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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Los arcenes y márgenes, 30 años después

Esto es una patochada pero, recuerdo cuando chico, ir circulando por la geografía española en aquel Renault 5 burdeos repintado a rodillo verano sí, verano no. Esta mañana me he dado cuenta de nuevo. Metido en la red de Cercanias de Madrid me he sorprendido mirando el imposible contínuo de trazar un caminillo de paso todo el recorrido entre Cantoblanco y Fuencarral. Era un ejercicio que hacía, fruto de mi pasión -entre otros- por el ciclocross. Veld, como dicen en Flandes.

Pensaba yo que había siempre una senda paralela a las carreteras, por la que se podría ir durante cientos de kilómetros, saltando tapias, sorteando baches y subiendo y bajando los desniveles que las carreteras acompañaban amorosamente, todavía por los años 70. Esta mañana iba mirando, sin querer, el camino de servicio de la autovía, de la vía del AVE, los saltos por las pasarelas peatonales para sortear la M-607, la M-40, la cerca de Renfe en Fuencarral… movido ahora por una pasión similar, la de cruzar corriendo durante horas diferentes paisajes.

El ciclocross antaño y el ultrafondo ahora. En definitiva, dos modos de triscar por las campas, los sembrados, cercas y privativas vallas. ¿será señal de rebeldía o de afición por el paisaje o, simplemente, será que uno está mayor?

2 comentarios

  1. Dice ser cabesc

    No creo que estés tan mayor, más bien serán los vicios y virtudes de las pasiones que tienes en la cabeza.

    30 marzo 2007 | 10:20

  2. Dice ser Bulderban

    ñoño 😉

    30 marzo 2007 | 12:32

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