Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Archivo de la categoría ‘empezar a correr’

Año nuevo, vida nueva. Has empezado a correr y…

Y te duele todo el cuerpo.
Y te lo has pasado de miedo.
Y te ha salido caro, pues la san silvestre te ha costado quince pavos en inscripción, setenta en zapatillas, un pantalón abrigadito por otros veinte…

Haberlo pensado antes. Si escogiste el 31 de Diciembre para escamotearle el último esfuerzo a tu vida sedentaria, debes saber una cosa: pocas personas han podido parar o dar marcha atrás a ese impulso. Salvo lesiones o haber entendido muy mal qué significa empezar a corretear como entretenimiento, el que empieza a trotar, aunque sea de manera ocasional, queda enganchado a ello.

Lo dicen los médicos y lo recomiendan los terapeutas.

(Archivo 20Minutos)

Ahora bien. No es gratis

Si querías otro comienzo menos sufrido, haber comenzado con la dieta Dukan o con una buena y completa colección. Hobbies hay a patadas y muchos habrían sido más reposados. Correr significará molestias físicas y esfuerzos aparentemente inhumanos. Probablemente madrugarás para sabe dios qué estiramientos y tomarás desayunos exprés en lugar de café, zumo, cigarro y bocatín. Procesarás el tiempo y los alimentos a otro ritmo. Tendrás que dejar de lado algunos vicios.

Una cosa sí es cierta. Corras o no, te vas a morir lo mismo. De interrupción de la vida.

¿Has elegido tu carrera de fin de año?

En medio mundo hay carreras a partir del mismo día de navidad. ¿Tienes tu cita programada?

San Silvestres, Año Nuevo, carreras de fin de año, carrera del pavo, el mercado de las carreras de calle inunda el simbolismo del cambio de año con las tradicionales trotadas.

Por otro lado, visto el cariz que han tomado las mismas, en muchos sitios se está recuperando la carrera de barrio, incluso la salida informal con los amigos y una botella para brindar.

Forma parte de nuestro acervo como corredores. Buscamos cualquier oportunidad simbólica para conmemorar ese momento especial con una carrerita.

¿Tienes la tuya?

¿Te saldrá muy cara?

¿Llegarás a cenar sudado pero alegre? ¿Muy alegre?

Cuenta tus planes. Quizá nos veamos.

Fuente: 20Minutos.es

Je suis cuarentón

Os voy a contar una cosa. A quienes no tenéis aún cuarenta. A las parejas de los que sí.

A quien quiera seguir leyendo.

Llegar a los cuarenta con un cuerpo de cincuenta y siete es jodido. En varón. Lo del pelo se podría solucionar con un corte de pelo a lo Vinnie Jones, pero la lorza, la tos sanguinolenta y la barriga son una marca de la decadencia. Sobre todo cuando los ojos de varón se nos van tras las de cuarenta que -admitámoslo a ciegas- se han deteriorado mucho menos.

En estas que uno de la cuadrilla llega y se pone a correr. Y en cinco meses pierde once kilos.

Un día se presenta en una terraza, al cañeo, con unas gafas de sol en plan diadema, un polo talla M y cuenta que esa mañana ha ido corriendo hasta el cerro Garabitas o hasta el Pagasarri o hasta la Carretera de las Aigües y que ha hecho una hora de trote.

Y una camarera le sonríe creyendo que así cumple con lo que el dueño del bar le mandó. Además la camarera sonríe para hacer más agradable el momento de pedir bebida de esos mastuerzos. Y el cuarentón-en-modo-corredor devuelve la sonrisa.
La camarera bastante tiene con centrarse en trabajar por seiscientos euros, que es lo que le van a agradecer.

Los demás cuarentones malinterpretan la señal. Todo viene de una interpretación errónea por parte de los cerebros de los cuarentones, en realidad.

Y la idea de ponerse a correr maratones pasa soplando la nuca de los allí sentados, erizando el vello de todos.

