Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Archivo de la categoría ‘marathon’

Maratón de Valencia. 11.300 inscritos

32 Maraton de Valencia-93_e

Ya es definitivo. Con el cierre de las inscripciones del Maratón Divina Pastora Valencia, organizado por el Ayuntamiento de Valencia y la SD Correcaminos, se confirma que la prueba contará con 11.300 participantes, el cupo máximo establecido.

Más de un 20% de crecimiento basado en una buenísima campaña de marketing. Desde los días en que la prueba se tambaleó, las cosas han cambiado mucho y para bien, según refleja la respuesta de los participantes. Parece que se debe pasar por algún tipo de trauma catártico para tomar las cosas en serio. Ocurrió, recordemos, con el Maratón de Barcelona hace años, y ha ocurrido en la ciudad del Turia.

Dónde. Cuándo.

El domingo 17 de noviembre, la pasarela teñida de azul de la Ciudad de Las Artes y Las Ciencias se convertirá en un emblema con cada día más fieles. Será la meta de un circuito remodelado y con muchísimos kilómetros por el centro de la ciudad, aun teniendo demasiados virajes. Precisamente los kilómetros del centro de la ciudad serán el escenario de la parte final, el muro, el enfoscado del muro, y hasta la alambrada de pinchos que corona el muro. Este año se diseñaba un cambio radical del circuito para acoger los seis kilómetros finales por el entorno del Ayuntamiento, Gran Vía, y suprimiendo la horrenda visión de las ruinas del circuito de fórmula uno.

No estarán solos, si se puede estar solo entre once mil corredores, porque se une a ello una segunda salida con los participantes de la prueba de 10 kilómetros. Otros ocho mil atletas populares.

La organización se relame por la evolución de los participantes internacionales. Las cifras elevan al visitante a un 23% del censo. En cabeza, los italianos, que disponen de conexiones aéreas de bajo coste y una fluida relación mediterránea, consolidada por la asistencia mutua a las ferias de los maratones de ambos entornos.

La información práctica, en la web de la carrera.

Quedan dos semanas.

On the run; cómo hacer televisión con tu hobby

Encontramos en la red un magazine hecho con simpatía -simpatía norteamericana- llamado On The Run, que ha sido elaborado y subido a Youtube por el club New York Road Runners. Este club (conocido también como el NYRRC) cuenta ya con 55 años de antigüedad. Es parte de la historia de este deporte: correr.

Puesto que ayer se disputó el ING New York City Marathon, qué menos que ver los tres bloques que han dedicado a este evento de eventos. Reserva un rato de tu tiempo. Bocata, cerveza, palomitas, sofá y manta.

– Bloque 1.

– Bloque 2.

– Bloque 3.

¿Serías capaz de seguir su ritmo?

El canal YouTube de AsicsAmerica ha colgado un vídeo en el que se te ofrece la oportunidad.

¿Seguirías el ritmo del maratoniano norteamericano Ryan Hall?

¿Durante más de uno o dos minutos?

Colgados de un arnés, los que han querido probar han visto a la velocidad que hay que mover el cuerpo para alcanzar los fatídicos veinte kilómetros por hora.

Todo forma parte de una campaña de Asics de cara a este fin de semana. Se ha instalado en el corazón de Nueva York, donde el domingo se celebra el gran espectáculo del año: el ING New York City Marathon. El mito trasladado al mundo del corredor de la calle y del parque.

Pues bien. Esa es la velocidad que sostendrá cualquiera de los diez primeros clasificados en la carrera.

No lo intentéis en casa. Va en serio.

¿Facebook mide los maratones del mundo?

Una de barra de bar. He pensado que Facebook mide (de aquella manera) los maratones del mundo.

¿Cuánto? ¿cómo? ¿Qué dices?

Se me ha cruzado por medio un pequeño juego. He mirado si podría haber cierta correlación entre datos, a partir de los ‘me gusta’ que tiene cada carrera de maratón. Es interesante ver si se corresponde con un volumen muy parecido de inscritos (y algo menos a los llegados a meta). Que viva la estadística.

¿Valdrá para algo?

