Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Diario de un maratoniano: el recorrido del Maratón de Barcelona

Tres semanas enteras y estaremos conduciendo hacia la ciudad de Gaudí, de Eduardo Mendoza y de las chimeneas de Sant Adriá. Nos esperará el fin de semana del maratón barcelonés, al que las cifras siguen adornando (están ya rondándose los dieciséis mil inscritos).

Hoy quería repasar el recorrido del maratón, tarea que ya han glosado historiadores del correr por la ciudad, empleados de la organización y más de uno y más de dos internautas.

Lo habitual es seguir el recorrido. Vamos a ver. Lo habitual es permanecer leyendo un post así cuando la fidelidad al evento te premia con una visión global, incluso una visión romántica. Encontrar que la carrera «fue un acontecimiento deportivo de primer orden para la ciudad» nos deja fríos. Ya somos (a) curtidos lectores de JK Rowling o (b) ávidos analistas de lactatos e índices.

El público comienza a saborear mejor cosas del tipo «maldigo cien y mil veces al enajenado que tiró delante de mis narices aquella esponja empapada y que no pude esquivar, semiesquina a Urquinaona». Se pase o no por Urquinaona, que es que sí, vamos con ello.

1. Los comienzos

No se suelen desear hijos con buenos principios. Pero el recorrido diseñado tiene mucha miga desde el principio. Esa zona es pasto del pataleo fresco y de comienzos en la ciudad. No en vano estaremos por las avenidas que circundan la entrada de Sants Estación, que es por donde los de fuera solemos meter la nariz en la urbe. También se asciende muy ligeramente hacia el borde inexistente de Hospitalet, por territorios que hace veintitantos años me parecieron interesantes, cercanos al delirio. En aquellos días conocí el Parque de la España Industrial, oxímoron fabuloso al que llegaba el recorrido de mi «casi» primer maratón. Era 1988 y se negociaba el fichaje del exjugador Johan Cruyff como entrenador.

Ah, sí. Pasaremos cerca de esa meca del fútbol mundial que es el Camp Nou y esa meca de la natalidad que es la maternidad y el Hospital de San Ramón. Con esa aspiración a correr de los inicios de la vida a los de las patadas al cuero, cerramos un bucle y nos encaminamos a l’escorxador, magnífica escultura de mujer y pájaro del legado Miró cuya función ahora parece la de abrir ese envase modernista de la plaza de toros.

Fuente: Facebook de Marató Barcelona

2. Dadme un ángulo recto y moveré el mundo

En el lindero del kilómetro doce encaramos el ensanche. Esta figura urbanística pasó de la amplitud a la apretura. Se hizo para tener más espacio y consiguió apiñar barceloneses como si el espíritu de don Ildefonso Cerdá hubiera regresado de su tumba con botella y media de bilis. No lo notaremos mucho porque el domingo a esa hora se puede circular en masa enmarañada. Universidad a la derecha, un buen trozo de Gran Vía, a la izquierda al triángulo del escaparate arquitectónico del siglo XIX, y luego a la derecha para discurrir por los bulevares que lleven a visitar la Sagrada Familia.

A estas alturas nadie tiene pensado dejarse llevar por el pánico porque estaremos alrededor de la hora y media o dos horas de carrera. Quien más quien menos ha entrenado y probablemente todos miremos arriba pensando en cuánto talento hay concentrado en tan pocas cabezas.

Los «veintes» serán un entretenido ir y volver por avenidas en las que veremos regresar a los más rápidos. En esto se nos irá el pensamiento, sumado a esa fatalidad tan ibérica de preguntarnos si quedará una eternidad hasta que podamos ser los que vuelven. Cuando seamos de los que ya terminan estos momentos-espejo miraremos al suelo, siguiendo aquel principio no escrito de que es mejor pasar discretamente desapercibido. Otros aún vienen sufriendo.

Si no conoces los Encantes, por cierto, ya no los conocerás en su viejo esplendor. La plaza de las Glóries era algo similar a un paquidermo esparcido en hectáreas. Imagina la glorieta más grande que puedas y arroja un cargamento de rastrillos, casetas y mercadillos para que la aplasten y esparzan todavía más. Pues la renovación del segmento norte de la ciudad lo ha convertido en un mega-espacio comercial que saltará a tu atención en el kilómetro veintiocho.

Será el final de ese sector de la carrera dedicado a los supercontenedores. Entre pitos y flautas la Diagonal se cae al mar pasando por ese espacio del Fórum Universal de las Culturas y por otros entretenimientos de la renovación urbana moderna. Una vez visto uno, vistos todos. Posiblemente lo aprovechemos para sonreír hacia nuestro interior y alejar fantasmas del agotamiento.

3. Suicidas, exposiciones, y guiris.

Escribía Mendoza con ese tono que «la calle del Musgo era una vía tétrica y solitaria, adosada a la tapia de un cementerio civil destinado a los suicidas». Por ese cementerio discurriremos cuando la carrera se convierta en carrera con mayúsculas. Pero en una mayúscula gótica, floreada, sobre fondo negro y con todos oteando dos esquinas más allá. En las calles de la cuadrícula del viejo Pueblo Nuevo, de las que siempre he pensado que se parecían mucho a un Harlem con talleres de motos y artes gráficas, se intuirán los kilómetros del disfrute.

