Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

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El peor sordo

Antaño la ignorancia era una cuestión de imposibilidad de acceso al conocimiento. El saber estaba concentrado en un puñado de personas, las escuelas y universidades eran pocas, las bibliotecas más raras aún, y así la cultura era un empeño complicado sólo al alcance de gentes de posibles y con tiempo en sus manos, La imprenta empezó a cambiar la tendencia al permitir la distribución masiva de información, e Internet está liberando al saber de sus últimas ataduras, permitiendo que todo el conocimiento del mundo esté accesible a todos. La sencillez de acceso debería así acabar con la ignorancia de una vez para siempre. ¿No?

Pues no. Porque hay quien prefiere la ignorancia antes que enfrentarse a verdades que no son de su agrado. Hay quien escoge liberarse del conocimiento. Hay quien desea permanecer en el limbo del desconocimiento. En el mundo hay mucha gente que sencillamente no quiere oír, y su especie se extiende cada vez más en la infosfera.

Conservapedia, el remedo (¿parodia?) de la Wikipedia dedicado a extender los valores del fundamentalismo cristiano y político es sólo un ejemplo. Hay muchas comunidades que quieren retirarse voluntariamente del negocio de conocer la realidad, porque poseen interpretaciones propias del mundo que no están dispuesta a comprometer por algo tan absurdo como los hechos. El principal problema que representa Conservapedia no son sus numerosos y divertidos errores, distorsiones e inexactitudes (al fin y al cabo está recién nacida), sino su misma esencia: la abdicación de conocer la realidad. Ahí fuera hay un montón de gente que prefiere evadirse de conocer el Universo a contemplarlo y enfrentarse a que no es como ellos desearían. Gente que prefiere ignorar hechos selectivamente, deformar interpretaciones, negar evidencias y utilizar plantillas de interpretación preconcebidas antes que asumir las consecuencias de lo que sabemos sobre el mundo. Gente que prefiere refugiarse en una cómoda interpretación donde ellos ponen las reglas, para escapar del lugar donde vivimos los demás. Para escapar de la razón.

Casi siempre esta abdicación de la realidad se lleva a cabo para defender a un dios o una ideología política, y con frecuencia ambas cosas están entremezcladas. Se niegan avances científicos, se inventan conspiraciones, se rechazan explicaciones y se crea un universo paralelo a base de verdades a medias y mentiras completas. Todo esto sirve para mantener a los fieles unidos entre sí pero separados y enfrentados al resto de la sociedad de tal modo que sean más sencillos de controlar y más poderosos de lo que sus números sugieren. Es el embrión del mecanismo que da lugar a las sectas. Es siempre un arma política.

Pero las sectas sólo sobreviven en ausencia de información, en aislamiento. El problema de quienes quieren replicar sus métodos es que hoy el aislamiento intelectual es prácticamente imposible, y sin aislamiento es complicado mantener la disciplina de la tropa. Los fieles pueden preferir Conservapedia, pero la Wikipedia no deja de estar ahí, y la carne es débil; la tentación del conocimiento prohibido acecha. Quien no quiere oír es peor que sordo, pero mantener esta postura es más sencilla en un convento cartujo que en una discoteca. Quienes desean utilizar la Red para segmentar y separar lo tienen difícil. Aunque no por ello dejarán de intentarlo.