Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Entradas etiquetadas como ‘correr’

Tus sitios favoritos para correr han sido…

Os preguntamos en twitter y os descolgasteis con una buena tira de recomendaciones. Tanto en España como en el resto del mundo (sí, hay más mundo que esto).

Tira mucho la tierra y también sois gente viajada. Recomendaciones que quedan para los que acudan de vacaciones a San Sebastián, Italia o las Montañas Rocosas. Como había que afinar un poco y el término «Montañas Rocosas», sin ir más lejos, se quedaba algo vago, seleccionamos.

No podemos elaborar un ránking pero estas han sido vuestras sugerencias. Unas de muchas. Pero llevan premio por ese extra de simpatía que desplegáis en 140 caracteres. Gracias por las sugerencias y por el material para este post.

 

 

En verano corramos por el monte

Correr por montaña, trail running o salir al monte, como se ha dicho siempre.

De toda la vida de Dios, en el espectro corredor en España existe un día de primavera en que confluyen varias certezas. En la temporada del aficionado a correr existen cambios estacionales. Es ley de vida. Son hechos irrefutables. La temperatura sube por encima de lo recomendado y se comienzan a adelantar las horas de salir a correr. En esos días se entrecruzan conversaciones sobre el final de la temporada de la ruta, habiéndose disputado todos los maratones de Sevilla a Barcelona y Madrid. Por fortuna casi ningún organizador se atreve a saltar las semanas de Mayo salvo que se trate de latitudes un poco más frescas. Aún así, este año tenemos Vitoria y la recién nacida carrera de San Fermín, en Pamplona, cuyas líneas de confort y seguridad dependerán de «qué tal se levante el día».

Del mismo modo, la nieve desaparece de las montañas. Desde la ciudad o nuestro pueblo, las cumbres son bellas y ahora, además, aparentan ser más seguras y accesibles. En las latitudes de la Península tres cuartas partes de las montañas se limpian del blanco manto. Salvo Picos de Europa y Pirineos, las sendas de las demás sierras se abren para que aprovechemos los festivos, las crecientes horas de luz, la temperatura.

A estas condiciones se aferra el boom centrífugo de correr por el monte. Spin-off, consecuencia irremediable del primer boom, el de correr, el running por sendas para cabras y umbrías majestuosas vive las primeras semanas de gloria.

O sea. En lugar de salir a correr los fines de semana por los caminos o parques, una porción creciente de aficionados al deporte más simple del mundo se empeñan en complicarlo: subidas, sendas quebradas para descender o vadeos de charcos o arroyadas.

Llega la temporada mágica de disfrutar de la montaña. Leamos esta premisa una segunda vez. Hablamos del momento en que el peligro de la montaña es menor (nunca inexistente) y las grandes alturas nos permiten disfrutar de esta afición a la que medio mundo está volcándose.

Pero el monte es finito. Es duro y exigente. Te deja acceder y después complica las cosas mediante una concatenación de reglas sencillas pero terribles.

  1. No es una calle o un parque y como espacio único debes tratarlo.
  2. La montaña te deja acceder hasta donde la dificultad permite.
  3. El esfuerzo, al que probablemente estés acostumbrado porque eres un duro maratoniano y vas equipado hasta para el quinto ataque de los drones, ese esfuerzo se agiganta y te dejará con cara de tonto.

En este blog arrojaremos un poco de sensatez (pero muy poco) por si te ves envuelto en la vorágine de esto del trail running. Recuerda, para comenzar, que ‘trail‘ se traduce por sendero. Si lo estiramos, nos valdrá camino o pista. Pero se trata de adaptarnos a trotar o caminar por senderos. Cada paso que des fuera del sendero estás pisoteando un roquedo delicado, vegetación que está ahí mucho antes de que tú llegaras.

Los vídeos que has repasado en youtube, los saltos fantásticos de Kilian en las graveras (nadie habla sobre el impacto ambiental de su afamado ‘slow motion’) o los riscos de los Alpes, las travesías de Iker Karrera por superficies glaciares, son controladísimos y profesionales ejercicios de especialista. No seas imbécil y no pretendas emular la cabriola y el triscar de Krupicka por el Grand Teton.

Así que, después de tanta advertencia y complicación, tendremos que ponernos en harina con algunos ejemplos. En un par de semanas trasladaremos la experiencia a este blog. Haremos un entrenamiento por la sierra de Guadarrama con la duración y exigencia necesarias. Los pros y contras, preparación y consecuencias, todo en este blog. De ese modo podréis ver cómo encaro en preparación y espíritu la participación en el primero de los colosos del verano. Porque… 20Minutos estará en la salida del Gran Trail Peñalara.

Serán ciento doce kilómetros con ascensos acumulados equivalentes a más de cinco mil metros. Te lo contamos aquí.

Nueva web oficial Gran trail Peñalara en grantrailgtp.com

Carreras de montaña: ¿alarmismo y mala gestión de imagen?

