Las autoridades indonesias están intentando de nuevo taponar el ‘volcán de lodo’ conocido como Lusi, que lleva desde el año pasado vomitando barro caliente por miles de toneladas en Java Oriental, cerca de la ciudad de Surabaya. La invasión de lodo a más de 60 grados ha obligado a evacuar a decenas de miles de habitantes de varias aldeas, ha contribuido a la rotura de un gasoducto que mató a 11 personas, ha cubierto más de 350 hectáreas y enterrado cuatro poblaciones y una factoría. Y a pesar de los esfuerzos de los técnicos, que han arrojado centenares de grandes bolas de cemento encadenadas para taponar la salida de barro, tan sólo han conseguido detener el flujo apenas media hora. El barro sigue inundándolo todo.

El accidente se originó al perforar una petrolera un pozo de exploración, que penetró en una capa subterránea de barro presurizado que subyace a la isla de Java, muy activa volcánicamente. Por supuesto la empresa alega que no fueron sus actividades, sino el terremoto que asoló la isla en mayo de 2006, justo dos días antes del inicio de la ‘erupción’, y Greenpeace lo considera el mayor desastre industrial ocurrido en Indonesia. De momento lo único que se ha conseguido es embalsar y canalizar parcialmente mediante represas y canales el barro, aunque de vez en cuando ha habido roturas con las consiguientes inundaciones. A ratos, el espectáculo es más que inquietante. Por el bien de los miles de refugiados, y de los alrededores de Surabaya, ojalá que esta vez se pueda domesticar a Lusi.