Es más o menos así. En vuestra mano está el creerlo.

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Fuente: Spanjaard.

72 años y saliendo a correr

Ring. Rinnnng. Hace un año esperaba a que al otro lado saliera la voz de mi padre, a la que mi voz tiende a parecerse más cada día. Y más o menos se desarrollaba esta conversación

– ¿Diga?
– ¿Mamá? Tú no eres la que cumple años hoy. Di a papá que se ponga.
– Le pillas afeitándose – hablamos del interfecto al que toca felicitar – se va a ir a correr en un momento.

Es una conversación que ha cumplido otro año. Son las ocho de un viernes de invierno y las temperaturas siguen gateando por su colchón helado, se desperezan lentamente hasta que el sol las saca a patadas hacia arriba. Como dije hace un año, los jubilados de la zona están desayunando y desmigando pan en la leche y avisando a la mujer que les prepare la ropa, porque los jubilados españoles tienen a gala no saber prepararse el desayuno y delegar en la esposa las cuestiones de logística, plancha y ropas.

Y con setenta y dos inviernos desde aquel helador día en que mi abuelo tuvo que abrir a pala un camino entre la nieve, hay un jubilado que se queja malhumorado porque ya no corre como cuando tenía veinte años menos. Y se va a trotar hora y cuarto.

¿No es envidiable?

¿Querrías cumplir una pila de años y seguir con energía para salir a correr por las mañanas?

L1070247Foto: Claudio Luna.

 

Hablemos de tu (maldita) lista de regalos

Otro post más sobre listas navideñas.

Va, odiadme. En este caso, siendo como somos contertulios asociados al mundo del correr, no podía faltar la típica batería de ‘y los regalos de mamá/papá de correr’.

Calzado, ropa, electrónica para el corredor, buenos deseos o insinuaciones sobre qué inscripción te gustaría que te regalasen. Con la grazia de siempre nuestra partenaire y amiga Rosa ya lo ha dejado dicho por activa y por pasiva. Si buceáramos por la blogosfera o las redes sociales de los corredores nos encontraríamos, qué remedio, con bastante de ello.

En el caso en que, de verdad, entidades mágicas existieran y pudieran regalarnos imposibles, y no esos padres (huys, lo he cascado) o compañeros de trabajo o sobrinos voluntariosos fuesen los encargados de regalarnos los ojos, ¿no es cierto que muchos pediríais esto?

Santa/Sinterklaas/Reyes Mayos/Cuñada querida/Mi amol:

Ando corto de calcetines de running desde que los críos y tú usáis los míos. De verdad, los five fingers y las medias de compresión no son para ir más caliente a trabajar/clase.

Reponed cuantos geles y envases monodosis de magnesio os trinquéis porque el otro día tuve que echar unas nueces secas a la mochila de entrenamientos. Casi me ahogo en mitad del monte.

Odio el desierto. Ni se os ocurra la gracia de proponerme un dorsal para el Marathon des Sables. ¿Pero es que no recordáis el humor que se me pone en el apartamento de Torrevieja en verano, donde -aprovecho a decir que- no se puede ni dormir decentemente por el calor?

Me amas, pero tus momentos haciendo el amor encima de mí ¿no te han cegado un poco? Soy un corredor estrecho de pecho y huesudo. No rellenaría esa chaqueta polar ni juntándome con dos amigos de mis entrenamientos.

No necesito sombrero ni gorra visera. Mi corte de pelo es funcional, maratoniano, alopécico y deportivo. En cuanto me ponga ese complemento en la cabeza pareceré, automáticamente, un escapado del hambre de entreguerras.

Mi número de pie, lo repetiré por última vez, es esa cifra que hay en no menos de siete pares de lengüetas en el cajón de las zapatillas de correr. Ese, donde nadie mira. Sí.

