Oriana Marzoli enloquece en ‘La casa fuerte’ e Iván reacciona con violencia y pateando cosas

Iván, cantando saetas en ‘La Casa Fuerte’. (FOTO: TELECINCO)

Cuando llamaron al programa La casa fuerte seguramente no pensaban que iba a ser porque se iban a liar unas peloteras que el desembarco de Normandía parece una partidilla de Monopoly a su lado. Y en ese desatino de sentimientos más tóxicos que hacerse un té con aguarrás, están de protagonistas Oriana, esa mujer que colecciona prejuicios e Iván, que colecciona broncas.

«Los dimes y diretes han acabado con la paz en la casa», nos informó Nuria. Ya, tía, si es que eso mismo pasó en Vietnam. Que si dice uno una cosa, el otro va con el cuento y a la que te das cuenta estás arrasando selvas y recibiendo tiros del vietcong.

«Un comentario de Cristian Suescun ha provocado un terremoto«, dijo Nuria. Joder con Cristian. Qué metepatas. Abre la boca y sube el pan. La burbuja de la vivienda la provocó él hablando de comprarse una casa. ¿El crack del 29? Un día que le llevaron de visita a la Bolsa.

Total, que anoche vimos el estado general de limpieza de la casa: vertedero abandonado.

Los asaltantes tenían la encimera donde cocinan con más mierda que un piso de estudiantes. Un piso de estudiantes donde los estudiantes hubieran muerto descuartizados.

«Esta mañana me han despertado las moscas, se me ponían en la cara«, dijo Labrador. Nos ha jodido, es que tienen pinta de oler que el día menos pensado pasa un jardinero, los recoge con una carretilla y los echa en el césped para que crezca fuerte y sano.

Cogieron una sartén y estaba «disecada», «pensé que eso era un champiñón«, dijo Iván mirando la sartén del día anterior, donde se habían criado formas de vida que ríete tú del caldo primigenio.

Iván se fue a lavar dos tazas pero nunca volvió. Es la versión cochina de irse a por tabaco. Y claro, Labrador, entre llamar a la Guardia Civil y empezar una búsqueda con perros y helicópteros e ir a buscarle, prefirió ir a buscarle.

Iván estaba en el baño con Oriana. Pues qué asco, recién levantados con el aliento de alcantarilla neoyorkina y haciéndose arrumacos. Los morning glory se tienen con los dientes lavados.

Mientras, Yola se levanta con el primer sol y se pone a hacer yoga. Yola hace yoga. No es por nada, pero si dices «Yoga Yola» muy seguido parece que estás pidiendo que te masturben.

Todas sus posturas y ejercicios que Yola hace van encaminados a la realización de escorzos pectorales o de glúteos. Estaba viendo la tele anoche y preguntándome desde cuando tengo yo una pantalla de 3D.

El biquini de Yola no es un triquini, es un multiquini, eso llevaba más tela que el vestido de una menina.

El caso es que Yola se levantó malvada. Bueno, en el orden y límite en que Yola puede ser malvada, que es tirando a poco. Las maldades de Yoga se las confiesas a un cura y son tan puras que acaba haciendo la penitencia el sacerdote.

«Se me ha ocurrido hacer un disfraz con la misión de entrar en las habitaciones de los residentes sin que nos descubran como si fuéramos seres de otra galaxia y al ser oscuros sin que nos vean y asustarlos«, dijo Yola, contando su plan perfecto.

El «disfraz» era una bolsa de basura. Quería hacerse pasar por un ser de la galaxia Basúrea, del planeta Désechon.

Leti se sumó al infalible plan. Al plan de sufrir un colapso por asfixia, claro, porque se respiraba mejor con una mascarilla de cemento que dentro de esas bolsas.

Sus armas eran una ramita de romero con la que le arreaban hostias en la cara a sus víctimas. El día que los extraterrestres nos contacten no traerán láseres, traerán romero y si vienen enfadados a lo mejor nos disparan con tomillo y hierbabuena. Estamos perdidos.

Se fueron a despertar Ferre y a Cristina.  «Pero no hables, que nos reconocen», se quejó Yola porque Leti habló. No te habían reconocido, Yola. Imposible. Yola es la única que veía la peli de Supermán y pensaba que Clark Kent y él eran personas diferentes. Lo del caracolillo de pelo y las gafas la despistaban.

