Estamos en plena vorágine previa a las vacaciones familiares. A ver, puntualizamos. Estamos aún con la vorágine posterior al triunfo de la selección española de fútbol pero, para no manchar este inmaculado charco en el que chapotean como gorrinos hasta seis canales de televisión y cientos de periodistas del gremio (por no hablar que ayer fue la entrada que más gente visitásteis desde que este blog existe) vayamos a asuntos más estéticos y placenteros.
Nos cruzamos mi santa y yo esas nuevas palomas mensajeras que son los emails, inmediatos aterrizajes y despegues en nuestras manos con anotaciones y fotos, señales y recados, todo porque en unos días marcharemos hacia tierras británicas a refrescarnos en cuerpo y alma, visitar nuestra familia y torturar de modo inmisericorde a los niños con un idioma que no es el materno. Pero, curiosamente, se me han cruzado unas preguntas de un colega de foro demente. Se estaba preguntando sobre vacaciones con niños y hemos rebobinado hasta 2004, año en que estuvimos por Sicilia. Fue una semana mundial, un final de Junio en el que visitamos una tierra hermana y a la que llegabas como si no hubiéramos hecho apenas que doblar la esquina del chino del barrio. Modica, Noto, Ragusa, Cefalú, Taormina, Palermo… o Marzamemi, un puerto marinero absolutamente escondido, árabe, español, cuyas imágenes flotan en el líquido cefalorraquídeo y que saco a la luz, robadas cruelmente de los sitios web que veréis en las etiquetas, para que vayais haciendo boca.
Comer en L’Acquario di Adelfio mientras los niños sesteaban en el carro en el puerto de Marzamemi, era el colofón a dejar correr la imaginación al paso por el Parco della Madonia, alucinar con las dimensiones de las ruinas helénicas de Siracusa o reirnos a mandíbula batiente con las abuelas que nos paraban por la calle y nos hacían chistes que, por supuesto, entendíamos a medias. Teresa pidió una zuppa di pesce y yo un risotto marinero del que se escabullían los colores y los bichos como en una estampida. Dos enormes parasoles verdes entoldados acotaban el paraíso por arriba, mientras que a la derecha teníamos las barcas y a la izquierda un silencioso restaurante (era Junio).
Preciosa Sicilia. Otro que fue, otro que quedó enamorado y otro que tratará de volver alguna vez.
s
13 julio 2010 | 14:44
Aquí sí que ándate con cuidado porque esta isla es pelín más grande que Menorca.
13 julio 2010 | 14:48
Italia esta vetada. Ya se ira silvio y volveremos
13 julio 2010 | 21:46
Una faccia, una razza
14 julio 2010 | 08:44
Sicilia es un lugar inspirador uno de los ultimos lugares
del mundo donde hay un toque magico faustoso y sencillo
mas que las grandes ciudades llenas de humo y ruido
…….Buen lugar
15 julio 2010 | 16:04