Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

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A través de la Gran Muralla

En tiempos era fácil llevar una dictadura. Bastaba con definir unas frontera, guardarlas con celo y violencia, y asegurarte de que nada ni nadie pudiera cruzarlas sin control; personas, bienes o ideas. Lo que después hicieras dentro de esas fronteras quedaba en casa; podías amenazar, ejercer violencia, aplastar el pensamiento disidente o incluso asesinar a millares, o a millones con total impunidad. Total, ¿quién se iba a enterar? Los de dentro, seguro, pero ésos estaban a tu merced… Los gobiernos totalitarios valoran tanto su intimidad que hacen grandes inversiones para mantenerla. Por ejemplo el Telón de Acero que antaño dividía Europa costó un dineral, como en su momento la Gran Muralla China. Hoy el gobierno chino intenta cuadrar un círculo con Internet: permitir y fomentar su uso para desarrollar la economía, pero sin que se instaure el libertinaje electrónico. En Tíbet les está saliendo fatal: gracias a la Red y los teléfonos móviles los incidentes en esta región se están dando a conocer en todo el mundo, a pesar del carísimo sistema de censura conocido como la ‘Gran Muralla electrónica’. Y es que Internet interpreta la censura como daño; la información siempre encuentra el modo de cruzar cualquier Gran Muralla. Gracias a eso, todos somos más libres.

La Cienciología contraataca

Cuando te autodenominas Anonymous se supone que consideras tu privacidad como un valor importante. Así que los últimos contraataques de la Iglesia de la Cienciología contra el grupo que les ha enfilado tienen sentido. Elementos relacionados, según ellos, con la Cienciología han usado YouTube para distribuir vídeos en los que sacaban a la luz los nombres y apellidos de algunos de los miembros de Anonymous, mientras en los EE UU la propia Iglesia procuraba paralizar por orden judicial la siguiente ronda de protestas frente a sus sedes, usando de paso los papeles legales para identificar a sus rivales (equivocadamente, en algún caso). La controvertida Iglesia de la Cienciología lleva sufriendo el ataque de un disperso grupo de activistas basados en la Red autodenominado Anonymous desde hace meses. El grupo ha lanzado ominosos vídeos de denuncia y ha convocado protestas ante las sedes de la iglesia fundada por L. Ron Hubbard en todo el mundo, con cierto éxito. El enfrentamiento se está convirtiendo en un test de la viabilidad de Internet como vehículo político global, algo así como la Primera Guerra de Internet. Y parece que va para largo.

Añadidos un par de enlaces el 18/3/2008.

Internet como amenaza

Para los políticos españoles Internet no es una oportunidad, no es el futuro: es una amenaza, un territorio misterioso. En una campaña electoral tan reñida como la actual, con diferencias tan cortas en las previsiones de voto, los líderes han necesitado arriesgar, y así han aceptado los dos debates televisados cara a cara donde parece se van a jugar las elecciones. Pero no han optado por Internet. El debate propuesto en la Red por una amplia representación de medios digitales ha quedado arrumbado en favor de la televisión; lo malo conocido ha desplazado a lo bueno por conocer. Es cierto que desde que un pionero debate Kennedy-Nixon marcara las elecciones presidenciales estadounidenses de 1960, la televisión ha sido clave en la política. Pero Kennedy y Nixon arriesgaron, haciendo algo que antes no se había hecho nunca; no así nuestros actuales candidatos. El miedo a no controlar los tiempos y ritmos de Internet ha vencido a la necesidad de impactar a un electorado (el internauta) cada vez más amplio, y que sobradamente demuestra ser el más activo e interesado por la participación política. ¿A lo peor es eso lo que temen los partidos?