Vale. Si uno es community manager le puede servir para ponerse las pilas. Si es organizador, le terminará -o no- de convencer sobre la importancia de estar ahí, presente. Indudablemente es una cifra que nada más mide la popularidad de la red. En algunos casos esta popularidad se traslada directamente a los participantes. En otros (Boston) los datos desbarran por evidentes motivos de popularidad después de hechos puntuales (los atentados del Abril pasado). En el caso de la Marine Corps, os invito tal cual a ver las cifras.

 ¿Me pone aquí un cortado y un zumo?

Sigamos. No es tan fácil. Tiene su miga. He mirado qué porcentaje de esos ‘Like’ se traducen realmente en participantes. Un ejemplo: veinticinco mil de los veintiocho mil ‘me gusta’ en el perfil se prenden el dorsal en la camiseta. Podríamos decir que los participantes han sido un 85% de ellos. No es representativo de nada, o quizá de bastante, pero… lo he llamado porcentaje de efectividad social de la red  (por decir algo).

Al contrario, podría decirse que con un éxito relativo en participación, no son capaces de arrastrar un número similar de seguidores en facebook.

Lo mismo es solamente una desviación de cifras.

Pero sí hay dos tipos de cifras: las equilibradas, que se encuadran en el rango 90-110%, con valores muy similares entre redes sociales y dorsales, y las dispares, que (a) tienen muchos más seguidores que corredores o (b) muy pocos seguidores para la cifra final de participantes.

Camarero, otro café. Y un pincho de tortilla.

¿Qué pensáis vosotros?

mara. – Like/FB – Corren – (%+/-VAR)
Boston – 128.454 – 26.813 – 20.9%
Nueva York – 92.780 – 46.795 – 50.4%
Tokio – 28.494 – 25.000 – 87.7%
Paris – 34.358 – 38.690 – 112.6%
Berlin – 34.785 – 40.967 – 117.7%
Londres – 59.838 – 34.631 – 57.9%
Honolulu – 12.258 – 30.898 – 252%
Marine Corps – 83.135 – 30.000 – 36%
Viena – 15.308 – 10.500 – 68.6%
Hamburgo – 6.665 – 11.446 – 171%
Estocolmo – 7.225 – 15.680 – 217%
Praga – 17.889 – 5.690 – 31.9%
Frankfurt – 15.589 – 12.436 – 125.1%
Barcelona – 12.589 – 14.776 – 117.4%
Valencia – 12.924 – 7.781 – 60.2%
Madrid – 12.269 – 10.164 – 82.8%
Sevilla – 3.479 – 5.963 – 171%
Murcia – 989 – 2.020 – 204%

Datos de Fb a 22 de Octubre 2013, 15:40h. Datos de participación, wikipedia.org y websites de pruebas.

Próxima parada de los grandes maratones mundiales: Berlín

Dicen los que han ido que es una de las mejores exposiciones de la mezcla entre deporte y una fiesta para la ciudad. Berlín será la siguiente del gran show de las maratones denominadas como ‘majors‘. Las más grandes. El domingo 29 de Septiembre. Pelotones interminables de corredores. Hileras de público en los cuarenta y dos kilómetros del recorrido. Fest.

¿Berlín? ¿Pero las grandes y famosas no eran Nueva York y Boston y…?

Veamos algunas de las razones por las que quizá Berlín sea la prueba más amable. Quizá la mejor.

Un millón de espectadores. O quizá millón y medio. ¿Quién tiene la herramienta para contar tantos alemanes? Vale. Los propios alemanes. Si sus cifras son esas, no somos nadie para no creerlas.

Berlín fue el escenario en el que aquel fondista genial y sonriente saltó al reinado planetario. Haile Gebreselassie había estado dominando durante los últimos noventa. Campeón del Mundo de atletismo en diversas distancias y uno de los generadores de vídeos emocionantes en cualquier repaso de youtube, en 2005 surgía de una operación de Aquiles para correr en la mejor marca mundial del año en Amsterdam. Sería en Berlín donde Gebreselassie colocó el récord del mundo (que quitó a su archirival en pista y cross Paul Tergat) y donde lo dejó a las puertas de lo imposible. El misil con el nombre de Patrick Makau tomó en cierto modo ese cetro mundial y se propuso desmochar los topes humanos. Dónde si no. En Berlín. Dos horas y tres minutos fueron suficientes para recorrer la ciudad del Spree. Nuevo reto increíble del hombre corredor.

