El descuido de Tom Brusse con su tanga en ‘Supervivientes’ que asombró por extraño de lo que pudo verse

Tom Brusse, asomando a sus amiguitos de pelo encrespado. (FOTO: TELECINCO)

Si creíamos haberlo visto todo en Supervivientes, estábamos equivocados. Tom Brusse ha mostrado una parte de su anatomía que podría trabajar por sí sola en el Circo del Sol. A ver cómo lo explico… los cantaritos del amor de Tom son en exceso fans de la gravedad. Es como si caminara con dos sandías metidas en bolsas del Mercadona colgadas del ombligo.

Pero antes de seguir hablando de los colgajos de la gente, podéis seguirme en redes sociales, donde encontraréis otras cosas finas como estas. Instagram: @GusHernandezGH / Twitter: @realityblogshow

Vamos con la gala:

En plató, Valeria Marini iba vestida con un vestido de brillantes que podría trabajar de bola de discoteca. Cualquier parecido de Valeria en el plató con Valeria en la isla era pura coincidencia. Para volar, Valeria tiene que dejar en el arco de seguridad las llaves, el móvil y el maquillaje, porque no la reconocen en la foto del pasaporte.

JJV iba con una chaqueta que estaba hecha con el mismo hule de la mesa de mi cocina. Era una cosa así como muy festiva, con dibujos de vegetales plantados por un jardinero loco. Eso no era una fantasía floral, era una aberración arbórea.

Lara iba muy guapa, lo que pasa es que le habían puesto un biquini con estampado animal de color como morado o azul o yo qué sé, como si estuviera hecho con la piel de un leopardo al que no le juntaba nadie en la selva por ser raro.

La gala consistió básicamente en la mesa de las tentaciones, o sea, que Lara les iba ofreciendo comida a cambio de putadas. Lo que viene siendo tener un trabajo y una nómina.

Melyssa tenía que cortarse el pelo a cambio de un montón de cosas gochas como crema de cacao, producto que inventó Dios porque las arterias le salieron demasiado anchas y había que obstruirlas de algún modo.

La madre de Melyssa no quería que su hija se cortara el pelo, porque para ella es muy importante. A veces pienso que la gente piensa que el pelo es un órgano fundamental del cuerpo humano y que antes se cortan el hígado, que es más prescindible.

JJV, en su infinita bondad, ofreció a la madre de Melyssa que se sacrificara ella por su hija. «¿Qué madre no se cortaría el pelo para que su hija comiera? Sería muy mala madre», le decía JJV a la pobre señora, que claro, solo llevó dentro de sí a Melyssa y la parió con dolor, sacrificios que a JJV le parecían pocos. Cómo se nota que él no ha tenido una cosa berreante sacándole la vida por los pezones a base de amamantamientos.

Melyssa quedó en pensárselo, estado en el que duró casi toda la puta noche.

Y llegó Albalá a la mesa de las tentaciones. Había un pollo con patatas. Con todas las patatas que había en Honduras. Ese pollo asado nadaba en putas patatas fritas. El cocinero de Supervivientes llegó a Honduras en abril de 2019 solo para ir friendo patatas.

Y él y JJV entraron en una competición de rimas de buen gusto.

«Pergamino rima con chumino», dijo JJV. «Pergamino… a tríncame el pepino, que se dice», aportó Albalá. Es que lo mismo le pasaba a Federico García Lorca.

– Paco, mira qué poema:

Aquella noche me dejé
el cipote en carne viva
qué forma de empotrar
necesitamos hasta saliva

– No sé, Lorca, es un poco burdo…

– Bueno, pues pon esto:

Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.

La penitencia de Albalá era no poder nominar hasta el final del concurso. «No podrás nominar nunca más«, decía el pergamino. Nunca. Te haces juez de los Óscar y no puedes nominar a Meryl Streep. NUNCA MÁS.

«Nominando estás intentando cambiar el destino de los demás, pero yo creo que el destino ya está escrito», le aconsejó Melyssa. Joder, Melyssa, sí que se toma en serio lo de las nominaciones. Qué trascendental. Melyssa una vez fue pescadera y no llamaba por el número de turno por no cambiarle el destino a la gente. Si el futuro te tenía deparada merluza o gallo de ración ya estaba escrito.

Albalá se quedó con el pollo. A tomar por culo el destino, las nominaciones y la madre que las parió.

Olga en la mesa. Ella dijo que de ser Melyssa no se cortaría el pelo ni loca. El tiempo acabaría por desmentirla. «Es que ella trabaja con su físico y con su pelo», argumentó en contra de cortarse la melena. Ni que fuera Rapunzel, coño.

«45 años y hasta aquí se me ha quedado», dijo Olga sobre su propio cabello. Sí, Olga sufre atrofia capilar. Hay secuoyas que crecen más deprisa que el pelo de Olga. Es el único vello que crece hasta un punto y luego se cansa y se coge la baja y ya no crece más. Huelga capilar.

La recompensa era gazpacho, bienmesabe, jamón, pan con tomate y creps con crema de cacao. Si le ponen más cosas necesitan una mesa auxiliar.