También los de la pesadez de piernas. Al igual que los suicidas acudían al Cementerio del Este de recién muertos, voluntariamente (¿hacen algo involuntario?), nosotros iremos por allí sin haber sido forzados a ello. Ahí reside la gracia de correr largas distancias, como decía uno el otro día. En que, si nos mandasen hacerlo por la fuerza, nos resistiríamos con uñas y dientes.

Con estas nimiedades en la cabeza veremos asomar la verja del parque de la Ciudadela cuartelaria, moderna y rancia a la vez. Espacio que fue -en ocasiones sucesivas- cuartel destinado a reprimir, apertura al mundo destinada a mostrar la entraña industriosa de Barcelona y recogedero de animales salvajes destinado a recoger animales salvajes y ponerlos fuera del alcance de nuestras manos. Y no al revés.

Se te llenarán los ojos de lágrimas cuando veas el kilómetro cuarenta y dos. Antes se te llenarán de guiris. No de modo literal, porque los guiris no caben por mucho que te hayan dicho eso de «tus ojos son como oscuros pozos». No caben y ya.

Pero el paso por los últimos estertores del domingo barcelonés te llevarán a la Puerta del Ángel, a la Rambla, vamos, a todo lo florido, contemporáneo, canalético y visitable de la ciudad del Cobi. Unos van a Canaletas a celebrar los títulos deportivos. Pues nosotros posiblemente nos sintamos aún lejos de esa victoria deportiva que en el kilómetro treinta y nueve aún no se ve. De ese pequeño momento de la épica personal. De la consecución del reto personal.

Que es parar y dejarlo ya.

Por que, ¿qué otro sentido tiene que corramos un maratón? En efecto. No hay otro sentido que el de parar cuando llegamos a meta. Una meta muy bonita y con sus globos y momentos emotivos.

Generaciones de corredores cometiendo los mismos fallos

Este post debía haberse titulado «los cadáveres del running».

Que lo sepáis.

Todo comienza con un sorpresón. Ese corredor, que hace años al que perdiste la pista en las salidas diarias, está cruzando un semáforo a tu encuentro. Tú acabas de terminar una sesión de correr y aún llevas las pulsaciones por encima de todos esos umbrales definidos por las revistas hasta la cataplexia social.

¡Hombre, Luis! ¡Qué fino estás, chaval!
Pero bueno, y tú, ¿no sales a correr ya?

La enumeración de dolores y lesiones crónicas ha mandado a esa vieja gloria al dique seco. Las entesitis pubianas, caderas con desgaste excesivo, tendinosis convertidas en el Quijote del sufrimiento, convirtieron a la edad en un problema y no en un estandarte que ondear sentirse orgulloso.

El deportista que pudo haber envejecido de manera saludable y deportiva apenas se contenta con salir a caminar.

He visto lesionarse a los guerreros del correr de los ochenta. Aquellos que nunca aflojaron cuando el reloj mandaba acelerar. Los que nunca estiraron en condiciones, o quienes pensaron que aquellas novísimas ciencias llamadas osteopatía y fisioterapia eran para los futbolistas de Primera División.

Después vinieron los lectores de revista. Se insuflaron ánimos a base de las publicaciones en papel. En los años en que ya no se conformaba uno con aquel plan de El País sobre cómo terminar un maratón, sino que los corredores se convertían en runners, cayó una segunda generación de jóvenes impulsados a correr. No a correr sino a volar. Cada dos meses regresaba un plan, como si aquellas tormentas tropicales «para todos los niveles» barrieran las playas deportivas en oleadas. Era complicado resistirse a las formulaciones científicas de entrenadores y licenciados en educación física y excorredores. El que no entrenaba era porque no quería. Muchas veces se repite la escena.

¡Qué tal, Luis! ¡El otro día estaba animando en el maratón y te vi pasar!
¿Ya no corres?
Bueno, maratones ya no hago. Cuando paso de cincuenta kilómetros a la semana tengo que levantar el pie, que estoy cascado del psoas.

Ay, el psoas.

Comienzo a escuchar las primeras lesiones por sobreesfuerzo de la tercera generación de caídos en combate. Los e-lesionados. Internet ha catalizado una oleada o un boom o una burbuja deportiva hasta exprimir la resistencia de nuestros organismos. Algunos han reventado embebidos en la fiebre kilianjornetista (dicho sea con cariño), apurando el cupo de sensatez de todo el año en tramos suicidas. Preparaban un ultra trail de cien kilómetros a base de pruebas de cuarenta y cincuenta kilómetros, en ciclos de tres meses raspados. Su pasión eran los vídeos y los foros y los blogs. Otros han entrado por el mismo carril del entrenamiento continuado y la competición fabulosa. ¡Pero es que hay una quedada el sábado de los corredores de tal marca, que irá Chema Dominguez! ¡Y el domingo hacemos 24 kilómetros solidarios, ideales para Berlín! ¡Y mi grupo de whatsapp salen a mediodía del Lago!

¿Qué errores están repitiéndose durante estas generaciones para que muchos apasionados no puedan seguir corriendo? 

Yo tengo mis errores favoritos detectados. Son de actitud.

Evidentemente no poseo la verdad sino una visión muy parcial de todo esto. Apenas llevo en el mundo del correr desde que Eleuterio Antón le mojaba la oreja al «traspa», a Juan Carlos Traspaderne. Quizá se me pasen variables antropomórficas. Seguramente hay un componente estadístico de «bajas colaterales» en toda actividad deportiva.

Pero a estos ex-corredores ¿creéis que les consolará conocer todo eso?

 

Diario de un maratoniano: ¿Sabes qué es un pasta-party?