Anoche se celebró la mesa redonda sobre carreras de montaña y su potencial impacto ambiental en la RSEA Peñalara. En las paredes, Don Francisco Giner de los Ríos, Herreros (el de la senda), Victory, nombres altisonantes y necesarios en el excursionismo y la educación españoles.  Estaba organizado como actividad del programa del Gran Trail Peñalara (3 carreras, 27-29Jun), del que pronto empezaremos a hablar en este blog, y moderado por un viejo conocido de mis años de facultad, Pedro Nicolás, profesor universitario, geógrafo y montañero de los duros. Árbitros de la FEDME, organizadores, expertos en evaluación ambiental y corredores, sobre todo gente que corremos, tuvimos un rato para tirar de los hilos.

Frente a la mesa, un nutrido grupo de oyentes sobre los que planeaba una angustiosa percepción: ¿tan agresivo se está considerando al correr por la montaña? ¿En serio no hay actividades diez y cien veces más nocivas para el medio natural, para que unos cientos -nunca muchos- puedan ver mermada una actividad tan sostenible e inocua?

¿Detrás de qué estamos, en esencia? Estamos buscando evitar cancelaciones y multas. Herramientas para que sea un deporte con ese altísimo nivel de sostenibilidad.

Y ¿con qué nos encontramos? Con una doble vertiente. De un lado, el fenómeno global y masivo de correr en el campo. Del otro, la arbitrariedad de encontrarnos hasta con 17 instancias autonómicas, sensibilidades especiales y más o menos presión. Hasta el punto que organizar una carrera en las caras norte o sur de, por ejemplo, Peña Ubiña (Cord.Cantábrica) puede ser una lotería que saldrá bien si todo va rodado, o una pesadilla si termina en denuncias o cancelaciones.

Las carreras donde se puebla de forma masiva un camino y se puedan desbrozar zonas en delicado equilibrio ecológico, aparentemente, son muy pocas. Se habló ayer de esos apocalípticos mensajes cruzados en internet sobre miles de corredores alterando el medio. La realidad es que apenas hay carreras que sobrepasen los cuatrocientos participantes. Sí, en cambio, marchas senderistas o de bicicletas de montaña que las superan, motos que van por caminos donde se les está prhibido, etc.

Parece que hay mucho de desinformación y desconocimiento por parte de todos, corredores y organizadores. No parece que exista mala fe cuando un trazado pasa por una zona donde quizá aniden unos buitres o una especie de vegetación de montaña tenga su nicho endémico. La impresión del coloquio es de preocupación por el campo. ¡Que se estaba celebrando en una sociedad montañera que mima el Guadarrama desde 1913!

Bien está que alguien tirara de las orejas a los que tira mierda a los caminos o quienes únicamente se apuntan porque el trail running es una moda. Los miles de corredores que intentan copar los cupos de las carreras, las casas comerciales bombardeando con reportajes, vídeo y empresas que sustituyen con más o menos talante a los pequeños clubs que organizan los eventos, todos ellos están gestionando de manera ineficaz una gema: correr por la montaña.

¿Y las motos? ¿Y esos pelotones de bikers o excursionistas? ¿Ellos no impactan?

Sí, y probablemente diez veces más.

Asistí asombrado a la relación de un gestor de los montes de Valsaín, donde confirmaba el incremento insostenible (según sus palabras) de sólo las carreras de montaña, a las que añadir los agresivos ciclistas de ruedas de taco y los usos totalmente al margen de la ley.

¿Qué viene antes, el boom de organizar trails, medios maratones de montaña, kilómetros verticales, o es que la febril actividad empresarial y de ayuntamientos y clubes los ha hecho populares?

Sobre todo ello, tengo una sensación: que correr se ha vuelto tan visible y aparece en tantos medios de comunicación que se está dando importancia desmedida a demasiados aspectos relacionados con ello.

La gestión de la imagen de correr, del running, va camino de la sobreexplotación. A base de rellenar columnas sobre temas relativos, la forma física, si es moda o ‘cool‘, sobre si es bueno para el estrés, la mujer corredora, el cuarentón corredor, si ayuda o no en tu dieta, se están agotando los temas. Desde los medios se buscan todas las áreas donde correr pueda ser noticia. Y el entorno reacciona con un miedo lógico ante una eventual avalancha de desmadrados subidos a correr por cualquier lado.

Seguridad en lo que hacemos y educación, como mencionaban anoche, parecen ser las premisas sobre las que evitar que ningún corredor de montaña cometa tropelías medioambientales.

Cortar y pegar las experiencias de otros países sin mirar qué tiene de especial todo el entorno del running en el monte, previsiblemente nos llevará a parchear y enfrentar sectores afectados. La prensa española lleva un año, con particular empeño hace menos de seis meses, exprimiendo sin medida una especie de (robo la expresión a un amigo) «lobby runero». En otros países se asimiló antes y con más calma. De nuevo, consultar la prensa extranjera es útil.

