Como si atracan a una abuela, todos los niños son buenos en ‘Idol Kids’

Ja ja ja, canta como el culo, ja ja ja, ¡estás dentro! (FOTO: TELECINCO)

Idol Kids no significa «niños ídolo», significa «idolatro a los niños que hasta les sacrifico corazones de guerreros hechos prisioneros en batalla». O al menos, eso es lo que se puede deducir de las valoraciones del jurado de Idol Kids, con Pantoja a la cabeza, que le da igual ocho que ochenta, le sale al escenario el muñeco diabólico preparando droga y le da el pase verde sólo porque es bajito y parece un niño.

Me habéis dicho mucho que hablo casi todo el rato de Pantoja. ¿Y qué culpa tengo yo si este programa es como un ciclo de lavadora con agua a 90 grados? Lavados de imagen Idol Kids. Tú pones a Bárcenas de jurado en Idol Kids y le sacan que parece un monaguillo inocente.

Para que os hagáis una idea, el programa comenzó… espera, espera.

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Vale, pues comenzó con un señor recogiendo a la Pantoja en un coche para llevarla a un concierto. AHÍ, AHÍ, QUE SE VEA QUE ERA UN CONCIERTO GORDO TOCHO. Un Tochoncierto.

«Me subí a un escenario cuando sólo era una niña y decidí que eso es lo que quería hacer toda mi vida«, dijo la Pantoja. Pues como los albañiles, que de pequeños se suben a un andamio y ya siempre ladrillos y mortero.

Antes del concierto, la Pantoja tenía el camerino que parecía una tienda de marcos. Rococó. Está el horror vacui y el Mecago la pata abajo vacui de esta señora.

Jesús Vázquez y el jurado fueron a conocer a los concursantes. Entraron en la sala donde estaban los niños en plan comando, agachados y andando sin hacer ruido. No sabías si iban a darle una sorpresa a unos niños o a robar un chalet.

«Hay que convertir esos nervios en energía«, dijo Jean. Sí, puedes enchufar la nevera a los putos nervios. En las centrales nucleares no hay plutonio, hay gente nerviosa.

A Pantoja la habían maquillado como un mapache y le habían puesto un moño y una coleta, una moñoleta alta. Con eso la Pantoja medía metro noventa.

JV les explicó de nuevo la mecánica. Son cuatro reglas, pero se las volvió a explicar. Si Jesús Vázquez fuera profesor de Primaria los niños acababan la escuela con 45 años y sin ganas de vivir.

«¿Con quién has venido?», le preguntó Pantoja a un niño. Con los extraterrestres, no te jode. Pero oh, casualidad, el niño tenía una historia interesante que nadie le había dicho a la Pantoja, que hizo la pregunta de forma espontánea.

«Con mis padres y con mi novia», dijo un niño de once años. Llevaban juntos cuatro años. Esos niños se están arruinando la vida.

A la Pantoja le gustó el niño porque es «un romántico». El criterio musical de la pantoja no tiene límites. El niño, creo que viendo que sabe cantar y se ha preparado e hizo una buena actuación y que la Pantoja sólo le hablaba de la novia, se puso a llorar.

En el colmo de la espontaneidad, salió al medio del plató Jesús Vázquez arrastrando a la novia de la mano. Es que los dos estaban llorando, motivo más que suficiente para exponerlos en un gabinete de rarezas. Sólo les faltó cobrar cinco peniques para poder darles de comer.

«Vamonos tú y yo para atrás que el artista aquí es él», dijo Jesús Vázquez después de haberla metido en el escenario con calzador. Ojalá la niña diciendo «pero si me has traído tú, joder».

«Tengo nueve años», aplauso cerrado del público.  «Vengo de Lanzarote», aplauso enfervorecido del público. Ese público se emociona con cualquier pollada. Qué gente más feliz por el amor de Dios. Esta gente pierde un pie mordido por un zombi y aplauden ilusionados.

«¿Quién es tu ídolo?», preguntó Carlos Jean, espontáneamente también, porque no le habían chivado que la madre de la niña era su ídolo. Joder, de verdad, este programa tiene tanta naturalidad como mi abuela vestida de Batman.

«Eres una gran artista, da igual como cantes. Si levantas al público, por algo es», dijo Pantoja. Vale, para Pantoja un señor de 80 años que fume ducados desde los diez años, pero tenga una ametralladora y apunte al público, haciendo que se levante, es un gran artista.

«Tú tienes ADN de artista», le dijo Carlos Jean. Claro, eso es. El gilipollas de Mendel mezclando guisantes, sin saber que existe el ADN de artista. Mezclas a Rosalía y Raphael y te sale un tenor con las uñas largas, por ejemplo.

«Edurne, me estás dando la tarde», dijo la Pantoja porque Edurne le dio un ‘no’ a una niña. Todos los niños son buenos para la Pantoja. A ver… ¿cuál puede ser el listón de Pantoja a la hora de juzgar a un cantante?

No hay más preguntas, señoría.

«Uf», dijo Edurne. Comentario de calidad. Pero claro, qué vas a decir, si la Pantoja intentaba interrumpirla en cada puñetera frase. Se había comido un tertuliano de Sálvame.

«Cuando empecé en Idol Kids me preguntaban ¿qué esperas encontrar?«, dijo Carlos Jean. Cuando empezó, dice, allá por el 1876, no te jode.

