La gente de Rosy Runrún La gente de Rosy Runrún

Corazón, corazón; corazón pinturero.

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Una influencer, y exgranhermana, pillada copiando su colección de ropa de los chinos

Lo del mundo influencer es muy fuerte. La verdad es que yo sigo a algunos, sobre todo a algunas, y es cierto que me encantan sus publicaciones, sus vidas en las que todo parece de color de rosa, su facilidad para ver las cosas y hacernos ver que todo es fácil y maravilloso.

Los influencer no son nada nuevo, son los mismos referentes que pudimos tener en el pasado con la diferencia de que ahora, sin ser artistas, todos podemos tener nuestros momentos de gloria gracias a Internet.

Internet lo es todo. Mi vida, al menos, sería impensable ahora mismo sin conectarme a la red, tiene sus pros, y sus contras, y una influencer española ha encontrado uno de sus contras: aparentemente no es fácil tomar el pelo a tus seguidores.

¿Eres, como yo, de los que ve Gran Hermano? Si tu respuesta es afirmativa probablemente recordarás a Yoli, una de las primas de GH 15. Salió de la casa enamorada de Jonathan, uno de los primos de esa edición, y con el paso del tiempo estuvieron juntos, tuvieron una hija, se casaron y se divorciaron. Su día a día es seguido por casi medio millón de personas a través de Instagram, y ayer, no fue su mejor día que digamos.

Conocida en la red por hablar de sexo sin tapujos, de su relación con el padre de su hija, y por haberse hecho un hueco como ‘influmami’, Yoli acaba de lanzar su propia colección de ropa que, según sus palabras, le ha llevado muchos meses de trabajo. La acogida ha sido terrible porque ¡le han pillado!

La ropa que Yoli vende a través de su Instagram y en la página web de su propia colección es monísima, la idea de vestir a madres y a hijas con los mismos diseños es muy cuqui, pero también es verdad que sería de tener un morro impresionante vender por el triple de dinero unos vestidos que también están disponibles en AliExpress mucho más baratos.

¿Podría estar engañando LoveYoli a sus seguidores? Podría ser, y parece que le han pillado con el carrito del helado.

 

Ante la multitud de comentarios surgidos en Instagram al descubrirse el pastel Yoli, que anoche se limitó a borrar de sus fotos algunos de los comentarios que la acusaban de farsante, hoy ha dado la cara y ha dicho lo siguiente:

«Igual me expliqué un poco mal, y pido perdón. Si hubiese diseñado yo las prendas el coste sería más elevado. Los precios son bajos. Yo no me gastaría ciento y pico euros o 200 en ropa de niña, por eso las prendas se compran al por mayor como en cualquier tienda de barrio«.

Pues eso ¿y vosotros qué pensáis sobre los influencers?