«Esto de ser parte del servicio está bien porque cotilleas de todo», dijo Leti, que piensa que la CIA hace eso. No entrena espías para matar, les entrena para pasar bien la mopa. Hay más espías en las porterías que en las altas esferas del Gobierno.

Además de ser de otra galaxia, Yola es quiromante, y se puso a leer manos como el que ojea el ¡Hola! en la peluqería. «He visto en la mano de Iván que iba a discutir con Oriana y que luego iban a hacer las paces. Y aparecía que Iván iba a tener gemelos y que Oriana aquí se va a quedar embarazada». Joder con Yola. Te lee la mano y sabe hasta si te va a devolver Hacienda.

«Yo no me veo ahora teniendo un hijo», dijo Oriana cuando se lo contaron. «Iván está bastante bueno y podría tener un hijo superguapo con él», reflexionó sin embargo Oriana, que es como los espartanos: como no le salga el hijo guapo lo abandona.

A Oriana le sale un hijo con las orejas de soplillo y lo lleva con la capota del carricoche bajada hasta que tenga 15 años.

Hicieron un juego diario, «un juego que estimula sus manos y su mente», dijo Nuria. Eso era hacerse pajas fijo. Ah, pues no, era montar un mueble.

«Yo le monté un escritorio para mi hija», contó Juani. «Compré un escritorio en el centro comercial y cogí un martillo y PAM, PUM, PAM, lo monté. Luego mi marido me dijo que eso se montaba con destornillador», rememoró Juani.

«Ahí sigue», dijo. Nos ha jodido, que ahí sigue, Juani, joder, que está el mueble acojonado que no se atreve a moverse por si Juani le arrea otra vez. Juani mira mal a un paquete del IKEA y se arma solo. «Ya me monto yo, pero no me pegues, por favor».

La prueba era montar un mueble lo más rápido posible. El primero de los residentes que lo hiciera ganaba 1.000 euros.

«¿Luego cuando lo terminemos me lo puedo quedar?«, dijo Fani, que es más agarrada que lo requemao de abajo de una olla. A Fani le extirpan un riñón malo y lo pide para llevárselo a casa.

El mueble que tenían que montar era barato. Como todo en este programa. Se fueron al mercadillo de muebles y pidieron cuatro de lo más barato que hubiera.

Los cajones de María Jesús no entraban y Juani quería meterlos a hostias. A Juani le das un martillo y media mañana y te hace la cuadratura del círculo. Esta mujer tenía que haber sido herrera.

Ferre y Cristina dijeron ser los primeros en acabar, pero su mueble tenía más defectos que Cuasimodo después de ser atropellado por un tranvía.

Luego lo dijeron Fani y Cristofer, pero les faltaban tornillos por todos lados. Si esta gente montara cohetes espaciales aún no habríamos llegado a la Luna.

Al final acabaron por ganar Ferre y Cristina de nuevo.

Y MOVIDOTE ORIANA-IVÁN

Estaban una tarde cualquiera hablando Oriana, Juani, María Jesús, Maite y Cristian, poniendo verde a Iván.

«Tú dices Oriana y todo el mundo lo sabe, pero Iván González nadie sabe quién es«, dijo Oriana, que piensa que es más famosa que Los Beatles. Se pone Oriana al lado de Beyoncé y le piden selfis a Oriana, no te jode.

«A mí me dijo que no eras su novia, que sólo eras un rollo«, le dijo Maite, metiendo mierda a toda la potencia que daba el Metemierdómetro.

«Dilapidándote tu honor«, añadió Maite, que usa conceptos del siglo XVII. «Eso me lo hace un tío y le cuelgo de un pino, colega», espetó Maite, que resuelve los conflictos de pareja como un juez del Salvaje Oeste.

Y ya estaba el panorama calentito y abonado para que llegara Cristian a lucirse: «El otro día Iván me dijo ‘le he dado un rabazo y la he calmado’«.

John Kasich GIF

Oriana se fue a Iván que he visto toros salir de chiqueros más calmados y dispuestos al diálogo.

«CALLATE, QUE ME CALLES Y ME ESCUCHES, PAYASO, POCO HOMBRE, QUE TE DEN POR EL CULO, NO ME HABLES EN LA VIDA. QUE TE JODAN. NO TE QUIERO VER EN LA VIDA. OJALÁ TE MUERAS. CERDO«, le dijo.

Y luego añadió. «Que yo no estoy loca», jajajaja Solo faltó que apareciera Hannibal Lecter a decir «¡NI YO, NI YO, INJUSTICIA!»

