Llevo mucho tiempo viendo uno de los pocos realities que han funcionado en Antena 3: Ven a cenar conmigo.

La idea está bien, aprendes recetas… y ves lo zumbada que está la gente y lo malos que pueden ser algunos.

Por si no lo seguís, la mecánica es la siguiente: Se reúnen cinco desconocidos y en cinco noches consecutivas van quedando para cenar en la casa de cada uno. Después, puntúan al anfitrión, y al final de la semana el mejor gana 6.000 euretes.

El caso es que claro, cogen a cada personaje que asusta. Aún tengo pesadillas con la casa de Anne, una mujer de San Sebastián que tenía toda la casa, ¡hasta la cocina! llena de muñecas de porcelana vestiditas de blanco… ¡Ahí podría pasar miedo hasta Freddy Krueger!

A parte de esa, han desfilado personajes que a veces te planteas si la gente así será de verdad, o un experimento del gobierno.

Llevan 39 semanas, y de esas, se habrán llevado bien cuatro o cinco… el resto se han dedicado a discutir o a ponerse verdes.

Me acuerdo de uno que decía que los demás le tenían envidia, uno con barba. Si todo el mundo fuera así me iría a vivir con lobos, leones salvajes o tiburones blancos, que esos dan menos miedo.

Además, de vez en cuando hacen programas especiales, como ese en que cenaban en el trabajo de cada uno (por ejemplo en un parque de bomberos) o con los hijos o la pareja.

Y como cada semana cambian los comensales, pues no te pierdes nunca, y es fácil de seguir.

Yo me parto con los comentarios de la voz en off, que le saca punta a todo.