Salió uno de Canarias, aplausos. Uno de Menorca, aplausos. Sale uno de Murcia… ni le preguntaron de dónde era. Cabrones.

«Tu dulzura… te he visto muy nervioso, pero eso con el tiempo se quita«, dijo Pantoja, porque los nervios son como los hongos en los pies, que te echas crema y con el tiempo se quitan.

«He convertido el dolor en música, has dicho, eso es una frase para guardar», se asombró Carlos Jean, que ya sabemos qué es lo próximo que se va a tatuar. Si a Carlos Jean le recitas a Paulo Coelho follas en la primera cita.

Para presentar a un niño sacaron una imagen de recurso de una liebre en el campo. No hay nadie al volante de la edición de este programa.

De Corrales, Huelva.

«No tenías que haberme traído nada, Sergio», le dijo JV a un niño que se llamaba Rubén y llevaba una cajita con cosas suyas. «No, esto es mío», dijo el niño, que debía estar pensando que ya, que alguna vez tenía que ocurrir, que le iban a atracar y que mejor así y Jesús Vázquez que no un toxicómano con una navaja oxidada.

Jesús Vázquez, como en este programa se vota la voz y sólo la voz, salió corriendo antes de que votara el jurado a enseñar la colección de estampitas del niño.

«Isabel mezcla mucho el criterio con la emoción… con lo cual es una persona sensible«, dijo Carlos Jean de la Pantoja, que nunca le da al botón rojo. Dijo «es una persona sensible» por no decir que no tiene ni puta idea de música y vota lo que le sale del papo.

Salió un niño a cantar que no había cantado nunca antes. El muchacho desparpajo mucho, cante, poco. ¿Qué clase de crueldad paterno-filial te empuja a llevar a tu hijo a un programa de cantar si sabes que no sabe cantar?.

«Hablemos de cantar… con cariño… es lo que más tienes que entrenar«, le dijo Carlos Jean, como si estuviera hablando con mi tío el cojo, que pesa 123 kilos, sobre empezar a hacer maratones.

A Pantoja le sudó el papo que el niño no supiera cantar, le dio al botón verde. «Somos tres seres distintos», dijo ella porque Edurne y Carlos Jean sí le dieron al rojo. Ella es un ser de luz bondadoso y dulce, no como los perros rabiosos de sus compañeros, que comen niños y escupen sus huesos.

«Los nervios te han traicionado, pero eres de Almonte, de la Virgen del Rocío y allí hay que morir…», valoró Panto. El pensamiento preferido de Pantoja es ¿POR QUÉ NO? VENGA, COÑO, PALANTE.

Un niño dijo que se presentaba al concurso porque «me gustaría ser famoso». Eso, que sea astronauta y vaya a Marte su puta madre, que los niños pasan como de comer mierda. Quién cojones quiere hacer avanzar a la humanidad cuando se tiene Tik Tok.

«Para ser artista lo importante es no tener vergüenza», dijo la Pantoja, que menos cantar, considera que para ser artista todo es importante, menos ser artista.

A Pantoja le entran a robar en casa, se los encuentra registrando en el cajón de las bragas y oliéndolas, y le da al botón verde porque lo importante para ser artista es tener parafilias raras.

Isabel, para que no le dieran más rojos a los niños, puso todos los botones verdes. Pero el botón seguía siendo rojo, así que si le dabas al verde pensando que el niño o niña era buena, en realidad le estabas mandando a su casa. No dejéis que Pantoja coloree los botones de la silla eléctrica, por favor, que indultan a un preso y lo asan como una alita de pollo olvidada en el fondo del horno.

El abuelo de un niño había llevado sidra. Carlos Jean salió echando leches a pillar un par de culines. Joder, a este hombre lo quieres secuestrar y no tienes que usar furgoneta. Le pones sidra en un sótano y ya se mete él solo ahí.

En el capítulo de maldiciones está la de «mala lepra te coma la cara», «así te revienten las entrañas» y «quien no diga ole, que se le saque la hierbabuena», que es la maldición de la Pantoja. La oyó y Voldemort se estremeció.

«Una abuela es una abuela, es igual que una madre, es igual que un hijo», dijo la Pantoja, que no tiene muy clara la cosa de los parentescos y se le mezclan. El libro de familia de los pantoja es un carajal. No sabes quién parió a quién.

Y poco más… nos vemos en el próximo, Os Idol Atro Kids.

2 comentarios

  1. Mi marido y yo hace tiempo que no vemos estos programas pero yo siempre entro aquí a ponerme al día y no dar audiencia a esas cadenas.

    15 septiembre 2020 | 09:51

  2. Dice ser Nando Herrera

    Lo malo de estos programas es que fomentan a una enorme cantidad de padres muy ajenos a la realidad que ya sea por exceso de celo o por total desconocimiento, dicen que sus hijos hacen bien lo que dicen que hacen, siendo algunos para encerrarlos y tirar la llave.

    A un niño le conviene a veces una bofetada de realidad, y a sus padres más, por eso este tipo de programas donde todo el mundo es un genio, cuando la realidad es otra muy distinta, son perjudiciales, especialmente para el mundo de las artes escénicas.

    15 septiembre 2020 | 09:58

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