Y es que Berlín es una ciudad llana. Con avenidas rectas y un frescor eterno. Se corre aunque no se quiera. Los purasangre del atletismo se colocan a velocidades inmensas, sin freno. El último tiempo ‘lento’ de un vencedor, digamos 2h09, se pierde en los tiempos de Abel Antón. Todo lo demás han sido velocidades de más de 20 kilómetros por hora en hombres. Los esfuerzos de los organizadores y la evidente disparidad en mujeres hacen que el ránking femenino sea menos lustroso. Además la densidad de corredoras a altísimo nivel no es tan escalofriante como en categoría masculina.

Está cerca de media Europa. Es fácil desplazarse hasta allí. Es fácil y atractivo desplazarse al centro motor de la GrossDeutschland de la que tanta tinta se vierte. Seamos fans de la música electrónica, del arte, de los bonos financieros o de la maquinaria, Berlín llama como vórtice. Hasta se ha situado en el ránking de las ciudades más visitadas.

En cualquier caso, Berlín es también una cita a la que se agolpan los solicitantes de un dorsal. La masa puja por encontrar plaza entre los cuarenta mil dorsales. Y no es sólo correr sino que el fin de semana ha puesto la ciudad entera a los pies de la fiesta deportiva. Patinadores en línea y carreras infantiles durante todo el sábado, el maratón el domingo. Esto es así y conduce a que millones encuentren otra excusa para enorgullecerse de la ciudad. No es un hecho aislado, lo sabemos. Fiestas tecno, días del orgullo gay, trasladarse a Tiergarten a hacer un picnic, Berlín mueve el culo. Así de sencillo.

Los domingos berlineses son como son. La ciudad habitualmente ya tiene plan. Los desayunos interminables, los Sonntag Frühstück, se trasladan a la orilla de esa fiesta en la que no queda sitio para ver pasar a los corredores en la puerta de Brandemburgo o el Ku-damm.

Con envidia nos tocará de nuevo leer sobre las listas de participantes. Escucharemos en primavera cómo amigos afortunados han programado sus vacaciones corredoras en Septiembre.

Van a participar de eso que los alemanes hacen con tanta eficacia: desplazar miles de personas. Si bien, en este caso los retornan ordenadamente a la zona de meta, tras haber recorrido unos cuantos kilometros. Cuarenta y dos.

El maratón de Boston de 2014 será algo grande

El próximo día 9 se abren las inscripciones para poder participar en el maratón de Boston. Lo anunciaba el Boston Globe esta mediodía.

 

El baile de cifras promete ser espectacular. Para empezar, la inscripción online (exclusivamente, salvo corredores élite que son contratados) pondrá a disposición de la comunidad de corredores del mundo un total de 36,000 dorsales. Nueve mil más para poder acoger a los damnificados por la edición de 2013.

¿Es la mayor manifestación maratoniana de la primavera? Por descontado, y no solo en Estados Unidos. Más todavía cuando el terror atacaba la línea de meta de Boston hace un año. No es el summum en participación de los héroes de la primavera runner. Londres aportará unos miles más, sin duda. Además viviendo una explosión global después de los Juegos de 2012. París congregará otros cuarenta mil unos días antes y los paseará por el Bois de Boulogne, Roland Garros y el Arco del Triunfo.

Pero Boston es Boston. Este año, aún más. 

Treinta y seis mil lugares reservados son, en términos relativos, la crema de la crema del planeta maratoniano. El particular método de aceptación de la carrera que encogía el estómago de medio mundo el pasado mes de Abril reserva bloques de inscripción por edad. ¿Qué significa esto?

Existe una tabla de edad y unos tiempos mínimos de calificación. Así, un corredor de 30 a 35 años deberá acreditar 3h10 en algún maratón previo. Una corredora de 50 a 55 años deberá demostrar 4h00. La tabla completa está disponible en la web de la BAA. O sea, los más rápidos de cada una de esas edades del hombre tienen la oportunidad de exprimirse un poco más en el clásico recorrido, que está vigente desde 1898.

Con este sistema se ha pretendido contener la avalancha que supone ser el maratón más solicitado de los clásicos. Su edición número 117 ha sobrevivido -probablemente- gracias a un control estricto de los participantes. Y se optó por el corte en mejores marcas personales. ¿Un método justo y equitativo?