Ese regalo es para que os lo hagáis vosotros. Compraos un teléfono móvil nuevo con acceso a navegador, que hay unas aplicaciones fantásticas. Dejad tranquilo mi GPS (os mando este sms desde un lugar que no puedo localizar, a unas cuatro horas de trote de la gasolinera del cruce de la A-1).

A pesar de todo, se os aprecia. Me habéis tocado en suerte.

Japi Crismas.

Papá/tu amor/Enrique (Finanzas)

 


Fuente: Villanuevacorre.blogspot.com

¿Correr, delito?

Copio y pego. Posteriormente analizaré.

  1. La práctica de juegos o de actividades deportivas en espacios públicos no habilitados para ello, cuando exista un riesgo de que se ocasionen daños a las personas o a los bienes, o se impida o dificulte la estancia y el paso de las personas o la circulación de los vehículos.
  2. El entorpecimiento indebido de cualquier otro modo de la circulación peatonal que genere molestias innecesarias a las personas o el riesgo de daños a las personas o bienes.

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Estas dos acciones serán, a partir de la aprobación del nuevo texto normativo que ha lanzado el Ministerio del Interior del gobierno de España, delitos. Penados de 100 a 1.000 euros.

¿A que asusta?

Veamos casos en los que yo mismo podría incurrir y que, desde la aprobación de este texto, me convierten en un delincuente en potencia y al que habrá que vigilar.

«La práctica de juegos o de actividades deportivas en espacios públicos no habilitados para ello, cuando exista un riesgo de que se ocasionen daños a las personas».

Escenario 1. Llueve. Salgo a correr por una acera porque son las 5.45am. La acera no está habilitada para el deporte de correr (¿necesita esto habilitación regulada?), con resultado de resbalar y darme un golpe contra un banco o un coche aparcado. ¿Daños a las personas? ¿Si me hago daño puedo autodenunciarme? ¿No sería más eficaz darme una paliza a mí mismo?

Claro que, si se trata de que haga daño a alguien – nadie lo quiera- en mi caída, me han ligado. De marrón.

«o a los bienes»

Escenario 1b. Cuidado con darte un golpe y romper el banco. O el retrovisor del coche. El banco o retrovisor mismos podrían meterte en un apuro. So acelerado.

«o se impida o dificulte la estancia y el paso de las personas»

Escenario 2. Mamá, cuidado con ese grupo en el que salís a caminar por las mañanas. Si vais cuatro en fondo y obstaculizáis a las personas discurriendo (que los españoles somos muy de discurrir), sanción.

Escenario 3. También habrá que vigilar lo de correr e impedir «la estancia de las personas». Las personas que están. Que están debidamente colocadas. Lo mismo también está penado el deporte de pararse en la acera a charlar con los vecinos. En ese caso el Ministerio del Interior, el Ministerio Fiscal y yo podríamos llegar a un acuerdo tácito.

» o la circulación de los vehículos»

Escenario 3b. Mamá, van a por vosotras. Cuando salís a la calzada porque «las personas están estanciadas/estadas/estacionadas/estantes» en mitad de la acera, ojo con provocar colapsos de la circulación de los coches. De policía. Nacional, se entiende.

En este sentido los que corremos vivimos indefectiblemente apeados de la ley. Hay tan pocos circuitos delimitados debidamente por la normativa que, salvo senda o campo, en las calles somos como Unabomber o el Vaquilla.

«El entorpecimiento indebido de cualquier otro modo de la circulación peatonal que genere molestias innecesarias a las personas»

Escenario 4. Esto está más pensado por las terrazas de los bares, creo yo. Pero su redacción es tan sibilina que me apetecía ponerlo. No me refiero a tomar una cerveza en una terraza mientras haces deporte. Sino a esa alusión velada a «cómo se ha de circular». Específicamente lo de «circulación peatonal». Hay que ir a paseo ligero, de uno en uno y sin hacer grupos -sediciosos- y en línea recta. Decidida marcha. Nada de hacer eses o dar tirones.

