Llegó la manga corta y la chancleta, y el beso apasionado se hizo tórrido. El guiri y la maleta, enrojecidos, a pleno sol a las cuatro de la tarde.
El volante del coche hierve entre las manos. Las terrazas y guiringos toman vida. Y el afamado abanico corretea entre los sabios.
Los expertos nos dicen que es lo lógico, que el sol calienta y el día es largo, y la noche es corta, y que esto no se enfría tan fácilmente…
Hablamos del deporte nacional por excelencia en pueblos y ciudades, y es perfecta conversación para dos desconocidos.
Ha llegado el calor, la piscina, y el verano… con ellos las vacaciones, el primer trabajo, o la suplencia…
En mitad de la ciudad, un pequeño oasis. Y dos meses de sol, melón y siesta.