No se sabrá nunca. Muchos pedirán tener una oportunidad de disfrutar de la carrera del unicornio (el anagrama de la Boston Athletic Association). Más aún tras la edición de 2013, que convierte a la de este próximo Abril en una carrera altamente simbólica. No sabremos si la prueba habría sobrevivido al éxito con otro método, como el de la venta a los operadores exteriores de todo el mundo que usa su prima lejana, el maratón de Nueva York.

Nos imaginamos que el añadido de los atentados de 2013 ha hecho temer por un serio bloqueo de los sistemas de aceptación y reserva. Por todo ello, se ha dado una (¿injusta?) vuelta de tuerca a la calificación; supongamos que hay 4.000 dorsales para un grupo de edad. Es de prever que este año no serán 8.000 sino 15.000 los aspirantes. Pues tendrán preferencia los que acrediten no menos de 20 minutos de rebaja sobre esa marca.

Una decisión que traerá cola, os lo garantizo.

Un día de los patriotas diferente

Este próximo año la prueba irá al Lunes festivo estadounidense, Patriot’s Day, que se celebra el 21 de Abril. Una festividad muy marcada para todos los ciudadanos de Massachussets. En Abril pasado, una discutible relajación de la seguridad en esta fecha tan señalada trajo consigo una concatenación de fatalidades.

El ataque de unos demenciados con aspiraciones terroristas produjo muerte, terror y la solidaridad del mundo del deporte. La organización es sensible a las condiciones especiales de esta nueva primavera, por lo que anuncian un incremento de la seguridad y de todos los medios posibles.

Como colofón no hay mejores palabras posibles que las que extraemos de la web oficial. Todo el mundo estará mirando a Boston y la prueba no puede hacer sino responder como mejor sabe a esta demanda.

Adjuntamos las palabras del Director Ejecutivo de la prueba, Tom Grilk. [www.baa.org]

“The B.A.A. is aware of the significantly increased interest in registering for the 2014 Boston Marathon,”  “The rolling admission schedule will provide runners with the fastest qualifying times in their age and gender group the ability to have their entry accepted in an orderly and systematic manner. We understand many marathoners and qualifiers want to run Boston in 2014, and we appreciate the support and patience that the running community has demonstrated because of the bombings that occurred this past Spring.”

 

Detroit y Madrid y el atletismo popular

Detroit está en bancarrota. De un millón y medio de habitantes en 1950, a setecientos mil en la actualidad. De una locomotora de una industria a un gueto sin recursos. No hay dinero para hospitales ni vivienda social ni policía. A pesar de ello Detroit, el día 20 de Octubre, dispondrá la ciudad durante siete horas para el Detroit Free Press/Talmer Marathon. Veinticuatro mil corredores entre maratón, prueba de 21km y de iniciación de 5km. Madrid, ese mismo fin de semana, pondrá una docena aproximada de policías locales a disposición de los 100 km Villa de Madrid. Pero existe algo más que una simple coincidencia en el calendario.

Ciudades sin recursos y que están saliendo en los medios de comunicación como la primera ciudad norteamericana en quiebra o una de las cinco ciudades cercanas a la ruina financiera en España, Detroit y Madrid viven dos historias que convergen por momentos. Detroit debe 20.000 millones y no recauda ni la mitad que antes por la pérdida de población, viviendas en uso y negocio. Madrid debe aproximadamente 7.000 millones. Que son 9.400 si añadimos al resto de los consistorios de la Comunidad de Madrid.

A través de las noticias de prensa ha trascendido un dato aparentemente marginal. Se ha mencionado que  una llamada a la policía de Detroit, en lugar de retrasarse los once minutos de media de las ciudades estadounidenses, supone más de cincuenta y cinco minutos de espera. Para los lectores de este blog puede ser una información irrelevante.

Bien. Detroit tiene 2.700 efectivos policiales. Se le considera la ciudad más violenta del país por muchos. Es un país militarizado, según nuestra imaginería, tan europea. En comparación Madrid tiene siete mil policías locales. La proporción no es tan desigual. Pues bien,  hay un aspecto de todo ello que nos toca a diario a los practicantes del ‘running’: que haya más o menos policía local disponible puede permitir o impedir que se celebre una carrera. Hemos sabido con el tiempo que los municipios consideran como horas extra la asistencia de la policía local a una carrera popular. Su dotación cuesta dinero y ciudades como Madrid parecen restringir la maniobrabilidad de los organizadores. De tal manera que la disposición de medios de seguridad determina la celebración de una prueba.

