Sabores del mapoma (38/41)

Esta madrugada salí de casa con la intención de quedar a correr con unos conocidos de la red. Hasta aquí todo normal. El viento del noroeste, tras las nevadas de ayer, era más arisco de lo normal, aunque ayudaba mucho tenerlo de lado o casi de espalda. Sobre todo cuando ya coronas la zona de las televisiones (5, Globomedia, etc) y encaras Fuencarral paralelo a las vías del tren, con las cuatro pollas al fondo y, en fin, perspectivas de una matinal de Domingo de primavera. El mismo recorrido hice preparando Ronda hará ya 3 años, camino de la edición que tocara del Maratón de Madrid. En aquel caso fue trotar hasta la salida para enganchar después unos 28km más; éste ha sido hacer primero la bajada de Castellana/Prado para, de seguido, subir la Puerta de Alcalá al encuentro de la pandilla congregada al olor de las sardinas.

Eva, Equis, Zerolito, en fin, unos cuantos (hasta ocho) habituales de la sección Packet del foro nos hemos unido en santa charla, pitorreo y hemos salido al encuentro del km 15 del nuevo-casiviejo recorrido de MaPoMa que sigue buscando su sitio en la ciudad. Gran Vía, Callao, Preciados, tan diferente a cómo estaba anoche, Mayor, Bailén, hemos pasado por el lugar donde cayó la cervecita maratoniana del 2007, por el Palacio Real (ya hemos avisado a la gente, que no se llevara a engaño, que los Reyes son los padres), Ferraz, Rosales, toda la Avenida Valladolid hasta el puente del Rey, y de pronto ha empezado a saber a mapoma.

El amargor del silencio al entrar en la Casa de Campo por las antiguas tapias de las posesiones reales, la Casa de Campo tan maratoniana a la que volvemos, Lago arriba y abajo, el ruido de las pisadas, ésas que cobran su protagonismo cuando nos alejamos de la animación del público en el Lago, los paracaidistas y su épica acalambrada, el giro en el Parque de Atracciones, y el descenso con trampa hacia el Manzanares. Esas calles que te colocan en el borde del agotamiento, los treintaytantos y el Calderón y la calle Segovia y el Pasillo Verde Ferroviario y mirar de obelisco en obelisco a ver si llega Santa María de la Cabeza, Delicias. El sabor de esa carrera de primavera, de tueste torrefacto de nuestras cabezas, ahí lo tenemos. Para algunos incluso tiene cierto tinte profesional, dado que unos cuantos eñes seremos guías un año más (ahí debuto, mira). Para todos, mide 42.195m.

Finalmente la suma total ha dado en el yunque de platero (tas) de ese carrillón absurdo de los pareones derribados. La 41ª vez (42km400m) ha sido escondida, grupal, dura y solo está a una semana de los 50km de Vallecas.

Almacenado en: running