Una semana más de cara a ese maratón de Barcelona en que nos hemos embarcado. Entrenamientos, planes, mirar si las piernas soportarán el entrenamiento y todo eso que un maratón conlleva. Más que el maratón en sí, lo que lo rodea.

Después de haber metido el diente al espinoso asunto de los alojamientos (solucionado con una web de lujo) queda, entre otras cosas, saber cómo organizas dos asuntos cruciales. Recoger el dorsal en la feria del corredor y qué ingerir (y dónde) en las horas previas a la prueba.

Correr cuarenta y dos kilómetros, sea al ritmo que sea, es tarea que exige a nuestro cuerpo un esfuerzo. Entrenamiento aparte, queda qué y cómo comer. Y en esto que, en los años setenta, las pruebas del otro lado del Atlántico idearon un par de eventos: el breakfast run y la pasta party. A la primera acudían a trotar gentes de todo el globo, en representación de sus países. A la segunda cosa acudían los corredores participantes a representarse a sí mismos y a sus depósitos de glucógeno. Sin ir más lejos, unos 18.000 corredores acudieron a comer macaroni, turkey sauce & marinara en Nueva York el pasado año. En el maratón de Valencia la cosa va de arroz. En otros las soluciones no son tan rebuscadas.

Foto: OnTheRun, Blog NYTimes.

Qué es.

Una fiesta. Como en todas las fiestas, hay un ambiente fabuloso. El entorno maratoniano, el corredor en su clan, el familiar que acompaña a mamá o papá. No se fuma. El calzado más usado tiene siglas y letras que todos conocemos. Estás en la salsa y nadie se va a sentir desplazado si come un plato de pasta o de arroz con tomate, un yogur, una naranja. Es más, ¡hasta a los niños les encanta! ¡Qué crío no adora la pasta!

Qué no es.

Un lugar cómodo. Se suele organizar en pabellones, bajo las gradas de algún estadio, y las colas mortifican al más rudo corredor. No se come a la carta. Tampoco es un lugar muy imaginativo. Te costará encajar si buscas algo más que el puro placer ‘runner’.

Glamour tampoco tiene y la ciudad desearía que tuviera todavía menos. Estamos hablando de los cuartos. Espinoso tema.

Entonces ¿debería ir a la comida de la pasta del Marató de Barcelona?

1. El argumento del cansancio (la vil excusa de nuestro rendimiento).

Acudí a mi primer plato de plástico con macarrones y tomate en 1989. He comido paella en Valencia y espagueti en Sevilla y llegó un momento en que dije basta. Además de economizar las horas que uno discurre en la ciudad, al paseo por la ciudad se unía una deficiente alimentación y un cansancio enorme. Uno prefiere, además, comer más o menos como siempre. De todo y variado. Más de una noche he discurrido digiriendo «de aquella manera» los macarrones y el tomate frito.

2. El argumento de disfrutar comiendo en la ciudad (la vil excusa del hostelero).

Mucho se ha escrito sobre el impacto del maratón en la ciudad. Que si la ciudad equis ignora su prueba. Que si qué envidia en Berlín que cortan la ciudad entera. Personalmente creo que es un esfuerzo que deberían reorientar. Como organizadores, corren con gastos, voluntarios y espacio dedicado a dar de comer a un 30 o 40% de los participantes de la carrera. Ese capital humano podría servir para la misma carrera en otros puestos clave.

Mi idea es que sería más interesante conseguir para cada dorsal un descuento determinado en los restaurantes de la ciudad. Comer bien, comer sentado y descansar. ¡Todo el mundo iría a probar los productos de la tierra o a comer «como en casa» – creo que muchos maratonianos no cocinarían esa pasta de combate si comiesen en casa el día anterior.

Imaginemos lo que cuesta que la ciudad se sienta parte de la fiesta. Convirtámosles en parte del negocio. Un ejemplo sin pies ni cabeza;  en la ciudad de la Torre del Oro este mes de febrero correrán unos 6.500 dorsales de participantes no-sevillanos. Suponemos además que los locales comen en su casa o en casa de su madre o suegra (esa surtidora de placeres). Si muchos, como media, irán acompañados de una persona para aprovechar el turismo de la ciudad, podrían generarse más de 10.000 vales. Si cada uno tiene un valor nominal de – digamos – veinte euros, calculemos el gasto medio añadido de cada comensal como extra a ese vale-regalo. ¿Quince pavos? Con las bebidas y los cafés y un buen descuento, es lo menos que quedará por tenedor.

Los potenciales 200.000€ de descuento atraerían 10.000 x 15€. Sí, otros 150.000€. Casi un cuarto de millón que va directo a la hostelería local en un solo servicio de comidas. En un maratón con unas cifras modestas y en tiempos de crisis.

Este tipo de cuentas son las que hacen que el negocio se acerque al evento. Con todo el respeto a los corredores que de algún modo quieren participar de la liturgia, treinta mil raciones de macarrones con tomate ¿qué aportan al conjunto de un maratón?

Maratón de Sevilla. Otra prueba que se reinventa

Fuente: Maratón de Sevilla

Hace unos diez años empujaba el carro de mis gemelos hacia la entrada del Estadio de la Cartuja sevillano. Recuerdo dos largas rectas hacia el último kilómetro de su maratón, y lo que me impactó ver aquella carcasa de hormigón desde su estómago, su entrada. Recogí al dúo al paso por Triana y corrimos juntos doce o catorce kilómetros.

