Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

Cuando los robots ordeñan

Cualquier granjero sabe que ordeñar vacas es una esclavitud; por la mañana hay que levantarse a horas infames, porque las ubres de los animales están repletas de leche que molesta presiona. Lo mismo ocurre por la tarde. Eso significa no solo horarios inhumanos, sino la imposibilidad de abandonar, siquiera un día, la pesada tarea: nada de vacaciones, días libres o simples descuidos. Tener vacas lecheras es una esclavitud. Y la tecnología está para eliminar la esclavitud. De ahí el invento, extendido ya en granjas de Gran Bretaña, Holanda, Francia, Nueva Zelanda y Canadá: vaquerías robotizadas en las que las propias vacas se ordeñan solas.

Una ordeñadora automática (hay otros fabricantes) se coloca en posición mediante ultrasonidos y láser, y alivia al animal de su exceso de leche mientras éste se distrae con bovinos pasatiempos, como rascadores de lomo o dispensadores de agua caliente o fría. En caso de problemas, el vaquero recibe inmediatamente un SMS en su móvil. Pero de momento parece que no los hay; las vacas hacen cola encantadas, el ganadero puede dormir hasta tarde, y todos en la granja son felices. Para que luego digan que la ganadería es una industria de baja tecnología.

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