Nuestras carreras, nuestro hobby, parece escarbar injustamente en las delicadas finanzas locales. ¿Debería afectar este coste extra a la celebración de carreras en un entorno de crisis generalizada?

Es así el argumento con que informó en invierno de 2012 al organizador de esa clásica carrera de Madrid. Rafael García Navas, organizador veterano, recibía la noticia como un jarro de agua fría. Su posición en el calendario debía ser modificado. La XXVII edición de los 100km Villa de Madrid no se podría celebrar como estaba anunciado, el 17 de Marzo de 2013. El complejo recorrido (que discurre por dos distritos a lo largo de un circuito urbano de 10km) y la baja participación, a pesar de la historia y la tradición, no podía ser cubierto por los números de la policía local. Ni ser Campeonato de España, o haber presentado el proyecto como todos los años con meses de antelación, ni tener el respaldo de la RFEA serviría de mucho. La prueba había perdido su puesto en el escalafón y se le trataba como un evento marginal.

«¿Policías para Vallecas? ¿El domingo por la mañana? No tenemos, que la manden a otro día»

La ciudad de Madrid argumentaba ese mismo que día la policía local tenía otras cosas que cubrir. Entre ellas, la Carrera del Agua, asimilada recientemente por el diario MARCA y organizada por el también histórico Club Canal de Isabel II, y que se disputa por los concurridos distritos de Chamartín y Tetuán. La parte proporcional de deporte en la calle estaba obligada a usar los medios en una u otra. De los siete mil policías locales, la agenda a la que se asignarían las distintas comisarías de distrito, la agenda internacional del Ayuntamiento y otros requisitos de seguridad impedían que los 100km Villa de Madrid tuvieran garantizado el corte de tráfico preceptivo.

Entonces, ¿se recortan las dotaciones disponibles como resultado de una saturación de eventos deportivos? ¿Tanto participante tiene que atender la policía madrileña en un fin de semana?

En principio, la proliferación de carreras urbanas en la primavera madrileña obligaba a la ciudad a optimizar recursos. El 17 de Marzo ya estaba tomado por otra prueba. Los 100 de Madrid no se podrían celebrar y así se anunciaba a un centenar de inscritos en el Campeonato de España. No es la primera vez que la cancelación obliga a afrontar los costes a los participantes. La prueba de Madrid interrumpe entrenamientos de meses. En casos conocidos se avisa a centenares de personas con hoteles reservados, cuadrantes de vacaciones y vuelos: la fecha de su prueba deportiva es papel mojado. Es el riesgo de ocupar la vía pública para una actividad recreativa.

La guinda de la descoordinación entre las partes fue la cancelación de la carrera de Marzo. Finalmente, no hubo dotaciones de policía ni en Vallecas ni en la citada Carrera del Agua, que se disputaría dos meses después.

Madrid meets Detroit?

La decana prueba madrileña, atosigada por las finanzas, se anuncia ahora para el 20 de Octubre, día en que se correrá el multievento de Detroit. Los «cien de Madrid» es una prueba minoritaria, con un calado mediático casi nulo. Es una pincelada de romanticismo que sobrevive a su modo, sin haber pensado en alternativas de lugar o de adaptación a los nuevos tiempos. Pero no deja de ser una fatal coincidencia.

Sobre fatalidades parece que Detroit tiene más experiencia. El pasado mes de Octubre lanzaba la campaña «Usted accede bajo su propia responsabilidad», denunciando que algunas zonas de la ciudad estaban en situación similar a «zona de guerra». Tanto en la ciudad llamada Motown, la de los Chrysler, Ford y General Motors, y la ciudad que aspira a albergar unos Juegos en 2020, convergen en una premisa: «señores, nuestra policía local no puede atenderles con la eficacia que desearíamos«.

Vive usted en dos mil trece. Disculpe las molestias.

Nos asumir lo siguiente: el dinero destinado a la seguridad en tiempos de crisis se antepone al dotado para el ocio en la calle. Al final, nosotros hacemos poco más que relajarnos un domingo por la mañana mientras nuestras fuerzas de seguridad intervienen en lugares realmente peligrosos. El discurso del miedo justifica la inversión en seguridad.