Atracar 400 bancos sin salir de casa

El Grupo Salvaje original no pudo ni soñar con ello, pero la tecnología lo ha hecho posible: hasta 400 bancos podrían estar siendo aligerados de su dinero por medio de un gusano informático, un método mucho más elegante para robar un banco que plantarte en una sucursal con una escopeta de cañones recortados. Y también mucho más efectivo. El arma del delito es un ‘gusano informático‘, un programa capaz de recorrer por sí mismo las redes de telecomunicaciones hasta llegar a un ordenador vulnerable, momento en el que ejecuta sus instrucciones. En este caso, el gusano se llama SilentBanker, y actúa interceptando las comunicaciones entre el banco y el usuario, de tal modo que redirige los movimientos de dinero hacia cuentas de terceros sin que ninguna de las dos partes se de cuenta. Como su propio nombre indica, su principal característica es el camuflaje. Lo cual quizá explique el que sea considerado oficialmente como de bajo riesgo, mientras que otras estimaciones indican que muchos bancos han resultado afectados. E incluso que la plaga se extiende.

A nadie le conviene extender estas noticias. Los bancos quedan, obviamente, mal si les roban dinero. Los clientes no quieren quedarse sin ahorros, y las compañías informáticas y de telecomunicaciones no quieren admitir que su control sobre sus propios productos es limitado, en el mejor de los casos. Al final, lo único que sirve es la higiene: tenga usted mucho cuidado de mantener siempre su ordenador lo más parecido posible a una patena, por ejemplo con las herramientas gratuitas del Centro de Alerta Antivirus. Porque si ni de los bancos te puedes fiar a la hora de guardar el dinero…

Corregida una expresión más que confusa para evitar decir lo contrario de lo que pretendía, el 21/2/2008. Gracias por el soplo, antípodo.

Los peligros de la nube

La ‘computación en nube’ es lo último: en vez de usar un PC potente, se instala un ordenador barato que almacena programas y datos en un servidor remoto, como hacen Hotmail o gMail. Cada vez hay más y de más tipos, ya que confiar en la ‘nube’ es más barato y ahorra problemas de actualización y seguridad; se acabaron los ataques de ‘crackers’, los virus, etc. Un terminal ‘tonto’ y una buena conexión a Internet, y tenemos la potencia de un gran ordenador sin pagarlo; el diseño original de Internet. Pero la ‘ nube’ tiene sus problemas. Y no sólo los de seguridad y privacidad. También está la fiabilidad de las conexiones a la Red, e incluso de esas empresas. Como se ha visto la pasada semana, cuando Amazon Web Services estuvo dos horas fuera de la Red, afectando a algunos de sus clientes empresariales como Twitter. La ‘computación en nube’ es tan importante para el futuro que en buena parte explica la oferta de Microsoft por Yahoo!: juntos pueden plantar cara a Google en este campo. De momento, le falta fiabilidad; mejor conservar nuestros PCs.

El canon y las razones equivocadas

A veces en política no es tan importante lo que se dice, sino las razones que se dan para justificar lo que se dice. Según este patrón, las posturas de los principales partidos españoles respecto al canon digital son ambas igual de abominables, rechazables y demagógicas. Si éstas son las dos opciones que tenemos para escoger, estamos apañados. Por una parte tenemos al presidente Zapatero y su optimismo antropológico, pidiéndonos el apoyo al canon en nombre del patriotismo y el apoyo a la cultura. Triste es la cultura nacional que ha de ser subvencionada por otra industria; triste, y condenada a morir a corto plazo. Si la única solución al cine, la literatura y la música de este país es un impuesto sobre las ventas de aparatos electrónicos, podemos dar por muerta a la cultura española. Si el patriotismo se invoca para sostener leyes absurdas y contraproducentes no se llama patriotismo, sino chauvinismo, y en el actual mundo globalizado es peor que malo: es inútil. La llamada al patriotismo cultural de Zapatero es patética, y sus motivos, sospechosos.

No mucho mejor es el ataque al canon que protagoniza ahora el principal partido de la oposición, el PP. Su candidato a la presidencia, Mariano Rajoy, se llena la boca de promesas de acabar con el canon, lo cual sería en sí mismo bueno. Pero sus razones para atacar este nefasto mecanismo de compensación no pueden ser peores. El 50% es torticera demagogia, cuando afirma que no se puede tratar a todo el mundo como si fuesen piratas, implicando algo falso (el canon no compensa la piratería, sino la copia privada). Y el otro 50% es peor, porque Rajoy y su partido plantean el rechazo al canon casi como un castigo colectivo contra los artistas españoles, que consideran políticamente enemigos. Malo es que un candidato a presidente justifique una medida con razones equivocadas; peor es que considere medidas políticas como castigo colectivo a quien no le apoya.