Poco hombre era su insulto preferido. Habría que ver cuánto de hombre tienes que ser en la escala Oriana para que te respete. Y claro, en la mente arcaica de Oriana un «muy hombre» es un macho musculoso con pelazo que mira al horizonte decidido antes de ir a la batalla y tratarla a ella como a una full of Estambul.

«Le voy a desenmascarar», gritaba Oriana. Por su histeria no sé si se refería a mostrar la verdadera cara de Iván o a arrancarle la cara de cuajo con las uñas de gel.

Y claro, Iván se fue a hablar con Cristian, a decirle que no había dicho eso.

«Lo has dicho entre comillas», le dijo Cristian, que es muy de reinterpretar las cositas. «Lo siento, dile a Paco que hoy no puedo ir», para Cristian es «dile a ese cerdo miserable que no me sale de los cojones ir». Así, entre comillas.

Iván se cogió un rebote tonto y se puso violento. «Al final voy a romper la cabeza a alguien, que no me conocéis, que me estoy controlando», dijo Iván, pateando una silla. Seguro que la silla se lo merecía. Aún así, la silla prefiere eso a que la monte Juani.

«La palabra rabazo no ha salido de tu boca», dijo Labrador, defendiéndole. Rabazo no ha salido de tu boca. Gus, por favor, contente con los chistes.

«¡Sí lo has dicho, porque casualmente fue lo que hicimos», dijo Oriana. O sea, que hubo rabazo y Oriana se calmó. No entiendo nada.

Aquí el caso es que Cristian es un metepatas profesional. La gente mete la pata un poco, Cristian hasta el sobaco.

Estaba Nuria haciendo una entradilla y se veía a Cristian pasar por detrás. Si es que se mete hasta en los vídeos de los demás. Si llega a vivir en 1634 Cristian habría salido en bañador en el cuadro de La Rendición de Breda.

Y ojo, que Maite cree que se está ligando a Labrador, porque empezaron con la broma los demás y Labrador siguió el juego.

«Voy a dejarme llevar, que fluya», dijo Maite. Lo que va a fluir es una decepción gorda. Y Maite decepcionada es más peligrosa que comprobar si funciona una escopeta mirando por el cañón.

Labrador, más comprometido que por otra cosa acabó por darle un beso de pico. «Lo has hecho sintiéndolo, no? ¿De verdad? Que no quiero que sea un rollete de calor», dijo Maite. Sí, Maite. Más sentido que en Casablanca era ese beso. Está el de Klimt, el del marinero y la enfermera y luego el tuyo con Labrador.

En el segundo beso (porque todos gritaban ¡bésala, bésala!) Labrador ya ponía los labios como contraídos.

Cristian llamó a Labrador papá. Sí, tiene pelos en los huevos, pero quiere llamar papá a Labrador. Lo mismo Cristian obliga a Labrador a que lo baje al parque.

A Oriana le molestó. A ella todo le molesta. Es tan clasista que no concibe que alguien mayor, menos agraciada, pueda tener amor con un maromo joven. Oriana desprecia a la gente por si físico. Es tan profunda…

Y les montaron a Labrador y Maite una cena romántica. Una vez allí ella le dijo al maromo «me he hecho ilusión, los besos me han parecido de verdad, me he hecho mis mariposas…». No pasa nada, en el lavado de ano de por la mañana se saca las mariposas con el dedo largo.

«Estoy un poco indeciso», dijo Labrador, poniendo excusas tímidas, porque se ve cambiándole los pañales a Cristian.

«El amor me da un poco de miedo», dijo él. Sí, se estaba acojonando vivo. Le dan a elegir entre cenar con Drácula y con Maite y le da menos miedo Drácula. Antes se deja montar por Juani que por Maite.

Y chimpún.

3 comentarios

  1. Dice ser Dani

    Que viene La casa fuerte, que fuerte viene la casa.

    17 junio 2020 | 09:57

  2. Dice ser Martita

    jajaaaaj Gus!!!

    me quedo con la última frase «Antes se deja montar por Juani que por Maite» jajaajajajaajjaj

    QUE GRANDE ERES, GUS!!

    Gracias por tu blog 🙂

    17 junio 2020 | 10:28

  3. Dice ser Gema

    Acabo de leerte por casualidad, pero eres la bomba 💣💣💣
    Me encanta tu estilo porque me mata de risa.
    Utilizas como nadie el sarcasmo y la ironía.

    17 junio 2020 | 15:15

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