¿Es esto así? ¿Existen bloques en Madrid donde los muebles caen ardiendo por la ventana en Madrid? ¿Disturbios raciales con asaltos a tiendas? No lo parece.

¿Qué más queda un Domingo por la mañana? Parece que todo se reduce a la disponibilidad de horas extra en fin de semana y el número de unidades de policía local disponibles para la ciudad. Insistiremos, dado que quizá haya quedado oculto en el texto; los servicios de tráfico de la policía municipal de una prueba deportiva son un concepto facturado al organizador (en muchos casos una asociación o club deportivo sin ánimo de lucro). 

Salvando las distancias, los 100km Villa de Madrid, con un presupuesto básicamente de economía de guerra, sin premios en metálico, sin más medios que una idea anclada en cumplir con la normativa municipal, eran cancelados en Febrero de 2013 por los cuadrantes de guardia de la policía local.

Las dotaciones de Madrid trabajan según se les asigna, evidentemente. Pero se alzan voces contra la idoneidad de algunos servicios. Se aumentan las competencias de los agentes en diversos lugares y se les saca de la calle. Hasta diecisiete agentes pueden ser movilizados para desplazarse a cubrir una visita promocional de la alcaldesa, Ana Botella. Al mismo tiempo, sindicatos denuncian que están subiendo las horas extra impagadas por servicios varios. No es precariedad sino una distribución interesada de las misiones encomendadas a la policía de la ciudad. Con todo, en un escenario de crisis, los gobiernos conservadores han mantenido la inversión en seguridad ciudadana (y de los dirigentes de los ciudadanos). Madrid mantiene la cifra de agentes de policía local en las cifras de 2008, los años de la inversión pública sin final. Año tras año hay una inversión sistemática y ordenada de material y vehículos. Pero los fines de semana hay una evidente disfunción y plantillas con escasez en cada comisaría de Distrito.

Encajar la carrera es un puzzle. En el caso de Vallecas, la posición de la prueba respeta escrupulosamente el statu quo municipal. Cuidadosamente (García Navas es ‘speaker’ y peñista histórico del club), los 100 de Madrid siempre se disputan aprovechando que el Rayo Vallecano juega fuera, a rajatabla. En los últimos años la sensación de sumisión a la agenda es mayor. Y puede llegar en cualquier momento el cambio. O el carpetazo. Alguna instancia, antaño colaboradora, deja de estar interesada en el deporte popular. No son infrecuentes las conversaciones donde los organizadores escuchan cosas como:

«No te puedo mandar diez agentes. Cuestan mucho dinero». «¿La salida es a las siete de la mañana? Atrásala, que no empiezan el turno hasta las siete y media». «¿Qué hacéis con mil personas en Plaza de Castilla? ¿Una carrera? No nos han comunicado nada».

Puede que la documentación obre en poder de la administración local desde hace semanas. Todo es posible. No parece tanto una cuestión de caos financiero como de organización.

Un caos financiero en una instancia pública es que, hoy mismo, Detroit anuncie jubilar a más de 500 agentes de policía (y casi un millar de bomberos) ante la imposibilidad de que cuadren las cuentas de sus nóminas. Que la ciudad tenga 12.000 millones de dólares acumulados de deuda y un presupuesto anual de 3.000 millones.

Por último ¿arrastrará esta situación al maratón de Detroit? Ante la preocupación de participantes ya inscritos, la Free Press Detroit Marathon insiste en que la ciudad continuará con su programa. Ni un aplazamiento ni una cancelación. ¿Habrán preguntado al jefe de dotación del DPD?

—-

Foto: Vayahistoria.com

¿Cómo se originó el ‘boom’ del correr?

Era una mañana de Septiembre estadounidense de 1972 cuando las cadenas de todo el mundo conectaban la señal internacional de los juegos Olímpicos de Munich. Un estudiante de la universidad de Florida llamado Frank Shorter, veinticuatro años de edad, había ganado la carrera más mítica de los juegos. El maratón, los laureles heredados del mito de Filípides desde que se redescubriera en 1896, se habían puesto en juego en un tranquilo esquinazo del sur de Alemania. Unas vueltas a la ciudad y el parque olímpico que rodeaba las instalaciones de los juegos, entre árboles y praderas surgidas del «soziale Marktwirtschaft«, el desarrollo económico con un toque humano. Un parque en el que se había pintado la personalísima línea discontinua de todos los maratones, que dibujaba por todo Munich la silueta de Waldi, la mascota de los Juegos.