Ninguna de las ofertas tienen por dónde agarrarlas. Ni el PSOE explica por qué una industria de futuro debe subvencionar a una del pasado, o cuál es el coste para el país de hacerlo, ni el PP explicita qué hará con el problema de la propiedad intelectual, aparte de la populista medida de quitar el canon. Lo que está en juego es el futuro de la industria de la cultura, de la propia cultura y de la Sociedad de la Información, que es la del futuro; no es asunto para demagogias. Lo que hace falta no son llamadas al sacrificio ni parches interesados, sino una reforma en profundidad de lo que es, cómo se defiende, para qué sirve y cómo se compensa la propiedad intelectual e industrial, desde los derechos de autor a las patentes y marcas comerciales. Ninguno de los actuales programas de los partidos españoles se atreve a plantear una ley así, que marcará el futuro del país. En el panorama político, donde quiera que uno mire, sólo hay demagogia. Y entre los electores y ciudadanos, vergüenza. Ajena y propia.

Anonymous y la nueva política

El pasado domingo varios centenares de personas estrafalariamente ataviadas se concentraron en festiva protesta frente a la sede de la Iglesia de la Cienciología en Londres y en otras ciudades. Habían sido convocadas por Anonymous, un misterioso colectivo de ‘ciberactivistas’ que se comunica mediante ominosos vídeos en YouTube, y que ha decidido que la Cienciología está en guerra con la Red. Así, Anonymous ha animado una serie de acciones que han incluido desde las manifestaciones del domingo a ataques de saturación que han bloqueado temporalmente algunas páginas web cienciológicas. Con independencia del éxito que pueda cosechar Anonymous en este caso concreto (la Iglesia de la Cienciología es un oponente tenaz), su emergencia representa una nueva forma de acción en la esfera pública; una nueva política. Los participantes en los ‘ataques’ de Anonymous se agrupan en torno a un tema concreto de modo espontáneo usando Internet, para llevar a cabo acciones específicas, sin estructura ninguna. Cada vez más, la Red va a facilitar el surgimiento de ‘partidos instantáneos’ de este tipo, que por su carácter multinacional y mediático acabarán teniendo poder real. Anonymous es sólo el principio.

¿Terror bajo las olas?

No hay prueba ninguna, hasta el momento, de que los cortes ocurridos en cables submarinos en Oriente Medio y sus proximidades en los últimos días sean deliberados. Pero según aumenta el número de averías, que ya pueden ser cinco, la concentración en tiempo y geografía hace más y más improbable que se trate de una simple agrupación estadística. Sí, es cierto que los cables submarinos tienen averías todo el tiempo; 50 en los que atraviesan el océano Atlántico sólo el año pasado. Por eso los constructores y reparadores de cables tienen buques especializados repartidos por el mundo, para atender cuanto antes a estas reparaciones y evitar la sangría multimillonaria que es un cable cortado. Pero a pesar de quienes quieren ver en estos cortes el preludio de un ataque estadounidense a Irán, hasta ahora la principal razón para que no se pusiera en marcha una guerra de corte de cables es el equilibrio del terror: como la guerra nuclear, el cortes de cables se sabe cómo empieza pero no cómo acaba, y todos los estados participantes salen perjudicados. Especialmente EE UU, situado en el centro de la red mundial de telecomunicaciones.

