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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Dependencia insoportable e injusta

Esto es una basura. Esto es -o sea, a ello me refiero- esa pelea con uno mismo; esa sensación que invade al drogodependiente y que se esparce a todo lo que lo rodea. Lo malo, precisamente, es eso. Que no podemos quedarnos quietos comiéndonos nuestra bazofia liofilizada y reseca y escondida en lo más cavernoso de nuestro cuerpo. Que va. Tenemos que airearla.

Tener un par de críos, pongamos, es una de esas tareas que llevan tiempo. Digamos que intentar preparar alguna cosa con ellos es casi imposible, por la cantidad de imponderables con los que nos daremos y que trastocarán cualquier idea de fin de semana. Pobrecillos ellos, que culpa tendrán de la adicción innecesaria del padre. Entre unas urgencias, un taller y dos malas noche, adiós los propósitos de madrugar para correr. Mira que pretendía aprovechar la lluvia y ser acompañado por Antonio en una viñuelada el domingo. Pues no fue solo eso sino que el cuerpo ha sido derrotado y hoy sigo in albis. Para más chiste, me he atrevido a ceder -será cosa de la adicción, fijo- al mal humor y al desánimo, en lugar de emplear los tres ratos libres para leer la prensa o terminar la isla de Gorm que estamos fabricándonos los dos hijos y el padre.

Lunes y nuevas tareas y nuevos propósitos. Bostezos hectométricos los que llevo dando y eso que el crío está mejor, me dicen por línea ocho. Cabesc me tienta para un rodaje juancarlista mañana a mediodía y al fondo veo que apenas es visible la torre de la T-4. ¿Por qué no ponemos las prioridades claras? Salud, familia y ocio. Consigamos la salud de los nuestros, dediquemos a la familia y a su Ilmo.Sr.D.Instalador del aire acondicionado después, hagamos compra básica de subsistencia y, si queda cacho, a correr. Que es de noche, está todo embarrado y no es ni medio sano salir a las 8pm y luego a las 5.40am, sí, ya. Pero nada peor que esa dependencia insoportable e injusta a la que no podemos dominar. Atrás, bicho, atrás. Déjame, ya saldremos a trotar.

Por cierto, buscad «esa sensación que invade» en google. Pero mira que somos simples escribiendo: 2.470 entradas.

2 comentarios

  1. Dice ser Sylvie

    Si es que nos repetimos todos más que el alioli!!!!!!!!!!!!!

    Qué suerte tenemos de que no se acabe el mundo cada vez que se nos joden los planes…sino, niño, viviríamos en un bing bang perpetuo…

    Venga, coño…que tienes ganas de correr y no quieres más excusas…

    besitos.

    25 febrero 2008 | 16:52

  2. Dice ser Cientounero

    Yo no me concentro si se que un día no puedo correr. No puedo estudiar ni trabajar con el ordenador. ¡¡Necesito correr!!

    ¿Donde nos desintoxicaran?

    25 febrero 2008 | 22:17

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