El niño indio y la madre que os parió

¿Qué mundo que permite que esto sea noticia en la sección de deportes?. El crío ultrafondista esclavizado por su padre, a cambio del apoyo de las autoridades locales que lo exprimen creando un simbolito. Un mundo que surte un chorro diario de basura a las agencias, basada en la miseria de la existencia del hambre, y que lo filtra con olor a desayuno de mundo occidental, a tostada recién hecha que ese niño nunca catará, a cafetera reciente y aún humeante que ese pueblo, el indio, mira de lejos mientras se prepara un te aguado con, si es posible, algun tipo de milenaria anfetamina ancestral para adormecer el hambre.

El crío zombi, los noticiarios dando bombo a su hazaña e incluyéndola, pero mira que sois cabrones, en la sección de deportes. Y los compañeros de tu trabajo que te lo mencionan como si ese fuera el límite de verdad de la resistencia de un ser humano (¿cuánto le queda al pobre esclavito de humano?), y no lo que corres tu. Algunos te insisten en enviar por email el enlace de la noticia. El tema ya deja de espantar, si es que llega a espantar a esos lectores medio dormidos de priemra hora, deja también de conmover y ni siquiera de preocupar, y ya es carne de fichero adjunto.

Lo malo es que nadie se acuerda de los que ni salen en los periódicos. Los que recorren esos 65km buscando agua. O porque bombardean su casa. O que ni siquiera tienen casa que sea bombardeada, ni agua que buscar. Eso es ultrafondo.

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