Los cables son tan vitales desde mediados del siglo XIX que cada gran guerra del siglo pasado comenzó con un episodio de corte hostil de cables. Los británicos incomunicaron Alemania al comenzar la Primera Guerra Mundial, y en represalia los alemanes enviaron al crucero Emden a atacar la crucial estación telegráfica de la Isla Dirección, en el archipiélago de Cocos (Keeling), en el Índico, dando lugar a una de las principales batallas navales de esa guerra en el área. Esa misma estación, clave para las comunicaciones entre Sudáfrica, la India, Singapur y Australia, estuvo a punto de ser silenciada durante la Segunda Guerra Mundial cuando nacionalistas indios, animados por los japoneses, se amotinaron contra los británicos. En tiempos de guerra el equilibrio del terror deja de tener importancia. Pero en tiempos de paz los daños a la industria y el comercio que podría provocar a cualquier estado moderno un corte masivo de telecomunicaciones serían incalculables. Y los satélites son marginales; más del 95% del tráfico de datos e Internet cruza los mares vía cables submarinos.

Aunque tal vez a donde habría que mirar no es a los estados, sino a otras entidades, interesadas en provocar el caos y sin intereses directos en los cables. Por ejemplo, organizaciones terroristas. Dañar un cable submarino en aguas someras no es tan difícil como parece: de hecho sus propietarios ofrecen todo tipo de información detallada sobre su paradero, para evitar los dos grandes peligros accidentales que acechan a la industria: los arrastreros y las anclas. Un grupo terrorista con acceso a media docena de pesqueros tripulados por gente sin miedo a ser atrapados podría organizar una buena en determinadas zonas donde los cables se concentran, como precisamente el Mar Rojo, Alejandría y la salida del Golfo Pérsico. Reparar cables cortados es un proceso complejo y caro (animación Flash), pero un corte masivo de comunicaciones entre continentes ciertamente provocaría considerable caos financiero, y terror. ¿Y no es precisamente ésto lo que buscan los terroristas? Tal vez los cables submarinos se conviertan en el futuro en blanco del terror, si es que no lo han sido ya.

Mapa (pdf) y animación Flash tomados de Alcatel-Lucent Submarine Networks. Postal con sellos de barcos cableros del archipiélago de Cocos (Keeling).

Una telaraña frágil

La pasada semana una avería afectó seriamente al tráfico de Internet de Oriente Medio e incluso más allá, al quedar cortados dos cables submarinos cerca de Alejandría, en Egipto. El incidente subraya la extrema fragilidad de la Telaraña Mundial; porque Internet funciona sobre todo a través de un puñado de cables submarinos como los que resultaron cortados. De hecho otros tres incidentes en el Golfo Pérsico (a miles de kilómetros de allí) han provocado preocupación sobre la posibilidad de un acto terrorista: los cables son un punto estratégico clave, y no muy difíciles de atacar. Al parecer los dos primeros resultaron cortados por el ancla de un barco en apuros durante una fuerte tormenta en el Mediterráneo; un accidente común para los cables submarinos en mares someros. Es posible que el tercer corte se deba al aparejo de un pesquero, también un riesgo clásico. Pero es cierto que la vulnerabilidad de los cables es alta, y un cable cortado genera consecuencias globales. Quizá en el futuro estos cables se conviertan en blanco terrorista. A pesar de sus redundancias, Internet es frágil.

Microsoft, Yahoo! y el fin del PC

La guerra ha terminado, y el ganador es Google. La oferta de Microsoft por Yahoo! es el anuncio de una revolución en la industria informática, un radical cambio de paradigma. Se acaba la Era del ordenador personal (PC), una máquina completa con almacenamiento privado en cada hogar y oficina; el mañana pertenece al llamado ‘cloud computing‘, es decir, a la red distribuida, el almacenamiento de datos en servidores remotos y los terminales simples. La capacidad de procesamiento y el almacenamiento de datos se están moviendo ya, de los bordes de la red a su centro: el futuro es una repetición del pasado, con ordenadores centrales y terminales carentes de inteligencia. El futuro es el ‘googleputer’, y el modelo alternativo ‘pc-céntrico’ que hizo poderosa y rica a Microsoft ha fracasado. Por eso la empresa que fundara Bill Gates necesita a Yahoo!; por eso su oferta es el reconocimiento de una derrota estratégica vital. Microsoft ha perdido el futuro.

