Conocí a Juan Carlos, “El Pera”, hace un par de años en el poblado de La Jungla, en Madrid. Johnny, Antonio y Samurái, con ocho, diez y trece años respectivamente, habían robado un BMW y habían sido sorprendidos por la Policía.

“El Pera” nos acompañaba al poblado a charlar con ellos. Conocedor del ambiente que rodea a los chavales en poblados marginales, resultaba un experto guía de la escuela de la vida: la calle.

“O acabas en la cárcel, o en el cementerio”, les decía, al tiempo que les invitaba a conocer La Ciudad de los Muchachos, hogar, refugio y penitencia de El Pera durante años.

Con once años ya contaba con 150 antecedentes policiales. De aquellos años, nos cuenta, no queda mucho. La muerte y la cárcel se llevaron la banda que él mismo lideraba por delante. “Tuve suerte”, reconoce, mientras charlamos en el coche que una marca le ha cedido para ponerlo a prueba. Primer acelerón…

Lleva años siendo probador de coches, piloto de carreras, instructor de la Guardia Civil y tiene su propia empresa de especialistas de cine y cursos de pilotaje, además de tener su propio modelo de zapatillas deportivas. La vida le dio una segunda oportunidad, y supo aprovecharla, por fortuna.

Otro acelerón del coche y finalizamos la entrevista. Juan Carlos tiene prisa: tiene que sacar a pasear a su perra. Nos despedimos de “El Pera”. Todo un tipo, con los pies, y sus Mustang, en la tierra.