Parece ser que las conclusiones fueron sucintas, variarán dependiendo de quién las mire, pero la impresión general es que en estos foros se avanza y se encuentran posiciones.

Ante un éxito así, solamente animar a que acudáis a la siguiente, se celebre donde se celebre.

 

Claro que puedes empezar a correr (2)

shshshoe

¿Qué me pasará? ¿Estoy aún a tiempo de arrancar?

La solución, hoy. Lo siento runners, no es el post para los que ya domináis esto y buscáis nuevos retos.

Escucha. No veo ninguna razón por la que no empieces a correr. En este blog solemos animar a que se afronte todo este dilema recto y al toro. ¿Voy a ponerme yo a correr cuando apenas aguanto dos minutos seguidos sin escupir el corazón?

En su día recomendé todas aquellas guías que inundaron los Estados Unidos en los años setenta. En ellas se introducía el caminar como una herramienta de ayuda al complicado inicio del correr. De descanso y de ayuda, mencionaba.

Puedes correr. Ahora bien, si estás lejos de una buena forma física, haz las cosas con tranquilidad. Caminar unos minutos de manera alterna con el incipiente trote cumple dos funciones, para que nos entendamos.

1. Por un lado baja la intensidad del trabajo cardiaco. Las famosas pulsaciones bajan del nivel “alerta submarino nuclear con fuga en los reactores” a “desactivar alertas, era solo un calentón”.

2. Por otro, no paramos sino que aprovechamos para seguir trabajando a intensidad baja o moderada. No vamos a desgranar lo sano que es caminar, porque hay mucho escrito. Cuando estamos trotando de manera intensa no sólo es la velocidad de latido de nuestro corazón sino también la intensidad con que bombea. Eso que nuestros mayores de cuarenta se miden constantemente: la presión arterial. Pues bien, al detenernos después de un trote intenso la tensión se desajusta y desciende. Si paramos, corremos el riesgo de un desajuste con cierto peligro. Si seguimos caminando la diferencia entre alto y bajo es menor y, por tanto, más conveniente para nuestro organismo.

Ejemplo de guardia para principiantes decididos

En su día también recomendé una especie de guía para el “día cero”.

Como calentamiento, camina a ritmo vivo durante 5 minutos (que te dé la sensación de que a ese ritmo te iría mejor trotando).
Trota 30 segundos, camina a ritmo vivo 90 segundos (minuto y medio).
Ahora repite esa secuencia cuatro veces más.
Para enfriar el cuerpo, camina a ritmo vivo otros 5 minutos.

Con estas premisas tan asequibles, quién se va a resistir. 20Minutos.es te pone a los pies del plan más asequible y factible del orbe. A por ello.

Si regresas al día siguiente después de haberlo intentado, las preguntas de evaluación son las mismas ¿Ha sido mortal? ¿Lo puedes afrontar? Si has podido con ello, la rutina te debería llevar a aumentar esos bloques de trotar y caminar por tramos de medio minuto. No tienes ninguna prisa. Y no olvides incidir en ejercicios generales de fortalecimiento y estiramiento.

Entonces ¿todavía puedo empezar a correr?


Fuente: Tom Jolliffe, en WikiCommons

¿Puedo aún empezar a correr?

Por poder, se puede. Ya hemos hablado de todo ello. No es tarde. En realidad nunca es tarde para aficionarse a algo.

Podría citar casos de septuagenarios que han descubierto el mundo de Internet o de humanos en sus plateados cincuenta cuya pasión sobrevenida por la cocina les vuelve locos. Correr – creo – no es tan extremo.

Reformulando un poco mi anterior frase, moverse un poco no es extremo. Si me apuráis, no tiene sentido ni que nos pongamos apocalípticos sobre cómo estaremos de podridos en cincuenta años.

Vamos a dejar de lado, del mismo modo, los maratones y los riesgos innecesarios como apuntarse a un Ironman en seis meses o a una carrera de montaña en nueve. El objetivo que siempre pongo a mis novatos es que, correr por el placer de hacerlo, es una tarea para la que recuperamos al cuerpo. El organismo lo sabe. No es necesario que rescatemos la capacidad del ADN mitocondrial para trabajar como hacían los habitantes de las sabanas africanas.

Por muy desmedidamente roto que haya sido nuestro esquema de vida.. pongámoslo de la siguiente manera:

Si tienes más de cuarenta, seguramente hayas hecho ejercicio sin saberlo. Era cuando corrías y jugabas a esconderte. O cuando bajabas a ayudar a tu madre con las bolsas de la compra.

Si apenas rondas los treinta, sólo un cataclismo sedentario podría haber hecho que tu organismo esté tan echado a perder como crees. Para un momento a pensarlo; no hace tanto saltabas haciendo el burro en la piscina y hasta ayudaste con un par de mudanzas sin perder la vida.