En los márgenes y aceras de Munich, espectadores de mediodía, con pantalones de campana y gafas con montura de metal, cuadrangular, amables gentes de un estado social. Frank Shorter iba despertando los noticiarios de todo su país, seis horas por delante de la hora de la costa Este estadounidense de una tarde templada de la Alemania Federal. Se había distanciado de sus inmediatos perseguidores, un grupo con nombres de relieve como el efectivo fondista belga Karel Lismont o el australiano Derek Clayton, el primer hombre que bajó de 2h10 minutos (en Fukuoka, 1967).

Estados Unidos buscaba los interruptores de las cafeteras y las tostadoras. ¡Cristo! Este Domingo comienza bien. Muchos ajenos al deporte se engancharían a la ABC y verían que se hablaba de tipos con resistencia infinita. De Mamo Wolde, un africano que había vencido en las dos pruebas de larga distancia de los Juegos de México 1968, donde el aire es quebradizo y los alveolos pulmonares de los humanos ardían como teas.

Maldita sea, pensarían, estos alemanes siempre en la televisión.

Munich había enseñado al mundo una carrera con doble y triple fila de espectadores que también acudían a la ceremonia de clausura de los juegos. El maratón siempre ha supuesto la última prueba del calendario de los mismos.

Diablos, un chico de Florida. ¡Eh, despertad! Tenemos un chaval que ha vuelto a patear el culo de alguien en Alemania.

La ciudad preciosista de la feria de la cerveza y de las chaquetillas bávaras era un túnel a través del que Shorter discurría con una zancada suave. La zancada de un atleta que entrenaba veinte millas diarias con un brazo izquierdo siempre algo pegado al cuerpo. El ritmo de aquel muchacho de la FU era impresionante y se convertiría en una de las victorias más trascendentales del deporte en el mundo.

Derrotados, desconocidos tipos en camiseta de tirante y estética seventies. El público americano no tenía la menor idea de que estaba imponiéndose a monstruos como Ron Hill, otro mito del maratón mundial, otro tipo que había roto la barrera de las 2h10, velocidades inhumanas que se conseguían con tendones de acero, montados sobre plataformas duras que hoy nos destrozarían los pies y las rodillas. La tecnología del calzado deportivo al que estaban acostumbrados los cracks de los años 70 eran poco más que las zapatillas de loneta. Pero todo el mundo estaba entusiasmado.

Los televisores de muchas casas empezaron a prender la señal. Uno tras otro, asomando a una especie de desayuno global, de matinal sacada del tiempo. De nuevo Alemania en la televisión. Los bosques y las avenidas coronadas por monumentos de carácter neoclásico de nuevo en las pantallas. Y es que todo era relativamente reciente. Apenas veintisiete años antes se celebraba en el cercano Nüremberg el cierre teatral de la Segunda Guerra Mundial y del régimen nazi. Los padres y los abuelos sentían que aquellas imágenes les enganchaban. Probablemente atraídos por el absurdo encanto de un ser humano en pleno y natural movimiento. Corriendo a todo trapo.

Reconozcamos que la mayoría de los americanos no tenía idea de qué era el maratón. Sabían algo de una distancia estúpida, veintiséis millas y cuarto, de que en Boston se celebraba una desde 1896. Pero pocos se veían empujados a correr por sí mismos. Pero la victoria de Shorter encendió la mecha del llamado «running boom«.

Después de aquello, millones de norteamericanos empezaron a trotar y correr por parques, calles, campos de golf, por todo el país. Jane Fonda corría. El presidente Carter corría. En 1977 Jim Fixx escribía «The Complete of Running» y se convertía en un best-seller inmediato.

La victoria de Shorter supuso algo más que la gloria olímpica. En los años del amateurismo aniquilado, todo un movimiento mercantil surgió del sudor del chico de Florida. El país cuyas referencias deportivas eran Muhammad Ali, Jack Niklaus o los primeros Lakers, de repente encontraba algo en lo que se podía actuar: calzarse unas zapatillas era, de repente, sencillo.

El resto es historia.

Running: ¿fenómeno de interés general?