Yahoo! ha estado muy ocupada pisando los talones a Google mientras éste construía su superordenador planetario. Siempre por detrás, pero siempre duplicando los pasos del líder mediante compras y absorciones, de modo que ahora Yahoo! dispone de conocimientos y experiencia equivalentes a las de Google en lo que se refiere a la construcción y mantenimiento de los complejos sistemas que permiten al buscador almacenar y mantener ingentes cantidades de información y procesamiento, con fiabilidad y disponibilidad sin igual. Google tiene su ‘googleputer’, pero Yahoo! ha construido su propio ‘yahooputer’ equivalente. Lo que no ha sido capaz de crear es un modelo de negocio que lo respalde, ya que el ‘Proyecto Panama’, cuyo objetivo era alcanzar a Google en venta de publicidad contextual, no ha cumplido. De ahí las malas cifras financieras, y los despidos; de ahí la rebaja bursátil que ha permitido a Microsoft lanzar su oferta. Yahoo! no puede alcanzar ya a Google, pero tiene una opción razonable de ser segundo.

En cambio Microsoft no tiene nada. Su apuesta era avanzar en la misma dirección desde el extremo opuesto; extraer capacidades del PC para situarlas en servidores remotos empezando desde el sistema operativo. Pero la más que tibia recepción que está teniendo Vista en el mercado demuestra que el modelo no funciona. Ni siquiera el inigualado poder de Microsoft entre los fabricantes de ordenadores ni su demostrada falta de tacto a la hora de imponer su voluntad, incluso violando alguna que otra ley, han conseguido que Vista avance lo bastante deprisa. Los usuarios no confían su información a Microsoft, y los sistemas antipiratería de Vista han causado no pocos problemas. Forzados a instalar Vista muchos optan por Ubuntu, MacOSX u otras alternativas (como el propio Windows XP), que ofrecen más control al usuario de lo que hace su sistema operativo. Esta desconfianza hace que la transición a la nube desde el PC no sea posible.

Pero Microsoft carece de capacidad para llevar a cabo esa transición desde la oferta de servicios, como hace Google. De hecho Microsoft avanza reluctante por esta senda, porque necesita demasiado el PC; buena parte de sus ingresos dependen no sólo del sistema operativo, sino de los programas que corren sobre ellos, como la suite ofimática Office. Por eso Redmond no tiene una alternativa real a productos como Google Docs. La ventaja en el concepto de ‘cloud computing’ que antaño le diera la compra de Hotmail (la primera gran aplicación de este tipo) se ha esfumado; ahora el indiscutible rey del mercado es GMail, con el webmail de Yahoo! como segundo. Querer absorber Yahoo! es el reconocimiento de que para sobrevivir Microsoft necesita ofrecer su propia ‘nube’. Y de que no sabe hacerlo por sí sola.

Todo lo cual significa que el PC va camino del basurero de la historia. La idea de un ordenador completo y autosuficiente capaz de conectarse además a la Red está muriendo. La Internet del mañana tendrá en sus extremos terminales ‘tontos’, simples puntos de acceso sin capacidad propia como los que una vez defendieran empresas como Oracle y Sun. En el centro habrá ‘nubes’, vastas granjas de servidores interconectados capaces de almacenar todos nuestros datos y de procesar nuestra información en tiempo real, en una repetición en clave de gran farsa del viejo modelo del ‘mainframe’ con terminales que dio origen a la informática. Eso será más económico, más seguro, más conveniente y más sencillo; habrá menos virus, desaparecerán los problemas de compatibilidad, y las empresas propietarias de las ‘nubes’ se encargarán de garantizar las transacciones y de hacer la vida difícil a los ‘crackers’. A cambio, perderemos toda autonomía: nuestros datos y programas estarán en manos ajenas, lo cual significará menor capacidad de innovación, menos creatividad y un mayor nivel de control sobre los contenidos. Pase lo que pase con Yahoo!, la guerra entre Google y Microsoft ha terminado; y su resultado es que el PC muere. Para nosotros esta derrota no es una buena noticia.