Lara Álvarez es mala negociadora, porque les dejaba probar a todos y luego no le compraban nada. Era como las que ofrecen muestras en los supermercados.

Olga, esa persona que piensa en los sentimientos de los demás como en cosas que se pueden romper porque no valen para nada, habló del corte de pelo de na María Aldón del año pasado. «Es que Ana María tenía cuatro pelillos, no tenía melena«, dijo Olga, que se piensa que ella tiene un pelo tan maravilloso que nosotros nos hacemos vestidos de seda y los gusanos de seda se hacen vestidos de pelo de Olga.

Turno de Tom. Tenía un sándwich como oferta y él y Lara se pusieron a mirar al ras, inspeccionándolo, como si fueran peritos de sándwich.

También tenía un móvil, para que llamara a Sandra y hablara con ella «si ella te lo coge», como le dijo Lara. Tom eligió la llamada en un principio. No eligió comer pero igualmente se iba a atragantar, porque lo mismo se lo cogía Julen.

Su penitencia era llevar un taparrabos una semana. «A ver una cosa…», dijo Tom al ver la hoja de parra. Tom quería las dos cosas, la llamada y el sándwich. Lara no se lo dijo así, fue más fina, pero la respuesta era equivalente «a pollas como ollas».

«Pero, ¿puedo llamarla desde mi móvil para que conozca el número?», dijo él. Lo mismo llama y resulta que está bloqueado. Pobre muchacho. Para él llamar a Sandra es como llamar a Jazztel para darte de baja: frustrante.

Mientras discutían las moscas se estaban comiendo el sándwich sin penitencia ni nada. Lara Álvarez estaba en modo vaca con el rabo, espantando moscas todo el rato. Yo este verano no pongo mosquiteras, voy a poner a Lara Álvarez en el alféizar.

JJV quería llegar a un acuerdo, más que nada para ver a Tom toda la semana con el culo al aire, cosa desagradable, porque Tom tenía el culo que refulgía de blanco. Si a Franco le dejaron el culo blanco porque su mujer lo lavaba con Ariel, a Tom se lo metieron en lejía Conejo.

El trato se quedó en que cogía la llamada y si no se lo cogían le daban medio sándwich.

Turno de Lara Sajen…

Pero apareció otra vez Tom Brusse a seguir negociando. «El bocadillo, la llamada y todo fuera», dijo Tom, que estaba dispuesto a ir desnudo con tal de tenerlo todo. Los profesores de Tom nunca le recibían en las tutorías cuando le habían suspendido por si les ofrecía tratos así.

Y se puso el tanga con la hoja, pero se lo colocó mal y al ponerse de perfil acabó enseñando los huevos colganderos y le dieron como premio el bocadillo entero.

Eso no eran testículos, eran plomadas. Los cojones de Tom los puede usar un albañil para hacer vertical un muro. Tiene las pelotas tan colganderas que si corre desnudo se hace daño en las rodillas. Los espermatozoides de Tom hacen escalada antes de poder salir al exterior. Tom se quita los calzoncillos y chilla porque el suelo está frío.

– Tom, menudas alforjas le has puesto al caballo ese que estás montando.

– ¿Qué alforjas?

Y así.

Ahora sí, Lara Sajen.

Le ofrecieron quedarse con unos amuletos y dulce de leche, a cambio debía ponerse una bola de las de fantasma, con una cadena. Qué mierda de recompensa, oye. Aún así la aceptó sin muchas pegas.

Y LLEGÓ LA INJUSTICIA PADRE

Gianmarco: Tenía una pizza del tamaño de Australia. A cambio tenía que raparse el pelo a dos centímetros, que ni siquiera raparlo. Él que no, llegaron a ofrecerle dos pizzas a cambio de raparselo al dos. Y después, tres pizzas si se rapaba al uno.

PERO QUÉ COJONES ES ESTO. ¿TRES PIZZAS ENORMES? Por el amor de Dios, que sale Gianmarco de la isla con problemas coronarios por comer harina.

«Giorgue de verdad eres un cabroncillo», decía el italiano al presentador. Encima, la mejor recompensa de toda la puta noche y él poniendo pegas.

«Es que tengo un trabajo cerrado hace tiempo y no puedo cambiar completamente», dijo Gianmarco como excusa, porque claro, aún no se han inventado las pelucas. No sé qué trabajo cerrado tendrá Gianmarco, lo mismo es para hacer de brocha en un anuncio, con la coletilla esmirriada esa que lleva.

Qué canteo, a él 3 pizzas y a Tom un sándwich de mierda. Lara, un poquito de dulce y unos chismes que no valen para nada… INLLUSTIZIA.

«3, 2, 1… 1… 1… 1…», decía Lara haciendo una cuenta atrás para tapar la pizza y dejar a Gianmarco sin comer. Lara lo intentaba retrasar tanto que no acababa nunca de contar. Una vez Lara Álvarez trabajó en la NASA haciendo la cuenta atrás de los cohetes. Estuvo diez años y no despegó ni una puta nave.