Este punto, bien desarrollado, atacaría a cuanto peatón se saliese de la linde, a cuanto corredor ataje en las esquinas de las carreras, y a cuanto runner sea incapaz de mantener un ritmo sostenido y entorpezca indebidamente cualquier modo de circulación dentro de ese pelotón.

Que cada día es más grande. Y llegará un momento en que tengan que estabularnos. O aniquilarnos selectivamente.

Y hasta aquí este ejercicio de aviso. U os largáis a correr a un lugar debidamente regulado (intentad correr en una pista de atletismo, veréis qué fácil es que os echen), u os empapelarán.

Me da vergüenza correr

Sección consejos gratis del abuelo cebolleta.

DECÁLOGO para todo aquel que ha sentido corte antes de o cuando corría.

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1. Con vergüenza no se va a ningún sitio. Ni para salir a correr ni para hablar en público. Ni preguntar. Ni nada.

2. En vacaciones no pienses qué dirán en esa aldea o pueblo. Cuando vuelvas a casa te olvidarán. O no. Es más cosa de ellos que tuya.

3. Aunque respetes mucho a tu familia o entorno, tú «no eres bobo» por salir a correr. Son ellos los que tienen un problema.

4. Nadie es suficientemente obeso para empezar a hacer deporte. Mide tu sobrepeso en kg/ganas de hacer cosas. Es la ecuación de la voluntad.

5. Hay tallas para todos, porque hay gente deseando venderte material deportivo. Dales el gustazo.

6. Dales otro gustazo. Pasado un año compra tallas más pequeñas.

7. No es que arrastres los pies pesadamente. Los elevas más que los que están en el sofá tirados.

8. Resultados de la jornada sexta de liga. Deporte – 3, Sedentarios – 0

9. Menos vergüenza te dará cuando ataques a ese plato de comida. Esta vez sin remordimientos.

10. De vergüenza es que te sigan pitando desde un coche cuando corres. Quédate con eso.

Todos estos axiomas podrían reconducirse bíblicamente en uno, del tipo «que os den mucho por saco», pero comprended que así no haríamos amigos. Y un tipo vergonzoso, sin amigos, se convierte en un bloguero peligroso.

«Me enganchaste a correr»

Dudas que te lo estén diciendo de corazón. Pero es cierto. Alguien te confiesa que te ha leído y que se ha animado a correr. Más que animado, se considera enganchado. ¿Tan rápido?

¿Tanto daño hace un discurso alrededor de un hábito saludable?

Además llevo perdidos ocho kilos.

Y, claro, en casa te miran raro. Confiesas y te dicen que no, que muy bien. Que sigas. Y piensas que ha sido una buena decisión y que podías haber descubierto el ejercicio más fácil del mundo años antes.

Ya estás dentro, cachorro.

SANYO DIGITAL CAMERA

¿Tenéis algún conocido que hoy ve como algo lejano aquel día en que os hizo caso? Personalmente, adoro rememorar con ellos todos aquellos momentos en que te bombardeaban con preguntas. Sus dudas, su miedo a parecer ridículo. Hoy asumen como natural el hecho de reservar un hueco de domingo, quizá a las siete u ocho de la mañana, sea invierno o verano, para correr. Ayer te preguntaban y hoy te agradecen.

Te hablan de los comienzos en la cinta de correr del gimnasio. Buscan tu dirección de correo para preguntar por carreras, cortas, pachangas, pero ya son otros. Es difícil abstraerse de esa simpática sensación de culpa.

Más contento aún si ese «me enganchaste a correr» viene de un post en este blog.

Doce veces más intenso es este sentimiento, siendo uno de los entrevistados que nunca correría. Que me pasó dos emails previos asegurándose de que la entrevista no fuera una burla a los que no participan de la cosa de las zapatillas.

Más pistas: es pelirrojo, es uno de los hombres de negro del banquillo de un equipo de la Liga Endesa ACB.