En el paso por un gélido túnel de entrada uno miró hacia arriba asombrado. Los críos habían pasado los kilómetros callados a pesar de la noche que dió Nicolás. Había tenido una digestión pesada. A sus escasos dos años se había excedido con el pescado en adobo. Cenar de tapas tiene ciertas inconveniencias pero es una de las insustituibles de la ciudad del bajo Guadalquivir.

En aquella edición todavía costaba a la organización del Instituto Municipal de Deportes despegar hacia la masiva participación. Se contaba con la ciudad como escenario, el estadio como reclamo a quienes todavía le sonaban los ecos del Campeonato del Mundo de Atletismo, un fácil recorrido potencial, llano como en todas las ciudades ribereñas. Y seríamos no más de dos mil llegados a meta. Una más de las pruebas de la segunda fila del calendario.

Este mes de Febrero, de donde no se ha desplazado el maratón en sus treinta ediciones, se sobrepasarán los nueve mil.

La carrera está viviendo hoy día una madurez y se asienta sobre un par de conceptos; su amabilidad en recorrido y accesibilidad para cualquier participante. El trato con los organizadores a través de las redes y contactos directos es el de una prueba casi de carácter familiar. Mantienen en medio de esta marejada económica el precio final para el participante y hacen fácil, en general, que uno se decante por correr desde el Guadalquivir hacia Kansas City, cosa que solamente se puede hacer en esta ciudad.

Si las cuentas les cuadran y no se está perdiendo dinero, ¿dónde está el problema? Aparentemente no lo hay.

Una imagen de marca renovada, una etiqueta de bronce de la IAAF, New Balance detrás como marca y el grupo Motorpress en la maquinaria de imagen y prensa.

A las bondades organizativas se une el poder correr sin apenas desniveles o cuestas. Los campeonatos de España de maratón disputados y marcas del rango alto de 2h09 (conseguida por el etíope Wedajo, D. en 2009) garantizaron un espectáculo desde las aceras.

El problema es que sólo treinta o cuarenta corredores de los nueve mil se mueven a esas velocidades-espectáculo. Para los demás será cuarenta y dos kilómetros. Y ciento noventa y cinco metros. Ese es el gran atractivo de esta prueba.

Por que, como muchos piensan, si el dichoso maratón midiese unos kilómetros menos…

Se dan los primeros pasos para coordinar pruebas ‘trail’

Gran síntesis y esfuerzo explicativo el del seguimiento del blog Ser13gio sobre el UTWT. El Ultra Trail World Tour, que «el que pretende ser el circuito de referencia mundial». En esencia supone aglutinar las mejores pruebas en un circuito de carreras de montaña de larga duración. Mejoras que parecen empapar todos los estamentos, desde la élite al corredor que cierra el pelotón.

Yo tengo una percepción algo diferente. Traigo aquí mis comentarios en esa bitácora de referencia para el mundo de correr por las montañas.

Cuando en los 90 algunos nos aburríamos de los maratones, eché la mirada al ultra en ruta (salvo en Francia, había aún pocos ejemplos y menos difusión del llamado trail). Me junté con un club de ultreros, los entrañables Ñ ultrafondo. Participé con ellos, organicé carreras durante unos años y asistí a la evolución de los primeros pasos de la cuestión, excepción hecha de los tradicionales 100k de Santander, los de Vallecas y alguna experiencia sincera pero minoritaria. La patología era evidente: no enganchaba. Lo de correr por encima del maratón, digamoslo así, anclado en una década anterior.

Mientras tanto, iban saliendo adelante los formatos 100km/24h, los 101km/24, etcétera. Su carácter libre y de evento no reglado por kilometraje, medición o avituallamientos, eran su esencia. O sea, a lo que menos se parecían era a eventos «federados».

Entre tanto, la masa seguía creciendo -de aquella manera- en las carreras de ruta. Los maratones Madrid, Barcelona, las de Báscones o Toral, sorteaban algunas aristas en pos de los miles de inscritos y dejaban atrás a otros eventos como Donosti. A ésta, sin ir más lejos, se le echaba en cara que, de nuevo, tuviera un enfoque más «federado» (dependía directamente casi de la Guipuzcoana de Atletismo).

Hubo un intento de aglutinar los ultras. Estuvimos diseñando un acercamiento a la idea era fundar la asociación española de ultrafondo. Los objetivos eran los de dar varios pasos adelante porque la RFEA aún tenía sus reticencias en formatos para los que ya habían nacido «las rojas» para eventos como las 24h, o esos primeros intentos de la federación internacional, la IAAF, hacia el monte.

Creo ahora que hicimos bien en no empujar más. Todo esto viene por una pregunta que es la esencia misma del ultra.

¿Y para qué quiero yo un «governing body» de lo ultra?

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Para el 94% de los participantes y/o ansiosos compradores de plaza y dorsal en cualquier lotería trailera, ¿qué supone el UTWT?
Sigo sin ver las ventajas a algo que nació como un «estoy harto de los avituallamietnos cada 5km, de la condenada línea azul y de que no se nos haga caso a los corredores populares». ¿Es que nadie recuerda los 80 o los 90?

Se argumenta que el trail es otra cosa. Sergio comenta que «reúne lo mejor de varios mundos con el componente naturaleza, desnivel, montaña (si hay), tiempos razonables de paso (demasiado laxos en mi opinión en algunos casos), pequeña aventura en un entorno moderadamente controlado, ver lo que no verías de ninguna otra manera».