Si lees este blog y merodeas los veinte años, siéntate a preguntar a los que veas alrededor. Fíjate en esa señora con arrugas en la cara y unos pómulos afilados. O ese operario de la gorra y los pantalones cuatro tallas más grandes. No es muy probable que sean corredores de maratones. Pero ten la certeza que tienen un ritmo de vida activo. No hacen pereza para moverse, por obligación laboral o por vitalidad.

Por lo que, no. No es tarde para empezar.

En el próximo post te cuento qué hay que hacer, una vez que ya has leído todo lo legible. Y te hayan calentado la cabeza con esos imprescindibles. Intentaré repasar todo lo dicho y escrito y dejarte claro cuales son la claves para mí.

Si Cristiano hubiese corrido en París


Fuente: EFE

A las seis de la tarde del día de la noticia, una ráfaga múltiple de medios de comunicación (este incluido) consideran que la agencia de noticias EFE cumple satisfactoriamente con la labor. El etíope Kenenisa Bekele «logró este domingo superar la mejor marca del Maratón de París», «dominó claramente la prueba e hizo los últimos kilómetros en solitario» e «hizo signos de que tenía dolor en una pierna«. How nice. Démonos con un canto en los dientes, aficionados a correr. Tenemos nuestra píldora, nuestra cuota en los medios generales.

Existen excepciones, lógicas. En algunas editoriales cuentan con material suficiente que irá al papel; mañana es Lunes, el día del crecimiento al peso de la sección de Deportes. Pero es tarde de domingo. En los años ochenta las tardes dejaban un grilleo de transistores con el carrusel de los deportes, los ceniceros llenos de cáscaras de pipas. Hoy el nuevo periodismo desaprovecha uno de los pocos pozos de tiempo para la lectura. Resumiendo, abrir las portadas digitales esta tarde, abril de dos mil catorce, es regresar a Pepe Domingo Castaño cantando gol en Anoeta y a las conexiones con la fórmula de Fernando Alonso y las flechas plateadas.

Tendremos que comprar la prensa de toda la vida. El papel lo soportará todo – con suerte.

Un español tipo, sin tiempo material para ahondar en la información que le brindan los medios, tiene dos o tres horas para sentarse cómodamente. Para leer. Dadle de leer. En la portada de su tableta no asoman más que gráficos interactivos sobre el GP de Bahrein o futbolistas abrazándose tras un golProbablemente pase el mes de abril y el maratón dejará de ser un tema de interés en nuestros diarios. O cubrirá áreas marginales de la información en caso de récord o fallecimiento. Habremos perdido un lector. No se trata de pescar un aficionado al correr sino de mantener un hábito de lectura.

Pero tras unos maratones por el mundo hay bastante más que un hobby de Abril. La palabra «marathon»arroja 319 millones de resultados en Google. Cracks entre los cracks, presente en cada portada, Cristiano Ronaldo presenta 289 millones. Treinta millones menos.

¿Qué hay detrás de correr como un tonto (me refiero a los maratonianos, no se ofendan los aficionados al soccer) para que el planeta sienta esa atracción y que, en la prensa, apenas tengamos unas ráfagas en un lateral? Si al lector de domingo le dejamos asomarse a la trastienda, a esa ‘parte de detrás’, contribuiremos a no empobrecer la noticia o la columna.

Escribía Mathew Ingram hace un par de meses sobre la wikipedificación del periodismo. Lo último es lo que se cuenta, resumido y estructurado, por encima del análisis detallado de un contexto. Hoy más que nunca, somos capaces de leer sobre la información contextual crucial para entender qué ha pasado. No tiene que ser una columna de siete mil palabras. Periodismo puede significar el tomar un cuchillo y entrometerse en el cuerpo de la noticia como en la mantequilla templada. Los lectores podéis — podemos — ver el arco completo de lo último pero también escoger la parte preferida de un hilo argumental. Incluso, con apps como Circa, recibir en nuestro dispositivo noticias relacionadas con ese hilo, periódicamente. Entender todo un poco más hasta intentar apreciarlo, amarlo.

En esta primera sesión de Abril, del mes de los corredores en medio mundo, una vez más que se pase una oportunidad: en dos fines de semana consecutivos tendremos cerca de ciento cincuenta mil personas que se lanzan a correr cuarenta y dos kilómetros en varios escenarios. París, Londres y Boston. Paremos un segundo; pongamos en contexto del individualismo occidental algo cercano a esa cifra. Un cuarto de millón de personas entresacadas de un espectro gigantesco de gente que corre, o corretea. Un cuarto de millón de personas que van a coincidir en una celebración que les ha costado meses de entrenamiento, de salir a correr por encima de su esquema semanal. Instalémonos en la magnitud, la misma que nos podría llevar a comprender cómo cientos de millones de niños dan patadas a un balón en cualquier rincón del mundo, comprender qué supone esa fiesta en ambos ámbitos, Europa y Norteamérica.

