La boda de Feliciano López y Sandra Gago se celebró este fin de semana en la finca de la Concepción en Marbella. Para la pareja era el día más feliz de su vida, y tal y como la modelo ha confesado a la revista ¡Hola! «pasó volando y disfrutamos tanto que queremos volver a cada segundo que vivimos. Fuimos inmensamente felices sintiendo la suerte que tenemos de teneros, de abrazaros, de bailar, reír y llorar con vosotros».
La celebración no ha pasado desapercibida para nadie: estuvo envuelta por la polémica ya que muchos criticaron la exclusiva de la pareja a una revista pero, Feliciano salió al paso a través de twitter:
No paro de leer estupideces y titulares acerca de nuestra boda..No decís una verdad ni por casualidad..No hemos vendido nada,más bien todo lo contrario.Intentad hacer vuestro trabajo de una manera más digna y con un poco de criterio la próxima vez.
— Feliciano López (@feliciano_lopez) September 21, 2019
Otra de las razones por las que la boda ha llamado mucho la atención fue porque a Alba Carrillo, aislada en GH VIP, le pusieron la portada de la revista para removerle un poquito. La verdad es que las fotos, son geniales, y Sandra Gago estaba impresionante.
Pero, la foto de la que hablo, la imagen que ha consternado a los medios y ha escandalizado a la opinión pública es esta:
imágenes: @sandragago_
La protuberancia en el pantalón del recién casado Señor López, me hace pensar que el tenista estaba muy Feliciano, más allá de su nombre.
El aparato ese está hibernando. Si estuviese como a vosotras os gusta le llegaría hasta el cinturón.
24 septiembre 2019 | 11:47
Cuando se te pone dura y alcanza toda su longitud duele y hay que torcerla ¡Que me ahogas! decis a modo de súplica pero sin soltarla. Más, más, Sigue, sigue, Así, así, así se desgasta el «amor» de tanto usarlo.
26 septiembre 2019 | 11:12
El anterior es más propio de la duquesa que de tí.
26 septiembre 2019 | 11:14
Las personas sin filtro no saben inhibir sus sentimientos, pensamientos o emociones. Por eso, sueltan lo primero que les viene a la cabeza, sin contemplar las consecuencias de lo que comparten. A menudo se escudan en su sinceridad incorruptible, pero ¡cuidado! No se debe confundir la verdad con enjuiciar a los demás de manera desagradable, sin fundamento alguno y sin que nadie haya pedido antes su opinión.
Psico.
28 septiembre 2019 | 15:32