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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Zapatillas para correr deprisa

Nota mental: corregir el título de este post a «Zapatillas para correr deprisa (si es que podemos)». En realidad, correremos más deprisa si queremos acelerar el ritmo. Puntualmente o de manera sostenida. Para ello tendremos que contar con mejor forma física, aunque sea durante unos segundos, o durante kilómetros.

Pero sí, asumamos que existen ayudas externas y legales. Una de ellas es este segmento de zapatillas que tu cuñado -el runner, como dice él- te muestra cuando bajáis al garaje. Son unas zapatillas chillonas, super ligeras y extrañamente mutiladas. Es como si te pasase un prototipo de zapatilla. Algo sin terminar y un tanto bacaladero. En tus manos, por unos segundos, tienes una zapatilla minimalista, natural, voladora, racer, ligera o salazariana. ¿Qué?, ¿todavía no se le ha ocurrido a nadie encumbrar a Alberto Salazar como paradigma del vuelo raso maratoniano? Pues les cedo la idea.

Minima… ¿qué?

Si en ese momento comparas tu zapatilla de deporte con lo que tienes en la mano, verás que la zapatilla rápida no pesa nada. A costa de recortar en armazón y de invertir, a costa de la protección del juego pie-tobillo-pierna, la industria ha ido recortando para volver a… las zapatillas de los años setenta.

Un número 43 puede pesar doscientos gramos. Menos del embutido que echarías a un buen bocadillo. En tanto que tu deportiva, o la que has comprado para iniciarte en el correr, está montada sobre suelas de taqueado diferente y refuerzos diversos, este invento específico quita de tu zancada hasta doscientos gramos. Te preguntas si es tan crucial pesando ochenta y cuatro kilos, pero hay tipos que pesan cincuenta. Y corren que se las pelan. Claro que una ley de eficiencia energética hace que a ellos les ayude tanto o más su ligereza que una evolución de zapatilla que les suprima treinta gramos de peso. Pero esto de la especialización deportiva es así de difusa y confusa.

Se toma como ley que, para carreras en carretera, el pie no necesitará refuerzo lateral porque no pisará ni barrancos ni raíces. Salvo chaparrón previo, el agarre sobre el asfalto será sumamente sencillo. Esto permite que el peso caiga en picado. Y en ese sentido irá toda zapatilla rápida.

¿Las contrapartidas?

A todo cuesta acostumbrarse. Ojo, no estoy hablando de cambiar a correr con tecnología minimalista ni barefoot. Sobre esto tengo mi opinión guardada para pasados unos meses o quizá unas décadas. Necesito pruebas concluyentes a largo plazo. A lo que me refiero es que el primer día notarás que has dejado media zapatilla en la caja. Y cuando corras te dolerán tendones y huesecillos que creías acostumbrados a tu peso. Pero tu peso y la manera en que pisas no están acostumbrados aún.

Entonces ¿las abandonamos hasta que perdamos diez kilos o qué? Hay que entender una cosa. La zapatilla voladora no es lesiva cuando estás corriendo de una manera eficiente. Ese es el problema: que la mayoría corremos en un modo para el que no está construida esa zapatilla. Más que correr, vamos tirando. Echamos un pie y luego el otro.

Dejar caer el peso sobre uno y otro pie alternativamente, llevando una zapatilla ligera, no es nada más que provocar una lesión. Pero cuando enseñamos a correr con esa retahíla de ejercicios que mejora nuestra técnica de carrera, empezamos a correr y no a reptar. E impulsamos y los vectores de fuerzas se reparten de otra manera. Hay algo más que la gravedad y el arrastrar los pies por el parque.

¿Y qué pasa si, al contrario, me siento más ligero y voy progresando en mis ritmos, sin lesiones, ni problemas, y quiero probar?

Probablemente hayas empleado ya mucho tiempo en bucear por internet y leer y sondear opiniones de otros corredores. Pero si te pica la curiosidad, encontrarás un par de ejemplos en estas dos zapatillas: las Go Ride3 de Sckehers (238gr) y las Asics Super J33 (209gr). Mira y compara con lo que llevas puesto.

9 comentarios

  1. Dice ser ser13gio

    «Un número 43 puede pesar doscientos gramos. Menos del embutido que echarías a un buen bocadillo.» Pullitzer del día para ti.