El corredor y biólogo Manuel Oñorbe escribía en su blog sobre masificación e impacto medioambiental. Y parte del argumento es que un circuito o federación internacional haría de organismo «aglutinador». De modo parecido se pretende que esa coordinación -siempre según Ser13gio – «defienda, que exponga, que comunique, que luche por los derechos de los traileros, que ni son alpinistas, ni excursionistas, ni atletas».

Aun así, correr por la montaña contiene una ventaja. Quizá la más importante de todas. 

Precisamente en los otros formatos, existía una excusa para oficializar las pruebas y federar las mismas. Si querías hacer una prueba de 24h en pista, tenías que ir a una. Si querías un 100k en ruta medido y sin tráfico (aunque siempre hay gente que le va lo extremo), tenía que ser un evento IAAF o ahora IAU.

Pero si quieres hacer 94km por la circular de un monte, o atravesar siguiendo una ruta histórica, ¿de verdad hace falta una UTWT o una ITRA? ¿Para mis «napoleónicas» habría yo agradecido estar bajo un paraguas así? No me hacía falta. Con un medio de transporte, y es a lo que voy, una mochila y un gps o un mapa, me es suficiente.

Tirar hacia el campo o la montaña es correr en libertad.

Creo que el circuito servirá para el crecimiento del trail running dichoso por arriba. A los élite les asegurará unas condiciones. Todo saldrá mucho más en los medios. Los pasos se van dando en buena dirección, probablemente. Eso sí, en la dirección de consolidar el negocio del correr.

La burbuja de las carreras de montaña

Diez de la mañana de un día de invierno cualquiera. Dos mil setecientos dorsales disponibles. Se agotan en diez minutos.

¿Dan roscón? ¿Prometen un puesto de trabajo bien remunerado? No. Es inscripción a los 101km de Ronda, que agotado todo en horas. No se trata de una familiar carrera de fin de año. Ni de los populares diez kilómetros de tu ciudad, esos en los que todo corredor tiene puesto en rojo en el calendario. Hablamos de una prueba de ciento un kilómetros, a pie. Trata de que, superada la barrera de correr, franqueada la línea suicida del maratón, una vez relativizado a Filípides, el personal se pega de tortas por un evento de más de diez horas de esfuerzo a pie.

Tampoco es un caso único. Este invierno se alcanzarán las listas de espera en pruebas que se disputarán en verano como el Gran Trail Peñalara, Europa entera pedirá un dorsal para las diferentes distancias -crueles todas- del Ultra Trail del Mont Blanc y faltarían todavía otras cinco mil plazas para atender a todos los peticionarios. Cuanto más largo, más duro y más vistoso, más apetecible.

¿Está viviendo el running de campo su explosión definitiva? ¿Es, en cambio, una traslación de la carretera y las calles a la montaña?

Hay alguna pista que indica que la tendencia no es la de una burbuja típica. No hay pruebas infladas o sobredimensionadas salvo algún ejemplo. Las organizaciones, tanto de carreras de ruta como de campo, sostienen más o menos razonablemente los recursos asignados a cada participante. Una burbuja es la exposición desmedida de una oferta a una demanda inexistente, más o menos. En este caso hay más demanda que oferta.

Sí hay un incremento de precios pero no es una progresión geométrica de los últimos años. Es un movimiento sostenido. Además se debe, en gran medida, a que ahora los costes reales de la prueba se repercuten en la inscripción, dado que las subvenciones públicas han remitido o no son tan elevadas.

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Fuente: Memphismadrid-Kataverno.com

Me parece más bien una especie de conquista alocada de nuevos formatos.

En Francia se pudo observar el mismo fenómeno durante los primeros años noventa. El hastío de algunos corredores frente a la eterna lucha en circuitos monótonos, la aparición de los trails y una madurez en el pelotón confluyeron. Generó una buena estampida de corredores experimentados y amantes del monte generaron el movimiento más poderoso de correr por las montañas en Europa. Superó incluso en importancia y volumen de las cifras a las que se movían en Estados Unidos.

Hablamos de una prisa desmedida por acudir al mayor número de pruebas posible. El aumento de corredores en general ha sido demasiado y no hay tantas carreras como se desean. De la ruta salen entusiasmados corredores hacia el campo. En las carreras populares se ha triplicado la participación en apenas cinco años. La consecuencia inmediata es que todo el pelotón intenta inscribirse a todas.

¿Inscribirse a más de una de esas barbaridades de quince horas corriendo por el campo? Sí. Y a más de cinco al año. El corremontes hispano circula desbocado. Yo creo que es más una burbuja emocional del corredor.

Además la sesera de los practicantes de esta variedad de correr, la del risco, la senda virada y los valles magníficos, está siendo bombardeada con el fenómeno Kilian. Es increíble lo que ha conseguido en los medios la presencia de un superclase que, de haber ocurrido en los años de los Fiz, Antón y compañía, habría pasado desapercibido. ¿Alguien recuerda el dominio del monte de Quico Soler? Pero Soler no llegó en el momento preciso y parece ser que Jornet sí. Y todo esto ha arrastrado aún más a corredores ansiosos de liberarse de peñasco en peñasco.

¿Supone todo esto que habrá carreras que no sobrevivan a la burbuja?

A la locura (burbuja) del corredor sobrevivirán las carreras que cedan a todas las exigencias del runner. Y éste es muy detallista. Exigente. A veces no hay quien nos soporte. Si esto se ha de hacer a costa de aumentar los precios, se romperá el equilibrio. O sea, aguantarán las que más capital manejen.

