Entradas etiquetadas como ‘peligro’

Peligro de muerte en ‘Pekín Express’

Menos mal que le pasó a Engracia y sobre todo a Manuel, que son hombres aguerridos, duros y curtidos en el campo, porque si le pasa a algunos de los yogurines se matan fijo. Os hablo del frenazo del camión.

Para el que no lo viera: resulta que algunas parejas quisieron subirse en un camión para que les llevara en la ruta. Cuando estaban ya todos subidos, al conductor camboyano le debió dar reparo y les dijo a todos que se bajaran. Pero Manuel y Engracia no se bajaron, no se si porque no se enteraron o porque no se quisieron enterar.

 

Entonces llegó la tragedia. El cabrón (perdónenme ustedes, pero no tiene otro nombre) del conductor se dio cuenta de que estos dos iban detrás y no se le ocurrió otra cosa que pegar un frenazo de padre y muy señor mío. Manuel, que estaba agarrado a una cadena que cruzaba la caja del camión, a la altura de la cabeza, le pegó un mordisco que dejó los eslabones tiritando, engracia se dio el piñazo padre contra el suelo y hasta el cámara se fue a hacer gárgaras.

Os lo digo, no se mataron porque a Dios le debe gustar la jota. Eso sí, como al final el conductor se ablandó (creo que porque pensó que había estado a punto de cargarse a dos guiris y que le podía caer el marrón del siglo) les dejó seguir el camino, y los dos de Ciudad Real encantados, jugándose la vida…

Más cosas. Menos mal que se fueron Esther y Oriol, porque perdieron la etapa y era eliminatoria, porque a esa chica ya no la soportaba. Más pava y la asan el día de acción de gracias. El caso es que como también llegaron los últimos en la anterior carrera debían llevar un par de cerditos durante todo el camino como castigo, como handicap. Que yo me pregunto qué narices habían hecho los pobres animales para merecer eso.

Esther ya se puso flamenca desde el primer momento, que si los cerdos le daban asco, que si ella no los tocaba… ¡Más asco le daría ella a los cerdos, que la miraban y chillaban como si hubieran visto una carnicería! Una cosa me ha quedado clara, los guionistas del programa son un prodigio de ingenio: llamaron a los cerdos Handi y Cap.

Al final, os podéis imaginar, el pobre Oriol, que además de un calzonazos es muy buen chico, acabó cargando con las dos mochilas, los dos cerdos y su novia, que es la más pesada de todas. Y hablando de Esther, lamentable la bronca que tuvo con el azafato, que encima, le había estado cargando con la mochila. Así es Esther, agradecida como un Gremblin al que das de comer pasada la media noche.

Me dio un poco de penilla cuando se pusieron a pedir para hacer dos equipos y dejaron para el final a Manuel y Engracia, que se sintieron un poco tristones. Y es que esta edición estuvo casi protagonizada por los dos veteranos del concurso.

En primer lugar, todos están un poco hartos de ellos, porque «un rato hacen gracia, pero luego cansan». Y es que los jodíos se pasan la vida como si estuvieran de excursión con el colegio y cantando, si por cantar entendemos chillar como si no hubiera mañana y no colocar bien ni una sola nota, que parece que los tíos están componiendo la canción sobre la marcha.

Y encima, para colmo, hemos descubierto que son un poco de la cofradía del puño cerrado. Resulta que Raquel Sánchez Silva montó una subasta a lo Christie’s, pero con un montón de camboyanos pobres mirando por detrás, en la que todos debían pujar. Pues los amigos de Ciudad Real tenían más pasta que la Reina de Inglaterra, cuando siempre llegan a los campamentos sin provisiones, con cara de perrillos abandonados y comen de lo que los demás compran.

Y claro, cuando sus compañeros vieron a los mendigos del grupo sacando los cuartos fliparon en colores y se tuvieron que acordar hasta del Tío Gilito y toda su estirpe.

En otro orden de cosas, amigos, qué sutiles son en Pekín Express con la publicidad localizada. ¿No os habéis fijado en como beben los concursantes una determinada bebida isotónica siempre con el logotipo bien a la vista? Ja ja ja. ¡Publicidad subliminal pero a lo explícito!

Sigo alabando la labor de los cámaras que acompañan a las parejas. En una ocasión varias parejas cogieron una misma Pick Up y no cabían ni con calzador y uno de los cámaras iba con medio cuerpo fuera, que no lo perdieron en un bache porque deben llevar ventosas en los pies.

Anda que no aprendemos cosas con Pekín Express. Por ejemplo, hemos averiguado que los camboyanos son súper discretos a la hora de casarse. Madre del amor hermoso. Yo no sabía si aquel pobre novio camboyano se casaba con una mujer o con un árbol de navidad con las luces puestas. Cuanto amor por lo hortera, señores.

También cabe destacar el papel del alcalde del pueblo en la prueba de la receta de cocina. Ya os digo que hay que tener redaños para comerse una receta con hormigas y otra con tarántulas que te hagan dos guiris llenos de mierda en cualquier lado. Es como si nos atreviéramos a probar una paella hecha deprisa y corriendo por dos camboyanos. Pero ahí estaba el hombre, con pinta de ser un especulador inmobiliario frustrado y probando.

Eso sí, el tío de protocolo entendía poco, porque el arroz que le llevaron Manolo y Marta se lo escupió a los pies de Raquel Sánchez Silva sin ponerse ni colorao. «Es que quemaba dijo». Joder, hijo, sopla un poco.

Y llegó, amigos, el momento lacrimógeno total: la llorera de Manuel. Al pobre hombre le dio un bajón y se puso a llorar más rojo que un tomate y a hacer unos pucheros que habrían conmovido hasta a Vlad Tepes el Empalador. «Me lo tomo en serio aunque me veáis alegre» decía el tío. Pues alegre, alegre no parecía, el jodío.

A este tío lo ponen a protagonizar un anuncio de abandono de perros del estilo «él nunca lo haría» y las perreras se vacían en una hora.

En fin, amigos, la cosa está así:

1.- Manolo y Marta (que bien me caen el padre y la hija).

2.- Sandra y Belinda (con lo que lloró Belinda porque se quedaban las últimas).

3.- Engracia y Manuel (y luego se cogen esos disgustos).

4.- David y Javi (divinos, como siempre, les llaman los rayaneros).

5.- María y Fernando (espectaculares los pantalones de sordomudo de ella).

6.- Javier e Hilario (el amigo alumno es como un pegote).

7.- Sonia y Menchu (comienza a mejorar mi opinión sobre ellas).