¿Es el simple y mero hecho de salir a correr un asunto global? La búsqueda del término ‘running’ en google nos arroja la engañosa cifra de 2.280 millones de resultados (es una acción verbal) pero las curiosidades de los algoritmos de búsqueda nos sitúan en este rango:

Runner 304.000.000
marathon 313.000.000 (maratón 42.000.000)

¿Es esto un medidor de impacto global? Hay que empezar a considerar que la presencia en la Red sí determina de cierto modo que ‘algo existe’.

Para los corredores habituales correr es un fenómeno universal. Los runners somos unos propagandistas activos. A diario se crean cientos de blogs temáticos o personales en los que lo más fácil es volcar los entrenamientos y las sensaciones. Somos (como dice mi madre, vamos a meternos todos) un sonido constante y visibles de modo más claro que, quizá, aficionados al ajedrez o practicantes de karate.

En realidad, ¿somos tantos los que salimos a correr?

En los lejanísimos EEUU hay casi dos millones de personas que en 2012 corrieron un medio maratón. Se estima que catorce millones de personas participaron en una carrera popular en el país en 2011. Las estadísticas de la Federación Holandesa de atletismo (KNAU) dan cuatro millones de corredores en un país de dieciséis millones de habitantes. Uno de cada cuatro holandeses sale a correr de manera ocasional o habitual. Volviendo a las búsquedas en google.

Esta es la situación frente a otros grandes deportes.

Judo 56.000.000
Gymnastics 78.000.000 (Gimnasia 57.000.000)
Tennis 710.000.000 (Tenis 139.000.000)
Basketball 713.000.000 (Baloncesto 64.000.0000)
Football 1.910.000.000 (Fútbol 479.000.000)

Estadísticamente o, al menos, en visibilidad, no está tan mal parado. Y es que prácticamente todos hemos tenido que correr en algún momento. En la educación física de la escuela, en juegos, detrás de un medio de transporte público o estirando las piernas después de un banquete (esto yo lo he visto). Correr es la base de muchos deportes. También es cierto que correr no es tan complejo. Uno se calza unas zapatillas más o menos adecuadas, un pantalón y sale a correr.

La siguiente cuestión es si somos tan importantes como para que se considere el correr y los deportes relacionados con el atletismo (en sus variedades de estadio, ruta o campo) como un hecho de interés suficientemente extendido. Lo que se denomina «interés general».

Las cifras de audiencia o las tiradas de prensa especializada son mínimas. Incluso el muy global baloncesto, con fenómenos sociales planetarios como las estrellas NBA, selecciones nacionales, sufre unas audiencias casi marginales y una incomprensión grande fuera de segmentos sociales determinados. Es cierto que los deportes tienen una franja de edad crítica y muchos se asocian casi a grupos sociales.

Muchos habremos oído «el golf y el tenis son de pijos» o «el baloncesto es para nenas», «el fútbol es para hombres» o similares tópicos, mitad estúpidos mitad anclados en el discurso. «Correr es de cobardes» aparte, ¿crees que correr está tan extendido?

post data: En el supuesto que esto le importe a alguien.

Foto: Commons Wikimedia

Así se complicó la logística del Maratón de Madrid

Vídeo elaborado por David y que nos ha remitido para que podamos ver la zona de meta, donde se tenían que recoger las bolsas del ropero. Contando con que no todos usáramos los servicios de ropero, todavía eran unas ocho o nueve mil bolsas. El caos es evidente y la impresión de la capacidad logística es terrible. Los corredores hablan con una mezcla de ironía y desesperación.

Aparentemente no todos los camiones tenían este caos. De los doce camiones (servidos por voluntarios que poco más podían hacer), habría dos o tres en condiciones particularmente difíciles y que eventualmente habrían volcado todo en el suelo.

El sistema de entrega difería extrañamente de otros años, donde se anotaba el dorsal del corredor en la bolsa. Este año, quizá por razones de seguridad (no confirmadas por la organización), se adherían dos etiquetas ralentizando mucho el proceso.

Recordemos que en 2012 el ropero donde entregabas las pertenencias estaba a casi tres kilómetros de la salida, distancia que los maratonianos tenían que hacer antes de afrontar los 42km195m.

A la hora del disparo de salida unos 2.000 maratonianos estaban todavía haciendo cola, como podemos ver en este otro vídeo, elaborado por Commedia.