Se debería empezar a hablar de un capitalismo salvaje del ocio. Que siga el debate.

Cinco destinos para unas vacaciones corredoras en 2014

El día en que tuve que hacer mi primera maleta seguí mi instinto. Decidí incluir una olla exprés en mi equipaje. Eran los días en que la seguridad aeroportuaria entendía esas cosas.

En aquellos días, para mí existían las carreras por Madrid, por las montañas del Guadarrama, alguna expedición al prepirineo, el asfalto. Eso y cuanta ropa encajase en la maleta era mi bagaje. Al volver, cinco años después, la olla estaba como mis piernas: baqueteada. En la maleta venían algunos recortes. Destinos que contar a mis amigos del correr.

Es hora de que os cuente cinco de esos destinos. Todos hemos ahorrado, envejecido y saciado nuestras ganas de tortura deportiva. Destinos auténticamente hermosos, merecedores de una visita. No soy gran aficionado a categorizar, así que esto da más valor a los siguientes favoritos.

Tomad nota.


Fuente: Linschotenloop.

1. Blanca navidad. Linschotenloop (NL)

Recuerdo entre ellos esta gélida carrera prenavideña. La Linschotenloop, en los Países Bajos. Media maratón que discurre por poblaciones y canales de ensueño, cerca de los principales núcleos urbanos de Holanda y situada muy bien en los días que no son ni puente ni festivo.

Y eso siempre es indicativo de posibilidades para comprar billete. Tiene versiones de 10 y 5km.

Más fácil, imposible.


Fuente: Grupo Montaña Peña Santa.

2. Los lagos, las peñas santas.

Los del grupo de montaña del Peña Santa son una panda de exagerados. Cuentan probablemente con el recorrido más bonito del planeta para un maratón de montaña. El Xtreme Marathon de Covadonga es bestial.

Hermoso, verde, escarpado, durísimo y familiar. Se sale del puente de Cangas de Onís, se arriba a la Porra de Enol, ofrecen una espicha mundial (merendola regional), vamos, no sé que más se necesita para elegirla. Mediados de Octubre.

Es necesario presentarse bastante entrenado o quedarás peligrosamente cerca del cierre de control.


Fuente: Wikipedia

3. En Davos se reúne lo mejor y lo peor del planeta.

El evento múltiple de Davos. Correr y negocios. Una pista de atletismo que es regada en invierno y convertida en la pista de hielo más exclusiva. Carreras en plenos Alpes, sin la tensión de las loterías y masificación de inscripciones.

Vuelos a Ginebra o a Zurich, un billete de tren con la inscripción, una ciudad volcada en el evento, y posibilidad de hacer desde 21km hasta 78 por sendas y caminos alpinos de gran belleza. Añade el factor de celebrarse en el final de Julio, perfectamente enmarcable para unas vacaciones.

En grupo es ideal como viaje de club. Dadle una pensadita.


Fuente: 12Marathonsin12Months Blog.

4. Pub, run, joy

La Fairlands Valley Challenge. Otro estupendo destino para las vacaciones en verano, celebrado en varias distancias por la campiña inglesa. De hecho se corre muy cerca de un aeropuerto donde opera una low cost (London Luton) con lo que un alquiler de coche es sumamente barato.

El nombrado «mejor club del Reino Unido» por los lectores de la Runner’s World, Fairlands Valley Spartans, os meterá por fincas de ensueño, algún cementerio inglés,  casas, un campo de golf y sendas entre arbolado, y todo en un recorrido que no está marcado. A uno le dan las instrucciones en inglés de sms y allá te las compongas. Cada año es más popular y personalmente uno de los sitios más bonitos donde corrí. La hice en verano de 2005, si no me falla la memoria.

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Fuente: Monschau-Marathon.de

5. Monschau Marathon (D)

Pasé unos dias estupendos en la celebración de la Monschau Marathon de 2005, en pleno periplo centroeuropeo durante aquel verano. Monschau está apenas 30km frontera adentro hacia Alemania. Se sitúa en la zona del Eiffel, un parque natural bastante bien preservado y que hace frontera con Belgica y casi con Holanda, y sus pinares y vallejos son un estupendo lugar para la celebración de esta carrera.

Muy a mano de algunos aeropuertos (Aachen-Maastricht, por ejemplo). Está muy bien para observar cómo se perciben las cosas de las carreras por parte de esta masa de europeos de grandes coches, grandes raciones en los restaurantes y grandes aditamentos: gross Deutschland gross alles, ya sabes. La carrera está pensada para darse un agradable garbeo por unas zonas mixtas que, con sol, pican. Pero, con agua, son un chapoteo incesante en el que se ha de ahondar -de verdad- en la percepción de lo que te rodea.

Una zona con posibilidades turísticas, razonablemente cerca de Bruselas o Colonia. El equivalente de los vinos riesling no queda lejos y además es sede de la producción de mostazas dulces. Un rincón auténticamente deutsch con sus encantadoras casas, sus platos de pasta y carne sobredimensionados y su cariño rural asimismo pasado de peso.

¿Dónde puedes correr en Fin de Año?

Vamos a completar la agenda de los que gustan de correr al filo de las doce campanadas que cierran el año. El 31 de Diciembre presenta una infinita oferta para los aficionados a correr, los runners ocasionales o quienes desean hacer hueco para la segunda ronda de banquetes pantagruélicos de las fiestas. Siempre con distancias asequibles para todos, entre dos y doce kilómetros.

