Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

Las trampas, la ciencia y Corea

Pocas cosas hay más estúpidas que el fraude científico, porque si el refranero nos dice que se coge antes a un mentiroso que a un cojo, en ciencia la probabilidad de ‘colar’ un embuste importante es… cero. Todo resultado científico es la base de nuevos descubrimientos, de modo que el dato falsificado salta a la vista en cuanto alguien quiere usarlo para ir más allá y resulta que no funciona. En un tema competitivo es imposible que una estafa dure mucho. Los culpables son descubiertos con rapidez. Y como la ciencia funciona en base a la confianza (la naturaleza no hace trampas; por eso los científicos nunca buscan trucos), quien perpetra fraude científico ve su carrera arrasada más allá de redención posible.

Lo que no impide que el fraude exista; al igual que la pena de muerte no acaba con los asesinatos, la segura muerte profesional no evita que algunos científicos cometan chanchullos con sus datos, como el investigador surcoreano Hwang Woo Suk. Esto demuestra que quienes hacen ciencia son humanos. Y las enormes presiones a las que a veces se ven sometidos.

Desde que la ciencia fuera decisiva en y tras la Segunda Guerra Mundial la investigación es una cuestión de estado. Eso supone más dinero y mejor infraestructura, pero también burocracia y política en la ciencia. Corea del Sur, cuyo desarrollo ha sido espectacular, es un país orgulloso con un pasado glorioso que demanda un lugar en el mundo acorde con sus méritos. De ahí que desde las más altas esferas (prensa incluida) se apoyaran las hazañas del doctor Hwang hasta convertir su trabajo en el orgullo del país. Sus triunfos, y posibles fracasos, ya no eran individuales; eran símbolos nacionales.

Siendo el Dr. Hwang coreano, el orgullo nacional y la férrea ética del trabajo típicas de su nación se combinaron en una presión por los resultados que le llevó a los atajos prohibidos y la falsificación. Es decir, al suicidio profesional. El hecho que de su castigo sea merecido no debe obviar que es un ejemplo de los pésimos resultados de transformar la ciencia en un deporte competitivo. La naturaleza a veces no coopera. El objetivo de la ciencia no es ganar, sino aprender. Quienes lo olvidan, pagan.

7 comentarios

  1. Dice ser Daniel

    Lo que dices no es del todo cierto. Hay científicos que «tenían tan claro» que estaban en lo cierto que se permitieron alterar los experimentos para acercarlos mas a sus teorías. Por ejemplo, siempre se ha comentado que Mendel tuvo mucha suerte cuando eligió los caracteres que estudió en los guisantes: cada uno se expresaba por un gen situado en un cromosoma distinto, con lo cual no había problema para que le salieran esas tablas tan perfectas de guisantes arrugados o no, amarillos o no… Además, sus resultados parece ser que eran estadísticamente «demasiado perfectos» para ser cierto. Por lo que se sabe ahora hubo una intensa tarea de preparación de experimentos (eligiendo los caracteres que se iban a usar) y de resultados: Otro podría haber sido Galileo. Su famoso experimento (no está muy claro si lo hizo) de dejar caer dos bolas de pesos distintos… siempre caería primero la mas pesada, al menos en la atmósfera terrestre (hay que tener en cuenta el rozamiento en la caída y el empuje de arquímedes). Lo mismo dejando caer un peso desde lo alto de un barco en movimiento. Siempre caerá algo retrasado. Sobre estos temas están muy bien «Las mentiras de la Ciencia» (Federico di Trocchio, Alianza Editorial) y «El extraño caso de los ratones moteados» (Peter Medawar, Editorial Crítica). La sensación que te queda es que entre la mera preparación de un experimento e inventártelo completamente hay una gran variedad de grados intermedios, y los grandes nombres de la ciencia no siempre se mantuvieron en el lado «correcto». La diferencia fundamental con los no tan grandes es que al final tenían razón, aunque la forma de demostrarlo no fuese muy escrupulosa.