Eso es. Javier Cabrerizo me confesó que ya trota hasta veinticinco minutos seguidos y que está encantado. Encantado es casi homófono de enganchado.

¿Es literario esto de escribir sobre el correr?

Esta semana estamos así de ilustrados. Resulta el enorme Dani, que no corre pero que receta unas famosísimas carreras en su taxi, propuso a la fructífera blogosfera @20m que dedicásemos un texto a explicar por qué escribimos.

Y es que todo cristo escribe. El mundo del correr, además, contiene un peligroso aditivo que es contar lo que uno corretea en variable épica. Que es un género que gustará o no, pero que tiene loables defensores. Ayer lanzábamos a los lectores un concurso de escribir sobre el running y las navidades, sin ir más lejos. Y los emails del organizador están a rebosar de propuestas, ¡menos de veinticuatro horas después!.

Mi pregunta no es tanto si yo escribo por una necesidad personal o por que se me ocurren ideas mientras oxigeno mis piernas. El traumático asunto que me viene una y otra vez a la cabeza es: «en serio, de verdad, ¿creéis que esto de correr da para tanta literatura?»

Hay días en que leo cosas fantásticas, emotivas. Esas descripciones que mezclan los viajes románticos con el paisajismo velazqueño, o sencillas experiencias entre amigos. Bien escritas, sin estridencias.

Hay ocasiones donde se tambalea el equilibrio. Algunas veces nos ponemos técnicos, o dramáticos. Y pienso que, hombre, épico es recorrer treinta kilómetros mientras arrojan bombas sobre tu población o para buscar un pozo de agua potable.

¿Escribimos para emocionar o para desgranar?

abc

Yo creo que las palabras tienen que pedir una respuesta de quien las lee. Han de sacar una emoción. Desgranar metros y minutos es feo. Quizá ayuda a que identifiquemos que ‘este es de mi gremio’. Bien, necesitamos el grupo. Lo describen los sociólogos. Pero si jugamos a escritores se nos pedirá que metamos algo más que contar los minutos por kilómetro o los kilómetros como si fueran los litros de gasolina que quedan en un bidón.

Como en este espantoso párrafo.

En la línea de salida me situé detrás de la liebre que llevaba el cartel de tres horas y cuarenta y cinco minutos. Pensaba que podía aspirar sin dificultad a ese tiempo. Tal vez cometí un error. Viéndolo en retrospectiva, tal vez debí seguir a la liebre de las tres horas y cincuenta y cinco minutos hasta aproximadamente el kilómetro treinta y, a partir de ahí, si me encontraba bien y con fuerzas para apretar, haber ido aumentando el ritmo de un modo natural.

¿Dónde está la literatura en esto? Pues corresponde a un afamado escritor.

Vosotros mismos. Quizá es que no es este el blog adecuado para hablar de correr.

¿Tiene sentido hacer un maratón en más de cinco horas?

Participación: desde el twitter de PreMarathon nos envían la siguiente pregunta.

Pregunta para post: ¿Tiene sentido para vosotros (y por que?) hacer una maratón en más de 5 horas? .@_spanjaard

Así que aquí la dejamos lanzada.

Para muchos os parecerá que el mero hecho de terminar un maratón, o quizá el simple hecho de planteárselo y comenzar a entrenar, ya es una victoria.

Para otros esto será una victoria a medias. Seguramente con el paso del tiempo los corredores vamos tomando las costuras a ese novelón llamado 42.195m y creemos saber el truco. Ese atrevimiento nos hace opositar a un tiempo más rápido.

En el más radical de los casos hemos llegado a leer que «hacer un maratón en más de cinco horas, corriendo y caminando, no es terminar un maratón».

Tú, ¿qué piensas?

Gracias a PreMarathon por dejarnos la cena medio preparada. Sin duda lo mejor es correr uno en esas premisas y, luego, contestar.