    A ver quién mantiene la técnica en una media maratón, no te digo maratón. Ergo, o tienes una depuradísima técnica, incluso con el cuello tronchado, o cuidado que puedes tener sorpresas.

    Buen día.
    s

    09 marzo 2014 | 12:31

  2. Dice ser pete

    Gracias por el artículo. Un saludo.

    09 marzo 2014 | 12:40

  3. Dice ser Alex Trelis

    Buenos días,

    gracias por el post, me ha ayudado en algunas cosas, puesto que me estoy iniciando en esto del diseño de calzado deportivo.

    Por otro lado indica que esto de: ¿reptar? Me suena raro… Reptar lo hacía al final de un partido de futbol sala, donde los impactos están a la orden del día y la suela es la mínima expresión… Eso de zapatilla minimalista ya existia.

    Tengo una cuestión para ti. Según he podido discutir, hay un factor clave cuando te incias a correr: el sobrepeso. Aunque tengas unas buenas zapatillas, si estás con sobrepeso no conviene inciarse a la brava. Sino marcar un peso objetivo y bajarlo – andado por ejemplo- y a partir de conseguilo, a correr. ¿Qué opinas de esto?

    Gracias!
    Un saludo,
    Alex

    09 marzo 2014 | 13:29

  4. Dice ser Minimal Runner

    Me quedo con este párrafo:

    La zapatilla voladora no es lesiva cuando estás corriendo de una manera eficiente. Ese es el problema: que la mayoría corremos en un modo para el que no está construida esa zapatilla. Más que correr, vamos tirando. Echamos un pie y luego el otro.

    Va permeando, la idea va permeando…

    09 marzo 2014 | 14:27

  5. Dice ser spanjaard

    Ser13gio, dame un punto de apoyo que pese aproximadamente doscientos gramos y labraré una sólida metáfora. Que la entiendan todos. Que la entiendan todos -amplío- mis lectores.

    Alex, evidentemente si tienes una carga extra de quince kilos sobre tus rodillas y tobillos, el peso de la zapatilla es el chocolate del loro. En esa fase parece sensato pensar que las prioridades son (1) bajar peso, (2) fortalecer tren inferior y (3) aprender a correr medianamente. Posteriormente llegará lo de probar decenas de modelos de zapatillas con sus decenas de construcciones.

    Minimal Runner, aplicaré el mismo párrafo a la zapatilla con refuerzos y amortiguación incluso delante de un juez. ‘Correr bien’ es lo que no produce lesiones. El problema es que nadie corremos bien.

    Saludos a todos

    SPJ

    09 marzo 2014 | 15:43

  6. Dice ser Rodolfo

    ¿Qué diferencias hay entre minimalistas/barefoot y voladoras? No veo demasiadas.

    09 marzo 2014 | 16:31

  7. Dice ser spanjaard

    Rodolfo,

    El límite está en mantener la estructura rígida de la zapatilla. La desaparición de la protección del talón es una de las barreras que salta. Pero la definitiva es que la suela «deja de guiar la pisada». Digamos que, aunque quitáramos toda la protección del empeine, dedos, talón y pala, serían zapatillas rapidísimas de asfalto. Pero si la suela ya determina que los huesos y tendones del pie tengan que guiar la pisada, por su ligereza, blandura o flexibilidad, estaríamos en el campo del «barefoot». Recuerda que es la traducción literal de pie descalzo.

    Te animo a que pases a una tienda especializada y tengas ambas en las manos. Lo verás en seguida.

    SPJ

    09 marzo 2014 | 19:43

  8. Dice ser Mónica

    Lo que deberían sacar son zapatillas para evitar los golpes en la uña del dedo gordo, que siempre acabo con las uña negra y con dolor http://xurl.es/cujvd

    09 marzo 2014 | 20:55

  9. Dice ser hemorroide

    Lo de la uña negra me pasó a mí, creo que es porque la puntera de la zapatilla no es ancha y su forma algo es puntiaguda. Me pasó con unas adidas supernova de 100 euros. Ahora uso las newfeel del decathlon (8 euros, y corro mejor con ellas que con las adidas); y tengo pensado, ya que están para tirarlas, quedarme con la suela que es lo único que está bien, y reconvertirlas en sandalias de correr, con eso es imposible que me salgan uñas negras.

    09 marzo 2014 | 23:36

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