Entre los días 28 y 29 se celebró la primera tanda y todas las ciudades van acomodando sus calles ante las pruebas de fin de año. Salamanca, Valladolid, Elorrio, Gandía, Bailén, Móstoles o Badajoz ya la celebraron. León y Valencia lo harán el Lunes día 30 a las 16h30 y 22h respectivamente. Sobre gustos y negociaciones con las policías locales no hay nada escrito.

Ante la multitud de oferta que hay para fin de Año hay que elegir. ¿Corro a mediodía o me apunto a la clásica carrera con la luz cayendo y las bombillas chispeando sobre mi cabeza? ¿San Silvestre o Año Nuevo?

Veamos cuales son las más masivas y populares, las que han agotado su inscripción y donde solamente podrás acudir como público o las todavía disponibles. Una selección de carreras. Aunque deberías ir planteando tu participación para la del próximo año, vista la velocidad a la que se agotan los dorsales.

Fuente: EFE

San Silvestre Vallecana (MAD)

Gigantesco y excelente tinglado deportivo fiestero, aunque colapse durante unas horas un sector del centro de Madrid. Pero es navidad y Madrid vive colapsado desde hace semanas. Probablemente alguien de tu entorno te lo comentó en Octubre. Es uno de los eventos más conocidos del deporte español. Si sacasen cien mil dorsales, cien mil se venderían.

Los 10km entre el Paseo de Recoletos y Vallecas acogen a más de 40.000 dorsales y algunos más que lo harán sin él. Casi todo bajada salvo el ascenso final al campo del Rayo Vallecano. La típica carrera que podrías usar para debutar, pasando un rato fabuloso entre sudor y sudor. Céntrica, masificada. Vespertina. En apenas dos tirones agotan todos los cupos imaginables. Deberás dejarlo para 2014 porque este año tiene otro lleno total.

San Silvestre nocturna de Alicante (A)

Ha sido una de las más tempraneras del año. La salida se da el día 28 de diciembre a las 22h y son 5km totalmente céntricos. Absolutamente iluminada por las luces de la ciudad. Ir y volver por las tres avenidas más centrales con el ojo puesto en la hora de la cena más bonita del año. El tope es de 3.000 inscritos así que recomendamos que te espabiles para la edición de 2014. Además es gratuita. ¿Hay un plan mejor?

San Silvestre Donostiarra (GZ)

Otra con un eminente calado marítimo. Pocas ciudades entienden tanto al corricolari y el día 31 sacan 3.500 dorsales para saborear un céntrico y ventoso circuito por el glamour de la ciudad del Kursaal y de las playas de la Concha y Gros. A las 16.00. Si consigues dorsal, aunque los elevados precios están haciendo estragos en algunas carreras.

Encontrarás «sansilvestres» en Toledo, Zamora, Sevilla, Zaragoza, prácticamente en todas las ciudades medianas o grandes del país. Además hay alguna que otra que presenta un toque distinto. O bien es lo festivo lo que se impone, o un circuito especial para llevar las piernas calentitas a la cena. Ejemplos, los siguientes.

OTRAS

Cursa dels Nassos (BCN). Once mil quinientos corredores irán por Barcelona en referencia al popular personaje de la tradición catalana que hace su aparición el último día del año. Lamentablemente no quedan dorsales. Se agotaron hace casi un mes. Puedes ir a animar y participar del ambiente deportivo a un circuito céntrico por Sant Martí y el Poblenou. Una pena perder la oportunidad de correr 10km por la ciudad.

Para niños, la Martín Martín (ZG). Si vives en la ciudad del Ebro podrás llevar a tus hijos a participar en la San Silvestre Infantil. En zaragozadeporte.com/SanSilvestreInfantil podrás informarte de una fiesta deportiva absolutamente pensada para estos días de vacaciones. Consiste en dar una o varias vueltas alrededor de la Seo. Un millar de plazas para un día 31 en familia.

En la pedanía de Coy (MU) se celebra una prueba matinal el día 31. Su sencilla inscripción (a efectuar en cualquiera de los bares del pueblo lorquino) incluye poder almorzar después de disputar los 5km de la prueba, «si el presupuesto lo permite», según rezan las bases. Cinco euros por un evento deportivo y media mañana relajada. Pronto la incluirán en las guías del buen vivir.

La Peña PCEros de Getafe, el Club de Atletismo Vicálvaro y otros cuantos clásicos llevan más de treinta años organizando sencillas pruebas de 10km con gran aceptación. La receta es la de siempre; honestidad, calles, muchos pares de zapatillas y una pizca de humor. El problema es el mismo que en tantas otras: a día de hoy apenas hay dorsales libres para poder inscribirse en una prueba en toda la Comunidad de Madrid. La burbuja ha llegado.

PARA MONTESES Y FANS DEL TRAIL

La guipuzcoana Zegama (GI) es una de las mecas de las carreras de montaña. Organizan también una prueba fin de año donde no falta la sidra, el buen ambiente e innumerables guiños a su Zegama Maratón. Son 5km entre caserío, arbolado añejo y ecos de Kilian Jornet o de Luis Alberto Hernando. Todo a los pies del macizo del Aitzkorri.

En Mataró (BCN) se han lanzado con una san silvestre de montaña. Sí. De montaña y con poca luz. Una caminata popular a las 16h y una carrera de 12km en la que será necesario llevar frontal. Llegar entero a meta será un aliciente en la Sant Silvestre Trail. La información en www.santsilvestretrail.cat

Potes (CA), por un litro de leche. Si te garantizas capacidad para conducir hasta ahí y si el tiempo lo permite, la preciosa localidad lebaniega del desfiladero de la Hermida organiza una edición solidaria de su carrera de fin de año. Tendrás tu dorsal por un litro de leche que irá a la distribución de Cáritas lebaniega. A las 19h, ¡qué mejor plan! Lleva cadenas por si las moscas.