París y su prueba de esta matinal de domingo va más allá de si el plusmarquista de las pruebas en pista, esas pruebas que cuentan cada día con menos presencia en las televisiones del mundo, debuta o no sobre la distancia. Estamos quedándonos con un hecho marginal. Kenemisa Bekele, para los lectores de Abril, es otro nombre a añadir a la confusa nube. La semana que viene será otro nombre-estrella. Mo Farah, el somalí que cruzó África y Europa con diez años para iniciar una nueva vida en el Reino Unido, otro de los campeones de las pruebas oficiales, que se lanzará a por las victorias y los récords, en el maratón londinense.

Hay más. Hay más de cien mil historias como la de mi amigo Juan Carlos Antón y su feliz final maratoniano, el «más duro de todos». De Juan y su segundo Boston o de Pedro, el maratoniano que se declara albañil del asfalto y que ve cómo tiene que correr por calles siempre vacías, porque siempre lleva a todos detrás hasta que un día es descolgado de un grupo con menos piedad aún y se convierte en un último, solitario. Historias como la de un trío de amigos que intentábamos saber dónde demonios quedaba el camping del Bois de Boulogne en el maratón del noventa y siete. En el que experimenté las primeras pinceladas de las pruebas masificadas de verdad, el primero en el que supe a qué olían veinticinco mil corredores, que supe sobre la caótica mala educación de aquellos corredores parisinos que cruzaban sin mirar y daban codazos para tomar un vaso de agua.

París aprovecha este primer fin de semana de sol radiante para subirse a la oleada alegre del running global. La sociedad parisina, posmoderna, que busca reinventarse con cada alcalde-emperador, acoge a los nuevos titanes anónimos, a sus retos o su mera escapada turística, que toman durante un domingo las avenidas que inventaron el urbanismo eviscerante del siglo XIX. Es el París de la Comuna obrera o las cargas de las fuerzas del orden del tercer imperio, de la resistencia de esa miseria urbana frente a los grandes bulevares proyectados por el protoespeculador Hausmann. Los hombres y mujeres de medio mundo se dejan querer en pantalón corto por los cantos de sirena de una salida teatralizada en los Campos Elíseos. Kenenisa Bekele, para la masa participante, pasa a ser un problema menor desde el momento en que uno descubre la pasión desatada entorno a los sistemas de inscripción en línea, la saturación colorista del teatro deportivo de ese fin de semana o la envergadura de recorrer de este a oeste el catálogo de estilo, lujo, tópicos cinematográficos e históricos de la ciudad.

Con mencionar los ganadores y potenciales plusmarquistas no sabremos nada de todo ello. O de Boston, la ciudad que más ha tenido que contar al mundo entorno a su maratón, a raíz de aquel ataque terrorista de ahora hace un año,  que lanza a las notas de prensa nombres como Ryan Hall (heredero del imperio simbólico de Alberto Salazar) o Denis Kimetto, récord de la prueba de Chicago. Los noticiarios mimetizaremos todo aquello y quedará, con fortuna, guardado. Pero es probable que se cruce alguna noticia que pinte fetén en un recuadro con foto, un récord de goles o un accidente de un monoplaza.  O el fallecimiento de un corredor después de correr junto a sus cincuenta mil colegas dorsalizados. En muchas ocasiones el enemigo acecha dentro de la misma redacción de deportes.

El periodista Jacobo Rivero gusta de comentar su pasión por la columna deportiva analítica. No es difícil sacarle el ejemplo de su espejo periodístico, ese New York Times que dedicó cinco páginas a un equipo de baloncesto que no había ganado un solo partido en años. El coautor de Del Juego al Estadio (Ed Clave Intelectual) estaría de acuerdo con que algo chirría en la disfuncionalidad de la contratación de Bekele, gancho para la publicidad y bolsa segura para el propietario de sus derechos de management e imagen, Global Sports Communications, y lo que le rentará a un segundo o tercer clasificado en meta por kilómetro agonizado. El plusmarquista etíope se levantó entre 200 y 250.000 euros por debutar en la prueba de los Campos Elíseos, según el artículo de Laurent Frétigné, mientras que un quinto puesto de Jackson Limo se paga a dos mil según la tabla de premios. Limo es un extraordinario galgo que pasó el medio maratón en el grupo de cabeza en el escandaloso tiempo de 1h02.

Aguantar a más de veinte kilómetros por hora con los mejores del mundo apenas le reportará poder seguir como atleta profesional. Si Cristiano Ronaldo o Zlatan (hablamos de números pero también de nombres) juegan seis partidos al mes y corren unos diez kilómetros por partido, sus sueldos declarados podrían rendirles unos veinte mil euros el kilómetro. Dinero suficiente con el que un maratoniano africano podría solucionar el futuro agrícola y educativo de su familia completa.

¿Qué podríamos leer – u ojear, con lo que nos conformamos con frecuencia – si estos chicos de oro corriesen dos kilómetros a veinte por hora? ¿Algún periodista se ha puesto a tres minutos por kilómetro antes de evaluar esa tarea de temas que le ofrecen en la pizarra de la redacción a diario? No estamos haciendo demagogia ni amarillismo fácil.