«Lara, levántasela por última vez», dijo JJV sobre la tapa, haciendo una versión guarra de Casablanca y el «tócala una última vez, Sam». Aunque lo de Sam ya era cochinero de por sí. Yo soy Sam y le digo «tócamela tú, no te jode».

Y nada, se quedó con el pelo y sin las pizzas. Tolai.

Llegó Lola. Tenía una hamburguesa más grande que un niño de nueve años. «Sabe al norte», dijo Lola cuando probó un poco. Patatas fritas sabor huevo y hamburguesa sabor norte. Ya lo he visto todo. Las papilas gustativas de hoy en día van como puestas de LSD todo el día de las fantasías que les tocan.

«¿Qué nivel de putada estás dispuesta a aceptar?», preguntó JJV. Lola dijo que un 6. ¿Alguien tiene un putadómetro para ver cuánto es eso?

Las moscas se ponían las botas con la hamburguesa. A mí eso me da telele. ¿No pueden comprar unas campanas de cristal o algo? En serio, qué cosa más asquerosa por dios, que te comes la hamburguesa con huevo. Y no de gallina.

La penitencia de Lola era pasar por todas las penitencias, un día no ver, otro día atada a otro compañero, otro día sin hablar… Se cogió la hamburguesa. Nos ha jodido. Bien por Lola.

Y regresó Olga. «Me corto el pelo por los hombros por la nutella y el pan», dijo, porque le había dado envidia la recompensa de Melyssa. Y luego dijo «estoy loca perdida». Uy, sí, qué locuela, qué valiente. En el futuro los libros de texto borrarán lo de Aníbal cruzando los Alpes con elefantes para poner que Olga se cortó el pelo. ¡Locura!

Apareció la hermana de Olga y en lugar de apoyarla le dijo que había hecho el idiota. «AHORA TE AGUANTAS, AHORA LO ASUMES«, le dijo. La hermana de Olga no consuela, conhunde.

Y… ¿La hermana de Olga por qué se pone esos biquinis puntiagudos?

– Hola quiero un biquini.

– ¿Cómo lo quiere?

– Que me tape el papo, pero que asome por los lados.

Y así.

De vuelta a Melyssa, que seguía pensándoselo. «Esto es mi personalidad y no puedo», decía Melyssa, que es tan profunda y tiene tanta vida interior que su personalidad es su pelo. Su forma de ser son las uñas de los pies, al parecer.

YA SE ME ESTABA HACIENDO PESADA

Le ofrecieron que si se lo cortaba su madre tendría el pan, la crema de cacao y la llamada. «No quiero que lo haga por mí», dijo Melyssa llorando. No quería, pero sí.

«¿Lo tengo que decidir?», preguntó Melyssa. No te jode. Si quieres lo decides cuando los coches vuelen y viajemos a Marte por vacaciones. NO, MELYSSA, TÚ NO DECIDAS, YA NOS ACOSTAMOS A LAS SIETE DE LA MAÑANA.

Qué pesada ya… que fue la primera en llegar a la mesa, que fue a las diez de la noche y eran las 12 y aún no había decidido. Y encima Melyssa, que tiene el pelo más largo que la carrerera de Madrid- La Coruña, coño, que lo va a arrastrando como cola de dragón con problemas capilares.

«Jorge, me juras que mi madre quiere hacerlo?«, preguntó ella para sentirse mejor. Sí, claro, la madre iba al plató esa mañana deseando cortarse el pelo, no te jode. El sueño de su vida, que JJV le hiciera un estropicio en directo.

«Tranquila mi vida, que el pelo crece», le decía la mujer desde el plató, resignada. Menos mal que a Melyssa no le ofrecieron quedarse manca, porque acaba la mujer haciendo el patrón del móvil con la lengua.

«Por favor, que no le corten ni un milímetro más«, decía Melyssa como condición para que a su madre le cortaran el pelo.

JAJAJAJA

– Vale, torturáis a mi madre, pero desinfectad el sacacorchos que le váis a clavar en la rodilla.

Y así.

Total, que Olga le cortó el pelo a Melyssa en la isla, unos 20 centímetros. La diferencia era cero. No se le notaba nada.

Y JJV le cortó el pelo a la madre en el plató. Anoche todas las peluqueras y estilistas que vieron ese corte lloraron. Hoy no hay un solo salón de belleza que no tenga la bandera a media asta en señal de luto por la melena de esa señora.

Y poco más de sí dio la gala… ¡Se acabó lo que se daba!

2 comentarios

  1. Dice ser Luz

    Me he reído, gracias Gus

    02 julio 2021 | 22:17

  2. Dice ser Orje Gavie

    Tom debió haber sido recompensado con una de las pizzas que rechazó el malage del italiano. Que demuestra que no vale para el espectáculo de televisión con una excusa tan poco creíble.
    Y lo de ir en taparrabos a un tío, a ver cuándo se lo hacen a una tía, que tenga algún morbo añadido el tener que mostrar el juju si se tercia.
    Yo soy Tom y exijo ir en bolas directamente, con tal de herir la sensibilidad de algunas de las que juegan.

    03 julio 2021 | 19:29

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