Y en Ibiza (IB), la subida a la catedral. Desde hace 34 años se celebra la Pujada a la catedral de Ibiza. Para poner a tono las piernas y los pulmones durante dos kilómetros y medio. Se recorre el paseo marítimo de Ibiza para luego ascender a todo trapo hasta el punto más alto. Todo a partir de las 16h30 de la última tarde de 2013.

LOS PRIMEROS DEL AÑO

En la localidad alicantina de La Aparecida celebran la carrera del Amanecer. A las 8am del día 1 de Enero toca desatascar las tuberías. Serán 5km por 5 euros. Todo lo que hay que saber, en http://www.runnerlife.com/laaparecidacd.html

Un tanto más exagerados son organizando en Orozco (BI). Su propuesta incluye recorrer los once valles del municipio (es el segundo en extensión de toda Vizcaya) y se puede hacer en cuatro etapas o a lo grande. Es la Mugari Bira. Inauguran 2014 con esta marcha o carrera circular de 62km.

MÁS, QUIERO MÁS

Desplázate a tu ayuntamiento, llama al teléfono de atención al usuario del mismo. O pregunta a tus conocidos corredores. No verás mucha más información en los medios de comunicación al uso. Te ofrecemos una posibilidad más. Apunta estas direcciones de buscadores de carreras populares, dedícale un minuto entre plato y plato:

www.runedia.com
www.runners.es
www.carreraspopulares.com
www.corredors.cat

¿Has elegido tu carrera de fin de año?

En medio mundo hay carreras a partir del mismo día de navidad. ¿Tienes tu cita programada?

San Silvestres, Año Nuevo, carreras de fin de año, carrera del pavo, el mercado de las carreras de calle inunda el simbolismo del cambio de año con las tradicionales trotadas.

Por otro lado, visto el cariz que han tomado las mismas, en muchos sitios se está recuperando la carrera de barrio, incluso la salida informal con los amigos y una botella para brindar.

Forma parte de nuestro acervo como corredores. Buscamos cualquier oportunidad simbólica para conmemorar ese momento especial con una carrerita.

¿Tienes la tuya?

¿Te saldrá muy cara?

¿Llegarás a cenar sudado pero alegre? ¿Muy alegre?

Cuenta tus planes. Quizá nos veamos.

Fuente: 20Minutos.es

Hablemos de tu (maldita) lista de regalos

Otro post más sobre listas navideñas.

Va, odiadme. En este caso, siendo como somos contertulios asociados al mundo del correr, no podía faltar la típica batería de ‘y los regalos de mamá/papá de correr’.

Calzado, ropa, electrónica para el corredor, buenos deseos o insinuaciones sobre qué inscripción te gustaría que te regalasen. Con la grazia de siempre nuestra partenaire y amiga Rosa ya lo ha dejado dicho por activa y por pasiva. Si buceáramos por la blogosfera o las redes sociales de los corredores nos encontraríamos, qué remedio, con bastante de ello.

En el caso en que, de verdad, entidades mágicas existieran y pudieran regalarnos imposibles, y no esos padres (huys, lo he cascado) o compañeros de trabajo o sobrinos voluntariosos fuesen los encargados de regalarnos los ojos, ¿no es cierto que muchos pediríais esto?

Santa/Sinterklaas/Reyes Mayos/Cuñada querida/Mi amol:

Ando corto de calcetines de running desde que los críos y tú usáis los míos. De verdad, los five fingers y las medias de compresión no son para ir más caliente a trabajar/clase.

Reponed cuantos geles y envases monodosis de magnesio os trinquéis porque el otro día tuve que echar unas nueces secas a la mochila de entrenamientos. Casi me ahogo en mitad del monte.

Odio el desierto. Ni se os ocurra la gracia de proponerme un dorsal para el Marathon des Sables. ¿Pero es que no recordáis el humor que se me pone en el apartamento de Torrevieja en verano, donde -aprovecho a decir que- no se puede ni dormir decentemente por el calor?

Me amas, pero tus momentos haciendo el amor encima de mí ¿no te han cegado un poco? Soy un corredor estrecho de pecho y huesudo. No rellenaría esa chaqueta polar ni juntándome con dos amigos de mis entrenamientos.

No necesito sombrero ni gorra visera. Mi corte de pelo es funcional, maratoniano, alopécico y deportivo. En cuanto me ponga ese complemento en la cabeza pareceré, automáticamente, un escapado del hambre de entreguerras.

Mi número de pie, lo repetiré por última vez, es esa cifra que hay en no menos de siete pares de lengüetas en el cajón de las zapatillas de correr. Ese, donde nadie mira. Sí.

Ese regalo es para que os lo hagáis vosotros. Compraos un teléfono móvil nuevo con acceso a navegador, que hay unas aplicaciones fantásticas. Dejad tranquilo mi GPS (os mando este sms desde un lugar que no puedo localizar, a unas cuatro horas de trote de la gasolinera del cruce de la A-1).

A pesar de todo, se os aprecia. Me habéis tocado en suerte.

Japi Crismas.

Papá/tu amor/Enrique (Finanzas)

 


Fuente: Villanuevacorre.blogspot.com