡es que no tenemos nada que ver!

¿Qué llevabas tu puesto para salir a correr en la época de Samantha Fox y de John Travolta?

Entre las respuestas más ingeniosas o la más cruda batallita sortearemos varios capazos de comprensión.