La convocatoria a los medios se fijaba para las once y media de la mañana, en la calle Preciados de Madrid.

Lo llaman Street marketing, una nueva forma comercial para captar clientes. La innovación y el impacto como forma de negocio, más ahora con la crisis (dicen).

L@s simpátic@s modelos comenzaban a posar ante la atenta mirada de las cámaras y de todos aquellos viandantes que, sorprendidos, pasaban por allí.

Si realizas una compra, te dan un ticket, eliges el modelo, y el muchacho o muchacha comienza a quitarse prendas. España es España, por lo que… uno compra, y el resto mira…

Primero la camiseta…

… después, una compañera de RNE…

… y luego el pantalón…

Así hasta la ropa interior, previo vistazo de la marca comercial que patrocinaba el evento, con tatuajes situados estratégicamente, así como de la marca de ropa, que pone el escaparate.

Los medios, como locos. Una fotografía por aquí, y otra por allá. Primero desde fuera, y luego desde dentro (reflejos incluidos, cosas de los cristales).

Siempre digo que en esto de la fotografía hay un factor suerte. Tener un modelo en ropa interior en la calle más comercial de España, pasa.

Estar ahí con una cámara de fotos para poder tomar la instantánea, pasa.

Pero que el currito de turno, con su carrito de cajas de fruta se quede mirando atentamente el espejo, ajeno a ocho televisiones, siete fotógrafos y una decena de periodistas… no tiene precio.

El desfile continúa. Señoras que claman a Rajoy el desmadre ocasionado por ZP (“se despelotan hasta en los escaparates”- nos dicen).

Ejecutivos y curritos que no dudan en fotografiar todos y cada uno de los movimientos móvil en mano…

Matrimonios que huyen despavoridos de la escena…

Mejor o peor, el nuevo Street marketing funciona, y no deja indiferente a nadie. Al final va a ser cierto eso de que ir de compras, resulta divertido (al menos, con esta idea, uno se entretiene). Por cierto, hoy jueves, vuelve el destape, en la calle Preciados, 13.