Kiko Matamoros y su esposa, desde hace unos meses, Makoke son una fábrica de despachar exclusivas. La facilidad con la que venden anuncios de boda, pre lunas de miel, discusiones, separaciones, que se han operado las orejas o que van al gimnasio que tienen en su propio sótano es para ellos el pan de cada día. Son de los que mejor saben rentabilizar esa vida que llevan entre platós, discotecas y photocall, aunque algunas veces al tertuliano de Sálvame le haya costado enemistarse con sus hijos irse de la lengua o que su mujer haya hecho algunas declaraciones de esas que desentierran el hacha de guerra, que siempre está a medio enterrar, con Laura y Diego. Pero imagino que cuando hay dinero de por medio los disgustos se llevar mejor.
Esta semana al mediático matrimonio se les ha unido Javier Tudela, hijo de Makoke, que dejó atrás su anonimato hace justo un año en el último Gran Hermano Vip, y Ana Matamoros, la hija de ambos todavía menor de edad. La excusa es hacer un posado navideño, enseñar una vez más su casa, que ya conoce toda España, pero con decoración ad hoc y recordarnos que aunque Kiko parece haber limado asperezas con su hija Laura, Anita no se habla con sus hermanos y es una pena.
Hace Tres años por estas fechas Terelu, otra máquina de vender exclusivas como churros, se convertía en blanco de las críticas de sus compañeros en Sálvame tras posar en la portada de ¡Hola! con su hija, también menor, en otro reportaje Navideño. La diferencia es que en el caso de Terelu su hija Alejandra no aparecía en el titular de la entrevista como protagonista de la entrevista.
Supongo que Matamoros estará preparado para las críticas que le van a caer tan pronto pida respeto y privacidad, como acostumbra, para la menor de sus hijas, que hasta esta portada era casi anónima, lo de ‘casi’ lo digo porque Ana Matamoros es toda una it de las redes sociales con más de 88.000 seguidores e imagino que sus intenciones y sus pasos pasan por hacerse tan famosa como sus padres ahora que en su Instagram además de su mail figura otro que parece de su representante. Lo que no termino de tener claro, por las palabras de los propios colaboradores de Sálvame, es por qué siempre evitan hablar de menores de edad en el programa en el que trabajan cuando, en algunos casos, son sus padres los que llevan de la mano a sus hijos a las portadas de las revistas.
** Fotos: Lecturas, ¡Hola!, Instagram
