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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Éxito en la campaña #kmsxalimentos

¿Os acordáis del día en que me quejaba de que se me salía la energía por las entradas?

¿No? Sois lectores sabios y con capacidad discriminatoria; habéis aprendido a descartar información irrelevante.

La cosa es que aquel trote maratoniano pertenecía a mi pequeña aportación a una campaña. Los chicos de @DrinkingRunners, sedientos y solidarios corredores, están teniendo un éxito con su campaña de donación de alimentos al Banco de Alimentos de Madrid.

Desde el inicio de la campaña, el 28 de enero, han superado ya la cifra de 3.000 kilos recogidos en nombre de #KmsXalimentos. Y eso está muy bien. Ya que nuestros gestores disimulan, nosotros actuaremos.

El próximo sábado 20 de abril vuelven a la carga, junto al parking del Zoo de Madrid. La (alusiva) iniciativa se enmarca en el proyecto solidario #KmsXalimentos que ha puesto en marcha el equipo de formado por Vinilo FM Radio (desde su programa dedicado al ‘running’ A tu Ritmo) y el grupo mencionado. Si quieres tostarte al sol un rato por la Casa de Campo, toda la información la encontrarás en su web, facebook, twitter, organillero y hasta pregonero con trompetilla. Así que a rastrear en su página web, que eso también entretiene.

¿Qué llevo?

No perecederos: paquetes de arroz, legumbres, harina, pasta o botellas de aceite.

Cuerpo para correr. No es imprescindible que te tundas como una bestia, sabiendo además que el domingo siguiente tenemos el Maratón de Madrid.

Con eso y ganas de pasarlo bien, suficiente. La cita, 09.30am.

 Foto: DrinkingRunners.com

Hoy muchos pensamos en Boston

116350-452-550Espeluznante.

Ayer estuve toda la tarde hasta la llegada de los favoritos tuiteando con despreocupada alegría sobre el maratón de Boston. Cerré el PC a las seis y pico hora española y me dirigía a casa. Desconecté pensando en los tópicos, en la suerte de poder seguir eventos a distancia, de que se unan veinte mil personas para correr.

Y el runrun de lo del ‘Patriot’s Day’ estuvo acompañándome mientras colocaba el dial del coche en turbo 3, de verdad. Estuve haciendo memoria de mi equivocación previa, pensando durante años que no era el Lunes de la celebración del patriotismo estadounidense sino el Lunes de Pascua, el día que se corría el Maratón de Boston.

Que lleva celebrándose desde 1897. El evento más añejo del mundo del correr. Ajeno (o no, ya vemos) al devenir del mundo. De sus juegos olímpicos, de sus presidentes, de sus guerras.

Pero ya vemos que no. El cobarde (como siempre) y abominable hecho de colocar explosivos con el objeto de matar al mayor número de gente también alcanzó ayer al  maratón bostoniano. A los familiares que esperaban, a amigos, a autoridades. Qué más da. Seres que disfrutaban de una mediodía de ocio.

Massachussets, hasta ayer ajenos, lejanos, como todo esto, a la brutalidad. El estado verde, cuna de los Sox, de los Celtics, de las victorias del indio tarzán Brown, hoy llora porque el terrorismo ha golpeado en sus calles. Muertos y heridos recuerdan hoy a todo el mundo que nuestro planeta está en constante agitación.

Por un lado el ocio de los humanos. Por otro su capacidad de generar horror. Vaya especie.

¿Cómo es una zona de meta?

Habitualmente una prueba deportiva como un maratón tiene reservada un buen hueco en la ciudad para su celebración. Se delimita el tráfico y se corta un tramo de no menos de un kilómetro para la meta, las gradas, la zona de llegada. El maratón de Boston tenía ayer desde Boylston St no menos de dos millas acotadas.

En esa zona se encarrila a los participantes a pasar a una zona de descanso donde se acumulan centenares de personas. Tiendas de campaña que ayer servían de hospital improvisado normalmente son zonas de masaje, donde puedes recoger las mochilas con tu ropa, beber y comer algo que te repone. A lo largo de miles de metros cuadrados el corredor para y deja que la alegría de terminar los 42km195 sea completa.

Anteriormente  muchas pruebas colocan gradas donde miles de espectadores (donde podrían estar tus familiares o amigos) ven tu llegada a meta. Sorprendentemente la ciudad de Boston relajó los controles de seguridad en un día tan señalado.

Durante la retransmisión que se podía seguir en directo por ‘watchlive’ resultaba pintoresco la cantidad de soldados y demás personas uniformadas a lo largo de la ruta. Podías ver soldados marines pertrechados con equipación de campaña haciendo a pie el recorrido. Pues bien, todo eso no sirvió.

¿Es un sitio seguro?

Pues habitualmente lo es. ¿Dejamos que nuestros seres queridos acudan a estos eventos?

Pero, ¿por qué no? Las ciudades están llenas de eventos donde sus ciudadanos acuden a miles. Nadie tiene por qué quedarse en casa por la amenaza de la violencia. Quizá sea lo que la violencia busca. El miedo.

Que ningún miedo te deje en casa por absolutamente ningún concepto.

Un abrazo sentido a los que se han visto afectados por semejante acto de barbarie. Hoy todos salimos a correr con un nudo en el estómago.