Entender las bases de esa locura colectiva del correr no es listar modas y tendencias, precios de zapatillas y posados en los photocalls de las pruebas. Si medio mundo occidental corre, compite o corretea, ahondemos en algunos de los cimientos de quienes organizan y participan. Sobran historias.

¿A algún lector le importa? Yo creo que sí.

¿Sabes qué son las no-carreras?

Todo el mundo sabrá que múltiples tamaños de prueba son organizados cada año por un sinfín de entidades. Pruebas de cinco a trescientos kilómetros, por etapas a través de las montañas más demenciales o en un parque de tu barrio. Son las carreras populares, como se denominan desde que los últimos años setenta vieron florecer los clubes pioneros y sus enormes ganas de llenar la calle de aficionados a correr.

Pero me apetece hablar de una categoría de eventos a los que llamo no-carreras. No son entrenamientos per se, es un evento reglado pero que vive de las ventajas de la sociedad de la hipertextualización. Ya sabes: convoco, cuelgo en una URL y lanzo a las redes para que los clics hagan el resto.

En sociología existen los no-lugares. Marc Augé los sacó a la luz en un trabajo sobre lugares que no llegaban a alcanzar esa categoría por su carácter de espacios transitorios. Una habitación de hotel, un supermercado o una autovía. Pues hoy día son cada día más las agrupaciones casi-regladas de corredores (y bikers, senderistas, etc) que cuentan con una convocatoria pública y que, sin embargo, quedan fuera de la definición de carrera. Son transitorias por su moderada probabilidad de que se celebren o no.

¿Es esto siquiera importante?

Que se celebre o no, lo es. Pero todavía más importante para mí, que tenga un carácter amistoso y de hágalo-usted-mismo. Desaliñado pero organizado. Pondremos un ejemplo. El sábado acudo a una convocatoria que Iván Palero, un corredor y mente inquieta traslada a los campos y sendas de Ciudad Real. Un recorrido conocido, un descargo de responsabilidad, gastos de avituallamiento compartidos y una convocatoria aprovechando twitter y facebookNo es un entrenamiento en grupo pero tampoco una carrera. Cuenta con un reglamento que se hace público. Tiene nombre -Trail Batalla de Alarcos. Se tomará o no el tiempo realizado dependiendo de las ganas de cada uno. Unos haremos los 50 kilómetros y otros volverán en coche o ya se verá. Nadie se preocupa porque el no-organizador tiene atado todo imponderable.

El asunto es que alcanza una masa crítica y se convierte en una cita exigida por los participantes de la edición anterior. En ese momento ha calado en las almas y tendrá que torear su transitoriedad – puede celebrarse otro año o no. Y el espíritu se va transmitiendo boca a boca, que es la manera más usual de que estas no-carreras perviven.

¿A que se parece un poco a las reuniones llevadas a la ilegalidad por los reglamentos de seguridad más recientes que se han aprobado en España?

Algo de eso imagino que hay. Frente a la rigidez de un evento organizado y su lógica salvaguarda jurídica, nos arriesgamos a la liberación a cambio de cuidar de nosotros mismos. Correr entre amigos, un paso más allá de la reunión semanal en dirección de un evento especial. Sacrificamos la foto de meta y la bolsa conmemorativa. Los avituallamientos se organizarán de la manera que nos digan. Estaremos a las instrucciones y dejaremos todo tal cual lo encontremos el sábado. O incluso más limpio.

Las no-carreras (no citaré otros ejemplos porque cometería una injusticia gigantesca contras las que olvide) actúan más allá de la simbología ficticia de libertad que nos ofrecen muchas carreras. Si eres un inconformista y, te apuntes a la carrera que te apuntes, terminarás expresando quejas o disconformidad con el formato propuesto, busca y pregunta. En el caso que ya conozcas dónde se celebran, acude y mímalas. O colabora con quien ya ha montado una no-carrera.

Un postrer consejo: si eres identificado y detenido, recuerda. No estuviste. Niégalo todo.

Corredor: Libros que te enseñarán a comer

Libros que te enseñan a comer, en caso que esta sea la auténtica preocupación de tu vida. Luego detallaré qué quiero decir con esto. Por motivos evidentes han llegado a mis manos algunos libros en los últimos meses. Alguna editorial y autores han considerado que en este blog se habla de lo que rodea al corredor. Y tengo un ramillete de lomos (soy de los del papel) con palabras combinadas en efectos con mucho gancho editorial: dieta, comer, correr, inteligente, runners.

En un tebeo de Mortadelo y Filemón, precisamente, se decía que un exagerado boxeador tenía un gancho en el que se podían colgar veinte morcillas. Algo parecido me sugiere el repunte de lo que se escribe: un gancho editorial grande que hay que aprovechar. Pero luego hay que rellenarlo después con.