    26 diciembre 2005 | 21:36

  2. Dice ser Daniel

    Claro que no es lo mismo «retocar» estadísticas que inventarse directamente los experimentos, pero lo que comentaba es que entre ambos extremos hay infinitud de grados intermedios, y los grandes científicos no siempre se han mantenido cerca del primero. El ejemplo de Galileo es uno de ellos. Si repites alguno de los experimentos propuestos sobre caída de sólidos, descubres que los resultados no concuerdan con los descritos. Lo que ocurre es que estos científicos «sabían» que estaban en lo cierto, y que los errores se debían al error experimental, lo que les eximía (a sus ojos) para maquillar los resultados. En el caso de la fusión fría, Hwang, etc, lo que ocurre es que la presión para presentar resultados ya, les «obliga» a inventárselos. Los anteriores (Galileo, Newton, Mendel…) no tenían prisa por presentar sus resultados, por lo que ya estaban razonablemente convencidos de la certeza de sus teorías cuando los presentaron, a pesar del «maquillaje». Probablemente si alguien los hubiera examinado siguiendo el método científico los hubiera reconocido como apañados (aunque también hubiera visto que apuntaban en la dirección correcta).

    27 diciembre 2005 | 9:23

  3. Dice ser Retiario

    Estimado Daniel:No es lo mismo ‘apañar’ los datos de un experimento para que queden mejor que inventarse fenómenos. Esto, el invento, se descubre inmediatamente; lo otro también se acaba por saber(como tú muy bien dices en los casos de Mendel o Galileo), pero mucho más tarde porque es de una importancia menor.La segregación mendeliana de caracteres es real, vaya, por mucho que los números estuviesen maquillados. En cambio la fusión fría duró menos de un año, como las células de Hwang: es a este tipo de fraude al que me refiero, no al ‘maquillaje’ de una estadística.Un saludo.PP Cervera

    27 diciembre 2005 | 12:29

  4. Dice ser Dubitador

    El articulo y el subsiguiente dialogo entre Daniel y Pepe me ha parecido muy interesante y significativo, incluso ejemplar.Por ello estimo que resultaria interesante encontrar o establecer algun procedimiento para conseguir que ciertos (hmm… ¿como lo llamariamos? ¿post? ¿eventos? ¿debates? ¿entradas? ¿apuntes? ¿comentarios? ¿temas?… ninguno se me antoja valido y descriptivo) digamos articulos adquirieran un plus de visibilidad o accesibilidad, que quizas propiciara intervenciones mas tardias pero potencialmente enriquecedoras.Sugeriria que Pepe se tomara la libertad y molestia de seleccionar a algunos visitantes habituales que por mor de sus comentarios se hicieran acreedores del privilegio de dar puntos a articulos y comentarios y de tal modo entre Pepe y estos usuarios se iria conformando un listado o panel de esos articulos que quizas merecieran no quedar desplazados y ocultos por la corriente y acumulo de las novedades.Bueno, ya se que no es una idea muy pulida pero el objetivo al que apunta me parece que es valido.El panel de los ultimos comentario ya es algo en tal direccion.

    04 enero 2006 | 13:39

  5. Dice ser Retiario

    Estimado Dubitador:Una sugerencia muy interesante, que me apresuro a pasar a la superioridad competente, a ver si es posible introducirla en la próxima versión del ‘software’.Gracias por su atención e interés, y un saludo.PP Cervera

    04 enero 2006 | 19:07

  6. Dice ser Daniel

    Gracias también por lo que a mi me toca

    04 enero 2006 | 22:55

  7. Dice ser Pedros

    ¿Por qué esta serie de tópicos xenófobos y occidentalistas sobre Corea? Mejor no hablar de un país y una sociedad sobre la que no se sabe nada.

    31 mayo 2006 | 19:26

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