Que no se nos quite el nudo de la conciencia de cómo está el planeta el resto de los días.

Corredor, mira a tu alrededor ¿dónde están las demás nacionalidades?

Utilizo una galería estándar de fotografías tomadas durante un evento de casi 18.000 personas. El medio maratón de Madrid. En la galería hay aproximadamente setecientas fotos. Y me pongo a jugar a contar.

Mi idea era repasar cuántas chicas salían en el encuadre. También he de confesar que venía atraído por la posibilidad de comprobar las caras que llevamos cuando corremos. El drama, el dolor, esos ojos cerrados o hasta esa sonrisa beatífica.

Pero rápidamente he notado que prácticamente sólo aparecían corredores de evidente origen español.

Estas eran las cuentas: 330 rostros contabilizados; 2 evidentemente andinos, 1 evidentemente caribeño y 3 tipos con un ineludible aspecto de turista de un país del norte de Europa o de Norteamérica.

¿Son estas cifras acordes con la división de población española por su país de origen?

Hace un par de años salió en Runner’s World (USA) la reescritura de otro artículo conocidísimo en algunas esferas (desconozco si se tradujo o si se citó en el ambiente hispano). Why is running so white? Las preguntas eran eminentemente las mismas: ¿Dónde está el espectro social que se puede ver en la calle, en la cabalgata de reyes o a la salida de un partido de fútbol de una ciudad mediana?

La National Runner Survey estadounidense hizo una encuesta con más de 12.000 entrevistados y un 90% de los corredores censados eran caucásicos, apenas un 5% hispanos (en USA es un grupo censal propio) y 3.9% asiático-pacíficos. ¿La población negra? Un 1.6%. Correr «es para blanquitos».

¿En nuestro entorno ocurre algo parecido?

Mi muestreo acientífico y sui géneris certifica (de aquella manera) que alrededor de un 1% de los corredores de la prueba de Madrid eran evidentemente latinoamericanos, no parecía haber norteafricanos entre la masa de corredores populares, y se acabó. Hablamos de un país con un 12% de extranjeros.

Pero ¿no quedamos en que correr es barato, sano y que todo el mundo puede hacerlo?

El mantenimiento de unas zapatillas y una ropa cómoda para correr era, hasta ahora, económico. ¿No debería atraer el fenómeno de las carreras a practicantes que no pueden costearse 1.200 euros en una buena bicicleta o alquilar pistas de pádel a siete u ocho euros la sesión? Sin duda correr es más barato que eso, pero también lo es juntarse a jugar al fútbol en un descampado y compartir neveras para las cervezas. O esos macrotorneos de voleibol donde los peruanos son los malditos reyes de la ciudad.

Quizá habría que mirar en dos direcciones: la sociología de quien ve correr como un hobby extraño (volvemos a los comentarios y deportes más populares entre la raza negra norteamericana) y los precios de inscripción de «ese deporte tan barato».

¿Te animarías a convencer algún vecino o conocido de otros grupos étnicos?

postdata. En realidad, ¿le importa esto a alguien? Vivimos en una sociedad individualizante. Cada día se ve más gente corriendo sola y enchufada a su silencio musical.

postdata(2). Pienso empezar a preguntar a latinos, rumanos y maroquíes por qué no salen a correr. Y lo pienso tuitear.

El domingo acércate a correr por una buena causa

Este domingo, día 17 de Marzo, hay una buena causa para practicar esto que tanto nos gusta. Los chicos de Drinking Runners, como recordaréis de hace unas semanas, organizan entrenamientos o acciones puntuales con el objeto de recoger kilos de no perecederos que van destinados a un banco de alimentos.

En twitter son muy conocidos por su campaña #kmsxalimentos y están muy presentes en algunos medios como en la emisora de radio ViniloFM, donde colaboran con el programa A TuRitmo.

Todo esto es más que suficiente para convertir «correr kilómetros a lo tonto», como se decía en casa el otro día con ese cariño de los conocidos, en una mañana solidaria.

Dónde: Parking Av de Logroño del parque Juan Carlos I de Madrid

Hora: 8am, aunque seguro que algunos están ya calentando y charlando desde antes

Qué puedo llevar: Mínimo un kilo de alimentos no perecederos.

Cuanto debo corree: Lo que desees. Si quieres puedes dar apenas una vuelta al circuito y disfrutar del ambiente social. No hay mínimos. Ni ritmos.

Aquí podéis ver el puesto de #kmsxalimentos de la carrera del domingo pasado, la Carrera del Taller.

El objetivo lo resumen a la perfección en su web.

El reto social, comenzará a partir de las 8 de la mañana terminando como tiempo máximo a las 20:00 horas, horario peninsular español, durante todo el tiempo los componentes del equipo estarán corriendo y anotando todos lo kilómetros necesarios para conseguir reunir el propósito

Bien es verdad que Demetrio y Javier, dos fondistas de tirón, intentarán estar las 12h mencionadas acumulando hasta 100km en sus piernas. Pero son unos exagerados.

Podéis verlos, podéis vernos, en el circuito de 5km que todo el mundo conoce en el parque madrileño. Acceso en Metro L5 El Capricho. Bus: líneas 101, 105 y 151.

Si tus tareas te dejan ¿por qué no te acercas?

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Fotos: DrinkingRunners