Patatas con. Y sopa de. En efecto. Porque posteriormente hay que llenar las páginas con información útil. Siendo el objetivo no el atleta de élite sino la difusión general entre los corredores del pelotón, toca meterse en harina. Veamos cómo.

 –

Hace meses pude leer a conciencia La Dieta Inteligente para Runners. Es un buen punto de partida que me llevó a buscar a conciencia y encontrar, Comer y Correr. Dos libros diferentes en presencia y tono.

La Dieta Inteligente para Runners basa en dar herramientas para planificar la ingesta nutricional en el caso que te dediques con más o menos pasión a hacer un deporte. El equipo de Alimmenta, radicado en Barcelona y bajo la supervisión de un nutrido (huy) equipo de nutricionistas, desmenuza y esquematiza el cómo hacerlo. La información parece bastante sensata aunque imagino que el enfoque editorial ha forzado a Juana M González y autoras a meter mucha presión runner. Elemento al que conocen, visto el resultado.

El corredor moderno, ese pez de fácil pesca.

Es un libro diseñado para actuar como manual, con mucha información esquematizada, tablas y guías. Recuerda las hojas grapadas en los corchos de la cocina o esa inmensa pila de notas adheridas con imanes a la nevera. Resumiendo, si tienes ganas de estudiar como si fuera una oposición o si no tienes bastantes quebraderos de cabeza, aquí viene uno. Eso sí, empaquetado con una buena factura por De Vecchi Ediciones. Casi un cuadernillo que podría llevarse en el metro o a compartir en el maletero del coche, camino de ese entrenamiento.

Comer y correr, obra de dos especialistas como Julio Basulto y Juanjo Cáceres, de factura más ácida, científica y con cierto aire a «desmontando leyendas urbanas», incide en algo complementario. La simple denominación de programación específica para cualquier gremio hace olvidar que la alimentación variada y sana es suficiente para vivir más y mejor. Una segunda pasada de este concepto nos hace ver que no es tan complementario a la planificación de La Dieta sino, quizá, el punto desde el que deberíamos comenzar.

El problema quizá sería qué hacer entonces con todos los negocios y profesiones que han ido creciendo alrededor del qué y como comer para correr. La transición hacia la lógica supondría romper con las necesidades falsas. Crear un requerimiento como el de qué hacer un siete de marzo de dos mil catorce si te quedas sin cobertura de teléfono móvil.

De su pág.157 cae como una maza ese título de sección «¿Cómo embaucar al corredor? Haciéndole creer que es tonto». Basulto y Cáceres ponen una carga de profundidad tal en los mitos de la alimentación que me llevó a un estado hipnótico perverso: todo es tan artificial que la misma lectura de qué comer para correr me supone un hastío. Estamos animando a miles de personas, millones, a que se calcen unas zapatillas y salgan a correr. No estamos formando astronautas ni especialistas en nanoalimentos.

Es correr y ya. Todo esto, todo lo demás, le viene grande. Al mismo tiempo, ambos libros me ponen frente a una lacra de la lectura específica de un deporte. Escribimos demasiado sobre ello. Todos.

¿Ha de ser todo tan complicado? ¿Somos tan incapaces de comer con lógica y tiempo para luego salir a correr, simplemente, bien alimentados? Al final, la lectura de estos ejemplares lleva a pensar que un corredor es algo parecido a un neurótico personaje de las series sobre Nueva York. Alguien con una tendencia suicida a buscar más problemas conceptuales de los que ya arrastra. O quizá es que no tiene establecido el rango de cuales son los prioritarios y convierte lo que rodea su mundo de «runner» en lo único.

Cuando tenemos dificultades para encajar nuestro yo en un entorno laboral, financiero, social y familiar agresivo, ponemos nuestra atención en si estamos en una situación normocalórica o si la ingesta de vitaminas compensará el plan sub 45 minutos en diez kilómetros. En otras palabras, contamos las calorías ingeridas y las consumidas entrenando sin pensar que el estrés o la insatisfacción nos podrían llevar a una lesión o una crisis de ansiedad.

Post data: Ruego a quien me lea que no me facilite más literatura científica sobre el mundo del corredor con tiempo libre y preocupaciones del primer mundo. O un día escribiré algo inconveniente y tendremos una bronca.

Cuatro fragmentos de la historia del atletismo

Start of Olympic marathon at Wembley Stadium, London, 1948. (7649951998) Fuente: WikiCommons, National Media Museum, UK.

Son cuatro trozos del deporte entre los deportes. Vídeos que hay que ver una vez en la vida, en mi opinión.

VIDEO 1. 3.000M OBS DE JJOO MOSCU, 1980.

Es una de las disciplinas más asesinas del atletismo, enmarcada en uno de los momentos en que este deporte quemaba. Por la política, por los programas de entrenamiento de Estado de las potencias del entorno soviético, por aquellos tipos que parecían embalsamar sus pies en zapatillas de clavos de aluminio. Para los de aquí, ver en una final olímpica a dos chavalotes como Domingo Ramón y Paco Sánchez Vargas peleando con nombres como Bronislaw Malinowski. Era la antesala al desembarco africano. Con fuerzas igualadas y elementos sueltos. Daba igual, algunos blancos corrían lo mismo que algunos negros. Y esto se demostró fatal tiempo después.

