Mira que Jesús Vázquez había anunciado a bombo y vuvuzela que sería una gala complicada, pero no fue tan intensa como otras veces.
Pasaron muchas cosas, pero la mayoría previsibles, en gran parte por culpa de Sálvame, que se dedica a reventar todo lo que pasa en Supervivientes.
Lo primero que supimos (aunque como digo lo había reventado Sálvame, malditos sean) es que Román no iba a volver al concurso. Al concursante ya le habían puesto piedras en los bolsillos para que no se lo llevara el viento, pero ni aún así.
Los análisis que le hicieron salieron peores que mis notas de selectividad, así que los médicos le dijeron que no podía volver a la isla (en parte se lo ganó él, porque le dieron un aviso y siguió currando como si le fueran a renovar el contrato).
Lo más fuerte no fue eso, sino la presencia en el plató de su madre, luchando… por que su hijo se quedara. Como lo oís, los médicos diciendo que temían por su salud y la madre que no le veía tan mal y que por qué le sacaban.
La tía diciendo que en los informes no había visto nada grave (no le pareció grave la pérdida de peso, ni la incontinencia urinaria, ni los análisis de sangre…) ella empeñada en que su nene siguiera, como si le hubieran echado de clase de natación. ¡¡Esta mujer quería el premio como fuera!!
Me resultó pesada y contestona.
Poco después supimos algo sin lo que habríamos podido vivir: los nominados y exiliados en la selva tenían pedorrera. ¿por qué decidieron compartir eso con nosotros? No lo sé. Ahora me siento más unido a ellos… y huele a caca.
Pudimos ver también un resumen del paso de Malena y Sonia por la isla. Para quien no les suene son esas concursantes a las que sólo les hacen planos de barbilla para abajo. Las dos se pensaban que iban a concursar en El señor de las moscas, porque estaban sorprendidas de que les hubieran tratado bien.
Al llegar al refugio y reunirse con los nominados, Trapote les dijo: “Estáis muy bonitas”. Es probable que sea la primera persona que les dice eso mirándolas a la cara.
Poco después llegó un momento falsedad total. Rafa Mora se disculpó con María José por su altercado y se dieron un besito de reconciliación. Había más veneno en ese beso que en seis palés de serpientes cabreadas.
Entonces llegó lo verdaderamente emocionante de la gala: en Madrid, donde habito se desató un tormentón eléctrico de tres pares de vuvuzelas y en el edificio de al lado de mi casa cayó un rayo y a mi se me cayeron los huevos al suelo del susto. Pero como soy un aguerrido profesional, yo seguí a lo mío.
Como Román no podía volver y a los de la organización no les salían las cuentas de semanas y concursantes, tiraron por la calle de en medio y en lugar de quedarse con Sonia o con Malena, se quedaron con las dos, que a partir de ahora pasan a ser concursantes de pleno pecho, perdón, de pleno derecho de Supervivientes.
Luego vimos una bonita y emotiva conexión de Román con su madre, que fue tan bonita que casi echo la pota sobre el teclado. El chaval hecho polvo por no poder seguir y la madre insistiendo en que por qué dejaba que lo echaran. Al final Román (que había dicho que conocía su cuerpo y no estaba bien) le dijo a la madre con la voz quebrada «¿crees que debería seguir?».
Y aunque la madre le dijo que no (y luego siguió insistiendo, que si a Santi la edición pasada lo llevaron y trajeron del hospital) para mi que el muchacho se quedó con la pena de haber defraudado a su mamá, comprensiva como un sargento de la Legión.
La entrevista de Mireia en el plató no fue, directamente. Había muy poco tiempo y ella es bastante sosa y obvia, así que no le hicieron ni cinco preguntas y pasaron a otras cosas.
El único momento divertido de la noche fue la prueba de líder. Les habían puesto una hamburguesa con patatas a cada uno. El conjunto pesaba 500 gr y debían comerse sólo 100, de forma que el que más se acercara, a los 400 gr ganaba.
El caso es que ganó Deborah, que sólo se comió el tomate y la lechuga, pero lo gracioso fue ver a Perdiguero pasando de la prueba desde el primer momento y comiéndose la hamburguesa a dos carrillos, que le faltó empujársela con ariete para que entrara más deprisa. No fue el único: Parri también pasó y se zampó la hamburguesa doblada. En mi opinión, lo más inteligente.
La verdad, para mi fue una sorpresa: RAFA MORA FUE EL EXPULSADO DE LA SEMANA. No se me escapaba que este tío no le cae bien ni al espejo de su casa, pero pensé que la gente le dejaría para que diera juego y montara alguna bronca simpática.
Sin embargo, se fue con el ¡¡¡¡87% de los votos!!!!
La forma de vida de bultos por todas partes se lo tomó bastante bien, como si se lo esperara. Regaló sus pertenencias a los compañeros, se despidió rapidito y se fue.
Las nominaciones tampoco dieron muchas sorpresas, al menos por parte del grupo. Salieron nominadas Malena y Guillermo (ya veréis cuando se entere Malena de que Parri, su admirador, la nominó).
Lo que a mi sí me pareció una sorpresa fue que Deborah, como líder, nominara a Trapote, alegando que la rubia no estaba a gusto en la isla. Lo más lógico hubiera sido que nominara a Sonia, que acaba de llegar… No sé, para mí que ahí se oculta una antipatía. Desde luego a Trapote no le hizo ni puñetera gracia…
Al final, las tan anunciadas sanciones se quedaron en una caca pinchada en un palo. A lo mejor es que tengo una vena sádica, pero me pareció un castigo muy flojo. El tema es que como los concursantes nunca hacen caso cuando les dicen que dejen de comer en las pruebas, como castigo les quitaron la mitad de la ración de arroz que esta semana les han estado dando gratis.
O sea, que en lugar de regalarles por el morro 50 gr de arroz por persona y día, les iban a regalar sólo 25. Ya ves tú, llorando estaban, no te digo… Implacables como la guillotina, fueron, y Jesús poniendo voz de serio, como si les anunciaran que había azotes para todos.
Y ahí acabó la cosa. ¿Cómo lo visteis?