VIDEO 2. DUELO AL SOL, BOSTON 1982.

La masa desbordada como recuerdan las imágenes del combate Alí-Foreman o los italianos invadiendo la ruta del Giro de Moser contra Fignon. Eran otros tiempos y en el maratón de Boston de 1982 se produjo un duelo que hoy alcanzaría entidad cinematográfica. Alberto Salazar contra Dick Beardsley construyendo la cima del relato épico. Un calor extremo e inusual los hizo inseparables durante veinte millas para finalizar en esas calles abarrotadas. No fue la carrera más rápida de Salazar ni tuvo la rebeldía de un Prefontaine pegándose en la final de 5.000 de los Juegos del 72. El estadounidense de origen cubano daría más lustre a la esfera del jogging. Pero el Duelo al Sol fue un punto culminante de la primera época dorada del correr.

VIDEO 3. PREFONTAINE Y EL 5.000 DE LOS JUEGOS DEL 72.

Qué tiene Steve Prefontaine para la mitología del deporte es una cuestión que dividirá a los entendidos. La mitomanía desempolva aquel «corro para ver quién tiene agallas y quien puede castigarse a sí mismo» mientras que las estadísticas ordenan el escalafón relegándole a un cuarto puesto en una final olímpica. En cualquier caso, Pre se erigió como un corredor de los de tirar mientras pudiera, para reventar el pelotón. En ese cincomil se ve al chaval del bigote rodeado de avasalladores codos. El primer viaje se lo tira un Javier Álvarez Salgado que venía de brearse en los Europeos de Helsinki del año anterior con Emiel Puttemans, Lasse Viren o Mohammed Gammoudi. Esta colección se había visto las caras los días 31 de Agosto y 3 de Septiembre en las series y la final de 10.000. Viren y Puttemans habían corrido en 27.39 y desmantelado el récord del mundo. Una semana después ellos tres serían puestos a prueba en uno de los kilómetros finales más reñidos del atletismo.

Prefontaine comenzó a cimentar su parte proporcional en la épica del atletismo moderno con aquella estampa poco estética. El cine se encargó de trasladarlo de aquella manera en este otro vídeo. Al cine se le escaparon detalles más escabrosos pero ya se harían muchas más películas de drogas. El caballo tenía una cierta ventaja autodestructiva, un romanticismo que las autotransfusiones sanguíneas no tenían.

VIDEO 4. GRAND FINALE MARATON LONDRES JUEGOS 1948

Londres había vivido en 1908 el drama en forma de la inolvidable llegada de Dorando Pietri al estadio de White City. Décadas después, con el mundo más acostumbrado al sufrimiento del ser humano (dos guerras mundiales vividas en treinta años), se vivió una situación asombrosamente parecida. Después de 42 kilómetros llegan los primeros clasificados de la prueba de maratón. El corolario del atletismo que embarga a los espectadores.

El vídeo, de una factura técnica impecable, muestra el desfallecimiento en la entrada en meta del líder de la carrera, el belga Etienne Gailly. Gailly soporta la primera parte del colapso, que a otros les conduciría a la sala de las luces incandescentes. Pero el hasta ahora líder es teniente paracaidista y viene de participar en la Segunda Guerra Mundial. Su enfrentamiento con la agonía viene de lejos. La ha visto demasiado erca. En esos mismos momentos entra en el estado el argentino Delfo Cabrera, que venía a escasos metros de Gailly. Toma la cuerda para colocarse en cabeza del mayor de los eventos olímpicos mientras el europeo muestra más síntomas de colapso. El galés Tom Richards, un estajanovista de estilo discutible, un representante del atletismo de la clase obrera galesa, le birla la plata mientras el walón termina con su bronce en una camilla, absolutamente vencido por el esfuerzo y el calor de la prueba. Correr un maratón olímpico a las 15h30 de un 7 de Agosto del hemisferio norte no ha sido, desde entonces, una buena idea.

Os dejo con esos cuatro vídeos. Copa de vino en mano y la boca abierta.

Calafell corre contra las enfermedades

Hola camarada,
Te iba a pedir un favor.

Las cosas, cuando se piden con elegancia y franqueza, son como son.

Paso sin más dilación a difundir esta nota de un conocido con cosas interesantes que contar.

Se está organizando con mucho esfuerzo y mucho trabajo una carrera en Calafell para el 11 de mayo a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer. Es un memorial a una joven persona que murió el año pasado victima de esta enfermedad. La prima de mi camarada ha querido homenajearla y lograr así una ayuda para otros que puedan estar en su misma situación.

Si estás interesado, puedes ir  a la web  de las inscripciones: www.athleticevents.net

noname